
Isekai
Una ojiperla estaba en una mazmorra, corriendo rumbo a un gran castillo, ¿Su misión?. Su misión era derrotar a "La Reina" Demonio.
Ella no pertenecía a este mundo, al morir fue reencarnada en este mundo. Todo empezó cuando quiso proteger a Naruto de morir a manos de Pain, trató de luchar contra el pelinaranja para salvar y demostrar su valor al rubio.
Pero fue brutalmente humillada y masacrado frente a Naruto, esto sirvió para que el rubio lleno de furia atacara a Pain, tal fue su estado de rabia que no estuvo pendiente a sus alrededores y fue derrotado por Pain.
Con el rubio malherido y derrotado, la hoja no pudo defenderse, posteriormente Akatsuki extrajo al Kyuubi del rubio. Logrando atrapar a 8 de 9 bestias. Pero con el rubio muerto al extraerle el Kyuubi, no quedaba nadie que pueda salvar el mundo Shinobi.
El mundo ninja estaba acabado, el niño de la protegía estaba muerto, pero una diosa se apiadó del rubio y lo transporto a otro mundo y le concedió un deseo, el rubio no se perdonaba no poder haber salvado a la villa que tanto amaba, por lo que deseo no tener recuerdos de su vida anterior, aparte la habilidad que eligió fue la de ser poderoso.
La diosa después de salvar al rubio, también selecciono aleatoriamente a algunos shinobis.
Uno de esas suertudas fue Hinata quien reencarno con sus recuerdos y pidió su deseo, el cual era reencontrarse con Naruto y la habilidad de no tartamudear.
Algo que asombro a la diosa, ya que la chica que eligió de otro mundo para ser reencarnado, deseo unificar un Reino y de habilidad eligió "Ganar todos sus combates"
Pero en fin, después de ser reencarnada consiguió amistades y camaradas de extrañas especies, elfos, duendes y Onis. Algunos la traicionaron, pero ella los perdono ya que estaba seguro que Naruto haría lo mismo.
Tuvo muchas aventuras en donde libero reinos, convenció a tiranos para que dejen de ser malvados, aunque lamentablemente no se daba cuenta de que la mayoría la utilizaban para conseguir lo que querían.
Así que aquí se encontraba, en su última aventura, derrotar a "La Reina" Demonio. Estaba segura de que "ella" debía tener información del rubio. Mientras avanzaba se le hacia raro no ver a guardias protegiendo el castillo de la mazmorra.
Al seguir avanzando se dio cuenta del porqué no había vigilancia, si los charcos de sangre no le mentían, todos los guardias estaban muertos. Pero por alguna razón no pudo oler el olor a sangre desde que empezó a entrar a la mazmorra.
"~ahh~ N-no t-toques e-esa ~ahhhhhhh~ par~ahh~te...parte~"
Llegando a las grandes puertas donde detrás de estas se encontraba el salón del Trono, escucho gemidos y carne chocar contra carne aparte de algunas bofetadas.
Abriendo las puertas se preparo para ver lo peor, pero no esperaba ver al chico que amo en el anterior mundo, solo que este era diferente. Era un joven de 17 años, su rostro era fino y estaba desnudo, lo único que portaba era una corona y una ¿gargantilla?, lejos de él se encontraba una especie de armadura negra con líneas rojas, aparte de una capa roja que le debía de llegar hasta las rodillas, hasta ahí parecía normal, lo extraño vino a continuación ya que portaba 9 colas saliendo de su cintura y 2 orejas de zorro sobre su cabeza. Pero su cuerpo se encontraba lleno de heridas que sanaba rápidamente.
"Eso te pasa por tomar mi alias maldita zorra"- hablo una voz femenina perteneciente a una mujer de baja estatura con un largo cabello negro negro y unos ojos carmesí, que se encontraba montando al rubio, abofeteándolo y tirando de sus orejas de zorro.
"Perdón, pero por favor no tires de ~ahhhh~ mis orejas que son muy sensibles" -pidió entre gemidos el chico, al oír la petición ella empezó a tirar más fuerte de estas.
Mientras todo esto sucedía Hinata no podía apartar la vista de los actos carnales de la "parejita" , solo podía quedarse parada, estupefacta y... humillada?
Slap
Slap
Slap
Eran los sonidos de las bofetadas que recibía el rubio por la mujer "Por ~ahh~ favor piedad ~ahhh~"- el rubio imploraba perdón pero la chica solo se concentraba en rebotar sobre su miembro y tirar de sus orejas aparte de abofetearlo de vez en cuando.
"Pides piedad pero aun así te sonrojas eh, zorra?" -exclamaba con una voz burlona mientras su sonrisa crecía al ver las mejillas sonrojadas del rubio y su respiración agitada.
La ojiperla quería correr y detener a la pelinegra pero sus instintos le decían que no la interrumpiera, que no busque problemas con ella.
Solo podía mirar como el que anteriormente era el amor de su vida, era brutalmente follado por una chica bajita que tiraba y apretaba las orejas del rubio, quería defenderlo y golpear a la ojiroja pero una pequeña y profunda parte de ella negaba todo, a esa pequeña parte le estaba empezando a gustar ver como se follaban y dominaban a la persona que amo y sigue amando.
"Nooooo, no toques mi ~ahhhhh~ cola, que e-es sensible ~ahhhhh~ - soltó un gran gemido al la chica estrujar sus colas. Solo podía gemir patéticamente con vapor saliendo de su boca.
"Dices eso pero gimes más fuerte cuando las estrujo, dime ...eres masoquista?" -preguntó cuando visualizo la gargantilla que portaba el rubio.
"Q-que?" -preguntó confuso, el no era masoquista, el torturaba a las personas que buscaban derrotarlo, aunque su rostro pareciera femenino (creo que es típico de los Isekai tener a un princeso) el era el Rey Demonio.
Pero en cambio, aquí se encontraba el, en una faceta que nunca había conocido, gimiendo como perra al sentir como Oda lo maltrataba y follaba duramente.
"No mientas, esta gargantilla que portas es de puta verdad? -hablo con burla mientras empezaba a ahorcar con la gargantilla al rubio, dejándolo sin aire, con los ojos llenos de placer y ¿devoción?, todo dirigido únicamente hacia ella.
Quien sabe talvez lo tomaría como consorte, al fin de cuentas era poderoso y guapo, y si lo conocía más a fondo podría ser su tipo, aparte de que en el tiempo en el que se encontraba en el castillo no había visto a la novia o amante del chico venir a intentar salvarlo.
----------------------------
Después de algunas horas de sexo crudo y duro entre Oda y Naruto, la pelinegra se tomó un descanso, observando el estado de la "Reina Demonio", algo que le pareció raro porque era un chico.
Pero en fin, el rubio se encontraba recostado sobre las piernas de la pelinegra, mientras ella pasaba sus dedos por su cabello y acariciaba sus orejas. Como si todo lo que pasó hace un rato no hubiera sucedido.
Fue allí cuando se dio cuenta de la otra presencia en la habitación, quien no era ni nada más y menos que Hinata, arrodillada en el suelo con los dedos en su intimidad y un charco debajo de ella.
"Oye tu, eres la sirvienta verdad?, prepárame comida que tengo hambre" -le informo a la ojiperla sin ningún tipo de pudor, no importando que ella este desnuda.
"S-si" -Respondió instintivamente a la pregunta de la ojiroja, levantándose con esfuerzo al temblarle las piernas, se marcha a buscar la cocina y prepararle algo a la pelinegra.
En las horas que se encontraba observando la sesión brutal de sexo, su mente empezaba a querer servir a Oda. Quería verla follar más veces al rubio, si eran brutales y duras mejor para ella.
Después de encontrar la cocina y preparar algo apresuradamente, se dirigió al comedor pero no encontró a nadie allí, así que se dirigió donde antes estaban, en la sala del trono.
Al llegar vio a Oda, vistiendo una corona y prendas que parecía la de una Reyna, mientras el rubio estaba detrás de ella sin querer mirar los ojos de nadie.
Así que dejo su comida y se fue de la puerta, escuchando como la ojiroja le informaba al Uzumaki como serían las cosas a partir de ahora. Con el siendo su consorte y haciéndolo mimos cuando ella lo deseara, aparte de darle ¿palmaditas en la cabeza?, eso le informo que era lo más importante aparte de obligatorio.
Fin.