![So Simp [Yandere! Uchiha Obito]](https://fanfictionbook.net/img/nofanfic.jpg)
xxxiv. condición
Naruto, esta vez, nació sin mucha dificultad y el incidente del nueve colas en realidad ni siquiera fue gran cosa porque estaban los tres legendarios Sannin dentro de la aldea y Sakumo que, para la sorpresa de Obito, era una fuerza aterradora a tener en cuenta.
Al parecer, Zetsu hizo un poco de las suyas -parece que secuestró el cuerpo de algún Uchiha de bajo rango que despertó el Sharingan o algo así-, pero Minato es un maldito hijo de puta muy despiadado con sus enemigos -y él es testigo de eso, su yo de 14 años fue completamente engañado por esa sonrisa dulce de Minato y luego fue destrozado vivo si no fuese porque la mitad de su cuerpo era masa alienígena reemplazable- y, en unos segundos, simplemente selló el cuerpo que Black Zetsu había robado -pobre Uchiha carne de cañón, agradece que Minato no tuviera las mismas células cerebrales cuando él atacó, de lo contrario, sería una versión de Kaguya masculina y mocosa con delirios de salvador y destructor- y al mismo Black Zetsu y luego simplemente lo hizo incinerar con sellos de fuego, antes de recoger las cenizas y sellarlas de nuevo.
Eerrgghh durante todo este tiempo, Obito estuvo con la amable anciana que era la abuela de Jin y la ayudó obedientemente. Incomodo, Obito miró el hogar del cual salían y a la abuelita que lo iba a llevar al mercado porque sentía que ambos necesitaban respirar un poco de aire libre en vez de que los sirvientes se hagan cargo -Nunca supo que tan rica era Jin hasta que irrumpió en su casa en su descontrol emocional y vio que la habitación de Jin era literalmente más grande que su propia casa-.
La sangre en su cuerpo se congeló al ver la fachada de la casa de Jin y su estómago cayó profundamente, se puso pálido como la parte de Zetsu de su cuerpo y sintió ganas de vomitar.
Esta era el sector donde convocó al kyubi en su primera vida, considerando que el “hogar” de Jin en realidad era más un shinden zukuri (estilo de arquitectura domestica-nobiliaria en torno a las mansiones palaciegas o aristocráticas) con un estilo más refinado como un sukiya zukuri (un estilo de arquitectura basado en la elegancia y el placer de actividades elegantes, originalmente destinado para refinados edificios en donde se realizaba la ceremonia de té), hizo que el estómago de Obito se hundiera antes de que la amable abuela de Jin lo llamara y arrastrara por todo el sector de tiendas.
Todo el mundo subestimaba a los ancianos, pero cuando querían, esos viejos costales de huesos podrían ser más energéticos que un niño pequeño.
Luego de ser arrastrado de un lado a otro por parte de la abuela de Jin, Obito volvió a la habitación de Jin y la miró dormir. Con suavidad, Obito acarició el cabello azulado de Jin y la miró descansar tan tranquilamente.
Su mente estaba jugándole malas pasadas, ¿Qué sucedía si él había sido quien mató a Jin en su anterior vida? ¿Si la razón por la que nunca la conoció originalmente fue porque la mató en la liberación del Kyubi? ¿Qué sucede si todo esto igualmente había sucedido y no era su culpa, pero él la mató en su estado comatoso? ¿Qué sucedía si…?
—Obito-kun… que sorpresa y alegría que estés aquí —habló suavemente una voz masculina a su espalda y el Uchiha se estremeció antes de ver a Sakumo, el cual le sonrió suavemente antes de acercarse y desordenarle el cabello—. Me alegro que hayas vuelto a la aldea.
—¿No dudas de que soy yo? ¿Por qué estabas tan seguro de que yo estaba… vivo? —preguntó Obito mirando al Hatake el cual se sentó en una de las sillas cercanas a la cama y miró a la niña en coma.
—Jin-chan dijo que estabas vivo, es suficiente para mi —habló suavemente Sakumo y miró a la nombrada dormir plácidamente.
—Ella… ¿Lo sabía? —Obito miró complicadamente a Jin.
—Ella lo presentía —asintió de acuerdo Sakumo—. Tal como presentía que tal vez algo iría mal tu misión del puente Kannabi o que algo iría mal en la misión de Rin y Kakashi cerca de Kiri… Jin tiene presentimientos tan poderosos… —Sakumo tomó suavemente la mano de la chica entre las suyas, mirando lo pálidas que estaban y lo pequeñas que eran sus manos en comparación con las de él.
—… —Obito miró a Jin inconsciente con una expresión oscura.
Si Jin tenía presentimientos tan poderosos… ¿No significaría que, a pesar de presentir que todo iría mal, aún así fue a la misión? No, mejor dicho, ¿Tenía siquiera la opción de negarse? Por mucho que a Obito le gustaría volver a su original idiota creyente y crédulo yo, sabía que la realidad no era así.
Incluso si Jin sabía, no tenía opción de negarse.
Incluso si su equipo quisiera negarse, no se les consideraría una exención e incluso se les llamaría cobardes, antipatrióticos y posiblemente los acusarían de traición y desobediencia al Hokage, lo que eventualmente podría llevarlos a una ejecución, depende de que humor estén los altos mandos para que sea una ejecución a puertas cerradas o publica.
—Jin-chan nunca se rindió con intentar encontrarte —habló suavemente Sakumo y Obito continuó mirando a Jin—. No hubo día en que ella dejara de pensar en ti o tu bienestar… incluso te creó un pequeño santuario en tu nombre —el albino rio ligeramente e hizo una pequeña señal con su cabeza, haciendo que el Uchiha mirara en dirección que le señalaba el hombre.
Oh… Obito nunca se tomó el tiempo de ver la habitación de Jin -demasiado centrado en comerse la cabeza auto culpándose en que todo esto era su culpa e involucró a personas inocentes en sus estúpidas andanzas descuidadas, si solo hubiera sido más cuidadoso, si hubiera pensado más en vez de actuar como un mocoso mimado y descuidado. Casi convenciéndose de que todos lo que lo rodean eventualmente terminarán muertos, ya sea por mala suerte o por su propia mano-, pero había una pequeña parte cerca de su espejo llena de fotos de ambos juntos, lo que le recordó ligeramente a cuando él le sacaba fotos a escondidas a Rin en su infancia -era un jodido acosador espeluznante sin siquiera saberlo-… solo que estas fotos eran todas de ambos juntos en algunos momentos felices o graciosos, también había varias fotos grupales.
-si en las fotos grupales su rostro estaba destacado en un brillante corazón rojo o en un rosado tan brillante que dolían los ojos con solo verlo, él no comentó nada-.
Obito sintió sus mejillas teñirse ligeramente de rojo.
—Mmm… ¿Sakumo? —una voz ligeramente siseante, pero tranquila y un poco apagada hizo que Obito mirara hacia la puerta— Y un Uchiha… —los ojos dorados del hombre perforaron su alma y Obito observó a un Orochimaru no tan demacrado como el que se unió a Akatsuki, sino más bien un hombre… normal, un poco cansado, con agotamiento en su rostro y un poco encorvado por las pérdidas a su espalda.
En todo caso, ahora que lo piensa, Orochimaru tendría algunas de sus propias razones para escapar de Konoha y estar tan obsesionado con la inmortalidad, ser un huérfano de guerra, alguien que fue tirado a la lucha constante desde joven y que todos quienes fueran sus alumnos murieran inevitablemente en la guerra… si, sin duda alguna sería difícil para él… pero ahora no se veía tan agobiado por esas cosas, quizás sea porque esta vez Nawaki sigue vivo, pero en coma o porque no tuvo que participar activamente en el frente debido a que sus experimentos eran de gran ayuda, junto con que Sakumo podría cubrir fácilmente los frentes -hombre aterrador- sin siquiera sudar o dudar y, con los nuevos prodigios crecientes de Konoha, ciertamente todos los flancos estaban cubiertos y su presencia en la batalla no era tan necesario.
Dato interesante que se comió Obito, su líder de clan también se hizo un nombre de temer y, en esta instancia, se vio obligado a trabajar más en conjunto con Minato, por lo que se pegaron quizás incluso un poco más que en su línea de tiempo original.
—¿Saku…mo? —un hombre azabache de ojos azules se acercó a la habitación y miró incómodamente a Orochimaru y a él, Obito lo examinó minuciosamente y pudo encontrar algunas similitudes de él con Jin.
Tenían una mandíbula fina, la forma de sus ojos y pestañas eran prácticamente dos copias a carbón, sus cejas eran iguales, delgadas como ligeras espadas y tenían el mismo tipo de labios, ni muy regordetes ni muy finos y ambos tenían un rostro tranquilo con algo de inocencia en ellos.
—Saku… ejem… Sakumo-san, Orochimaru-san vino con una propuesta para la… condición de Jin… —el azabache mira ligeramente entre el azabache de cabellos largos y el albino.
—Banri-san, no tienes que preocuparte por ocultar su relación, en todo caso, Jin era bastante ruidosa al respecto sobre lo bien que se veían juntos —descartó Orochimaru tranquilamente y el padre de Jin se sonrojó ligeramente mientras hacía una mueca en su rostro desviando la mirada.
—No somos tan cariñosos entre nosotros —aunque su voz fue neutra, Obito pudo distinguir un ligero tono quejumbroso en su voz y Sakumo soltó una pequeña risita.
—Sí, ciertamente. Ella dijo que era más como que su padre era un trozo de madera rígido que le daba torpes palmaditas a un cachorro extra emocionado—asintió Orochimaru y esta vez, Banri soltó una pequeña risita y Sakumo se sonrojó torpemente.
—No soy un cachorro extra emocionado —se quejó ligeramente Sakumo cruzándose de brazos y el Sannin simplemente alzó una ceja.
—Solo me estoy limitando a lo que escuché, su vida amorosa no es de mi incumbencia —descartó frívolamente Orochimaru y Sakumo sonrió benignamente.
—Tal vez debería ayudar a Jiraiya a violar tu laboratorio —Orochimaru hizo una mueca.
—Junto con Jin, creamos sellos anti-Jiraiya, es imposible que entre —siseó cuidadosamente Orochimaru entrecerrando sus ojos con sospechas mientras miraba fríamente al albino que seguía sonriendo, haciendo que varias señales de alarma crecieran en su cabeza.
—… —Sakumo solo acrecentó aún más su sonrisa y Orochimaru siseó por lo bajo lanzándole dagas al hombre.
Sakumo era un hombre de temer, si decía algo, se debería de considerar algo hecho y resuelto, tal como un samurái, cosa que él dijese que iba a hacer, es algo que se hace sin falta ni falla.
—Tks… solo venía a decirte que con ayuda de Tsunade, Kushina y Minato-sama… —Oh… Obito casi se había olvidado que ahora su sensei era el cuarto Hokage…— creamos un sello experimental que, en teoría, serviría para despertar a personas en coma… Jin tiene ideas arriesgadas, ella misma participó en la teoría principal para crear el sello.
Orochimaru miró a Sakumo y Banri, ambos hombres parecían en shock ante sus palabras y, honestamente, no es para menos. Jin tenía ideas demasiado locas, pero gracias a su genio sin igual con ideas crecientes, muchas cosas nuevas fueron creadas o están en proceso de ser creadas, el mismo sello para inducir el consciente en el cuerpo inconsciente de las personas fue algo que propuso Jin hace tres años al verlo tan afligido a él y Tsunade por el estado comatoso de Nawaki.
De hecho, la misma Jin había propuesto que los sellos del clan Uzumaki son una especie de escrituras que juegan con las leyes de este mundo y es por eso que con distintos sellos se podían lograr cosas tan masivas como revivir a los muertos -porque Orochimaru no tuvo reparos en tomar “prestado” el pergamino prohibido y mostrárselo a Jin si eso significaba alimentar más esa jugosa fuente de ideas desquiciadas y deliciosas-o crear sellos espacio-temporales.
Incluso propuso que los sellos de almacenamiento son sus propios mundos y la razón por la que no se puede albergar vida en ellos es principalmente porque no están escritos específicamente para romper tanto las leyes de la realidad de este mundo con los sellos y crear su propio mundo-dimensión alternativa, casi asegurando que la única forma para albergar vida sería abriendo una especie de brecha interdimensional o crear su propia dimensión de bolsillo después de hacer una minuciosa inspección de mundo, especificando cada detalle al más mínimo y remoto hecho, como, si no dices que el agua es trasparente o se refleja de azul, el agua podría ser negra y tener reflejos rojos.
Jin estaba loca, sus ideas eran deliciosamente jugosas, pero extremadamente complicadas y con muchos dolores de cabeza.
Demonios, incluso había cortejado al dios de la muerte de los Uzumaki con sus sellos casi siendo advertida por sus penetrantes ojos negros y blancos -Orochimaru no sabe lo que tenía en la cabeza esa idiota como para empezar a hacerle chistes al dios de la muerte a ver si se reía, ¿Tal vez su nerviosismo le pudo o algo así? Él no lo sabía, pero si sabía que, para ser tan inteligente, era demasiado estúpida-.
Orochimaru es un genio en sí mismo y puede reconocer a otro genio, tampoco es muy difícil después de todo, la mayoría de ellos tienen una obsesión compulsiva sobre algo. Él quería experimentar y descubrir los misterios de este mundo, Minato estaba obsesionado con las capacidades espacio-temporales y como podría manipular las cosas con sus sellos, Sakumo estaba obsesionado con su entrenamiento de espada y los valores de los samuráis al igual que su hijo, que se obsesiono con los lazos y la manada.
Incluso si veía a Banri como un debilucho, había visto ese brillo en sus ojos cuando hablaron sobre acciones y dinero en juego, el hombre barrió sus traseros una vez que se enteró de que habría dinero de por medio cuando Sakumo los invitó a sus amigos a una noche de póker y juegos de azar.
Tsunade, como siempre, perdió magníficamente hasta que, de alguna manera, arrastró a Jin como amuleto de la suerte -ya hace casi un año de ello-.
Extraño, pero no tan extraño cuando Jin empezó a hacerle preguntas a Tsunade hasta que la rubia se enojó y la castigó en su habitación.
Banri alegó que nadie podía castigar a su hija en su propia casa, pero al final tanto padre como Hija terminaron regañados en una habitación mientras que Tsunade amenazaba con golpearlos a todos -cosa que sin duda alguna haría-.
Mientras tanto, Sakumo miraba feliz toda la escena de caos.
—¿Mi hija puede despertar…? —habló Banri mirando a Orochimaru con una expresión llena de lágrimas.
—Enteoría, sí —asintió Orochimaru incómodamente.
Sabía que su sello era perfecto, de lo contrario, no sugeriría usarlo en dos personas importantes para él, después de todo, Nawaki era su preciado alumno y el símbolo de fe y confianza de Tsunade hacia él y Jin era su compañera de sellado que estaba completamente loca y le daba cien ideas por segundo, Orochimaru odiaría perderlos, él simplemente detestaría ese mundo perverso y perdería completamente la fe en este mundo podrido que solo le quitaba a personas importantes.
Primero sus padres, luego sus alumnos, tan solo niños…
Orochimaru negó ligeramente con la cabeza.
—¿Y los posibles efectos secundarios? —preguntó temeroso Banri, Sakumo se acercó a su costado y lo abrazó suavemente.
—No se han hecho suficientes pruebas en humanos para englobar y generalizar todos los posibles efectos secundarios a corto o largo plazo —respondió directamente Orochimaru.
—¡Entonces eso significa que mi hija podría estar en peligro si sale algo mal…! —exclamó Banri mirando afligido al azabache de cabellos largos y Sakumo lo abrazó firmemente, reteniéndolo— ¡¿Cómo te atreves a sugerir algo que no está cien por ciento comprobado con mi hija?! ¡Ella no es ningún puto experimento o rata de laboratorio! ¡¿Acaso estás mal de…?!
—Calma, calma —Sakumo apretó un poco más el abrazo en el civil—. Orochi no esa clase persona, Jin también es importante para él —habló suavemente Sakumo mientras Banri se removía incomodo en su abrazo aplastante y aprisionador—. Diría que ella es incluso una de las pocas, sino única, persona que es capaz de conectar verdaderamente con él y seguirle el ritmo estando en la misma longitud de onda que él en cuento a experimentar y crear cosas.
—Pero mi hija… —Banri miró destrozado a Sakumo y el albino sintió un dolor en el corazón mientras su pareja se derrumbaba.
Banri no había llorado en los seis meses desde Jin cayó en coma, el hombre en vez de ahogarse con su tristeza empezó a arremeter el mercado de la medicina y empezó a financiar hospitales y laboratorios con tal de encontrar alguna forma de que su hija se despertarse, Banri movió cielo mar y tierra con tal de encontrar alguna forma de sanar a su hija que no sea dudosa procedencia y sea segura para ella.
Realmente, realmente, él se encargó de barrer la nación del fuego en toda clase de medicina, incluso la alternativa y la más tradicionalista, todo lo relacionado a la medicina y médicos, Banri lo acaparó codiciosamente haciendo un auge en el área de la medicina en Konoha impulsando un avance médico sin igual en Konoha -lo que provocó que hubiesen muchísimas menos bajas en Konoha-, aun así, seis meses no eran suficientes como para encontrar la forma de despertar a alguien de su coma.
—Orochi no diría nada a menos de que estuviera seguro del resultado —habló suavemente Sakumo y acarició suavemente los brazos del padre de Jin con dulzura.
—Se teorizó que la mente de las personas en coma en realidad es prisioneras de su propio cuerpo, la razón de no despertar es una forma en que el cuerpo se autoprotege de forma excesiva en respuesta a un trauma del cual quizás la persona en cuestión no pueda asimilar por su propia cuenta —habló Orochimaru y miró fijamente a Jin—. La mayoría de las personas en coma que hemos visto han sufrido un gran trauma detrás, ya sea una posible muerte horrible o una razón que es lo suficientemente dura como para despertar un trauma en la persona y que no quiera despertar.
Sakumo calmó suavemente a Banri que se estaba desmoronando.
—Si la psique se estimulara lo suficiente, es posible que las personas en un coma pudieran despertar —Orochimaru se removió ligeramente incómodo.
Odiaba no estar seguro de las cosas, él era un perfeccionista empedernido que no buscaba más que el resultado sin falla alguna, detestaba la incertidumbre como en casos como estos en donde el resultado podría ser una gran tragedia o un milagro inesperado.
Orochimaru nunca recibió “milagros”, toda su vida estaba llena de perdidas.
Sus padres, innumerables compañeros y amigos shinobis, conocidos, incluso sus propios discípulos, todos muertos o al borde dé. Es como si todo lo vivo que tocara, se torciera de alguna manera hasta finalmente romperse.
Él no era un hombre de fe, no creía en un ser todopoderoso y omnipotente que viese, escuchase y tuviese el poder de cambiarlo todo. Orochimaru no creía en dios, Orochimaru creía en la ciencia, la tecnología y el avance de las capacidades humanas, él solo creía lo que podía ver, oír y tocar, lo tangible e innegablemente verídico.
—Con la autorización de algunas familias —Orochimaru lo habría hecho por su cuenta sin consultar, pero de nuevo, los regaños de Jin eran demasiado poderosos y más cuando venían acompañados de los golpes de Tsunade.
No es que Jin lo asustara o algo, es solo que lo obligaba a prestar atención a su regaño porque cuando ella -esa chica aterradora- sentía que iba a dejar de prestar atención, metía algunos datos interesantes que lo obligaban a escuchar antes de continuar su regaño eternamente, mezclando cosas que le interesaban y regaños, ¡Orochimaru no lo podía creer! ¡Estaba indignado! ¡Jin creó una nueva forma de regaño solo efectiva en él!
Entonces, para no recibir un regaño de Jin que podría equipararse en casi igual de condiciones a su largo discurso de cuanto amaba a un chico Uchiha, Orochimaru aprendió obedientemente límites morales y como no pasarse de la línea -no saben lo arrepentido que estaba Orochimaru de preguntarle a Jin si sentía algo por alguien luego de que surgieran como tema las conexiones y reacciones cerebrales de las personas cuando hablaban de lazos o amor. Jin estuvo parloteando durante todo un puto día y parte de la noche sobre cuento amaba a cierto Uchiha del cual Orochimaru no se tomó la molestia de aprender su nombre, porque se desconectó luego de escucharla delirar en su tercera hora-.
Tsunade solo intervenía cuando intentaba escapar del regaño y lo molía a pulpa sangrienta, si Jiraiya lo viera, seguramente se burlaría y reiría de él hasta la muerte… hasta que esas dos mujeres aterradoras fueran a regañarlo a él. De hecho, Orochimaru sospecha seriamente que Jin podría regañar tan ferozmente a Jiraiya que el hombre terminaría en un convento, como monja y castrado, repartiendo la palabra del señor.
Ugh… Orochimaru mejor decide dejar de pensar en ello.
—… utilizamos el sello que instaría a la mente a despertarse abruptamente, algunas personas tenían síntomas de mareos, vómitos, desequilibrio, dolor de cabeza, desorientación y un estado aturdido. Dependiendo de la situación en la que se encontraban antes de ser inducidos al coma, dependería de sus efectos secundarios. En algunos casos más extraños se presentó una ligera sordera o una reducción de la visión, también pequeños huecos en la memoria, sobre todo los momentos que los llevó a quedar en coma.
—Mi princesita… —Banri miraba adolorido y casi roto a Orochimaru, el cual desvió la mirada sin poder soportar mirar ese rostro que se parecía tanto a Jin, pero con diferente paleta de colores y género.
—También se presentan casos de atrofia muscular por la nula actividad durante su estadía en coma y… —Orochimaru continuó detalladamente explicando el paso a paso de lo que significaría despertar forzosamente a Jin de su coma.
Obito, que había sido ignorado desde el principio, se quedó en silencio casi como si no estuviera ahí, escuchando atentamente mientras apretaba suavemente la mano de Jin.