
Chapter 6
Si Naruto tuviera que decir de quien heredó su personalidad, admitiría que de ambos padres de acuerdo a la ocasión.
Su padre, Minato, era alguien tranquilo e incluso, un poco tímido cuando conocía a nuevas personas. Su madre podía asegurar aquello al recordar como fue que se conocieron.
Hablaba poco hasta lograr entrar en completa confianza y aún así, siempre se mostraba con la misma serenidad que en un inicio.
Su madre, Kushina, era todo lo contrario y la personalidad propia de Naruto, era igual a la de la dama cuando ya podía confirmar que el desconocido le había caído bien al punto de mantener una conversación.
Porque Kushina era demasiado enérgica, sonriente y confianzuda desde el primer minuto en que conocía a alguien, tal como lo estaba haciendo en ese momento.
Las manos de Naruto se apretaban con fuerza por el nerviosismo, porque no estaba seguro de si Itachi se estaba sintiendo cómodo con aquel acto. Los brazos de la fémina apresaban por completo el cuerpo del azabache mientras que, con una sonrisa que Naruto podría asegurar que era maternal, le daba la bienvenida.
Uchiha se mantenía casi estático en su lugar y le costó unos largos segundos corresponder el abrazo. No estaba acostumbrado a aquellas muestras de cariño de alguien más que no sean sus propios padres, e incluso de parte de Sasuke aunque el chico refunfuñara por ello.
Sin embargo, era algo completamente incómodo que lo hiciera una desconocida. De todas maneras, no podía decir que le resultara desagradable el ser recibido como si de la nada, perteneciera a la familia de su cuidador.
—Que bueno que hayan podido venir.—Habló Kushina caminando hacia su esposo, quien se encontraba de pie a unos pasos más allá de los recién llegados.— Como mi bebé sale tarde de sus clases, pensé que se negaría.—Naruto se sonrojó con aquellas palabras. La mujer sonrió aún más con emoción y apretó con un poco de fuerza el brazo de Minato.— Pero adelante, la comida se enfría. Nada mejor que conocer a alguien en un almuerzo.
Naruto había informado sobre su nuevo trabajo el mismo día en que lo consiguió. Las preguntas de parte de ambos no se detuvieron por un buen tiempo y su hijo respondió a cada una de ellas sin molestias. Ambos mayores sabían la condición de aquel joven de cabello negro, intentando aconsejar a Naruto en todo lo que creyeron necesario y de acuerdo al poco conocimiento que tenían en cuanto a una persona ciega.
Kushina los había invitado a almorzar a ambos, en parte porque quería ver a su pequeño que tenía sus horas demasiado limitadas entre sus estudios y su trabajo, por lo que creyó que sería una buena idea el hacer una pequeña reunión con el muchacho al que se dedicaba a cuidar.
En cuanto vieron como su hijo entrelazaba su mano con la de Itachi, ambos se giraron para caminar hacia el comedor donde ya todo se encontraba listo.
Naruto no podía confirmar que aquella acción se había convertido en algo cotidiano, teniendo en cuenta que era la primera vez que salía con Itachi de la casa Uchiha. Aún así, sabía que al contrario no le molestaba.
Uzumaki había tomado su mano en cuanto pusieron un pie fuera de la casa de sus jefes. No tenía idea de como hacía Sasuke para guiar a su hermano, por lo que el entrelazar sus manos para evitar que se aleje fácilmente de él, fue lo primero que se lo ocurrió.
Caminar por la ciudad no era cosa fácil, porque a cualquier hora del día se encontraba repleta de personas y lo que menos deseaba, era que aquel joven pudiera alejarse apenas unos pasos de su persona para no volver a verlo.
Su cabeza rodaría si algo como eso ocurriría y sabía que no solo Sasuke iba a ser el responsable de aquello.
Con un suave avance e intercambiando sus manos entrelazadas por la contraria para poder tomar la cintura del joven y acompañarlo por detrás de él en un intento porque no ocurra un accidente, lo guio hacia el comedor y lo sentó en el asiento junto al suyo.
A pesar de llevar una semana completa cuidándolo, Naruto no estaba seguro de todo lo que podría hacer realmente Itachi. Sabía que era un joven independiente dentro de su propio hogar, porque se había quedado solo demasiadas veces como para no confirmarlo.
Sin embargo y de acuerdo a las palabras de Mikoto, el hecho de la comida era algo complicado, porque acostumbraba a comer la comida que pedía y en el caso de estar con sus progenitores, no podía asegurar de que manera accionaba Itachi.
Se había convertido en una pequeña costumbre para Naruto el entregarle sus alimentos cortados para que pudiera disfrutarlos a gusto. Itachi nunca protestó por ello, por lo que era un hecho lo poco que le molestaba.
En cuanto su madre posicionó el plato con los alimentos frente al azabache, Naruto lo tomó con rapidez comenzando a cortar la carne mientras que Uchiha solo esperaba pacientemente porque su cuidador le diga que podía comenzar a comer.
A veces, Itachi podía decir que se sentía como un perro esperando por las órdenes de su dueño, pero ciertamente, no podía hacer todo por si mismo al no ser consciente de que cosas tenía frente a él.
Utilizar un cuchillo no estaba dentro de sus planes, teniendo en cuenta la vez que discutió con su padre para que se lo permita y terminó refunfuñando con un corte en su dedo índice mientras esperaba a que Fugaku terminara de limpiar la herida. Odiaba no poder ser completamente independiente al punto de valerse por si mismo, porque a pesar de encontrarse en medio de la oscuridad desde que tenía memoria, tendría que ser lo suficientemente capaz como para hacer las mismas cosas cotidianas y sin importancia que hacían el resto de las personas, como por ejemplo, cortar sus propios alimentos. Eso le resultaba verdaderamente frustrante, pero no había nada que pudiera hacer si no quería amputar su mano algún día.
Sintió la mano de su cuidador sujetar su muñeca, elevándola hasta que sus dedos tocaron la cuchara que se encontraba junto a su plato.
—¿Quieres quitarte los lentes?—Naruto preguntó solo para asegurarse de que si lo hacía, se sentiría completamente cómodo.
No quería presionarlo en nada con personas desconocidas para él. Si Itachi deseaba mantener el objeto en su lugar, él no se negaría.
Sabía que tanto Minato como Kushina no iban a hacer comentarios desagradables al respecto, ni tampoco se sorprenderían al conocer la situación, demasiado distinto a lo que había ocurrido con él mismo. Aún así, no estaba seguro de que tan cómodo se sentía Itachi haciendo aquello.
Sin embargo, el chico asintió tomando las gafas entre sus manos para extendérselas a su acompañante. No era algo que realmente cambiara o afectara en él, pero su madre le había dicho muchas veces lo maleducado que se vería con sus ojos tapados por los lentes negros cuando junto a su familia no llevaba nada que pudiera obstruir la vista de los demás hacia su rostro.
—Cuéntanos, Itachi.—Kushina habló sin tomar importancia real al color de sus ojos, cosa que el azabache agradeció internamente.— ¿Estás estudiando actualmente?
El joven negó tanteando con cuidado frente a él hasta encontrar su vaso de agua correspondiente. Bebió un sorbo y lo colocó en su lugar nuevamente.
—No lo hago por el momento, pero si tuviera que elegir una carrera, creo que me gustaría estudiar psicología.—Naruto elevó una ceja al voltear a verlo.
—No creí que algo como eso te gustaría.—Comentó.
—Bueno, ciertamente no puedo estudiar tu carrera.—Respondió con tono cantarín que provocó una sonrisa en los presentes.— A menos que te cortes un dedo y no tengas problema en que lo suture en tu frente.—Naruto rio.— Dejando eso de lado, me interesa la comprensión humana y los procesos mentales que experimenta cada persona.
Naruto frunció el ceño, recordando la primera vez en que ambos se conocieron.
—¿Crees poder hablar con las personas la primera vez que se presenten ante ti?—Preguntó el rubio con una sonrisa. Itachi pudo reconocer la burla en su voz.— Tu timidez no te hace alguien de muchas palabras.
—No creo que puedas decir eso cuando tú eres tímido, cariño.—Habló Minato, sonriendo en cuanto vio como en el rostro de su hijo casi se leía la palabra "traición" en grande.
Itachi rio.
—Tu padre está en lo cierto, no puedes burlarte de mi cuando casi lloras al tener que esperar el regreso de Shisui y Sasuke cuando nos conocimos.—Naruto sintió su rostro enrojecer sin querer observar a sus padres soportando la risa.
Itachi sonrió al oír la primera carcajada de parte de Kushina, siendo seguida por Minato y las palabras de su cuidador en un intento por hacerles entender lo que había ocurrido en ese entonces.
Sabía perfectamente que el chico intentaba no elevar el tono de su voz cuando se encontraba a su lado, porque Naruto ya había sido advertido sobre los sensibles oídos de Itachi al desarrollarse aún más cuando su vista se perdió.
Itachi se sentía completamente relajado ahora. Los padres de Naruto no se parecían en nada a los amigos de sus propios progenitores, porque le habían dado una bienvenida agradable y habían conversado con él sin darle importancia al asunto de su vista.
Uchiha lo agradecía. Se sentía cómodo, conoció a personas nuevas que en el fondo de su mente, pensaba en que sería agradable presentarles a sus padres para que supieran el tipo de personas que sería bueno recibir en su hogar.
Kushina era una mujer charlatana y simpática. Se emocionaba cada vez más con cada pregunta que le hacía para conocerlo en profundidad y a Itachi le gustaba poder hablar y ser escuchado sin oír las típicas frases que en más de una ocasión había oído.
—"Que lastima que tu vista te lo impida".
—"Es una pena que no puedas ver. Tienes mucho potencial".
—"Sería maravilloso que trabajes en la empresa junto a tu padre. Es una lástima que no tengas ese tipo de oportunidades. Lo siento mucho".
En lo personal, Itachi podía decir que todos eran unos malditos hipócritas y podían irse a la mierda. ¿Desde cuándo debían tener lástima porque no podía ver? Nada le impedía estudiar, porque había aprendido demasiado de los libros en braille que su padre le había regalado.
¿Desde cuándo el hecho de ser no vidente era algo de lo que los demás se tuvieran que disculpar? Oía a la perfección cada palabra que decían de él, hablaba sin problemas cuando le preguntaban directamente e incluso, cuando no lo hacían y él solo quería dar una opinión.
Ninguno sentía ese sentimiento de culpa al decir "lo siento" e Itachi sabía que no tenían porqué sentirlo, teniendo en cuenta que nadie había sido el culpable de su vista. Aún así, pensaba que por la única razón por la cual se lo decían, era por el simple hecho de que se sentían mejor con ellos mismo. En conclusión, la mayoría eran unos malditos hipócritas.
Y por segunda vez, se sentía bien estando allí con personas que apenas había conocido, teniendo en cuenta que la primera vez en que se sintió realmente agradable al conocer a alguien más, tenía solo ocho años y se trataba de los padres de su mejor amigo. Y no es que sea por el hecho de que eran adultos, porque las frases que había oído en muchas ocasiones, eran de las amistades de sus padres.
Sin embargo, se sentía agradable poder conversar con alguien más que no saque a relucir el tema de su vista, porque entonces, la visita se terminaría y le pediría a Naruto que lo lleve de vuelta a su hogar.
Y no es que le molestara realmente que las personas hablen de sus ojos. Es decir, no le molestaba que pudieran preguntar sobre cuando perdió su vista o que cosas puede o no hacer con su condición, sabiendo que esas preguntas solo pueden hacerle notar la curiosidad de los demás. Itachi respondería con amabilidad mientras no comenten nada como si se le hubiera muerto un familiar.
El azabache salió de sus pensamientos cuando sintió la mano de Naruto sujetar la suya.
—Nosotros nos retiramos.—Habló el rubio poniéndose de pie.— Tengo que hacer tarea y aprovecho para buscar el libro de fisiología médica que olvidé en mi cuarto.
Itachi lo siguió sin emitir palabras. Sentía el cuidado con el que Naruto lo guiaba para evitar que se tropiece con algo y como su mano era apretada con suavidad cada vez que debía elevar una de sus piernas para subir un nuevo escalón en dirección a la segunda planta.
Podía sentir aquel aroma inundar sus fosas nasales y si bien sabía que era el cuarto del rubio, solo porque se encontraba perfumado por el mismo aroma que Naruto siempre portaba, no entendía como se mantenía allí si pensaba en que su cuidador vivía en las habitaciones universitarias.
—El día que te gradúes, agradeceré haberte conocido antes.—Naruto volteó a verlo confundido por aquella frase.— No quisiera que por ser tímido, tus nervios se presenten y vayas a cometer una negligencia conmigo.—Bromeó.
Uzumaki se aproximó a él sujetando su libro en una de sus manos y con la otra, entrelazando su mano con la contraria. Empujó con suavidad el hombro del azabache mientras una sonrisa divertida aparecía en sus labios.
—Solo por eso, te trataré mal cuando seas mi paciente.—Comentó con burla.
Ambos bajaron los escalones con cuidado e Itachi sintió como sus gafas fueron colocadas nuevamente en su rostro.
—Esperamos que puedas volver en algún momento.—La voz de Minato se escuchó cerca y supuso que había sido él quien colocó el objeto en su lugar antes de salir.— Es bueno poder estar un rato con nuestro hijo y ha sido verdaderamente agradable conocerte.
Itachi sonrió con amabilidad.
—Les agradezco mucho el haberme recibido.—Respondió con voz suave.— Espero que podamos encontrarnos pronto.
Ambos jóvenes salieron de la casa, dejando atrás el agradable momento que habían compartido con los padres de su cuidador.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!