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Con la caída del atardecer, a medida que el sol se acercába al horizonte y la tenue luz a tonos anaranjados tintaba los cielos de sunagakure un suspiro cansino se coló de entre los labios de la medic ninja de cabellos rosas, quien detuvo su andar cautivada por aquel bello espectáculo de la naturaleza mostrándose atreves de los grandes ventanales, perdida entre los tenues rayos que iluminaban los largos pasillos del área médica de la torre del kazekage, Sakura siempre acostumbrada a los atardeceres más fríos de Konoha, con frecuencia solía olvidar lo hermoso que podía lucir la tierra del viento, sobre todo cuando pensó que no volvería a ella nunca más.
Había perdido la noción del tiempo, pues tan pronto había arribado a la aldea, tuvo que atender el ingreso a cirugía de emergencia del kazekage a primeras horas de esta mañana, no había tenido tiempo de distractores, pensar en nada más que no involucrase un montones de instrucciones y atenciones médicas, no era hasta este momento que con la mirada perdida sobre la forma en que la distinción entre cielo y las arenas se perdían, noto cuan tarde se había hecho ya, un suspiro cansino abandono su pecho, esta vez relajando sus hombros, con la adrenalina abandonando su cuerpo, deseaba serenar el fuerte latir de su corazón, intentaba deshacerse de la angustia que se plantaba pesadamente sobre su pecho y que pese a sus esfuerzos, solo aumentaba ante la incertidumbre de lo que esperaba a su próxima tarea.
Todo había comenzado al menos de dos noches atrás, desde que Naruto en su aun reciente puesto como Hokage le encomendara lo que llamo una asignación personal, se necesitaba auxilio médico urgente para el kazekage y su guardia, quienes habían resultado gravemente heridos al regreso de su viaje a kumogakure, parte de una emboscada, al parecer se trataba de un atentado de una célula terrorista que según los informes de anbu, estaba compuesta por shinobis fugitivos de suna, inconformes con el régimen actual y planeaban un golpe de estado.
Era de sorprenderse que pese a las habilidades y fuerza del kazekage y sus guardias, la batalla les había dejado sumamente heridos, otros no habían sido tan afortunados como para llegar a la aldea y habían perecido causa de la gravedad de sus heridas dentro del barco en que viajaban, por supuesto que tenían médicos en suna, quienes brindaron los primeros auxilios, sin embargo, la familia y los ancianos del concejo que estaban muy preocupados por el delicado estado de salud en el que se encontraba su líder, querían brindarles la mejor atención médica y que era mejor que considerar a la talentosa alumna de la quinta hokage, en palabras de la mayor de los hermanos Sabaku no, Temari ahora residente de la hoja gracias a su matrimonio con Shikamaru, había extendió su petición.
Consternada por la noticia y bajo su juramento como ninja médico, había aceptado sin objeción alguna, nunca negaría a nadie su ayuda, esto no se trataba de asuntos políticos, Konoha ayudando a Suna, eran amigos, si estaba en sus manos la vida de uno de sus amigos cercanos, lo haría. Incluso si eso significaba remover algunas cicatrices de su pasado. Había sido así que simplemente había empacado lo mejor y rápido que pudo para ella y su pequeña saliendo tan presurosa como podía en compañía de la familia de la hermana mayor del kazekage de vuelta a su aldea natal.
Sakura era consciente que debía dejar de lados sus sentimientos y concentrarse en no más que su deber profesional, esa era una de las primeras lecciones que Tsunade-sama había confiado en ella, pero ¿cómo podría hacerlo? Justo cuando estaba a punto de rencontrase con el hombre del que se había enamorado profundamente y tuvo que dejar a causa de una promesa.
¿Cuánto tiempo había pasado ya desde su última visita? ¿hace cuánto tiempo que ambos no se veían? Intento recordarlo, ¿cinco años? ¿seis? La presión que retumbaba sobre su pecho, lo recordaba, por supuesto que no lo olvidaría, incluso el ahora recordarlo, rompía su corazón como aquella vez, su última noche en suna había sido bajo un atardecer como este, después de la bella cena de despedida en celebración tras la inauguración de su más grande proyecto; la primera y nueva sede ‘La clínica mental infantil de sunagakure’.
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Se encontraban de pie en la terraza, a lo alto de la torre del kazekage, totalmente absorta sobre el dorado del atardecer, el sol comenzaba a ocultarse, como si con ello huyera a darle una respuesta a su dilema, dándole la espalda ante su pronta partida, mordió levemente su labio inferior, intentando contener las lágrimas que comenzaban a aguar sus jades orbes, dejo la forma en que el sol calentaba su piel y la arena al volar rosando su mejillas, consolarla, antes de que tuviera que bajar a empacar su equipaje.
—¡Aquí estas!, ¿disfrutando de tu ultimo atardecer? Estaba buscándote, es tu última noche aquí, y si no te conociera diría que estas evitándome dulce cerezo.
Sakura sonrió amargamente ante el tierno apodo del hombre que irrumpía tranquilo detrás de ella, con la cabeza gacha en un torpe intento de ocultar su rostro inmediatamente limpio la pequeña lagrima que sintió deslizarse por la comisura de sus ojos, no quería que le viese derramar lagrima alguna.
— no, yo…solo necesitaba de un poco de aire fresco, no estoy acostumbrada a tanta atención allá abajo. — respondió la pelirosa, esperando que con aquella respuesta pudiera engañarle.
Un momento de silencio se plantó entre ambos, fue entonces cuando la kunoichi supo que su burdo intento fracaso, por supuesto que no lo engañaría, no a él, siempre había sido muy bueno para leer a las personas, pese a que se jactaba de negarlo y afirmar que no las entendía y por ello prefería los títeres, quienes eran mucho más fáciles de tratar, sabia ella era un libro abierto y comenzaba a desojarse.
No estaba lista para esta despedida.
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—Es muy bello ¿no lo crees?, no hay atardeceres así en Konoha, si te soy honesta, es una de las cosas más extraño de casa — se hizo notar una fémina voz por detrás de la pelirosa.
Interrumpida en sus cavilaciones, de vuelta en el presente, sorprendida Sakura poso su vista sobre su nueva acompañante, no había notado en absoluto a la fémina figura quien se había dirigido hacia ella seguramente extrañada por verla parar a la mitad del corredor.
—¡Temari-!, y-yo…perdona me distraje un momento…— intento excusarse en su retraso, tratando de evitar la marea de sentimientos que comenzaba a embargarle.
Ahora que lo recordaba, debía informarle sobre el estado de la operación y simplemente había estado perdiendo el tiempo, metida entre sus pensamientos, egoístamente había tratado de posponer unos minutos más su próximo destino, cuando seguramente su amiga estaba preocupada por lo que había sucedido con su hermano.
— Gaara estará bien, hemos pasado el riesgo de pérdida, su hombro se recupera pronto y con toda movilidad, aunque un necesitara terapia y descanso para ello, le he aplicado un ungüento medicinal sobre las quemaduras en su pecho, ahora mismo duerme y las enfermaras lo trasladaran a su habitación dentro de unos minutos— hablo informando sobre las buenas noticias, mientras le otorgaba una pequeña sonrisa, esperando que disimulara con ella la tristeza que la embargaba, después de haber estado peligrosamente cerca de aquellas memorias.
—Muchas gracias Sakura, no tenía duda que así seria, Gaara estaba en buenas manos, se que no es todo, pero nos aseguraremos que reciba el descanso que necesite, mi hermano pudo perder su brazo esta mañana y ahora le has salvado y por ello te estoy muy agradecida.
Expreso la rubia que pese a sus frecuentes seños fruncidos y carácter un tanto oscos, miraba a la kunoichi con ojos vidriosos, intentando retener sus lágrimas, denotando la preocupación que había estado guardando. Sakura enternecida por sus palabras, buscando confortarla, tomando gentilmente las manos de la rubia entre las suyas, le interrumpió.
—No tienes nada que agradecerme Temari, hago lo mejor que puedo y con mucho gusto, sé que son tu familia, pero tanto para Naruto y para mí, ellos son amigos queridos y si en mis manos esta su bienestar siempre hare cuanto esté en mis manos… en cuanto a Kankuro…—hizo una pausa nerviosa, sintiendo el cosquillar de sus labios al pronunciar de nuevo su nombre — Acaban de informarme que ha despertado yo iba c-camino a revisarle, ¿porque no vamos juntas? — termino explicándose un tanto incomoda, evitando vagamente la mirada de su amiga mientras emprendía de nueva cuenta su andar por el corredor, seguida por un lado de la mayor de los hermanos, quien asintió levemente.
Para Temari el comportamiento renuente y el nerviosismo mezclado en la voz entre aquellas últimas palabras de la kunoichi a su lado, no pasaron desapercibidas, presentía algo estaba incomodándole y tenía sus sospechas que ese “algo” llevaba nombre y apellido. Sabaku no Kankuro.
Gracias a su padre había aprendido a leer a las personas, no era ninguna tonta, cualquiera con un par de ojos podría notarlo, pese a no ser amigas cercanas como si podía decirse de la joven Yamanka ex compañera de su esposo, hacia tanto tiempo de conocerla que podía diferenciar cuando algo no andaba del todo bien con ella, sobre todo si asuntos del corazón se trataban.
Por supuesto tenía sus sospechas y aunque no tenía los detalles sobre aquello que había sucedido entre su hermano y la joven Haruno, presentía pese a los años trascurridos seguía siendo un tema difícil de tratar, después de todo había sido testigo a través de los años, justo después de aquel incidente de akatsuki con Gaara la manera en que ambos se había acercado, excusados sobre el conocimiento de “control de chakra y los venenos”, recordaba la forma en que la partida de la estudiante de la godaime, Kankuro pasaba horas redactando cartas que llevaban a la medic ninja como destinatario, incluso les había visto tomarse de la mano distraídamente durante un par de ocasiones, así como aquellos detalles podría recordar cientos más donde su la cercanía de ambos tenían juraría había ido más allá de una amistad u coqueteo alguno.
De pronto así sin más, de la noche a la mañana, aquello se había desvanecido.
Recordaba a su hermano dejar de sonreír de aquella manera tan particular, esa que era tan alegre, que cuando abandono su rostro le había parecido marchitarse, cuando en las juntas del consejo se mencionaba a konoha su ceño se fruncía y simplemente parecía enfadarse sin razón particular, tampoco le había visto estar detrás de las kunoichis aldea u interesado en alguna otra mujer, algo había cambiado en él, por la forma en que evitaba en la medida de los posible visitarla en Konoha, el preguntar sobre sus amistades se había vuelto una mera formalidad, no tenía interés alguno en saber de la vida de nadie, sobre todo cuando hubo una época después de la gran guerra que en la que cuando se encontraron distanciados el no paraba de preguntarle cualquier detalle sobre la alumna del Rokudaime Hokage, incluso recordaba la misma Sakura programar cada vez más frecuentes viajes a Sunagakure, entre pretexto diplomáticos, el establecimiento del hospital infantil solo había sido una de tantas. Por alguna razón ambos simplemente habían decidido desaparecer de la vida del otro y aunque no tenia prueba alguna estaba segura que el comportamiento de la medic ninja, estaba relacionado.
Ambas mujeres caminaron en silencio por el corredor, desde la sala de cuidados intensivos hasta el área de habitaciones que fueron adecuadas para el tratamiento médico de los hermanos, el eco se sus pasos al andar se detuvieron frente a una gran puerta corrediza, que conducía finalmente a su destino, con reserva y su mano esperando sobre el pomo de la puerta, en espera de su aprobación, la ahora señora Nara dirigió su mirada a la mujer junto a ella, brindándole un momento antes de entrar, esperando se centrase sobre su papel profesional y mantuviera sus sentimientos a raya antes de su próxima tarea.
Controlando finalmente el temblar de sus manos escondidas dentro de las bolsas a los costados de su bata blanca, tras una inhalación profunda que desembarco en una tenue sonrisa, la kunoichi de cabellos rosas, asintió ante la pregunta silenciosa que formulaba el rostro de la Nara, tras verle asentir, de inmediato abrió paso atreves de la puerta.
Ahí estaba el, sentado con una dificultad palpable a orillas de la camilla, apenas vestido con el par de pantaloncillos negros seguramente parte restante de su uniforme shinobi, su torso desnudo se encontraba cubierto de vendajes, que cubrían sus heridas, débil y con manos temblorosas, intentaba arrancar la vía intravenosa de su brazo derecho.
—¿Temari? —
Sakura escucho la voz seca y quebrada de Kankuro rompiendo el silencio en la habitación.
— Kankuro, ¿qué diablos que crees que estás haciendo idiota?, no debes de moverte en tu estado — reprendió la mayor de los hermanos, apresurándose a su lado, intentado que volviese a reposar sobre la cama, dejando al descubierto a la mujer tras ella.
Con un escalofrío recorriendo su columna los jades orbes de la pelirosa se plantaron sobre él, aun inmóvil bajo el marco de la puerta, podía verle temblar producto del esfuerzo que seguramente le costaba mantenerse en esa posición, no pudo evitar embocar a su memoria la última imagen que tenia de él, en verdad había cambiado mucho desde la última vez, ya no era aquel joven shinobi que había conocido, ahora lucia más alto, de hombros y torso anchos y fornidos, seguramente producto de arduo entrenamiento, lejos de ser aquel muchacho de silueta atlética, poco común para un maestro en títeres.
Fue entonces cuando su vista se posó sobre el rostro del hombre frente a ella, lo que confirmo todo aquello, de pronto sintió el peso de años trascurridos sobre ella, su cabellera marrón ligeramente más corta y desalineada, resaltaba bastante mejor de su rostro que, aunque molido entre rasguños y raspones denotaba a madurez de sus rasgos, las líneas sobre sus ojos y la comisura de sus labios se asentaban.
—no, no lo entiendes, su brazo,Temari t-tengo que ver a Gaara, el…—
Respondió Kankuro agitado, posando esta vez su vista al frente, pronto su rostro con el ceño fruncido y dientes apretados que delataban en su malestar, cambio viéndose interrumpido ante la auténtica sorpresa, sus ojos se agrandaron y su respiración se entrecorto aún más si es que era posible, tan pronto noto la presencia de la medic ninja de Konoha en sus aposentos.
—¿S-Sakura? —
Con su nombre saliendo de los labios del marionetista una vez más, la pelirosa finalmente reunió el coraje y hablo mientras se adentraba a la habitación acercándose a la camilla, mirando al hombre que había sido fuente de sus angustias las últimas noches.
—Deberías tomarlo con calma, todavía estas muy débil, acabas de despertar, después de días inconsciente, no puedes sacar la intravenosa, la necesitaras unas noches más, en cuanto Gaara está bien, no debes preocuparte acabo de estar con él en cirugía, le tomara un tiempo recuperarse, pero está fuera de peligro.
Sakura no supo si fue su presencia, las palabras que le había dirigido o si simplemente había perdido las fuerzas para pelear, lo que hicieron que el jounin de la arena simplemente dejará el forcejeo y se dejase recostar de nueva cuenta, aunque esta vez prefería estar sentando, reposando su espalda sobre el respaldo de la camilla. Ella podía notar la confusión en su rostro desencajado, lo irregular que su respiración y en la forma tragaba en seco continuamente le delataban.
No lo juzgaba a decir verdad si no fuera por lo bolsillos de su bata, el también podría haber notado la manera en sus manos parecía vibrar en nerviosismo, sin embargo, debía ser fuerte, había venido a hacer un trabajo y debía cumplirlo. Acercándosele, lentamente, con cautela, sacando finalmente las manos de entre sus bolsos dejo a las yemas de sus dejos rosar la bronceada piel sobre los hombros del marionetista, antes de ajustar el instrumental medico en su brazo, bajo la mirada escrutadora del hombre quien permanecía inmóvil aun sin poder creer lo estaba delante de sus ojos.
Kankuro llamo a su hermana en busca de una respuesta, necesitado confirmar que no estaba delirando, al borde de su muerte.
—…Temari, ¿qué está haciendo ella aquí? — Parecía un niño enfadado, exigiendo respuestas ante su confusión.
—Los ancianos del concejo y yo le pedimos a Sakura que acudiese en apoyo médico, para atenderlos a ti y Gaara, estábamos muy preocupados— Temari respondió prontamente, el cuestionamiento de su hermano, quien aún permanecía aun lado de la camilla, con una mano sobre el hombro de su hermano.
El hombre no respondió, simplemente cruzo los brazos sobre su pecho, tratando de alejarse del tacto de la pelirosa y miro obstinadamente hacia otro lado, procesando cada una de las palabras que la kunoichi había pronunciado.
Sakura permaneció estática, sin intentar reanudar contacto alguno, estaba claro que no quería que lo hiciera y no lo forzaría, sospechaba su presencia no sería bien recibida por él ya estaba preparada para ello y no lo culpaba, podría odiarla estaba en todo su derecho, después de la forma en que todo había terminado, sin embargo, una parte de ella quería gritarle que no era el único que sufría a su encuentro que también le dolía es que ¿acaso no notaba cuan preocupada había estado desde que entero del altercado, las bolsas sobre sus ojos producto de sus desvelos a causa del terrible miedo que sintió de perderlo cuando le informaron que llevaba días inconsciente y no tenía pronostico alguno de despertar, mas se mantuvo callada.
Fue tras lo que pareció un eterno momento de silencio que el susurro apenas audible de Kankuro se hizo notar
—ya veo, entonces Gaara está bien…eso es lo único que importa.
Sakura no había esperado aquello, esperaba tener que pedirle a Temari interviniese de alguna forma para realizar su deber, sin embargo, esta pequeña apertura que estaba dándole le animo a explicarse de nuevo.
—Kankuro, espero que me permitas revisarte a ti también, no tomare mucho, solo intento asegúrame de que estés bien, necesito corroborar que no existe algún daño neurológico, después de eso, me marchare.
Ella le observó expectante mientras luchaba con la oleada de emociones que recorrían su pecho y amenazaban con formar un nudo sobre su garganta.
—Está bien…—
Declaro el morocho, esta vez en un tono suave y menos osco, después de posar la vista sobre las esmeraldas perlas de la medic ninja, bajo su guardia, relajando su postura, colocando sus brazos sobre sus costados fue entonces que Sakura noto el rojizo tinte con el que las vendas sobre su abdomen se pintaban, muy seguramente se había abierto alguna de las suturas en su fallido intento por levantarse.
Olvidándose por completo de la otra presencia en la habitación, ante su acuerdo tácito sin perder la vista de las acciones del otro con una sonrisa amarga sobre sus rostros, conscientes de lo sucedido, ambos asintieron, no se necesitaba palabra alguna, él ya había brindado su consentimiento de atenerlo y ella así lo hizo, Sakura acercándose nuevamente dentro de su espacio personal, concentrada su tarea se deshizo de los viejos vendajes, limpiando la sangre que provenía del profundo corte de lo que parecía una puñada de una gran espada sobre su abdomen, sabia debía tener cuidado pues según los informes tenía varias costilla rotas que podían complicar el tratamiento, con cuidado el verde resplandor de las palmas de la kunoichi, producto de su ninjutsu medico calentaron el costado del castaño, no sería lo suficiente para cerrar por completo, pero al menos pararía el sangrado, minutos más tarde limpio y cambio los vendajes, también le permitió revisar la respuesta de sus pupilas y poner de nuevo la intravenosa con una bolsa de suero nueva antes de alejarse por completo.
Aquella escena bajo la mirada escrutadora de Temari quien sin perder de vista los gestos y miradas que sus acompañantes se dirigían, sintió su corazón apretarse sobre su pecho ante lo que solo podía imaginar reflejaban lo doloroso del rencuentro entre su hermano y el ninja médico.
— He terminado, todo parece indicar que estas recuperándote bien, las costillas fracturadas y la herida sobre tu abdomen tomaran un tiempo pero sanaran con reposo y un par de sesiones más de mi jutsu médico, me preocupaba el daño neurológico, pero tus pupilas dilatan y tus reflejos parecen funcionar correctamente, el veneno al que fuiste expuesto no parece tener efectos adversos, parece desde tu enfrentamiento con Sasori has desarrollado una buena resistencia a ellos, aunque debemos seguir vigilando, esta noche pediré a una de las enfermeras que este atenta a lo que necesites, las próximas horas, intenta descansar, pero no vuelvas a dormir no en al menos en un par de horas.
Declaro largo y tendido la voz de la joven medic ninja, quien ahora enfrascada en un rol nada menos que profesional, ignoraba la tensión dentro de la habitación, Temari sabia sus palabras eran serias, aunque había una calidez y afecto sobre el tono en que hablaba que delatan el corazón de la pelirosa, posando la vista sobre su hermano, también noto algo, que aunque parecía ignoraba sus palabras, ella podía ver que también se había visto afectado, sus ojos denotaban un dejo arrepentimiento.
Sakura sin dar tiempo a responder por aquello, cumpliendo su promesa y tal y como lo había mencionado tan pronto como sus instrucciones terminaron, dio media vuelta y emprendió su salida de la habitación, tomando desprevenida a la mayor de los hermanos que aunque quería quedarse y charlar con su hermano, la tensión palpable que había estado en la habitación, tan solo unos momentos antes, le impulsaron a seguir a la pelirosa, saliendo sin despedirse, ya volvería después y hablaría con hermanos ahora que sabía se encontraba bien y fuera de peligro, tenía una situación que apremiaba su atención.
Logrando alcanzarla un par de puertas mas adelante sobre el pasillo finalmente le llamo.
—¡Sakura,espera! Voy a llevarte a la habitación que se ha preparado para ti y Sarada, estoy segura que deseas descansar después de la cantidad de chakra que has gastado en la cirugía.
—Si, muchas gracias por la hospitalidad, mi pequeña y yo se los agradecemos, sobre todo a Shikamaru quien ha estado al pendiente del cuidado de Sarada.
—No te preocupes, es lo mínimo que podemos hacer después de lo que estas haciendo por mi familia, además a Sarada le gusta pasar el tiempo Shikadai y Shinki creo que le hacen buena compañía, así logra estresarse menos de toda esta situación.
Sakura asintió y siguió charlando sobre lo bien que sus hijos compaginan con el otro, ambas kunoichis emprendieron camino a lo largo de la mansión del kazekage, alejándose del área médica, rumbo a las habitaciones personales de la familia.
—Aquí es…
Señalo Temari deteniendo su andar, frente a la puerta de una habitación, que de inmediato Sakura reconoció como su vieja habitación, aquella misma que había ocupado en cada una de sus estancias en suna como dignatario extranjero Ante al asombro de la pelirosa, la mayor de los hermanos sabaku no, agrego esperando con ello preparar el terreno para preguntar al respecto aquello que ya no podía callar más.
—Kankuro les ordeno se mantuviera intacta, tan pronto te marchaste, las pertenencias que olvidaste siguen ahí, ha pasado un tiempo, pero la servidumbre se ha encargado de mantenerla limpia.
—E-el de verdad hizo eso…— respondió la kunoichi estupefacta ante sus palabras.
—Sakura…Espero que no me lo tomes a mal, pero me gustaría hacerte una pregunta, quizá estoy metiéndome en algo que no me interesa, pero he notado que en cuanto a kankuro algo ha estado incomodándote, no has pasado segundos más de los necesarios en su habitación y pensé que ambos se llevaban bien, ¿acaso mi hermano hizo algo para incomodarte?
—No, no es nada de eso Temari, solo es complicado…nosotros tuvimos una discrepancia, pero todo está bien, de verdad.
— Esta bien, no tienes por qué decirlo, solo quería asegurarme que no fuera ningún inconveniente, hace un momento el no parecía muy dispuesto a le atendieses…como sea confió en que aun recuerdas, donde se encuentra todo, pueden tomar lo que sea siéntete como casa, descansa Sakura y de nuevo muchas gracias.
Se despidió la joven Nara, dando la media vuelta dejando finalmente a la pelirosa entrar a la habitación, donde para su sorpresa, sobre la gran cama a tamaño queensize y con el aire condicionado encendido, se encontraba durmiendo plácidamente su pequeña hija, quien seguramente había caído rendida aun agotada por el ajetreado camino al que al que la había arrastrado dos noches atrás, con ternura deposito un beso sobre su frente y acaricio un mechón de su cabello antes de exhalar con fuerza, dejando salir el aire que no sabía estaba conteniendo.
Finalmente, bajo aquellas cuatro paredes con la mente en blanco, comenzó a desvestirse, preparándose para acompañar a su hija al mundo de los sueños, aquella habitación solo le traía aún más recuerdos, soltando con sus prendas aquella fuerte fachada de la doctora Haruno, cambiándola por una camisola holgado, que marcabas la cresta Uchiha a sus espaldas, se permitió ser solo Sakura, no la kunoichi, si no la mujer, que tenía el corazón roto, entro a la cama, con el sentimiento burbujeante sobre su pecho dejo correr finalmente las lágrimas que había estado intentado contener.
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Kankuro avanzo un par de pasos, los suficientes como para que sus hombros rosasen y su cercanía el olor a madera que desprendía de sus ropas inundaba sus sentidos, era extraño como para ella aquel joven gozaba de una extraña calidez y simpatía que resultaba envolvente y acogedora muy diferente a la frialdad e indiferencia de aquel morocho a quien pronto se debería.
Por mucho que se lo intentase ocultar, con solo haberle escuchado decir un par de palabras el marionetista sabía perfectamente que el color de sus mejillas se había tornado de rojo intenso, producto del esfuerzo que seguramente se empeñaba ferozmente, por contener el llanto en aquel tierno puchero que formaba la chica al morder su labio inferior y juntar sus cejas, cuando no encontró señal que ella negase su compañía, tomo una de sus manos entre las suyas, cepillando su pulgar por el dorso de su mano dulcemente sobre la tersa piel de su cerezo, esperando con ello trasmitirle la calma que necesitaba. Aunque por su lado su corazón estaba fuertemente apretado en su pecho, tenía un mal presentimiento, como si quizá fuese a la última vez que podría hacer aquello; no apartando su vista del frágil cuerpo de la kunoichi que finalmente sollozaba ante su tacto, espero pacientemente por una respuesta.
—Está bien…déjalo salir…puedes contarme lo que sea. — susurro para finalmente hacerle girar su cuerpo colocando su frente con la de ella.
Ante aquello la medic ninja finalmente le dirigió la mirada, con una sonrisa amarga adornado su rostro, quería memorizar este momento, la sensación su toque la forma en sus firmes manos sostenía las suyas, el olor que desprendía su ropa, dejando que la forma en que aquellos marrones orbes se posaban sobre ella como si de su tesoro más preciado se tratase, envolviera sus sentidos fue entonces que noto que la capucha de su vestimenta, se encontraba asentada sobre sus hombros y sintió a su corazón dar un vuelco, ante su cara desnuda carente de su peculiar pintura facial y su cabello descuidado, le miro con cariño antes de extender su única mano libre y despeinar sus mechones marrones.
—Estoy tan enamorada de ti que duele tanto…
El tarareo contento con el solo tocar de sus dedos sobre sus cabellos y se acercó para presionar un casto y tierno beso sobre los suaves labios de la chica entre sus brazos, que al alejarse dejaron sabor un tanto salado, seguramente producto de su llanto, fue así que murmurando apenas unos centímetros lejos de su rostro respondió tranquilamente.
— Mi dulce cerezo, si tú supieras la forma en la te amo entonces vivirías en agonía, te amo Sakura y no tienes que dudar ni un segundo de ello, el que te marches ahora no cambiara nada, a pesar de la distancia Temari y aquel muchacho, lo han hecho funcionar, si estas preocupada por eso yo n—
— Ojalá no tuviera que hacerlo… — le interrumpió, a medida que daba un paso hacia atrás, entre más permaneciera entre sus caricias, más difícil seria para ambos lo que tenía que decirle.
— Entonces no lo hagas— hablo presuroso, deteniendo su retirada y buscando acercarla a sus brazos nuevamente, se aferraba a ella, pues podría jurar que entre más se alejaba más sentía que al soltarla la perdería.
Sakura respiro hondo tomando hasta la última pisca de su voluntad y antes de apartarse finalmente, sin poder contener más su llanto, llorando le dio la espalda, evitando mirar su rostro lleno de confusión ante la contradicción de sus palabras.
—No lo entiendes, hace tiempo yo hice una promesa y tras lo último que ha sucedido, estos días me he dado cuenta que no puedo faltar a ella — se explicó decidida, aunque sabía que sus próximas palabras, terminaría por lastimarlos a ambos.
—¿promesa? ¿¡d-de que estas hablando!?, no entiendo tus palabras Sakura, ¿qué quieres decir? — la desesperación corría entre cada una de su palabra, entre más hablaba la peli rosa menos entendía a que se debía aquello.
—No me busques más Kankuro, yo no volveré a Suna y…— la pelirosa tuvo que tragar en seco contenido el nudo sobre su garganta antes de continuar— …nosotros, no podemos vernos más, debemos terminar, voy a marcharme con Sasuke-kun en su viaje y tan pronto regrese a Konoha me casare con él.
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CONTINUARA…