
Chapter 1
El aire en la celda es frío y húmedo, y hay un silencio ensordecedor, solo interrumpido de vez en cuando por los guardias anbu que pasan vigilando las celdas. A lo lejos, se escucha el eco de una puerta abriéndose.
Los pasos resuenan después, lentos y firmes. Esa presencia, que reconocería en cualquier lugar, no necesito de sus ojos para saber quién es.
El eco se detiene. Sé que se queda parado allí, en silencio, durante algunos minutos.
—Hola, ¿cómo estás? —saludó Kakashi a su antiguo compañero desde el otro lado de los barrotes de la celda.
Sus ojos recorrieron la figura encorvada frente a él. Los vendajes cubrían sus ojos, y sus manos, inmovilizadas dentro de una camisa de fuerza junto con sellos que impedían el que pudiera utilizar algo de su chakra. Su cabello, que era antes de un tono azabache, ahora lucía completamente blanco debido a que fue el jinchuriki del jubi.Sabia que su heridas de la guerra ya habían sanado gracias a las celulas de hashirama.—Naruto y los demás chicos intentaron desenmascararme de nuevo —dijo Kakashi con un suspiro, rascándose la nuca—, así que terminé llegando tarde. Lo siento.
Obito no se giró al escuchar el sonido, pero no necesitaba hacerlo. Ya sabía quién era. Después de todo, nadie más visitaría voluntariamente a un criminal de guerra como él.
—No sé la hora. Podrías llegar horas tarde y ni siquiera me daría cuenta —
El sello que suprimía su Sharingan seguía intacto en sus ojos, a pesar de que, al momento de su arresto, no había opuesto resistencia. Sus oscuros ojos, tan profundos como la obsidiana, permanecían ocultos bajo la venda que los cubría.
—Creo que, después de todo, eres su sensei y aún puedes salirte con la tuya en algunas cosas —comentó con neutralidad.— Pero si Naruto y Sakura se lo tomaran en serio, podrían desenmascararte.-
El joven jōnin sonrió bajo su máscara ante el comentario. Era cierto: sus alumnos ya no eran unos niños a los que podía burlar con facilidad sin siquiera quitar la mirada de su libro, sino que ahora eran héroes de guerra, fuertes y decididos.
Y la persona que tenía frente a él ya no era aquel niño llorón que creyó haber perdido en el incidente del Puente Kannabi. Ahora, ese mismo niño era uno de los Uchiha más fuertes que el mundo había conocido.
—¿Realmente estás aprovechando esta oportunidad para menospreciarme, ¿eh? —dijo el joven jōnin, todavía mirando desde el otro lado de los barrotes.
Obito seguía sin girarse. Kakashi sabía que, desde el momento en que había llegado, su antiguo compañero no se había movido ni un solo centímetro. A pesar de la tenue luz en la celda, podía notar lo inmóvil que estaba.
Con la poca iluminación y el hecho de que estaban en una celda subterránea, el ambiente era sofocante y frío a la vez.—Tal vez pueda solicitar un cambio de celda... al menos por una que tenga una ventana —comento tratando se sonar casual
Hablar sobre un cambio de celda con los altos mandos sería un dolor de cabeza, pero Kakashi creía que podría sobrellevarlo y llegar a un acuerdo con ellos.
—No hace falta. Esta celda me viene bien. No... en realidad es demasiado buena para mí —respondió Obito con su tono neutral, casi distante.
—Está bien... supongo —dijo Kakashi en un susurro, sintiendo un nudo formarse en su garganta y un leve dolor en el pecho. culpó más a la misión en solitario que había llevado a cabo el día anterior que a la actitud de Obito
Aunque Obito era una de las pocas personas que le quedaban, y una de las pocas a las que todavía podía llamar amigo, sabía que lo sucedido en el Puente Kannabi y la muerte de Rin habían creado un abismo demasiado grande entre ellos. Incluso después de estos meses tras el final de la guerra ninja, tuvo que aceptarlo: nunca podrían volver a ser lo que una vez fueron.
El odio que, muy seguramente, Obito sentía hacia él aún debía ser inmenso, pero como la persona más amable que había conocido, Obito fue capaz de dejar ese odio de lado y reflexionar sobre las cosas que había echo para ayudar a las personas atrapadas en el Tsukuyomi junto a él y al equipo 7.
Kakashi sabía que el odio siempre persistía. Había vivido con él, intentando expiarlo todo. Obito, en cambio, seguía vivo, pero únicamente para recibir el castigo que merecía y pagar por los actos que había cometido.
—No tienes que visitarme tan seguido, ¿sabes, Kakashi...? Si lo único que vas a hacer es mirarme fijamente.
El jōnin se estremeció ante las palabras, suponiendo que había pasado suficiente tiempo para que Obito finalmente se enojara. La voz de Obito era fría, cortante, y lo dejó sin respuesta.
Kakashi permaneció en silencio, dejando que el hombre en la celda continuara.
—Estoy bajo vigilancia constante aquí, y supongo que tienes muchas misiones que hacer en lugar de vigilar a un prisionero condenado como yo —dijo Obito con desdén, sin molestarse aún en girar la cabeza.
Todo era verdad. En primer lugar, estaban en la parte subterránea más profunda y vigilada de Konoha, un lugar diseñado para que ningún prisionero pudiera siquiera soñar con escapar. En segundo lugar, el mundo ninja seguía lejos de alcanzar la paz; cada misión de rango S o cualquier otra que tenía programada para él era un recordatorio de ello. todos estas misiones estos días solo eran para arreglar lo que había causado la guerra Y, en tercer lugar, vigilar a un prisionero como Obito no formaba parte de esas misiones.
Sin embargo, eligió mentir con su expresión habitual seria que siempre tenia.
—Yo... tengo tiempo libre.-
Obito probablemente encontró esa respuesta irritante, a juzgar por el sonido de chasquido de lengua que dio.—Eres un terrible mentiroso.-
Kakashi suspiró suavemente, dejando que el silencio reinara por un momento antes de cambiar de tema.
—En realidad, no vine solo a verte. Vine a informarte. Los Kages han ordenado que comience tu juicio y se dicte tu sentencia.El prisionero no mostró sorpresa ni reacción alguna, permaneciendo tan inmóvil como cuando había llegado.
—Oh... —La respuesta indiferente de Obito hizo que el corazón de Kakashi se sintiera aún más pesado.
Sabia que Uchiha Obito era culpable, un criminal de guerra que había arrebatado incontables vidas. El hombre frente a él había asesinado a su venerado maestro, había liderado a Akatsuki para atacar a sus estudiantes y a los jinchūriki, había arrastrado a Sasuke a la oscuridad, matado a su camarada Asuma, destruido Konoha e incluso intentado acabar con su vida.
Los crímenes de Obito no podían borrarse tan fácilmente, pero Kakashi no podía evitar pensar que nada de esto habría sucedido si él hubiera cumplido su promesa de proteger a Rin. Si ella siguiera viva. Todo sería diferente.
Si hubiera protegido a Nohara Rin.
Si no hubiera actuado como una escoria que abandona a sus camaradas.
Si no se hubiera ahogado en el odio provocado por el suicidio de su padre.
Si realmente hubiera aceptado a Rin y a Obito como sus camaradas desde un principio en aquel entonces.
Todo parecía volver a esos errores del pasado.
—Quiero que digas la verdad.-
Obito no giró la cabeza, pero respondió con calma.-
—Por supuesto, no tengo intención de poner excusas.-
—No es eso a lo que me refiero, Obito.-
El silencio se hizo profundo, como si ambos estuvieran sumergidos en un abismo que no podían cruzar. Entonces, Obito soltó una risa seca, que resonó en la celda.
La risa estaba cargada de amargura, y en ese momento recordó lo que había sucedido entre ellos en la dimensión del Kamui. Durante su enfrentamiento, Kakashi había roto el sello que Madara había colocado sobre él. Por un instante, Obito había visto el terror puro reflejado en los ojos de su antiguo compañero.
Y más tarde, después de que le extrajeran al Diez Colas, Kakashi estuvo a punto de matarlo. Si no hubiera sido por la intervención del Cuarto Hokage, la historia habría terminado allí.
Él pensó que estaba listo.
Kakashi Hatake, el ninja que copia, un shinobi de élite que había cobrado innumerables vidas en nombre de la aldea oculta entre las hojas, no debería tener ninguna razón para mirar a Obito de esa manera.
Pero allí estaba. Esa mirada.
Una mirada cargada de tristeza, nostalgia y arrepentimiento. Una que atravesaba todas las grietas de Obito y dejaba expuesto el infierno oscuro y frío que ambos cargaban en su interior.
Obito no recordaba mucho, pero todos esos títulos dejaban claro lo bien que su antiguo compañero de equipo había cumplido su papel como la herramienta perfecta de la aldea.
Kakashi, el despiadado que mataría a sus compañeros para cumplir la misión, El asesino de amigos. Era un apodo cruel, que evidenciada lo profundo que se había hundido en la oscuridad.
—No importa lo que diga, el juicio final no cambiará —dijo Obito, desmintiendo las esperanzas inútiles.
Y en medio de esa neblina de la oscuridad de la celda, el rostro exhausto de Kakashi sonrió levemente bajo su mascara.
—Sabes, Konoha ahora está en primavera... Solo quería que lo vieras antes de que las flores de cerezo se marchiten.-dijo de manera suave mientras miraba el piso
—No creo poder —respondió Obito con un suspiro.
En ese momento, recordó que, hace mucho tiempo, antes de que todo esto sucediera, había planeado confesarle su amor a Rin ese día... cuando las flores de cerezo abrieran.
Pero eso no sucedió, y Rin se había ido.
¿Por qué eso tendría algún valor ahora?
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—Sigo pensando que es lo mejor —dice Naruto, casi gritando, mientras trata de defender a Sasuke y Obito. Los miembros del consejo de Konoha sacuden la cabeza con exasperación ante la insistencia del joven. Los ojos de Homura y Koharu lo miran con desdén, mientras que la actual Hokage, Tsunade, parece preocupada. Por su parte, Shikamaru parece estar preparándose mentalmente para el dolor de cabeza que esta discusión le causará. Observa al chico frente a ellos como si no pudiera creer lo que está diciendo.
Sin embargo, Kakashi, sentado al lado de Shikamaru, ve esto como una oportunidad.
—Creo que Naruto podría tener algo de razón —dice, llamando instantáneamente la atención de todos en la sala.
Tsunade lo mira como si le hubiera salido otra cabeza, mientras que Shikamaru lo observa con incredulidad al ver que apoya al joven rubio.
—¿Estás queriendo decir que estás de acuerdo con liberar a unos criminales de guerra como los Uchiha? —espeta Homura con el ceño fruncido.
—Explícate, Hatake —interviene Koharu, igualmente molesto.
Kakashi suspira, aparentando indiferencia ante la reacción de los demás.
—Lo que quise decir es que Naruto tiene algo de razón respecto a la liberación de los Uchiha... podemos usarlos en beneficio de la aldea. Obito tiene el potencial de usar el Estilo Madera, lo cual, si se aplica correctamente, podría ser crucial para la reconstrucción y defensa de Konoha. Las células y el chakra del Primer Hokage en su cuerpo también podrían ser importantes para los avances médicos.
Hace una pausa, dejando que sus palabras calen en los presentes.
—Además, ni él ni Sasuke han mostrado resistencia desde el final de la guerra. Creo que podríamos utilizarlos como activos valiosos para Konoha. La Alianza Ninja carece de suficientes guerreros capaces de enfrentar amenazas del calibre de Ōtsutsuki Kaguya en el futuro.
El consejo se queda en silencio por un momento, procesando lo dicho. Homura frunce el ceño aún más, mientras Koharu parece estar considerando sus palabras a regañadientes. Tsunade, por otro lado, lo observa con una mezcla de sorpresa y preocupación, reflexionando sobre lo dicho por el jōnin y considerando las implicaciones.
Naruto, todavía de pie, mira a su sensei con los ojos brillando de esperanza, sintiendo que finalmente alguien lo está respaldando en serio.
Shikamaru, por su parte, suspira profundamente y murmura para sí mismo:
—Qué problemático...-
Kakashi, quien en la actualidad ejerce una gran influencia en el consejo como asesor y estratega tras la guerra, y próximo candidato a Hokage, era una figura clave cuyas opiniones eran altamente valoradas en muchas áreas. Sin embargo, Tsunade sabía que esta vez las palabras de Kakashi podían estar influenciadas por algo más que la lógica.
Ella había estado allí aquella vez, cuando Kakashi regresó junto a Rin... pero Obito no había vuelto con ellos. Recordaba como lucia el jonin en ese entonces siendo al haber llegado sin su compañero.
Sabía que con lo que acababa de proponer, Kakashi buscaba algo más allá del simple beneficio para la aldea. No obstante, sus argumentos eran sólidos y difíciles de rebatir. Era evidente que el jōnin había considerado los riesgos y beneficios cuidadosamente. Como estratega, Kakashi no fallaba .
Por otro lado, Shikamaru también estaba pensativo. Lo que el jōnin había expuesto era lógico y, en apariencia, una buena solución. Sin embargo, aunque los riesgos eran mínimos considerando el comportamiento actual de los Uchiha, algo en el planteamiento de Kakashi lo hacía dudar. Sentía que había informacion que no tenia y algo que no lograba identificar.
—¿Y si vuelve a convertirse en una herramienta para los Ōtsutsuki? —argumentó Homura con un tono serio y reservado, rompiendo el silencio de la sala—. Reconocemos su potencial y lo beneficioso que puede ser para la aldea, pero, comparado con sus crímenes pasados y el riesgo que debemos asumir, no creo que valga la pena.-
—Además, los otros Kages no estarían de acuerdo. Ha causado un sufrimiento inmenso y sigue siendo demasiado peligroso —añadió la anciana Koharu, con voz firme y mirada severa.
Era una verdad innegable. No era que Obito fuera inherentemente peligroso, pero había infligido heridas demasiado profundas en muchos corazones, lo que hacía difícil para el mundo ninja aceptar siquiera la idea de darle una segunda oportunidad. Sin embargo, Kakashi sabía que no toda la culpa recaía sobre los hombros de su antiguo compañero de equipo.
El silencio en la sala se rompió cuando Kakashi, con un tono contenido, decidió mencionar un punto delicado.
—Fue manipulado por Madara... y por Ōtsutsuki Kaguya —dijo, su voz tan firme como calmada.
El aire se tensó al instante. Las palabras de Kakashi hicieron que la paciencia de los ancianos llegara al límite.
—¡Estás dejando que tus sentimientos personales interfieran! ¿No te das cuenta, muchacho? —espetó Homura, golpeando la mesa con una mano arrugada pero firme—. ¡Es evidente que no estaba bajo genjutsu! Obito tomó sus decisiones por voluntad propia.
Su voz resonó en la sala, exasperada, mientras Koharu asentía con seriedad, apoyando el argumento.
Kakashi apretó los puños y replicó con firmeza:
—Madara, bajo la influencia de Zetsu Negro, creó situaciones para manipular a Obito y obligarlo a cooperar.
—¿¡Qué pasa contigo, Hatake?! Antes eras conocido por ser alguien capaz de matar a sus compañeros por el bien de la misión, ¿no? ¿Por qué ahora te estás aferrando al pasado por una escoria como Uchiha Obito, que traicionó a su aldea? —replicó Homura, su tono cargado de desprecio.
Kakashi se estremeció ligeramente ante las palabras, pero antes de que pudiera responder, Naruto alzó la voz, incapaz de contenerse.
—¡Si no fuera por él, todos ustedes estarían muertos! ¡Gracias a Obito pudimos vencer a Kaguya! —gritó, su voz temblando de rabia—¿Por qué tienen que ser así con él? ¿Por qué no podemos darle una segunda oportunidad? ¡No es justo!-
Naruto miró a cada uno de los presentes, su mirada desafiante y su puño cerrado temblando de indignación debido a cómo estaban tratando a su sensei y a cómo estaban hablando de Obito.
—No es solo eso, Uzumaki. ¿Qué le diremos a las familias de las víctimas? —replicó Koharu con un tono severo pero firme, mirando al joven.
—Incluso si decidimos dejarlos vivir, ¿cómo crees que reaccionarán las demás aldeas? —preguntó Homura, mirando a Kakashi con severidad—. ¿Crees que el Raikage, o peor aún, el Mizukage, simplemente aceptarán esta decisión?
—¡PERO NO ES JUSTO! ¡Él también salvó a todos! ¡Merece que le demos una oportunidad! —gritó Naruto, buscando apoyo con la mirada entre Tsunade y Shikamaru.
—¡NARUTO, YA ES SUFICIENTE! —exclamó Tsunade, su tono severo resonando en la sala.
—¡PERO, ABUELA, LAS COSAS…! —Naruto intentó replicar, pero un golpe seco en la mesa lo silenció.
—¡NARUTO, LAS COSAS…! —Tsunade suspiró profundamente, mirando al joven con una expresión cansada—. Las cosas no son tan simples como crees, Naruto. Hay más en juego de lo que parece. No se trata solo de Obito y Sasuke; hay demasiadas personas involucradas en esto. Hay víctimas, hay toda una aldea que cuidar. Y nosotros, como líderes, debemos pensar en todos, no solo en unos pocos.
Naruto apretó los labios, impotente. Por mucho que quisiera gritar que estaban equivocados, la mirada agotada de Tsunade lo desarmó. Para él, ella no era solo su Hokage, sino casi una abuela.
Tsunade cerró los ojos y apoyó los codos sobre la mesa, masajeándose las sienes. A su alrededor, el ambiente parecía aún más pesado. El sonido de los murmullos entre los consejeros se mezclaba con el crujir de la madera bajo la tensión de sus manos.
Shikamaru observaba la situación, alternando su mirada entre la Hokage y Kakashi. Su atención se centró en los ancianos, quienes intercambiaban miradas de desaprobación, mientras Kakashi los desafiaba en silencio. Finalmente, el joven estratega decidió intervenir.
—Lady Tsunade —interrumpió Shikamaru, rompiendo el silencio con un tono calmado pero decidido—, creo que Kakashi-sensei tiene un punto. No podemos juzgar a todos bajo los mismos términos. Y más allá de eso, debemos priorizar la reconstrucción de la aldea. El estilo madera podría ser un recurso invaluable.
Hizo una pausa, observando a los presentes con calma mientras continuaba:
—Si bien los riesgos son evidentes, también lo son las ventajas. No propongo ignorar los crímenes, sino encontrar una forma en que el castigo y el beneficio convivan. Pero nada de esto será sencillo.—suspiró profundamente razona shikamaru intentando llevar la discusión a otro lado para calmar el habiente, pensando para si mismo que todo ers un problemático.
El texto tiene un buen desarrollo emocional y mantiene la tensión que rodea a la discusión. La dinámica entre los personajes es intensa y logra captar la esencia de sus personalidades, en especial la frustración y determinación de Kakashi, la desconfianza de Homura y Koharu, y la autoridad cansada de Tsunade. Aquí tienes una versión revisada para pulir un poco el flujo y la claridad:
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—¿A qué costo? —replicó Homura con voz grave, mirando al estratega con desconfianza—. Incluso si decidimos dejarlos vivir, ¿cómo crees que reaccionarán las demás aldeas? Es un riesgo que no podemos permitirnos asumir.
—Exactamente —añadió Koharu, cruzando los brazos—. Esta decisión podría poner en peligro nuestra posición política.
—Fue utilizado como una herramienta por Madara... y por Ōtsutsuki Kaguya —replicó Kakashi con calma, pero con una firmeza que cortaba como un cuchillo.
—¿Qué pasa contigo, Hatake? —intervino Koharu, su tono lleno de desprecio—. Antes eras conocido por ser alguien capaz de matar a sus compañeros por el bien de la aldea. ¿Por qué ahora estás dejando eso de lado por alguien como Uchiha Obito, que traicionó a Konoha?
Kakashi apretó los puños. Podían decir lo que quisieran sobre él; sabía que sus errores del pasado no desaparecerían. Había aceptado hace mucho que siempre cargaría con la etiqueta del asesino de amigos. Pero no dejaría que esta carga lo detuviera ahora. No cuando estaba seguro de que Obito merecía esta oportunidad.
Suspiró exasperado, intentando controlar su tono.
—No es eso a lo que me refiero. Lo que quiero decir es que podemos utilizarlo para la reconstrucción. Todo el País del Fuego fue afectado, y hay muchas personas que necesitan ayuda. Tener a alguien con el Estilo Madera sería un beneficio gigante para...
—¡Estás proponiendo que liberemos a un criminal! —soltó Koharu, interrumpiéndolo con desaprobación evidente.
—Qué problemático... —murmuró Shikamaru para sí mismo, cruzando los brazos. En su mente, ya comenzaba a trazar un plan, intentando equilibrar los beneficios y los riesgos.
Tsunade observó en silencio por un momento. Finalmente, con un suspiro pesado, se levantó de su asiento.
—Bien... Parece que no llegaremos a un acuerdo hoy. —Su voz era suave y cansada, pero cargada de autoridad—. Doy por finalizada esta reunión. Mañana discutiremos esto nuevamente. Quiero que todos consideren lo que está en juego.
Luego, dirigió su mirada a Naruto, quien todavía mantenía los puños apretados, con los labios fruncidos en frustración.
—Naruto, todo lo que se ha hablado aquí es confidencial. ¿Entendido?
El joven asintió a regañadientes, aunque no pudo ocultar el destello de impotencia en sus ojos.
—Con eso dicho, espero que para mañana todos tengan sus prioridades claras. —Tsunade dirigió una mirada significativa a Kakashi, lo suficiente para que solo él captara el mensaje implícito. Luego, se giró hacia la puerta—. Nos veremos aquí a la misma hora.
Kakashi fue el siguiente en salir, su figura relajada pero firme contrastaba con la intensidad del momento. Los consejeros, murmurando entre ellos, lo siguieron poco después, dejando el ambiente cargado de tensión.