Sasusaku Especial Navidad

Naruto (Anime & Manga)
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Sasusaku Especial Navidad
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Summary
Sakura se miró en el espejo por enésima vez en la mañana, se había cambiado de ropa y de peinado más de cinco veces y parecía que por fin se había decidido por un conjunto. Se encontraba nerviosa pero segura, era la primera vez que comería el día de Navidad con las familias de Naruto y de Sasuke y quería dar una buena impresión, sobre todo a los padres de Sasuke, porque una no va todos los días a pasar el día de Navidad con la familia del chico que le gusta.[Spanish version of: Sasusaku Christmas Special]
Note
Hola! Este es mi primer fanfic. Esto empezó como una idea de amigo invisible pero se me fue de las manos. Espero que os guste :)

25 de diciembre - Día de Navidad

- ¡Sakura-chan, ya estás aquí! - dijo Mikoto Uchiha alegremente tras abrirle la puerta a la recién llegada -. Pasa, pasa, no estés mucho tiempo fuera con este frío. Sasuke bajará enseguida.

- Muchas gracias por invitarme Mikoto-san - contestó Sakura un tanto tímida -. ¿Dónde puedo dejar el abrigo? ¿Y el regalo?

- Puedes dejar el abrigo aquí - dijo mientras señalaba un perchero que había en el recibidor -. Respecto al regalo, ¿lleva el nombre puesto? - asintió Sakura a la pregunta -. Perfecto. Puedes dejarlo bajo el árbol junto con los nuestros - tras decir esto se escuchó un pitido recordándole a Mikoto que tenía trabajo pendiente en la cocina -. Estaré en la cocina por si necesitas cualquier cosa.

Una vez Sakura se quedó sola se quitó el abrigo que llevaba para dejarlo donde le habían indicado. Cuando salió del recibidor notó que alguien la estaba mirando y al girarse vio que era Sasuke que ya había bajado. Se quedaron contemplándose el uno al otro durante un rato.

Ella llevaba su característico cabello rosa suelto, que le llegaba a la altura de los omóplatos, con una diadema roja en la cabeza. Vestía unos leggings negros junto a un suéter largo, que le remarcaba la figura y dejaba al descubierto su cuello, de color rojo a juego con su diadema y unos botines negros que le cubrían hasta los tobillos. Finalmente llevaba un poco de maquillaje que acentuaba todavía más esos ojos esmeralda y esos labios rosados que ella tenía.

Él llevaba su rebelde pelo negro todavía un poco húmedo de la ducha. Vestía un suéter azul oscuro, unos pantalones vaqueros grisáceos y unas deportivas a juego con el suéter.

- Buenos días, Sasuke-kun, feliz Navidad - le saludó la pelirrosa tímidamente.

- Feliz Navidad, Sakura - le contestó con una sonrisa que sólo le mostraba a ella -. Dame el regalo, yo lo dejaré debajo del árbol - Sakura le tendió el regalo y se dirigieron hacía el salón donde estaban el resto esperando.

A medida que se acercaban escucharon la voz de su primo Shisui alardeando de cualquier tontería.

- ... ya veréis como mi regalo es el más impresionante de todos!

- Sí, sí, lo que tú digas. Ahora ayuda a Itachi a traer los cubiertos - le respondió Fugaku mientras colocaba los platos en la mesa ya cansado de estar escuchando a su sobrino toda la mañana.

Los Uchiha iban vestidos prácticamente todos iguales, salvo que cada uno llevaba el suéter de un color diferente. Itachi iba de negro, Fugaku de gris oscuro y Shisui de un azul marino.

Los dos jóvenes se dirigieron a cumplir la tarea encomendada cuando Shisui gritó de pronto - ¡Sakura-chan! - mientras la recibía con un abrazo -. ¡Y Sasu-chan también está aquí! ¡Rápido, poneros esto! - les tendió Shisui antes de desaparecer hacia la cocina.

Se miraron a los ojos y después a lo que tenían entre las manos. Su primo les había entregado un gorro de Papá Noel y una diadema con cuernos de reno. Cuando volvieron a alzar la vista de los objetos vieron que Itachi y su padre también llevaban algo en la cabeza.

- Ha sido idea de Kushina-san y Okaa-san, y por supuesto, a Shisui le ha encantado la idea - dijo Itachi mientras sacudía su cabeza para hacer mover los muelles que llevaba en la cabeza y así que los muñecos de nieve se movieran. Giraron la cabeza para ver a Fugaku, quien llevaba un gorro del Grinch y sacudía la cabeza negando que le gustara la idea y antes de que pudieran decir nada Itachi añadió entre risas – Okaa-san eligió su adorno.

- Pues yo pienso que le queda perfecto – dijo con una sonrisa burlona Shisui nada más entrar por la puerta y tenderle a Itachi parte de los cubiertos para que pudieran poner la mesa. Éste llevaba su banda sobre la cabeza y de ella le colgaban unas bolas como si fuera un árbol de Navidad –. Oba-san quiere que vosotros dos le echéis una mano con los entrantes – dijo mientras señalaba a los dos adolescentes que se estaban poniendo sus respectivos adornos.

En la cocina Sakura y Mikoto estaban charlando animadamente mientras Sasuke se limitaba a emplatar y escucharlas. Una vez terminaron de preparar la comida sonó el timbre de la puerta y Mikoto le hizo a su hijo que fuese a recibir los invitados.

- ¡Teme! – gritó Naruto al ver a su mejor amigo tras este abrir la puerta.

- ¡Feliz Navidad! – dijeron sus padres y Naruto a la vez.

- Feliz Navidad, adelante – les contestó el pelinegro.

Sasuke les hizo pasar y estos se quitaron los abrigos mostrando unos jerséis navideños que llevaban a juego los tres. Naruto llevaba uno de color naranja con dibujos de sapos con gorros y unos pantalones vaqueros, Kushina llevaba una falda larga de color verde y un jersey del mismo verde con un trineo rojo sobre él, y Minato llevaba uno rojo con un árbol de Navidad y luces.

Kushina se fue inmediatamente a la cocina a ayudar a Mikoto con los postres que acababa de traer, y los hombres se fueron al salón donde estaban el resto, Shisui alardeando de algo, otra vez.

Sakura se disponía a salir de la cocina cuando se cruzó con una cargada Kushina.

- ¡Sakura-chan, feliz Navidad!

- Feliz Navidad, deja que te ayude con las bolsas.

- ¡Ah! Muchas gracias, Sakura-chan. ¡Mikoto, feliz Navidad!

- Feliz Navidad - le sonrió a su mejor amiga mientras le hacía hueco en su amplia cocina.

- Sakura-chan qué guapa y mayor estás, espero que los chicos no te den mucha faena en clase, en especial Naruto.

- No se preocupe Kushina-san que los dos se portan bien, y si no, está Kakashi-sensei para controlarlos – respondió la joven entre risas y aún un poco sonrojada tras el cumplido recibido por la pelirroja.

- Hablando de Kakashi, ¿dónde se habrá metido? El traía el plato principal - resopló Kushina -. Siempre llegando tarde, habrá que enseñarle modales de una vez.

- Llegarán enseguida, Rin me ha llamado para avisarme que se retrasaban por culpa de los hombres - le respondió Mikoto tratando de relajarla.

- Por cierto, Sakura-chan, hablando de hombres - dijo Kushina cambiando el tono a uno más pillo tras centrar su atención en la joven -. ¿Ya tienes novio? ¿O Sasuke-chan no te lo ha pedido aún? – preguntó la pelirroja con una sonrisa burlona conociendo el efecto que tenía sobre ella.

Ante este comentario la cara de Sakura se puso a juego con su suéter. ¿Tanto se le notaba que estaba enamorada de Sasuke desde que se conocieron? Pero sobre todo, ¿cómo se le ocurría hacerle una pregunta así, y de delante de la madre del susodicho? Sakura en ese momento sólo podía desear que la tierra le tragase.

- ¡Kushina! No pongas nerviosa a la muchacha – le espetó Mikoto.

- ¡Oh vamos! Que Naruto nunca me cuenta chismes de chicas, además, está claro que tu hijo está coladito por Sakura desde que se conocen, ¿a qué espera a decirle nada?

- ¿Acaso no le conoces? Es igual de tímido y orgulloso que su padre. ¿O es que no te acuerdas de cuando empezamos a salir Fugaku y yo?

Ante este intercambio de palabras Sakura sólo deseaba desaparecer, ya que cada vez se estaba poniendo más roja.

- Por supuesto que me acuerdo – le contesto la pelirroja entre risas –. Nunca he visto a Fugaku más avergonzado en mi vida – se rieron las dos amigas al recordar el pasado –. Pero en serio, ¿Sasuke todavía no ha dicho nada, o pedirte consejo de cómo pedirle salir a Sakura o nada por el estilo?

- Digamos que por voluntad propia no ha dicho nada, pero sí es cierto que Shisui más de una vez ha conseguido que confiese algo chinchándolo – respondió Mikoto lo que provocó que Kushina soltara un gritito agudo.

Tras estas últimas palabras Sakura lo tenía claro: debía huir de ahí inmediatamente. ¿Acaso sabían que ella seguía ahí y las podía escuchar?

- Y dime dime, ¿cómo fue...? - fueron las últimas palabras que escucho la pelirrosa mientras salía de la cocina y se dirigía a cualquier otro sitio que no fuera cerca de esas dos mujeres.

“¿A Sasuke-kun le gusto? Pero no puede ser, si le gustase lo sabría, ¿no? O sea, me hubiera dado cuenta, además que cómo puedo gustarle si siempre está diciendo que soy molesta. De todas formas ¿por qué debería gustarle yo? Mikoto-san y Kushina-san deben estar imaginando cosas, y en cuanto a Shisui-san sólo es que le gusta hacer rabiar a Sasuke-kun – se decía Sakura a sí misma mientras deambulaba por el pasillo si prestar atención a su alrededor -. Sí, debe ser eso.”

- Sakura, ¿estás bien? – una voz profunda hizo que su línea de pensamiento se detuviera.

- ¡AH, Sasuke-kun! No me des estos sustos – le espetó Sakura quien estaba poniéndose todavía más roja si podía.

- Iba a buscarte a la cocina por si nece- - Sasuke se detuvo cuando vio que la joven estaba a punto de desmayarse -. ¿Estás bien?

- Sí sí – tartamudeó intentando parecer que estaba bien -. Es sólo que necesito ir al baño un momento – contestó entre risitas mientras huía hacia el cuarto de baño.

 

Una vez se calmó, Sakura decidió unirse con el resto. Mientras se dirigía hacia el salón se oyó el timbre de la entrada indicando que los que faltaban por venir acababan de llegar, así que como ella era la que estaba más cerca de la entrada decidió ir a abrir la puerta ella misma.

- ¡Feliz Navidad! – dijeron los tres a la vez –. Anda mira, pero si pareces de la familia yendo a recibir a los invitados y todo – comentó Obito por lo que este recibió un codazo por parte de Rin lo que provocó que este hiciera una mueca de dolor.
Sakura no pudo evitar ponerse más colorada todavía. ¿Acaso todo el mundo en esta casa quería que le diera un infarto hoy?

- Bienvenidos, feliz Navidad – respondió Sakura tratando de cambiar de tema -. Kakashi-sensei, Mikoto-san y Kushina-san te esperan en la cocina, yo que tú no les haría esperar mucho más.

Kakashi se dirigió a la cocina con las bolsas de comida mientras el resto se dirigía al salón para juntarse con los demás. Cuando llegaron vieron a Naruto y Shisui bajo el árbol tratando de descubrir qué había bajo cada regalo, Sasuke estaba al lado de los dos en el sofá pero con su móvil y finalmente los padres e Itachi estaban conversando sobre los estudios de Itachi, estar haciendo un doctorado a tan pronta edad no era fácil.

Cuando vieron a los recién llegados Shisui les tendió sus adornos, Rin llevaba un gorro de Papá Noel con lentejuelas junto con un suéter negro y unas medias marrones con una falda corta de color beige, Obito iba con un suéter azul oscuro a rayas y una diadema con un Papá Noel en la cabeza idéntico que el de Minato. Naruto había decidido ponerse una diadema igual que la de Sasuke porque eran mejores amigos y eso es lo que los mejores amigos hacen, o eso dijo Naruto.

Desde que Sakura volvió a entrar en la sala Sasuke no dejó de observarla porque sabía que algo le pasaba, por suerte la pelirrosa se podía distraer hablando con Rin e Itachi y así no pensar en quién la estaba observando todo el rato.

Entre Kakashi, Kushina y Mikoto trajeron la comida a la mesa. Kakashi se había puesto una diadema igual que la de Sasuke y Naruto, y Kushina y Mikoto llevaban una igual a la de Itachi. Antes de sentarse en la mesa Mikoto se quitó el delantal que llevaba encima de su largo vestido negro y pudieron empezar a comer.

 

Un cuarto de hora más tarde ya se habían colocado todos en la mesa, era una mesa redonda por lo que era más fácil poder comunicarse entre todos. Sasuke se las había ingeniado para sentarse entre Naruto y Sakura, con esta a su derecha, si podía pasar una comida de Navidad lejos de su padre y su primo mejor, aunque este último no estaba tan lejos ya que estaba al otro lado de Naruto, por suerte estaba contándole algo al oído a su hermano (nada bueno) y por el momento no le molestaba. En frente de él estaba Kushina hablando con su madre animadamente y con sus maridos a los lados. Al otro lado de Minato estaban Kakashi y Obito discutiendo algo que parecía importante. Y finalmente Rin y Sakura estaban comentando la nueva serie que se estaban viendo las dos.

Charlaron y conversaron tranquilamente entre todos durante la comida. Hasta que las madres vieron la oportunidad de atacar, porque no sería una comida de Navidad si las madres no interrogan a sus hijos, ¿no? La oportunidad la vieron perfecta tras observar cómo Sakura y Sasuke conversaban animadamente mientras este le cogía comida de su plato sin ella ofrecerle o quejarse con respecto a sus actos. Parecía que no era la primera ni la segunda vez que lo hacían y claramente esto llamó la atención de las madres.

- Sasu-chan – le llamó su madre –. ¿Qué haces quitándole comida a Sakura-chan de su plato? – con este comentario la atención de todos los comensales se centró en la pareja de adolescentes.

- Mikoto-san, no se enfade con él, como sé que a Sasuke-kun le gustan los tomates, le dejo los trozos en el borde para que los coja sin tener que pedírmelos – le respondió Sakura un poco sonrojada por ser el centro de atención de toda la mesa.

- Pero Sakura-chan, si él quiere algo de ti tiene que decírtelo, no esperar a que le leas la mente y averiguar qué quiere, ya es mayorcito, debería decir las cosas en voz alta o se quedará con las ganas si no lo dice.

Ante este comentario ambos adolescentes sintieron que había un doble significado, y estas sospechas fueron confirmadas al ver la cara de zorro astuto que ponía Kushina a su lado, por suerte, antes de que nadie más pudiera decir nada Itachi interrumpió la conversación.

- Izumi me acaba de escribir deseándoos a todos unas felices fiestas – mintió, no le acababa de escribir, sino que se lo había dicho esta mañana pero ahora tenía que proteger a su hermano pequeño, desviando así la atención de su madre hacia él tras escuchar el nombre de la novia de su hijo mayor.

- Oh cariño, dile que felices fiestas a ella también, y que ojalá pudiera estar aquí – le respondió Mikoto, Izumi este año no podría estar con ellos porque estaba de viaje con su familia –. Con tanto hombre soltero una echa de menos la compañía de más mujeres – dijo con una sonrisa burlona.

Viendo hacia dónde se dirigía la atención de Mikoto de nuevo, Rin intervino antes de que pudiera decir nada protegiendo así a Sakura, no serían hermanas de sangre pero desde luego se querían como tales.

- Y hablando de solteros, Kakashi, ¿cuándo piensas traer tú a alguien?

La mesa se quedó en silencio, nadie esperó que la atención se centrara en el hombre peligris y aún menos él por cómo se le abrieron los ojos.

Kushina, como buena madre que era, le empezó a interrogar sin dejar que pudiera contestar, con Minato entre medias para calmar a su mujer y proteger a su exalumno.

- Kakashi-sensei se lleva muy bien con Iruka-sensei, casi diría que se gustan – soltó Naruto con las manos apoyadas en su cabeza y los ojos cerrados un poco enfurruñado –. A veces pienso que me castigan a posta sólo por tener una excusa para verse. ¡Que son pocas porque me porto bien siempre, eh! – añadió tras recordar que estaba confesando delante de sus padres que le castigaban con frecuencia.

- Dobe, te castigan porque nunca haces caso – le respondió Sasuke.

- ¡Oi, Teme!

- ¡No puede ser! ¡Kakashi-sensei e Iruka-sensei! – gritó Sakura sorprendida y a la vez para evitar que sus amigos se metieran en líos.

- ¿Cuándo tenías pensado decirnos nada jovencito? – le preguntó Kushina inquisitivamente a Kakashi.

- Aunque si lo piensas bien, tiene mucho sentido, - murmuraba Sakura en voz alta –. Eso explicaría porque castigan a Naruto con frecuencia.

- ¡Ey! Que sigo aquí – reprochó Naruto.

- Y también por qué a Kakashi-sensei le interesa tanto hacer trabajos en grupo y en las clases de Iruka-sensei – siguió murmurando Sakura -. ¡Y por eso dos días a la semana tenemos historia y literatura juntas durante dos horas! ¡Dios, es cierto! ¡A Kakashi-sensei le gusta Iruka-sensei! – gritó Sakura tras su gran descubrimiento.

Si en estos momentos alguien quería que la tierra le tragase, esa no era Sakura por primera vez en todo el día. Kakashi empezó a reír tímidamente mientras se pasaba un mano por nuca tratando de desviar la atención de él, cosa que fue en vano.

- Vale, es cierto – confesó Kakashi tras realizar que ya no podía escapar –. Es cierto que hemos quedado alguna vez y nada más, pero no es nada serio ni nada parecido.

- Por el momento – añadió su mejor amigo mientras sorbía un trago de vino.

- ¿A qué te refieres, Obito? – preguntó Kakashi tímido entre risas.

- Oh vamos, no me niegues ahora que no te preocupa que Iruka piense mal de ti a pesar de que te gusta que te riña porque “es el único que se atreve a plantarte cara”, ¿o acaso no has dejado de leer tus famosos libros delante de tus alumnos cuando está Iruka presente?

- ¡Ay, Dios! ¡ES CIERTO! - exclamó Sakura llevándose las manos a la boca.

- ¿¡Y tú cuándo tenías pensado decir nada!? – le acusaron las otras tres mujeres a Obito.

Mientras que no paraban de interrogar al par de amigos y Minato tratando de calmar a las mujeres Fugaku, que le daba todo un poco igual, se había ido a por los postres. Los otros chicos sentían pena por los dos adultos pero no se atrevían a decir nada no fuese el caso que desviaran su atención hacia ellos. Cuando Shisui, que llevaba riéndose todo el rato con la situación, apoyando la cabeza en su mano sobre la mesa dijo:

- Si quieres podemos decirle a Iruka que se pase por aquí y así os podéis besar bajo el muérdago – señaló con sus ojos a dónde habían colgado Mikoto y él la planta esa misma mañana –. También sirve para más parejas – añadió con un guiño dirigido a su Sasu-chan.

Definitivamente Shisui quería morir hoy, y si en esa casa se cometía un crimen esa tarde, nadie pondría oposición.

 

Una vez Fugaku volvió con los postres la mesa se calmó un poco y todos siguieron con la comida sin más incidentes. No porque a Fugaku no le interesara el tema de conversación, al contrario, por la noche le preguntaría a su mujer todo lo que había descubierto, pero como conocía muy bien a su mujer y sabía que las otras tres mujeres podían ser como ella se apiadó de los hombres y sintió que debía rescatarlos.

 

Cuando terminaron de comer, los tres adolescentes fueron en busca de los juegos de mesa mientras el resto recogían la mesa, evitando el muérdago unos más que otros por el camino.

- Oi, ¿Vosotros habéis conseguido verle la cara a Kakashi-sensei? - preguntó Naruto en voz baja por miedo a que alguien más los escuchara.

- Es increíble cómo no se la hemos conseguido ver todavía. Que ya es raro que tu profesor que nunca se quita la mascarilla de la cara coma contigo el día de Navidad y más aún que no se la hayamos podido ver hoy - respondió Sakura.

- ¿Vosotros creéis que Iruka-sensei le ha visto la cara? ¿O creéis que todavía no se han besado?

- Puede se han besado con la mascarilla puesta - planteó Naruto.

- Puaj no, eso seguro que no.

Sakura y Naruto continuaron debatiendo sobre la posible relación entre sus profesores durante un rato.

- ¿Podemos dejar de hablar de Kakashi y si vida y centrarnos en qué juegos bajar? – los interrumpió Sasuke.

- Venga Teme, no me digas que a ti no te intriga su vida amorosa, ¿o es que estás celoso de que Kakashi-sensei tenga a alguien y tú no? – le preguntó Naruto con una sonrisa maliciosa.

- Tch – respondió su amigo quien ocultaba su cara para que no le vieran que se había puesto un poco colorado.

- Sí, Sasuke-kun tiene razón, debemos elegir algo ya que nos están esperando los demás – contestó Sakura rápidamente que también se había puesto colorado tras ver que antes de apartar la mirada, Sasuke le había mirado a ella.

El trío de adolescentes bajó al salón con una selección de juegos para pasar un buen rato con sus familias. Estuvieron en el salón jugando varias horas muy animadamente y entre risas.

 

Jugaron al Cluedo, donde Itachi o Kakashi siempre eran los asesinos. Al Party, en el que se dividieron en tres equipos y que ganó el equipo de las chicas. O también al Trivial donde el grupo de los jóvenes perdió.

- No ha sido justo – reprochó Naruto -. Nos han tocado preguntas muy difíciles.

- ¡Eso! Y además como sois más viejos sabéis más cosas – añadió Shisui.

- Venga no lloréis que sois vosotros quiénes habéis elegido los grupos ¿o acaso no nos ibáis a ganar con una victoria aplastante “dattebayo”? – les contestó Obito con una sonrisa burlona.

- Que tú las fallaras no quiere decir que fueran difíciles – le dijo Sakura a Naruto.

- Pero Sakura-chan, eran muy difíciles. Hasta a Sasuke le parecían difíciles. Él mismo ha dicho que ni para ti ni para Itachi iban a ser ningún problema.

- Hn – contestó Sasuke.

Viendo que los jóvenes iban a empezar otra posible pelea, Mikoto propuso que se abrieran los regalos del amigo invisible con el objetivo de animarlos.

- ¡Sí! – gritaron Naruto, Sakura y Shisui al unísono.

Y así llegó el momento que todos deseaban: abrir los regalos del amigo invisible. ¿Quién habría hecho el regalo más original? ¿O el más impresionante?

 

La primera persona en abrir su regalo fue Kushina, su amigo invisible había sido Obito quien le había regalado un viaje a un balneario y un kimono de color rojo como su pelo con un estampado de flores naranjas y rosas.

- Es muy bonito Obito, muchas gracias, estoy deseando que llegue la primavera para poder ponérmelo – le agradeció mientras le daba un beso de madre.

El siguiente en abrir su regalo fue Itachi, le habían regalado un pijama de dos piezas de color gris con un estampado de la cara de su primo Shisui por todas partes.

- JAJAJA, ese sí podría ser el mejor regalo de todos – dijo su primo entre lágrimas.

Resultó que el regalo se lo había hecho Minato quien estaba muy orgulloso de su elección.

Después de Itachi quien abrió su regalo fue Kakashi, lo que le habían regalado sin duda le sorprendió.

- Mm, esto…, sin duda es un regalo único… - dijo murmurando, tratando de adivinar quién le había hecho el regalo -. Unas figuritas de las tortugas ninja y el libro “Pasión desenfrenada” sin duda una elección curiosa… ¿Sakura?, ¿Naruto? ¿Algo que queráis decir?

- En realidad he sido yo – contestó Sasuke riéndose junto con los otros dos amigos a la vez -. Aunque tuve un poco de ayuda de Sakura, el libro lo eligió ella.

Ante esta revelación Kakashi no sabía que responder, la verdad, le había gustado mucho el detalle de su alumno.

- Muchas gracias, Sasuke, es un regalo estupendo, lo conservaré con cariño. Y a ti Sakura, ya hablaremos de libros tú y yo – le dijo a una Sakura con una mirada de complicidad.

- Me toca, me toca, ahora voy yo – dijo Shisui muy alegremente.

Cuando este cogió su regalo empezó a analizarlo, la forma y tamaño le sonaba haberlo visto, mientras lo habría iba diciendo en voz baja “No, no, que no sea lo que creo que es” y efectivamente, era lo que se temía.

- ¡NO! – gritó mientras enseñaba un pijama cómo el de su primo pero en vez de su cara, con la cara de su primo Itachi.

Todos los presentes se empezaron a reír por la cara que Shisui había puesto.

- Por favor, ponéroslo y os hago una foto a los dos juntos. – les suplicó Mikoto.

- Cuidado Shisui que como Izumi vea ese pijama te lo quita – le dijo Sasuke con una risa burlona.

- Te dije que mi regalo iba a ser el mejor, dattebayo – dijo Naruto orgulloso de regalo que recibió una mirada asesina de Shisui.

Mientras los primos iban a cambiarse Rin abría su regalo. Era un perfume afrodisíaco y esta se echó un poco por encima para probarlo.

- Huele muy bien – comentó Obito que se acercó a su cuello para olerlo.

- Esa es la reacción que esperaba – comentó Kushina con una sonrisa burlona provocando que la pareja se sonrojara -. No sé Obito, a ver si te animas a pedirle algo a tu novia.

Antes de seguir con los regalos volvieron los dos primos con sus pijamas puestos y Mikoto les hizo ponerse al lado del árbol para que se hicieran una foto juntos. Sasuke y Fugaku sin parar de reírse.

- Fíjate Shisui que al final tu regalo sí iba a ser el más impresionante de todos – le dijo Fugaku entre risas.

- Pienso enseñársela a todo el mundo – dijo Mikoto con una amplia sonrisa.

En ese instante Shisui se estaba arrepintiendo de todo.

A continuación Mikoto fue quien abrió su regalo. Era una escultura de porcelana blanca. La escultura consistía en una mujer embarazada apoyada sobre un arco, dicho arco con flores pintadas de colores cálidos al igual que los bajos de la falda de la mujer. En cuanto Mikoto la vio se puso a llorar, sólo una persona podría haber sido quién se lo había regalado.

- Ven aquí que te dé un beso - le dijo a su hijo mayor entre lágrimas -. No tenías por qué haberme regalado esto, con un delantal de cocina estaba contenta.

- Siempre he querido compensarte por la figura que rompí cuando empecé a caminar - le dijo su hijo que estaba siendo estrujado por su madre mientras le devolvía el abrazo -. Sé lo mucho que te importaba y quería compensarte.

- Idiota - le dijo Mikoto entre lágrimas y una sonrisa.
Una vez pusieron la escultura a salvo llegó el turno de Naruto quién no podía aguantar las ganas de abrir su regalo, hasta el momento su regalo era el más grande de todos.

- ¡WHOALAH! ¡Me encanta todo! - exclamó el rubio mientras se probaba su regalo.

En él había una cazadora de invierno de un naranja fosforito, el final de las mangas con rayas negras, y el final de la capucha tenía unas orejas de zorro. Junto con la cazadora había un monedero verde con forma de rana.

- Mm... - murmuró Naruto Pensativamente con los ojos cerrados -. Quién me ha regalado esto sólo puede ser alguien con muy buen gusto, y esa sólo puede ser Sakura-chan.

- Así es – le contestó la pelirrosa alegremente mientras recibía un abrazo de oso de su mejor amigo -. Recordé cómo te sentiste cuando se te rompió tu antiguo monedero y cuando vi uno muy parecido no pude evitarlo. Con la cazadora me ayudó a elegirla Sasuke-kun.

- ¿Fuisteis a comprar los regalos sin mí? – preguntó el rubio decepcionado.

- Dobe, no podías venir.

- ¿Por qué no? – dijo Naruto que se sentía traicionado.

- Pues porque si no el regalo no habría sido una sorpresa – le respondió Sakura.

- Ah claro, tiene sentido. Ahora abre tú el tuyo Sakura-chan – añadió Naruto con una sonrisa de oreja a oreja.

- Está bien.

Su regalo era el más pequeño de todos, estaba un poco cabizbaja, la verdad. Todos los anteriores regalos habían sido personalizados y muy originales y sentía que el suyo se lo habían hecho como obligación. Cuando quitó el envoltorio vio que era una caja de madera.

Abrió la caja con delicadeza, en ella había una horquilla con una rosa en un extremo.

- ¡Wow! ¡Es muy bonita!

- Sakura-chan, hay más – le dijo Rin suavemente con una sonrisa. Conocía a la pelirrosa y sabía que ese tono no era sincero del todo, así que le cogió la caja y le mostró que había una nota al fondo -. Ábrela.

Y Sakura leyó en voz alta:

- “Sakura Haruno, espero poder conocerte cuando vuelva a casa este verano. Me han hablado muy bien de ti y he quedado impresionada, así que me gustaría que fueras me aprendiz. Un saludo,” – cuando leyó el nombre del remitente a Sakura le empezaron a temblar las manos, no podía creerse lo que veían sus ojos -. “Tsunade Senju” – balbuceó entre lágrimas y se lanzó sollozando a los brazos de Rin.

- Creo que te ha gustado mi regalo eh, Sakura – asintió la pelirrosa en sus brazos -. Resulta que soy muy buena amiga de Shizune, su aprendiz, y le pedí que me hiciera un pequeño favor – le dijo con una sonrisa a la pelirrosa.

- Muchísimas gracias, Rin, este es mi sueño – le agradeció Sakura con una sonrisa brillante y unos ojos humedecidos.

- Qué alegría Sakura-chan, estamos muy contentos por ti – la apoyó Mikoto.

Sasuke, que estaba a su lado, le agarró la mano como muestra de apoyo y cuando esta le miró le dedicó una sonrisa cariñosa mientras le tendía un pañuelo.

- Gracias Sasuke-kun – dijo en voz baja de manera que sólo le pudo escuchar él.

- Creo que podría aceptar el regalo de Sakura-chan como el más alucinante de todos, pero todavía falta por abrir el que yo he hecho. – dijo Shisui mientras le entregaba a Fugaku su regalo.

El regalo era una bata de estar por casa, un juego de un par de tazas de té y un viaje al País del Té para dos personas.

- Cuánto quiero a mi esposa – dijo Fugaku mientras besaba a su mujer en la mejilla a quien tenía al lado. Sólo una persona podría haberle hecho ese regalo -. Un viaje de una semana sin niños, el paraíso.

- Nos vais a echar de menos – le reprochó su hijo mayor.

- Quién sabe, estoy deseando irme de viaje para comprobarlo – se rieron todos.

A continuación Minato abrió su regalo Kakashi le había regalado lo mismo que le habían regalado a su mujer, un viaje a un balneario y un kimono de color azul como sus ojos.

- Oh, muchas gracias Kakashi, yo también estoy deseando irme de viaje para comprobar si os echo de menos - dijo Minato con un guiño mientras miraba a su amigo cómplicemente.

Finalmente llegó el momento de Sasuke, estaba muy nervioso porque sólo quedaban dos regalos y estaba ansioso por saber qué le habían regalado. Si el regalo de Sakura era el más pequeño, el suyo era diminuto en comparación, se quedó a cuadros cuando vio que su regalo únicamente era un sobre. ¿Tenía tan mala suerte que le habían regalado dinero directamente? ¿Tan poco importaba él?

Abrió el sobre decepcionado como cuando era pequeño y se había enfadado con sus padres pero no quería que lo notaran.

- “Mira detrás del sofá” – leyó Sakura en voz alta quien estaba a su lado.

Todos hicieron hueco para mover el sofá y ver qué había detrás de él. Ahí encontraron un paquete muy largo. Sasuke lo abrió, esta vez su rostro mostraba una cara de curiosidad.

Cuando abrió el regalo se quedó sin aliento. Ahí había una tabla nueva de snowboard. ¿Quién le había hecho este regalo? ¿A caso alguien sabía lo que quería desde hacía años? La única persona que lo sabía era Sakura y ella no se lo había podido regalar porque ya le había hecho el regalo a Naruto, entonces, ¿quién había sido? Sólo quedaban dos personas, su padre y Kakashi.

- ¿Te gusta el regalo, Sasuke? - le preguntó su padre.

- Otou-san, ¿es cosa tuya? No sé qué decir.

- Así es, pensé que era el momento de que tuvieras tu propia tabla y no la heredada de tu hermano. Podrás estrenarla en unos días.

- Gracias - le agradeció Sasuke a su padre de corazón.

- ¿No estáis nerviosos por saber cuál es el mejor regalo de todos? - preguntó Shisui con una sonrisa maliciosa.
Solamente quedaba el regalo de Obito, y viendo que se lo regalaba Shisui no parecía nada bueno.

- ¿Qué es ésto? - preguntó Obito con un tono serio. En sus manos tenía un busto pequeño de su cara.

- ¿No es obvio? Siempre estás diciendo que tu cara acabará recordada en piedra de lo importante que eres. Mira, también te puedes utilizar de pisapapeles - explicó Shisui mientras le mostraba los usos que podía tener.

- Debo reconocer Shisui, que al final tu regalo sí ha sido el más increíble de todos - le confesó su tío con una carcajada.

Esta declaración provocó la risa de los presentes concluyendo así una tarde de intercambio de regalos en familia.

 

Cuando estaban recogiendo el salón pasó lo que todos temían, bueno, sólo lo temían dos personas.

- ¡QUIETOS! - gritó Shisui provocando que los que estaban presentes se detuvieran en el acto -. ¡Mirad! - dijo apuntando sobre las cabezas de dos personas.

El muérdago, el maldito muérdago. Sin darse cuenta se habían parado a hablar debajo de él Sasuke y Sakura, y para su mala suerte, Shisui los había cazado. Y no sólo él, también estaban su hermano, Naruto y Kakashi como testigos.

Sasuke fulminó con la mirada a su primo.

- Sa- Sasuke-kun -dijo pelirrosa tartamudeando, centrando la atención del pelinegro sobre ella -. No- no hace falta que hagamos nada sólo porque ellos estén delante - añadió una Sakura que estaba roja como un tomate con la mirada clavada en el suelo mientras jugaba con sus manos temblorosas.

- Hn - es lo último que oyó la pelirrosa antes de notar un golpecito con el dedo índice y el del medio sobre su frente.

Cuando alzó la vista vio a un Sasuke sonrojado mirando hacia un lado con las manos en los bolsillos y al otro lado estaban su primo y su hermano con la boca abierta, Shisui agarrándole el antebrazo a Itachi procesando lo que acababan de ver.

- No lo hemos soñado.

- Nop.

- Nuestro Sasu-chan acaba de confesarle a Sakura-chan que la quiere.

- Sip.

- Y tu madre no lo ha visto.

- Y será mejor que siga así, sabes cómo se pondría si lo supiera.

- Pero se pondría muy feliz.

- Lo acabará sabiendo, pero no podemos delatarle, nos mataría.

Susurraban entre ellos dos.

- ¿Qué pasa? No entiendo – preguntó un Naruto confuso a un Kakashi misteriosamente sonriente.

- Nada Naruto, no ha sido nada. Vamos a terminar de recoger o se nos hará tarde.

 

Los dos adolescentes iban por la calle camino a casa de Sakura, ambos llevaban las manos en los bolsillos.

- ¿Te lo has pasado bien, Sakura? Espero que nadie te haya incomodado – le preguntó el pelinegro un poco preocupado porque conocía cómo era su familia y temía que no hubiera estado cómoda.

- No te preocupes Sasuke-kun, ha sido todo maravilloso – le respondió alegremente la pelirrosa las mejillas sonrosadas por el frío.

Sasuke estaba acompañando a Sakura a su casa, que vivía a unos diez minutos andando de la suya, porque su madre le había insistido en que no fuera sola por la calle a esas horas de la noche, aunque él también se iba a ofrecer a acompañarla por pasar más tiempo con ella y en privado, sin nadie más cerca. Aunque esto último no había sido del todo posible. Mikoto había insistido en que su hermano y su primo los acompañaran para que luego a la vuelta no estuviera solo y de paso sacar la basura.

Así que ahí estaba él, caminando al lado de la chica a la que hacía unos momentos le había confesado que le gustaba, y a unos cinco pasos por detrás de ellos iban su hermano y su primo cuchicheando, y cuando se giraba para mirarlos éstos le saludaban con una sonrisa de oreja a oreja que decía “para nada estamos hablando de vosotros dos, seguid a lo vuestro”.

No, definitivamente no estaba saliendo como él quería. Debía de deshacerse de los dos cuervos que les seguían y encontrar el valor para decirle de palabra a Sakura lo que sentía, y cada vez estaban más cerca de su casa por lo que ya no le quedaba tiempo. Sasuke entró en pánico, pero una voz le hizo desconectar de sus pensamientos.

- Chicos, nosotros vamos a girar en esta calle para tirar la basura, vamos a tardar un poco porque Shisui no ha separado el vidrio.

- ¿Pero qué dices? Yo reciclo perfec- - le cortó Itachi haciéndolo callar con la mano.

- Id yendo y te esperamos aquí en el cruce, Sasuke.

La casa de Sakura estaba en la otra dirección del cruce, a unas cuatro casas de distancia, la intimidad suficiente. Podía hacerlo.

Estaba nerviosa, apretaba con fuerza el regalo en su bolsillo mientras encontraba las fuerzas para darle el regalo, ahora era el momento perfecto, habían llegado a la puerta de su casa.

- Tengo algo para ti – dijeron los dos al unísono.
Ambos hicieron una mueca de confusión y Sakura habló primero.

- Tengo un regalo para ti – dijo mientras le mostraba el regalo con las dos manos mirando al suelo con las mejillas coloradas, esta vez no por el frío -. El otro día cuando fuimos a comprar juntos, al despedirnos entré en una tienda y te compré esto.

- Yo hice igual – dijo un Sasuke igual de sonrojado mientras sacaba su regalo del bolsillo -. ¿Los abrimos a la vez? – Sakura asintió y se intercambiaron los regalos.

Ella le había regalado una pulsera ancha de cuero de color negro y por detrás estaba grabado su nombre y el símbolo de su familia. Él le había regalado una pulsera de oro rosa con flores de cerezo repartidas a lo largo de ella, con un enganche de imanes planos superpuestos entre ellos donde se podía leer “Gracias”. Sakura iba a ponerse a llorar y esto preocupó a Sasuke.

- ¿No te ha gustado?

- Me encanta – dijo la pelirrosa casi sin aliento -. En comparación mi regalo es cutre.

- Qué dices, pero si es perfecta – le respondió mientras le enseñaba la pulsera ya atada en su mano derecha - ¿Quieres que te ponga la tuya? – preguntó un Sasuke a juego con su comida favorita. Sakura asintió y le extendió su mano izquierda.

- Es preciosa. Muchas gracias, Sasuke-kun - le agradeció la pelirrosa mientras se llevaba la mano izquierda al pecho y con la derecha agarraba la pulsera.

Sasuke dio un paso hacia delante y con su mano derecha le tocó la barbilla para que levantara la vista y le mirara a los ojos. Atraída por sus ojos esta dio otro paso hacia delante, estaban tan cerca que podían sentir la respiración del otro. Y en un parpadeo sus labios se juntaron.

Sasuke le agarró de la nuca para inclinar un poco su cabeza y profundizar más el beso mientras Sakura se agarraba al cuello de su chaqueta con las dos manos. Era un beso tierno pero intenso. Todo lo que sus palabras no eran capaces de expresar, su beso lo decía todo.

- Buenas noches, Sasuke-kun – le dijo cuando se separaron del beso.

- Buenas noches, Sakura. Nos vemos en unos días – y le dio un beso en la mejilla de despedida.

Cuando Sasuke llegó al cruce ya le estaban esperando.

- ¿Qué? – preguntó Sasuke a sus acompañantes que le sonreían burlonamente.

- Nada, nada, todo bien supongo. ¿Cómo ha ido el beso? – le preguntó su primo provocándolo.

- No nos hemos besado – respondió un Sasuke gruñón.

- ¿Y qué es esa mancha de pintalabios que tienes ahí? – le preguntó su hermano mientras le señalaba la comisura de sus labios. Sasuke enseguida se llevó las manos a la cara para intentar quitarse la mancha mientras se ponía rojo – Oh tranquilo, que no tienes nada en la cara.

- ¡Nii-san! – le reprochó Sasuke a su hermano que se sentía traicionado.

Volvieron a casa entre risas mientras interrogaban a un Sasuke colorado pero feliz porque finalmente Sakura y él se habían besado. Itachi y Shisui le prometieron que mantendrían el secreto y que a su madre no le dirían ni una palabra. De momento.

 

Cuando llegó a casa vio que tenía un mensaje de Sakura. Era una imagen de ella sonriendo con la cabeza apoyada sobre la mano donde llevaba la pulsera y se veía perfectamente el “Gracias”.

Y esa noche no durmieron porque se la pasaron hablando por teléfono.