
Normas
Normas
Estaba atado al cabecero de forja de la cama, la pelotita que acompañaba a la mordaza amortiguaba sus gemidos y hacía que su saliva escurriese de sus labios hasta su pecho, sus piernas estaban ampliamente separadas y un dildo era metido y sacado con dolorosa lentitud de su ano. Sin poder contenerse movió sus caderas empalándose más en el objeto, reclamando más velocidad. La mano de Draco cayó sobre su nalga izquierda, sobre su derecha y de nuevo sobre su izquierda arrancando gemidos de dolor.- No debes moverte, Potter. Debes obedecerme, esas son las reglas, ¿recuerdas? – susurró Draco en su oído exhalando cada palabra de forma que su aliento acariciase su piel haciéndole estremecer.
El rubio retomó su tarea de torturar a Harry, quien por mucho que lo intentara acababa moviendo sus caderas.
Su culo estaba absolutamente colorado, su pene con un anillo en la base que le impedía correrse dolía como una Cruciatus, su cuerpo estaba bañado en sudor, de sus ojos escapaban lágrimas que intentaba contener sin éxito con cada nueva nalgada y su ano seguí siendo torturado con ese ritmo cadencioso que poco a poco se iba haciendo más rápido pero que volvía a ralentizarse cuando Harry movía sus caderas. Al moreno le daba la impresión que llevaba horas en esa posición, no podía soportarlo más y el eventual roce de humedad contra su pierna le hacía saber que Draco estaba excitado, listo para penetrarle pero no lo hacía. Quizás ese pensamiento era aún mayor tortura que el de su cuerpo.
Antes de empezar con aquel juego habían establecido unas normas simples: Harry sería el esclavo, Draco el amo, ninguno de los dos podía hacer magia, pararían antes de que la más mínima gota de sangre saliese de su piel. Draco tenía la responsabilidad de saber cuando debía parar y Harry la de obedecerle. Él había intentado cumplirlas, había puesto todo su esfuerzo en ello, pero en aquel momento su cuerpo, su mente y su magia le decían que se olvidase de las reglas, se librase de todo lo que lo contenía y se empalase en el miembro del rubio. Y ante dicha oposición, cuando una nueva nalgada iba a caer sobre su trasero dejó que su magia obrase como quería, que le desatase las manos, le quitase la mordaza y liberara su pene, permitió que su cuerpo se girase rápidamente, que sus brazos empujasen al rubio sobre la cama y guiase su erecto miembro a su ansioso culo. Se movió con rapidez a lo largo de esa gruesa polla, besando y mordiendo sus labios con ansiedad, tocando cada centímetro la pálida piel a su alcance. Cabalgando sobre él alcanzó el éxtasis en el momento en el que una mano del rubio tocó su colorado pene y exhausto se dejó caer sobre su amante.
- Me desobedeciste, se saltaste todas las normas. – le recriminó Draco una vez recuperaron el aliento.
- Estabas abusando de tu autoridad. Además no te veo muy disgustado con el resultado. – dijo Harry con una sonrisa de superioridad en sus labios. – Es más, estoy seguro de que no te importaría repetir la experiencia.
- Engreído.
-Le dijo la sartén al cazo. – replicó el moreno entre carcajadas.
Draco le lanzó una mirada asesina que no pudo mantener mucho tiempo antes de callar su risa con un beso que prometía mucho más.
Fin