Harrython 2011

Harry Potter - J. K. Rowling
F/M
Gen
M/M
G
Harrython 2011
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Summary
Conjunto de drables y one-shots escritos para el 31 cumpleaños de Harry Potter en la comunidad Harrython de Livejournal.
Note
Disclaimer Los personajes no son míos pertenecen a Jk Rowling y no obtengo ningún beneficio más que felicitar a Harry en su cumpleaños.
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El gatito y la serpiente

El gatito y la serpiente

Había una vez un pequeño gatito que corría alegremente por el Bosque Prohibido, ajeno a todo peligro. Saltaba, maullaba y jugaba a perseguir mariposas. El negro felino era feliz observando el gran mundo que se extendía ante él con curiosos ojos verdes.

Nuestro gatito no era como los demás gatos. Era mimoso, familiar y juguetón, pero no temía a nada, ni siquiera al gran río que cruzaba el bosque.

Ese día estaba jugando a cruzarlo saltando de roca en roca, como tantas otras veces. Le gustaba atrapar con su boca las pequeñas gotitas que salpicaban a su alrededor. Tan distraído como estaba, no sintió a una gran serpiente acercarse sigilosamente y cuando ésta se abalanzó sobre él no tuvo nada que hacer. Forcejeó contra el apretado abrazo, arañó la sensible piel escamosa, pero el reptil no cedió. La serpiente abrió su boca con sus colmillos goteando veneno y la dirigió al cuello de su presa. El gato maulló y algo sorprendente ocurrió: el gatito comenzó a crecer y a crecer, transformando su pelo en piel y sus garras en manos hasta que en vez de un felino hubo un humano. La serpiente fue ensanchando su abrazo conforme el gato cambiaba de forma, pero no lo soltó.

Cuando el chico forcejeó como lo había hecho en su forma felina, la serpiente sintió que podría con ella y entonces ella también cambió, se agrandó y agrandó hasta que en vez de un reptil fue un hombre de cabellos rubios platinados quien mantenía aprisionado contra el suelo a nuestro anteriormente pequeño gatito.

El chico moreno abrió los ojos desmesuradamente al reconocer al joven sobre él, no era otro que el prófugo mortífago Draco Malfoy, y recibió una mirada similar cuando el rubio le reconoció como el desaparecido hacía cuatro años Salvador del Mundo Mágico.

Se quedaron mirándose sin saber qué decir hasta que el tacto de la cálida piel del contrincante fue imposible de ignorar. El chico de ojos verdes se sonrojó ante la concentración de su sangre al sur de su cuerpo y nuevamente intentó escapar, sin embargo, el otrora reptil se lo impidió sujetándole más fuerte por los brazos contra el suelo. Los ojos grises observaron los jugosos labios, los oscuros pezones, los suavemente marcados músculos del abdomen y la polla que presionaba contra su cuerpo del chico bajo él, y un hambre distinta del que había tenido en su forma animaga se despertó.

El rubio bajó su cabeza y capturó los labios del otro deseando dejarlos más rojos y jugosos. Los besó con pasión y cuando un gemido de sorpresa salió de entre ellos aprovechó para asaltar la boca con su lengua. La sorpresa pasó y en segundos estaba siendo correspondido y recibiendo placenteros gemidos que quedaban atrapados en sus bocas.

Se separaron y sonrió satisfecho al observar los rojos labios. Sin dar tregua, atacó el largo cuello dejando marcas y recibiendo más gemidos y jadeos. Descendió lentamente por el pecho hasta llegar a los sensibles pezones. Lamió uno y apretó el otro con una de sus manos liberando uno de los brazos del moreno en el proceso. Ese brazo libre se dirigió a su suave y fino cabello, enredando los dedos en él para luego deslizarse por la pálida espalda acariciando los músculos en ella.

Tras torturar con su boca el otro pezón, descendió un poco más hasta llegar al ombligo en el cual introdujo su lengua, más no pudo permanecer mucho tiempo ante los constantes apretones en su pelo que le instaban a ir más abajo.

Accedió a la implícita petición y exhalo sobre la palpitante erección al tiempo que llevaba su mano a la entrada que tanto ansiaba conquistar. Realizó un hechizo lubricante sobre sus dedos y llevó uno a la fruncida apertura. El moreno gimió y apretó los claros cabellos en su mano ante la intrusión. El rubio se liberó de su agarre molesto ante el tirón y comenzó a besar sus muslos ignorando deliberadamente el miembro erecto ante él.

El héroe cogió el alto césped de la ribera del río entre sus manos como sustituto del pelo del mortífago, aunque no era tan consolador como aquel. Se contoneó intentando dirigir la pálida boca a donde necesitaba atención, pero ésta siempre evitaba su polla, y arqueó su espalda ante las penetraciones de los dedos que ensanchaban su ano.

Los dedos le abandonaron, así como la boca que besaba, lamía y mordía el interior de sus muslos y sus caderas, y la sonrisa predadora del rubio entró en su campo de visión.

El joven observó a su presa, porque aunque ya no fuesen gato y serpiente seguía siendo su presa, y se relamió ante la visión del cuerpo que se le ofrecía.

Sin más dilación llevó su erecta polla a la dilatada entrada y se enterró en ella lentamente hasta que sus testículos chocaron contra las redondas nalgas de su amante. El fuerte gemido que recibió por su acción le excitó como el más potente afrodisíaco y no esperó para salir casi por completo y volver a entrar hasta el fondo recibiendo más de esos estimulantes sonidos.

El moreno soltó una de sus manos del pasto y se sujetó a la nuca del rubio atrayéndole para besarle y así sentir una más firme conexión con el suelo, ya que cada embestida enviaba oleadas de placer por su cuerpo que elevaban su alma al cielo.

Cada vez el tiempo entre penetración y penetración se fue haciendo más corto ante el aumento de la necesidad de alcanzar la culminación del placer que sentían. Sus fuertes gemidos llenaban el bosque asustando pájaros que hasta entonces había descansado en los árboles cercanos.

Estaban cerca, muy cerca, el chico de ojos esmeralda desenterró sus dedos del suelo y llevó su mano a su erección, la fina arena raspaba su piel pero el placer le hacía perder importancia.

Finalmente, se corrió arqueando por completo su espalda y manchando su pecho y abdomen con su semen. Las contracciones en su recto aprisionaron la polla que le penetraba haciendo que se vaciase en su interior acompañado de un gutural gemido del de ojos grises.

Pasados unos segundos, éste último salió de su amante y se tumbó a su lado observando la bella imagen. Una chispeante mirada verde se volvió hacia él viendo una imagen similar, con una sonrisa feliz y satisfecha adornando sus labios.

El rubio le envolvió en un fuerte abrazo de serpiente y el moreno se acurrucó como un gatito ronroneante. Se quedaron así durante un tiempo, felices y ajenos a todos los peligros del bosque, disfrutando de los últimos retazos del orgasmo, después de todo su exilio no iba a ser tan solitario a partir de entonces.

Fin

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