
— Quiero entender —Weems intentaba sonar calmada para hacerse oir por encima de las ambulancias— ¿Qué fue lo que pasó?
Frente a ella Enid y Wednesday, la primera lucía visiblemente nerviosa y la segunda cruzada de brazos parecía negarse a argumentar nada ante la insistencia de las preguntas.
— Me niego a hablar sin un abogado.
— Esto no es un juicio, Wednesday, ya te lo dije.
— Entonces insisto en resistirme a declarar.
Weems giró exhausta hacia Enid y la chica respiró hondo antes de responder.
— Mire... todo empezó hace unos días.
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[Una semana antes]
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— ¡Su atención por favor!
Enid se encontraba en una de las mesas en el patio de Nevermore y alrededor de ella varias personas se habían hecho presentes, algunos con cara de confusión y otros emocionados, pero todos en general listos para escucharla.
— Cómo ya saben, hace unos días hice una encuesta en mi blog sobre si les interesaría participar en una actividad conocida como "Bajada de Reyes"
Hubo algunos murmullos de emoción.
— ¡Entonces! —retomó aún más entusiasmada— la idea de esta actividad es compartir entre todos algo que se conoce como Rosca de Reyes, como ya les expliqué en mi blog y ver a quien, o quienes, le toca "el niño", para contarles un poco más de esta actividad traje a mi novia que celebraba estas festividades con su familia.
El silencio que se hizo cuando Wednesday se aproximó al lado de Enid fue drástico, la morena suspiró brevemente antes de comenzar su explicación.
— La rosca de reyes originalmente era una de las actividades del festival a saturno, donde se escogía al "rey de la anarquía" a quien le era permitido realizar maldades durante ese día y encabezaba la fiesta de las saturnales todo con motivo del solsticio de invierno.
— Claro —intervino Enid, mientras el resto miraba con aprensión a Wednesday al notar el énfasis en "maldades"— pero luego, luego... nació esta tradición de la rosca de reyes, que se celebra cuando llegan los reyes magos ¿no?
— Si —continuó Wednesday— la existencia de la rosca aunque se originó en Francia, se celebra en México como una festividad y es parte de las costumbres locales.
— ¡Eso! Es una costumbre bastante divertida y que podemos compartir aquí entre todos, aunque se dice que a quien le toque el niño tiene que hacerse cargo de regalar.... ¿cómo se llamaban?
— Tamales —acotó y antes de continuar señaló a Eugene que había levantado la mano entre todos los presentes— Habla.
— ¿Por qué esconden a un niño en la rosca?
— Herodes se propuso hacer una matanza de bebés por culpa de Jesús y el muñeco escondido representa al bebé siendo escondido por sus padres.
— ¿Matanza de bebés? —balbuceó el chico
— Por eso usaremos un cuchillo —añadió Wednesday— nosotros seremos Herodes...
— Entonces —interrumpió Ajax inseguro— ¿El niño no se puede comer?
— Es un adorno —dijo Enid, aliviada de interrumpir a Wednesday— así que no lo vayan a masticar.
— ¿O sea que si no tenemos cuidado, corremos el riesgo de asfixiarnos? —preguntó Yoko desde una esquina.
— Enid se resistió a que mastiquen su porción con los ojos vendados, así que tristemente no.
— Me aseguraré que no hayan riesgos —compensó Enid ahora destapando el envase que había llevado al inicio de todo— y ¡aquí está! para poder ser justos y evitar la manipulación innecesaria del cuchillo —miró a Wednesday de reojo— he separado cada porción por adelantado y le he asignado un número, solo deben decir el número que desean y listo ¡podemos empezar!
[Imagen referencial, le pertenece enteramente a Kimenkx ]
Con algo de dificultad el grupo entero se acomodó en una hilera, atropellándose entre si, la voz de Bianca sonó entre todos los demás
— ¿Addams está exenta de esta actividad?
— Yo comeré la última porción de la rosca, lo que asegura que sea una elección completamente al azar, para que no haya quejas —respondió sin moverse del lado de Enid.
— Al menos la gótica también puede ahogarse —dijo Yoko aliviada.
Uno por uno fueron pasando y escogiendo su porción, aunque algunos ya iban preparados a seguir las reglas nunca faltaban los distraídos.
— ¡El cinco! —Eugene con los nervios se golpeó la rodilla con la mesa.
— Ya está tomado —dijo Enid— mira los números disponibles.
— ¡Ya... entonces el 1!
— Listo ¡suerte!
— Dame el que quieras, bebé, estoy lista para los matales —Yoko llegó y tras de ella su novia Divina.
— Se dicen tamales, Yoko uhmmm... mejor escoge tu, yo sé cuáles son los números así que no sería justo.
— Ok, ok, quiero el último número.
Uno a uno, todos los chicos fueron tomando su porción hasta que quedó una única sobre el plato con un cartelito que decía "13"
— ¡Tu número favorito! —le dijo Enid a Wednesday cuando se lo alcanzó.
— Acepto lo cliché de tu cumplido —tomó el pedazo de rosca y la acompañó cerrando el círculo que se había formado alrededor.
— Muy bien —dijo Enid mirando a todos— a la cuenta de tres cada uno partirá su pedazo de rosca y podrán comprobar si hay un niño o no ¿listos? —el asentimiento fue general— a la una... a las dos... y a las... ¡TRES!
Todos hicieron lo propio y hubo entre quejidos de tristeza y exclamaciones de asombro.
— ¡Tengo un niño! —chilló Ajax mientras alzaba el muñequito— Prometo ser un padre responsable —comentó secándose una lágrima invisible mientras Xavier lo palmeaba en el hombro.
— ¿Cuántos niños escondieron? —Divina alzó la voz cuando notó que varios mostraban sus muñequitos.
Entre los elegidos quedaron Yoko, Bianca, Ajax, Xavier, Kent y la misma Divina.
— ¿Esto es una broma?
— ¡No! Es todo al azar —los elegidos por los muñecos volteron a mirar a Wednesday que se encogió de hombros— Ella no ha sabido donde estaban los números, la rosca la hice yo.
— Además —añadió la morena partiendo su propio pedazo para revelar al niño escondido bajo el número 13— ¿por qué me autocastigaría con uno de estos?
— ¿Por qué te gusta sufrir? —comentó Yoko como si fuera una respuesta bastante obvia— Como sea, al menos se ve que la rosca está buenísima.
Y el grupo entero comió hasta la última migaja.
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— Y eso pasó.
— ¿Sabe que me contó todo esto de manera innecesaria señorita Sinclair? Tengo seis estudiantes a los que les harán un lavado gástrico por envenenamiento.
— Oh vamos —Wednesday por fin habló— esa cantidad tan ínfima de veneno apenas hace cosquillas en el estómago.
— Hable por usted —replicó Weems cruzándose de brazos— ¿ahora si me dirá algo?
— Los muñecos estaban bañados en arsénico, es una costumbre de mi familia para asegurar que sean detectados en el juego de la rosca de reyes, fue mi error no comentarle a Enid que debía "limpiarlos" antes de utilizarlos en la preparación de la rosca. Lo demás es bastante obvio.
— Usted...
— Yo no tuve nada que ver con la preparación, fue una omisión involuntaria, ni Enid ni yo tenemos culpa alguna... técnicamente.
— Regresen a su dormitorio, ahora.
— Pero...
— ¡Vamos, Wednesday! —Enid la tomó de la manga y la arrastró lejos de la mirada inquisitiva de la directora, su furia aún era visible a la distancia por la vena que parecía querer estallar en su frente.
— Me parece injusto que no se disculpara por habernos acusado de querer envenenar a tus amigos.
— También son tuyos, Wends.
— Me niego a sostener esa afirmación, compartimos el mismo aire en tu presencia, fuera de eso me parece irrelevante su existencia.
— Lo que aún no entiendo —habló Enid cuando estuvieron dentro de la habitación— es cómo estrategicamente todos ellos terminaron con un muñeco, fue bastante mala suerte.
— Eso pasa cuando no le rezan a la deidad correcta.
Enid se sentó en su cama algo bajoneada por el resultado y Wednesday se acercó entregándole el muñeco que había obtenido.
— Intentaré recordar que algunas personas son más sensibles a la muerte, la próxima vez.
— Gracias, espero que estén bien todos.
— Un lavado gástrico es una entrada y salida rápida, considéralo su castigo por haber sacado al niño en la rosca.
— ¿Y el tuyo?
— Prometo encargar a mis padres una porción de tamales en su próxima visita, de por si pedirles un favor es castigo suficiente, así que date por satisfecha.
— ¡Pero sin veneno, Wednesday Addams!
La joven pasó una mano por el cabello de Enid y bajó hasta tomarla de la barbilla, un par de hoyuelos enmarcaron su sonrisa, mortal y aterradora para muchos, pero a ojos de Enid, perfecta.
— Así no se puede jugar adecuadamante, pero acepto.
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