
Torneo
Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee, los personajes de Harry Potter pertenecen a su autora J.K. Rowling. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.
Personajes: Dr. Strange/Tony Stark. Dr. Strange/James Potter (pasado)
Aclaraciones y advertencia: Romance, Crossover, Universo semi alterno, mención de Mpreg y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.
Beta Reader:
Resumen: Stephen conoció a James Potter durante su época de colegio en Hogwarts. Dejó el mundo mágico poco antes de que estallara la guerra contra Voldemort, para perseguir su sueño de convertirse en medico (tanto medimago como no mágico). Por casualidad conoce a Tony Stark, se hacen amigos y con el tiempo, se casan, pero ¿qué pasaría si el joven Harry Potter fuese el hijo de Strange?, ¿Cómo lo tomaría la nueva familia del Hechicero Supremo?
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OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
El pasado regresa
Capítulo 10.- Torneo de los tres magos
[James despertó con una sonrisa en los labios; se estiró sintiendo el suave roce de su cuerpo desnudo contra la suave tela. Un gemido de protesta salió del otro ocupante de la cama.
—Quédate quieto —protestó su acompañante antes de atraparlo en un fuerte abrazo, arrancando una risilla de Potter.
—Lo siento —dijo James sin borrar su sonrisa. Usó un poco de fuerza para quedar encima de su novio. Le besó la barbilla.
Stephen gruñó, aunque no estaba molesto.
—¿Quieres otra ronda? —preguntó James mientras besaba y lamía el cuello, arrancando gemidos de placer de Stephen.
—Si el anciano puede aguantar el ritmo —eso le ganó una mordida.
Ese día se la pasaron en la cama haciendo el amor y olvidándose por completo del mundo. Un recuerdo que Stephen atesoraría por el resto de su vida].
…
Tony se limpió la grasa de las manos; acababa de terminar su nueva armadura y ahora estaba listo para comenzar las pruebas.
—Señor. El Dr. Strange dice que más le vale llevar su trasero a la cocina en cinco minutos si no quiere dormir con las lechuzas —dijo J.A.R.V.I.S.
Tony sonrió. Sería mejor que se apresurara o su esposo sería capaz de enviarlo a la dimensión espejo, o peor aún, dejarlo sin sexo y sin café por toda la semana.
Stephen estaba preparando la cena con ayuda de la magia. Stark sonrió al ver a su esposo usando el delantal rosa con la leyenda “super mamá”, que le regaló Víctor en navidad y que le quedaba arrebatadoramente sensual.
—Ya estoy aquí —dijo Tony acercándose a su pareja y aprovechando que Strange estaba de espaldas, le masajeó las nalgas —. Se ve delicioso.
Stephen sonrió, dejándose hacer. Se dio la vuelta para atrapar a Tony y devorar sus labios.
—Que asco, ¿tienen que hacer eso en la cocina? —ambos se separaron, compartiendo una sonrisa mientras unían sus frentes antes de encarar al intruso. Sirius les sonreía, pero no estaba solo, un muy sonrojado Bruce y un divertido Thor estaban con él. —Todos comemos aquí.
—Tú bebes agua del retrete —le respondió Stephen haciendo que Sirius se indignara asegurándole que solo fue una vez y fue porque James lo retó a hacerlo.
—Yo… lo siento, no queríamos interrumpir —se disculpó Banner. Por su lado, Thor se acercó a la pareja para darle una fuerte palmada a Stephen haciendo que perdiera un poco el equilibrio.
—¡Amigo mago, Tony! Estoy tan feliz de verlos, ¿Dónde está su pequeña descendencia y su nueva descendencia? —la pareja supuso que Steve y los otros se habían encargado de contarle las noticias a Bruce y Thor.
—Peter está en su habitación terminando sus deberes, vendrá en un momento y Harry se encuentra en Inglaterra —respondió Tony.
Thor hizo una mueca, esperaba poder conocer al hijo de su amigo mago. Había escuchado del niño por boca de los otros Vengadores y sentía curiosidad.
…
Harry despertó agitado y sudoroso. La cicatriz dejada por Voldemort cuando era un bebé le ardía bajo los dedos como si alguien le hubiera aplicado un hierro al rojo vivo.
—Harry, tu nivel cardíaco se ha acelerado, al igual que…
—Lo sé… lo sé… —la interrumpió. Acababa de tener un sueño bastante vivido con Voldemort y sus esbirros.
—¿Deseas que avise al Dr. Strange o al jefe? —Harry se negó en rotundo. No quería preocupar a sus padres, era algo que podía manejar solo.
Se incorporó en la cama con una mano aún en la cicatriz de la frente y la otra buscando en la oscuridad las gafas, que estaban sobre la mesita de noche. Agradeció mentalmente a Tony por haberle incorporado tecnología, permitiéndole ver en la oscuridad, además de otras cosas.
Volvió a tocarse la cicatriz. Aún le dolía. Se levantó de la cama; cruzó el dormitorio, abrió el armario ropero y se miró en el espejo que había en el lado interno de la puerta. Examinó más de cerca la su característica cicatriz. Parecía normal, pero seguía escociéndole. Harry intentó recordar lo que soñaba antes de despertarse. Había sido tan real... Aparecían dos personas a las que conocía, y otra a la que no. Se concentró todo lo que pudo, frunciendo el entrecejo, tratando de recordar...
Salió a la sala común; le dolía la cabeza y una necesidad extrema por ver a su familia. Le preguntó a Sabrina la hora en New York; se acomodó en el sofá y le pidió que lo conectará.
—¡Harry! —el sonriente rostro de su “hermano” menor fue lo primero que vio. —¿Cómo estás?, ¿Ya vas a regresar? Te extraño mucho.
—Yo también, ¿Dónde están nuestros padres?
A pesar de toda la resistencia que puso en el principio, le fue muy fácil encariñarse con su nueva familia, al punto de que no se imagina ya un futuro sin ellos en su vida.
—Aquí estoy chico —Tony lo saludaba desde el otro lado, su rostro tenía manchas de grasa lo que significaba que había estado antes en el taller —Tu padre está fuera, pero vendrá en un momento. ¿Cómo has estado?, No te habrás metido en ningún problema, ¿verdad?
A juzgar por el tono de Tony, Harry supo que no le importaría si en verdad estuviera metido en algún lío.
—¿Sucede algo? —preguntó Tony
—Si yo... solo los extraño —Stark sonrió, aunque era evidente que sabía que algo le pasaba al niño.
No tardó mucho en que Strange apareciera, pero no estaba solo, Thor lo acompañaba; el dios, al ver al joven en la pantalla se alegró de conocer al hijo de sus amigos.
Harry se sintió más tranquilo después de hablar con sus padres y conocer a su "tío" Beachboy (palabras de Tony). Cerró los ojos; se sentía mejor. Regresó a la cama y durmió un poco más.
…
Reprimió un bostezo. No había podido volver a dormir después de hablar con su familia. Los extrañaba. Quería que la escuela terminará pronto para poder regresar a casa.
Era gracioso pensar que tan solo meses atrás, habría hecho lo imposible por permanecer el año completo en Hogwarts y no regresar más a casa de los Dursley.
—¡Es esclavitud! —exclamó Hermione que tenía una acalorada discusión con Ron sobre el trato injusto que recibían los elfos domésticos. —Dile, Harry.
Potter miró a su amiga con expresión confundida. Sabrina entonces le explicó la discusión. Al parecer, Hermione había comenzado una acalorada defensa por los elfos domésticos.
Harry quería hacerse el desentendido; en cierto modo estaba de acuerdo con Hermione, pero sabía por su abuela que los elfos domésticos estaban tan acostumbrados a su vida de esclavitud que veían como un terrible castigo el ser liberados. Sus abuelos tuvieron muchas dificultades para hacer que Winny, Mowy y los otros aceptaran una vida digna (buena comida, ropa limpia y días de descanso), fue un duro trabajo que le llevó años al matrimonio y que no tuvo éxito en algunos casos.
Harry entonces recordó las palabras de tío Víctor cuando se atrevió a preguntar sobre porqué sus padres eran héroes.
«A veces las personas deber dar un paso adelante para cambiar las cosas, pero no siempre las cosas lo harán de la noche a la mañana. Sin importar que tan poderoso seas no puedes cambiar todo el sistema, tienes que hacerlo paso a paso».
—No puedes cambiar el sistema de la noche a la mañana.
Hermione abrió la boca para discutir, pero en aquel momento se escuchó un trueno ensordecedor, y las puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe. En la puerta apareció un hombre que se apoyaba en un largo bastón y se cubría con una capa negra de viaje.
Todas las cabezas en el Gran Comedor se volvieron para observar al extraño, repentinamente iluminado por el resplandor de un rayo que apareció en el techo. Se bajó la capucha, sacudió una larga melena en parte cana y en parte negra, y caminó hacia la mesa de los profesores, permitiendo ver su rostro.
Su piel maltratada, llena de cicatrices, deforme; su nariz maltrecha. La boca era como un tajo en diagonal, y le faltaba un buen trozo de la nariz. Pero lo que lo hacía verdaderamente terrorífico eran los ojos.
Uno de ellos era pequeño, normal. El otro era grande, redondo como una moneda y de un azul vívido, eléctrico que se movía sin cesar, de un lado a otro, errático, completamente independiente del ojo normal... y luego se quedaba en blanco, como si mirara al interior de la cabeza.
Harry lo consideraría perturbador, de no ser por las cosas ominosas que vio durante su estancia en Karmar-Taj.
El extraño llegó hasta Dumbledore. Le tendió una mano tan toscamente formada como su cara, y el director la estrechó, murmurando palabras que Harry no consiguió oír, pero Sabrina sí, pero ella se negó a contarle.
Parecía estar haciéndole preguntas al extraño, que negaba con la cabeza, sin sonreír, y contestaba en voz muy baja. Dumbledore asintió también con la cabeza, y le mostró al hombre el asiento vacío que había a su derecha. El extraño se sentó y sacudió su melena para apartarse el pelo entrecano de la cara; se acercó un plato de salchichas, lo levantó hacia lo que le quedaba de nariz y lo olfateó. A continuación, se sacó del bolsillo una pequeña navaja, pinchó una de las salchichas por un extremo y empezó a comérsela.
—Les presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras — dijo animadamente Dumbledore, ante el silencio de la sala—: el profesor Moody.
Lo normal era que los nuevos profesores presentados el primer día y recibidos con saludos y aplausos, pero esta vez fue diferente en muchos aspectos. El nuevo maestro se presentó un par de días de iniciadas las clases; no hubo vítores, ni de los alumnos o demás docentes, todos parecían mas interesados en el aspecto del recién llegado.
Dumbledore volvió a aclararse la garganta.
—Como iba diciendo —siguió, sonriendo a la multitud de estudiantes que tenía delante, todos los cuales seguían con la mirada fija en Ojoloco Moody—, tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses, un evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer para mí informarles de que este curso tendrá lugar en Hogwarts. El Torneo de los tres magos.
Explicó lo que se haría en el torneo, las dos escuelas que participaban y por supuesto los grandes riesgos mortales que implicaba. Los gemelos Weasley no estaban satisfechos al saber que solo los que tu vieran la mayoría de edad, podrían participar, pero por supuesto que eso no los iba a detener.
Se dio por concluida la cena y la gente comenzó a retirarse.
—¡No pueden hacer eso! —protestó George Weasley, que no se había unido a la multitud que avanzaba hacia la salida, sino que se había quedado quieto, de pie y mirando a Dumbledore —. Nosotros cumpliremos los diecisiete en abril: ¿por qué no podemos tener una oportunidad?
—No me van a impedir que entre —aseguró Fred con testarudez, mirando a la mesa de profesores con el entrecejo fruncido, molestos por lo que a sus ojos era una injusticia—. Los campeones tendrán que hacer un montón de cosas que en condiciones normales nunca nos permitirían. ¡Y hay mil galeones de premio!
—Sí —asintió Ron, con expresión soñadora, imaginándose lo que podría hacer con tal cantidad de dinero—. Sí, mil galeones...
—Vamos —dijo Hermione—, si no nos movemos nos vamos a quedar aquí solos.
Harry, Ron, Hermione, Fred y George salieron por el vestíbulo; los gemelos iban hablando de lo que Dumbledore podía hacer para impedir los menores participaran en el torneo.
Después de clases, durante el descanso, Harry recibió la llamada de Stephen y de Tony; les contó sobre el torneo y los pormenores, entonces su padre le habló sobre el deseo que tuvo de joven de participar, tal cual lo hizo su abuelo.
Harry y Sabrina se deleitaron con las historias de Strange acerca de su abuelo, Godwin Strange. El hechicero advirtió a su hijo que no intentara participar, ya que era en extremo peligroso y ya de por sí su vida ya era lo suficientemente complicada a causa de Voldemort, como para agregar algo más.
Aunque el niño le aseguró que no tenía interés en la competencia, le aseguró que no participaría pues no contaba con la edad suficiente para hacerlo, además de no sentir ningún interés.
Por una vez, quería ser un simple espectador.
Antes de terminar la llamada, Harry le prometió a sus padres que trataría de no meterse en problemas y que Sabrina les llamaría si consideraba que se encontraba en un peligro inminente, aunque ninguno parecía recordar que los problemas y peligros de muerte parecían seguir al niño tanto como a su familia.
Continuará…
…
Con respecto al capítulo anterior, tarde me di cuenta que era del libro equivocado (vi Harry Potter hace años). Aunque me gustan algunas parejas, no soy fan de ese universo.
Por el momento lo dejaré así, pero lo cambiaré mas adelante (solo lo de los prefectos).
En fin, gracias por leer.