Tengo mis ojos puestos en tí

Women's Association Football | Women's Soccer RPF
F/F
G
Tengo mis ojos puestos en tí
Summary
Primero hay mucho coqueteo, luego actúan y comienzan algo casual, después lo terminan amistosamente. Todo debería queda ahí ¿o tal vez no?
Note
Bien, a pedido de algunas personas, aquí está en español.Creo que caí en mi propia trampa porque tuve que releer todo esto ya que estaba en un español muy neutro y al traducirlo al inglés no importa mucho; pero, aunque esto sea un fic, trato de que sea realista al menos en cómo hablan en España así me dediqué a reemplazar palabras e intentar que suene auténtico (no lo conseguí jaja).Seguramente hay muchos errores, me disculpo de antemano, y pues nada, que los disfruten.Y si pensabas que te iba a dar el capítulo 4 y 5 de una vez, lamento la decepción, me gusta crear algo de suspenso.Por si a alguien le interesa, la canción Say yes to Heaven de Lana del Rey me inspiró, la escuché un día y empecé a escribir. Sólo eso.Juro que el capítulo 5 vendrá pronto.
All Chapters

Dime que sí a mí

¿Ir al aeropuerto a intentar detener a Ingrid? Nunca jamás, ella no hace esas cosas (tampoco iba a admitir que la idea cruzó brevemente y la desechó con la misma rapidez). Le dio la oportunidad de decir algo y prefirió callar, y eso mismo le recalca a Alexia que aparece a media mañana en la puerta de su piso.

Entonces prefiere llegar muy temprano al entrenamiento antes que hacer locuras de esas que no conducen a nada bueno. Y enseguida devuelve el billete a Estambul porque eso también fue una completa ridiculez y teme tentarse en usarlo en cualquier momento cuando piense en Ingrid y en lo que pudo ser, y la asalte la nostalgia.

Los días pasan y nada altera la rutina tranquila excepto aquellas cosas de las que no puede escapar.

-Ella, mmm… ¿está con esa chica turca? -si Mapi había dejado de husmear en redes sociales, recayó en el vicio fácilmente de nuevo.

-Pregúntale.

-Oh, vamos Aita-ruega Mapi.

-Si quieres saber, pregunta, no es tan complicado-Aitana no parece que vaya a dar ninguna información y Mapi suspira enfadada.

-Gracias por nada ¿vale?

Los incontrolables celos siguen acechándola y ella nada puede hacer más que intentar alejarlos. Ingrid no haría eso, estar con alguien y seguir viéndola a ella; cree conocerla lo suficiente para asegurarlo, pero el equipo de la noruega salió campeón y lo primero que vio en pantalla fue el sentido abrazo que se dio con esa chica que Alexia conoce tan bien, Serena o Zehra o como sea que se llame. Y ni siquiera es tan guapa.

Y además de todo, Mapi está muy segura de que Ingrid siente lo mismo que ella, lo vio, lo sintió, y esperó a que Ingrid hablara, después de todo es ella quien cortó el acuerdo casual.

‘-Tú le dijiste que no querías una relación, tú le dijiste que no querías retomarlo’

Las palabras de Alexia resuenan en su cabeza. Y también algo más. Alexia agregó que sólo está buscando puras excusas, como esos rumores sin sentido, para no hablar francamente con Ingrid.

Puede ser. Tiene miedo.

Mmm, tal vez sólo sean malos entendidos y una pésima falta de comunicación lo que las aleja.

-Oye, Mapi, espera-Aitana corre sin aliento detrás de ella y Mapi se detiene-no quise sonar dura, lo siento.

-Está bien. Lamento acorralarte así, todo el asunto de Ingrid sólo me concierne a mí.

-Y a todos los que queremos verlas bien-Aitana sonríe-ella fue a verte ¿sabes? Y no estabas.

- ¿Ella…? -Mapi parpadea y frunce el entrecejo después.

-Antes de volver a Estambul, Esmee me dijo.

-Estás bromeando.

-Ya te dije. Queremos verlas felices y sin tanta tontería.

-Vosotras hacéis de esto una telenovela-la defensora sacude la cabeza todavía procesando- ¿y qué quería?

-Que te lo diga ella ¿no? Tampoco soy una paloma mensajera.

-Hoy cumpliste bastante bien-Mapi pone una sonrisa deslumbrante porque hay algo de esperanza y se marcha decidida a enviar ese texto que quedó en un simple borrador. Puede que no todo esté perdido.

 

  • ••••••

 

A pesar de un título ganado, Ingrid se siente incompleta, algo falta. La alegría duró una sola noche de festejo o algunas pocas horas; después la realidad es diferente. No está siendo desagradecida, ama lo que hace y donde lo hace, ama los trofeos y sentirse importante, pero sacrificar lo personal por sobre lo profesional no siempre da la felicidad.

‘Yo quería esto, yo lo elegí’ es lo que no deja de repetirse.

Ella quería la gloria, progresar en su carrera, hacer historia o algo de eso. Y al final del día, no importa mucho.

Recibir las felicitaciones de amigos, del antiguo club, solamente logran que extrañe más lo que dejó atrás. Estaba bien en Barcelona, amaba esa vida, y huyó a la primera oportunidad creyendo que en otro lado estaba lo que quería. Huyó de alguien también.

Y ese alguien le mandó un texto sencillo de pocas palabras pero que para ella significaron más que de todo el resto.

Estaban en un vaivén, se movían pero no avanzaban, no había dirección ni propósito. Tampoco había palabras y esa era la cuestión principal, que nunca lo hablaban, sólo callaban todo, lo dejaban a un lado y tenían sexo como método de evasión.

Ingrid piensa en todo lo que han pasado en poco más de un año sin poder precisar cuándo es que algo cambió, intenta recordar las interacciones, los gestos y palabras de Mapi, las miradas para ella ¿se está confundiendo perdida entre la esperanza, y en realidad les gusta un buen follón y a otra cosa? Sólo puede hablar por sí misma sabiendo que quiere más.

Frido le aconsejó arriesgarse aun si no sale bien, arriesgar el corazón cuando puede salir lastimado ¡la mejor decisión del mundo entero! Y entonces piensa en los abrazos, los silencios cómodos, en el helado y Mapi sabiendo que la reconforta en momentos tristes, y es una tontería, pero le calentó el corazón. Todo con Mapi lo hace.

_María-Recién hoy supe que fuiste a verme antes de regresar a Turquía.

_Ingrid- ¿Quién fue?

_María-No importa, pero dime ¿qué querías? Sé que me fui alterada la noche anterior ¿era sobre eso?

_Ingrid-Sí, sobre eso y muchas cosas más.

_María- ¿Me dirás?

_Ingrid-No puede ser por un texto.

Desearía hacerlo a través de la pantalla porque es más fácil y puede esconderse luego si no sale bien, pero no es tan cobarde, quiere mirar a los ojos a Mapi para confesarle.

_María-Bueno, supongo que puedo esperar.

Ingrid sonríe y se muerde el labio mientras no deja que el intercambio tan inusual se acabe.

_Ingrid- ¿De verdad ibas a venir a Estambul?

_María-Claro.

_Ingrid- ¿Por qué?

_María-Por ti, es obvio.

Obvio. Nada lo parece entre ambas.

_Ingrid- ¿Y qué pasó con el billete?

_María-Lo devolví.

_Ingrid-Qué lástima, tenía muchas ganas de mostrarte la ciudad si quisieras visitarme un día.

_María-No respondiste nada cuando lo sugerí.

_Ingrid-Estaba siendo estúpida y miedosa.

_María- ¿Miedo por qué?

_Ingrid-De ti y de lo que sea que hay entre nosotras.

_María-Yo también tengo miedo.

Que Mapi lo confiese abiertamente no le debe ser fácil y le da a ella una luz de optimismo.

_Ingrid-Lamento que no sea una charla para el móvil. Que nada sea para hablar por acá.

_María-Yo no. Eso nos da algo para esperar.

_Ingrid- ¿Y para vernos?

_María-Como la causalidad siempre nos junta, en algún momento vamos a encontrarnos ¿y tal vez lo hablemos?

_Ingrid-Supongo que sí.

No quiere que sea la casualidad, quiere que surja de ellas mismas, que una de las dos dé el primer paso; es tan miedosa que se resiste a ser ella, y por eso están así, con idas y venidas sin clarificar nada.

_Ingrid-No quiero esperar a que cualquier cosa nos junte como siempre pasa, quiero verte, Mapi.

_María- ¿Es eso una invitación?

_Ingrid-Sí.

Desde el otro lado de su propio móvil Mapi tiene una expresión radiante de alegría desenfrenada. Por fin están yendo en la dirección adecuada.

_María-Aún me quedan encuentros por jugar. Supongo que podría ser durante el receso por las fiestas navideñas pero ¿vas a Noruega? Yo voy a casa de mis padres y puedo liberar el fin de año.

Bueno, faltan 15 días para eso. Tiempo suficiente para prepararse.

_Ingrid- ¡Fin de año suena genial! Supongo que tarde o temprano Barcelona nos junta siempre.

_María-Me agrada eso.

_Ingrid-Y Mapi…

_María- ¿Sí?

_Ingrid- ¿Podemos hablar de vez en cuando por aquí, si quieres? La espera hasta fin de mes se me hará eterna.

_María- Eso me gustaría, preciosa, sí podemos.

Los mensajes de textos no son habituales pero allí están cada tanto. Ingrid no sabe qué piensa Mapi o qué pasa por su cabeza y no pregunta, quiere que lo hablen personalmente. Dejará salir todo, será honesta y al diablo, si sale bien o si sale mal, ella sabrá que lo dio todo…por fin.

 

  • ••••••

 

Era muy diferente cuando se encontraban sin planearlo porque obviamente no lo sabían y no estaba la presión y tirantez de saber que quedaron para verse, que las dos lo anhelaban o que tendrían una gran charla para poner en perspectiva todo lo que les pasa. Y ante todo, saber que es planeado, es saber que van a descubrirse una ante la otra. Es como exponerse.

La primera vez que se juntaron, ambas actuaron coquetas y confiadas; después todo fluyó con naturalidad; cuando Mapi abordó a Ingrid en el club después de dejarlo, la defensora española estaba con una seguridad abismal, se sentía ganadora de todo; y luego, pasaron a fases más tranquilas y en cierto modo, indefensas. Todas esas barreras que construyeron comenzaron a flaquear.

Charlaban un poco más por mensajes de texto, se saludaron por la Navidad y preguntaron por sus respectivas familias.

Ahora Ingrid está casi enloqueciendo porque tiene una cita para tomar café con Mapi en menos de una hora-un sitio neutral-y no ha decidido qué ponerse. Y ciertamente hablar con Frido por videollamada no resuelve nada. Le muestra diversos conjuntos y la sueca sólo frunce la boca sin ayudarla, los ojos sagaces y divertidos.

- ¿Por qué te preocupa tanto tu atuendo? Hasta donde sé, lo que menos hacen es dejarse la ropa puesta cada vez que se ven.

-Oh, Frido, te odio-Ingrid le muestra el dedo del medio-y además, lo de hoy es una cita. Vamos a hablar y, no lo sé…no es para follar, así que necesito verme bien.

-Sí, algo que diga ‘tómame, Mapi León, haz lo que quieras conmigo y no me dejes’.

-Tendría que haber llamado a Esmee-tararea Ingrid, decidiendo por fin qué ponerse.

-Como si no fuera a decirte lo mismo.

-Te llamo luego.

-Ingrid-Frido se pone seria-me alegro mucho de que vayas a hablar con ella. Dile todo lo que sientes.

-Gracias, min vän-Ingrid le manda un beso llena de gratitud por esas simples palabras y corta.

Suspira largamente y procede a cambiarse ansiosa y lista para ver a Mapi.

 

- ¿Crees que pueda dejarme plantada?

-Definitivamente. Yo lo haría.

- ¡Ale! -exclama Mapi exasperada.

- ¿Qué? Es cierto, yo te dejaría plantada y luego te llamaría para decirte que eso es lo que te mereces por actuar ridículamente todo este tiempo-Alexia mueve la cabeza de lado a lado contenta por su propia deducción-o quizá ni siquiera te llamaría sólo como escarmiento.

-Espero que Ingrid no llegue a esas conclusiones que poco me favorecen-Mapi juega con los botones del abrigo y se pasea por su piso de un lado a otro-estoy nerviosa. Esto me mata.

La defensora se sirve un vaso de agua que bebe de una sola vez y Alexia ni siquiera se inmuta cuando toma otro.

-Te diría que necesitas algo más fuerte pero no puedes beber alcohol ahora-la mediocampista le saca el vaso-te la vas a pasar en el baño, suelta eso.

-Ya me voy, no me importa llegar muy temprano.

-De acuerdo, déjalo salir y que todo fluya-Alexia respira hondo para que Mapi la imite y se calme, y Mapi sólo da una respiración temblorosa antes de dejarse caer en el sillón.

-Esto va a salir tan mal, no sé ni qué voy a decir, cómo empezar.

- ¿Qué pasó con eso de ‘ya he tenido relaciones, novias, sé todo sobre esto’ y toda esa seguridad y experiencia que muestras con las mujeres, y ahora no sabes ni qué decirle a la pobre chica?

-Supongo que es justo que te burles porque me has aguantado tanto tiempo, pero no ahora, Ale.

-Mira, Mapi, hoy dejé a mi familia toda la tarde por venir a apoyarte, así que tomas valor, vas a ver a Ingrid, la besas bien y le dices que la amas ¿vale?

-Vale-asiente Mapi y traga saliva con fuerza porque parece todo un desafío.

 

Ingrid divisa a Mapi ni bien entra a la concurrida cafetería. Está en el rincón más apartado que puede haber y tan hermosa como siempre. Ella levanta la mano a modo de saludo y le obsequia su media sonrisa característica.

A medida que se acerca, la pelinegra puede ver a la española nerviosa y eso la deja apenas más tranquila; se saludan un poco incómodamente y no parece haber nada que amenice la situación, tal vez un café y la tan esperada charla.

- ¿No hay un abrazo? -pregunta Mapi casi con timidez.

Ingrid ni siquiera vacila cuando da otro paso y sus cuerpos se entrelazan. No importa la cantidad de capas de abrigo (sobre todo Mapi), sienten el calor de la otra y cómo sus huesos y músculos chocan entre sí hasta fundirse. Mapi suspira. Ingrid suspira satisfecha también y cierra los ojos.

-Te eché de menos, Ingrid.

-Yo también, kjære.

Siente a Mapi reír suavemente con la cabeza metida en su cuello, y luego se aparta.

-No sé nada de noruego, eso es trampa.

-Significa ‘cariño’ -Ingrid le peina un poco de cabello detrás de la oreja y contempla a la española que, a su vez, la mira con un brillo diferente. O puede que el brillo ya haya estado ahí antes, es seguro que sí si lo piensa, pero se negaba a notarlo.

-Bueno, seguro ya conoces las expresiones similares en español, tendré que pensar en algo diferente.

Una sencilla respuesta y el corazón de Ingrid ya cosquillea. Y ahí está. Los nervios y las dudas disipándose lentamente.

Ingrid se relaja y toma asiento dejando que Mapi ordene el café y los bocadillos, y no se pierde ni un solo movimiento, como ese día en Roma. Ella es cautivante con una energía tan eléctrica que inesperadamente provoca calma y sosiego. Ya no le da pánico mirarla y pensar en todo eso porque finalmente puede estar en sintonía consigo misma, su corazón y cerebro. Únicamente anhela no estar sola o que Mapi quiera lanzarse con ella a pesar de todo lo que ha pasado entre ambas.

- ¿Cómo está el dedo?

-Perfecto. Sanó muy bien, le falta un poco de movilidad, pero podré comenzar a jugar en enero.

-Eso se oye genial. Leí que puedes usar uno de esos vendajes en dos dedos para que sea más cómodo.

- ¿Así que eso leíste?

-Ajá-el calor le sube a las mejillas a Mapi pero no ve tan mal comenzar a dejar salir todo-ya te dije, me gusta una chica que juega vóleibol así que me informé un poco.

- ¿Y qué esperas para declararte?

-No lo sé, esas cosas no son fáciles de decir.

-Lo son si la otra parte corresponde-Ingrid se inclina sobre la mesa y sonríe gozando el intercambio.

-Ahí está la cuestión…

- ¿Qué? ¿y vas a rendirte sin preguntar?

-Ingrid.

-Mapi-imita el tono la pelinegra.

Mapi se oculta tras la taza y bebe mirando por la ventana. La ligera llovizna se estaba convirtiendo en una lluvia fuerte e inconscientemente tiembla como si el frío de afuera pudiera alcanzarla. Nota que Ingrid no apartó en ningún momento la mirada de ella y se la devuelve.

- ¿Qué haces usualmente en Estambul?

- ¿Por qué?

-No lo sé, me gustaría saber. Una vez te pregunté y no quisiste decirme-la defensora se encoge de hombros-no conozco la ciudad ni el país ni nada parecido a esa cultura, así que puedo conocer a través de ti ¿es bonito vivir allí?

-No me gusta Estambul-declara Ingrid y Mapi abre enorme los ojos por lo inesperado de esa confesión.

Se abstiene de decir: por Turquía me dejaste.

- ¿Por qué?

-No es Barcelona-Ingrid chasquea la lengua porque eso suena ingrato-me gusta poder progresar en mi carrera allí pero no me acostumbro todavía, es todo tan diferente, y es como si no hallara mi lugar o la manera de adaptarme. Lo intenté y a casi un año, me sigue costando.

-Yo puedo entenderlo, quizá…recién estaba pensando que amo Barcelona, aun si llueve y hace frío como ahora, no lo cambiaria por nada. Pero supongo que si un día me toca jugar fútbol lejos de aquí, tendría que dejarla también, y es algo que entendí hace poco. El por qué te fuiste y priorizaste tu profesión. Tu profesión es importante para ti como lo es la mía para mí. Pero tú…ni siquiera me preguntaste, Ingrid, no tuviste en cuenta mis sentimientos ni lo que yo pensaba al respecto. Sólo…me lo comunicaste a última hora, lo dejaste para lo último como si no significara nada para mí o para ti.

Sentimientos. Mapi dijo la palabra prohibida entre ellas.  Y aparentemente lo iban a charlar sin más dilación.

-Mapi, teníamos algo que no era serio-refuta Ingrid meneando la cabeza- ¿cómo…?

Se detiene y agarra el café con fuerza para ordenar las ideas.

-No sabía de qué manera decírtelo, y además, supuse que no te importaría demasiado, nunca diste indicios de nada.

-Sí, creo que somos muy buenas ocultando las cosas-sisea Mapi.

Ingrid mira alrededor, la gente riendo y hablando, bebiendo y comiendo, el bullicio distrayéndola, y no parece el mejor lugar para hablar de temas importantes después de todo. Pero mira al frente y Mapi tiene un expresión serena y paciente; no tiene por qué guardarse más las cosas, es hora de dejar salir todo luego de meses y meses que se fueron entre desencuentros y silencios.

-Yo pensé que sería injusto mantener algo a distancia tanto por ti como por mí; y además, mis sentimientos eran nuevos y supuse que pasarían-murmura Ingrid-y sí, me daba miedo la distancia, preguntarte y que tal vez dijeras que sí, que lo casual podía seguir; y enamorarme más de lo que ya estaba y que no funcionara, tanto porque estábamos lejos como por no ser correspondida de esa manera ¡yo no quería pasar por todo ese dolor de nuevo!

Mapi sopesa la declaración rascándose las cutículas de las uñas como hace cuando piensa mucho algo.

-Pero me dolió tener que enterarme a través de Aitana y no por ti hasta lo último.

- ¿Cómo iba a saberlo? Y luego te lo dije y… no parabas de repetirme que estaba bien, que fue bonito mientras duró y todas esas cosas.

-Me estaba protegiendo, vale, dijiste que no querías seguir a distancia y ni siquiera era una relación en sí ¿Qué querías que yo dijera? ¿Que te rogara para intentarlo? -dice Mapi y se tira hacia atrás en la silla sin dejar de farfullar-y tengo que decir que no tenía ni puñetera idea de lo que me pasaba, ignoraba lo que sentía y pensé que era una confusión por el…por el buen sexo. Ya sabes, cuando empezamos pensé que perdería el interés después de un tiempo pero no pasó, y empezamos a conocernos más; un día tú vienes y me dices que te vas a Turquía y eso es todo. Me confundí ¿vale? Estaba atolondrada y un poco desconcertada, creía que se debía a que fuiste tú quien me dejó y no al revés, lo asociaba con…despecho o algo igual de ridículo. Hice todo lo demás a un lado porque para mí era imposible estar enamorada y mucho menos seguir estándolo cuando ya no quedaba nada, estabas lejos y no nos veíamos.

Mapi toma mucho oxígeno luego de tamaña confesión e Ingrid se contenta con mirarla fijamente procesando de a poco lo que acaba de oír. No todo se reducía a una pésima comunicación, pero parte de tanto enredo entre ambas se debía a eso.

-Esa noche en casa de tu amiga, antes de que volvieras a Estambul-dice Mapi-tuviste muchas oportunidades para decir algo y no lo hiciste.

-Tú tampoco ¿ves que no es fácil? Yo esperaba que dijeras algo, tú lo esperabas de mí, y creo que es muy difícil abrirse ante alguien que no muestra interés ni da indicios de algún sentimiento.

Si Mapi estuviera enfadada o guardara rencor le diría que estuvo cuidándola y apoyándola porque la ama, que esa es su forma de demostrar amor, sin palabras, sólo con presencia. pero Ingrid sola tiene que darse cuenta.

-Te dije que te extrañaba hace meses ¿no pensaste por qué se me ocurrió soltar eso?

-Lo pensé ¡por supuesto que quise saber! e iba a responder lo mismo y a confesarte todo-Ingrid niega con vehemencia-y no lo hice porque me dio miedo tu reacción ¿cómo te iba a decir cuando me pediste algo casual? ¿y si sólo te estabas refiriendo a que extrañabas el sexo?

-No lo hacía. Y no te lo pedí, lo acordamos-apunta Mapi sin malicia o acusación-y sí, supongo que es justo pensar que yo no quería nada más. Pero…lo quería.

- ¿Por eso te negaste a que lo retomáramos cuando lo sugerí en Roma? ¿te lastimé al pedírtelo?

-Sí, Ingrid.

-No es lo que quería pedirte pero me daba pánico pensar en que reirías o burlarías de mis sentimientos.

-Nunca jamás.

-Tú dices que lo querías ¿ya no?

Ante el silencio de Mapi y sus dientes enterrados en el labio inferior como si le costara responder, Ingrid se arriesga.

-Yo aun lo quiero. Todo. O lo que sea que estés dispuesta a darme.

- ¿De verdad?

-De verdad. Creo que ya hemos sido lo suficientemente miserables ¿no te lo parece? -Ingrid pasa una mano por sobre la mesa y busca el tacto de Mapi, que no le rehúye. La española mira sus dos manos juntas y las comisuras de los labios apenas se le elevan-quizá podríamos buscar la manera, no lo sé…

-Quizá-asiente Mapi y sacude la cabeza- qué idiotas somos eh.

-Intentemos dejar de serlo ahora.

Sonríe. Mapi lo hace también.

Han perdido demasiado tiempo como para estar enojadas o rencorosas la una con la otra.

Terminan sus respectivos cafés sin dejar de robarse miradas y el tiempo se diluye a una velocidad tranquila alrededor. Mejor. Más tiempo para ellas.

Mapi deja la indecisión a un lado y lo pregunta tras un corto debate en su mente.

- ¿Te apetece otro café o quieres salir?

-Me apetece otro café y quiero salir de aquí.

-Siempre tan práctica-murmura Mapi ocupándose de pagar y cogiendo el abrigo impermeable de la silla.

La lluvia no ha parado ni menguado en intensidad. Mapi se pone la capucha y mira sobre su hombro. Ingrid está a punto de abrir el paraguas.

- ¿Compartimos? -pregunta la noruega.

-Mmm-Mapi se encoge de hombros y habla en tono divertido-si eres de las que no soporta una lluviecita de estas, nos metemos debajo de eso.

-Nací y me crie en Noruega, esta lluvia no me detiene. En realidad traje el paraguas pensando en ti.

- ¿Ah sí?

-Sí, no te gusta el frío, pensé que lluvia y frío tampoco.

-Es una combinación fuerte, pero puedo pasarla por alto hoy.

-De acuerdo, caminemos sin rumbo fijo bajo la lluvia ¡qué romántico! -Ingrid guarda el paraguas, se coloca la capucha también y sale.

-Romántico-repite Mapi aunque percibió la ironía-no tiene nada de romántico, ni tampoco sabía que eras de esas mujeres…

Ingrid se detiene, unas pocas gotas cayéndole en la cara sin que le importe y una ceja arqueada muy inquisitiva.

- ¿Esas mujeres? -los ojos verdes brillan apenas ocultos por las espesas pestañas oscuras.

-Que ven romanticismo en la lluvia fría. Supongo que también te gustan las flores, los chocolates, cenas a la luz de las velas.

-Bueno, soy una chica de gustos clichés ¿qué puedo decir? Aunque también me gustan los masajes, comer algo basura mirando una comedia o tomarme un café con la chica que me gusta-le guiña un ojo-gustos culposos se llaman.

- ¿Todas esas son sugerencias?

-Sólo estaba enumerando las cosas que me hacen ser romántica, según tú.

-Es una lástima-Mapi chasquea la lengua-si fueran sugerencias…

Otra vez Ingrid se detiene y quedan frente a frente en medio de la acera mientras el fuego se expande próximo a ellas.

- ¿Qué?

-Nada-es el tono inocente que usa Mapi-dime algo ¿puedo tomarte de la mano?

Ingrid responde haciéndolo ella misma y se siente perfecto.

-Bien, dime algo más-sigue la española volviendo a caminar- ¿qué quieres hacer ahora?

-Tomar más café y no sé, acurrucarnos debajo de una manta para solucionar lo que todavía debe ser solucionado.

-Es una gran idea-sonríe Mapi- ¿pero vendrás conmigo? Quiero decir como…a tomar café, y no lo sé…quedarte. No sé qué tantos días te estás quedando ni dónde, pero si no piensas mal de mí por la sugerencia, me gustaría invitarte a que te quedes. Es decir, que traigas tus cosas, podemos hablar, cocinar, salir a donde quieras, hacer… -un dedo de Ingrid sobre los labios de Mapi detienen la retahíla que estaba a punto de durar eternamente.

-Todo se oye bien y no pienso mal de ti-la risa muy suave de Ingrid se deja escuchar por sobre el repiqueteo constante de las gotas de lluvia contras sus abrigos y la acera-quiero decir, no sé hacia dónde estamos yendo o qué esperamos la una de la otra, pero quisiera aprovechar al máximo todo el tiempo contigo.

-Yo tampoco quiero perder un solo minuto o segundo. Te he echado de menos demasiado.

Decir eso, además de todo lo que dijo antes, para Mapi se sentía extraordinariamente liberador, como una pesada mochila que se estaba quitando de la espalda. Le tomó un tiempo y estaba llegando allí.

-Me gusta que digas esas cosas-Ingrid, encantada, se inclina levemente y le besa el dorso de la mano sin quitarle los ojos de encima.

Ese latido desacompasado otra vez. Y posterior a eso, el galope frenético de su corazón desesperado ante tal visión.

-Fueron tus ojos, ese día en el estacionamiento-murmura Mapi con un vago recuerdo-me embrujaron.

- ¿De qué hablas? -los dos orbes verdes ahora se muestran curiosos pero igual de atractivos y llamativos.

-No sé en qué momento me enamoré de ti, pero sé que tus ojos tienen gran parte de la culpa-dice Mapi y sus propios ojos se abren enormes en cuanto se da cuenta de lo que termina de decir.

Ingrid resopla una risa complacida y se aproxima tan cerca que los vahos de sus respiraciones se confunden, y levanta la mano libre acunando el rostro húmedo y frío de Mapi. Podría decir algo como ‘¿llegó la hora de las confesiones?’ o ‘te tomó un buen tiempo llegar a esa conclusión’ pero no tiene caso burlarse cuando ha estado esperando escuchar eso por no sabe cuánto tiempo, y por encima de todo, cuando sus propios sentimientos tienen tal recompensa.

El sonido que brota de la garganta de Mapi es de sorpresa y placer ante la tierna exploración que comienza Ingrid, como si se tratara de la primera vez que sus bocas se juntan y nunca ha sido tan sencillo y delicioso besar a alguien. Ingrid jadea porque Mapi sólo se abandona a ella y la deja hacer sin luchar demasiado como usualmente hace, dejando que la punta de la lengua inquisitiva busque en cada rincón sedoso con voracidad y al mismo tiempo sin gran apuro. La besó una y otra vez y Mapi se dejó hacer una y otra vez.

Y la lluvia seguía cayendo y se colaba por las capuchas de los abrigos. Pero ni siquiera el infame frío que Mapi estaba sintiendo podía robarse la magia del momento.

-Creo que puedo verle el lado romántico a la lluvia a partir de ahora-dice Mapi sin mucho aliento apoyando la frente en el pecho de la noruega cuyo corazón está igual de desenfrenado.

-Dilo de nuevo-pide Ingrid.

-Estoy enamorada de ti, preciosa.

-Algo bien debo haber hecho para merecer esto-Ingrid sonríe deslumbrante-yo también estoy enamorada de ti.

-Bien, parte del conflicto está solucionado-suspira Mapi absorbiendo todo de Ingrid y las palabras dulces-qué bueno que seamos tan maduras.

Ingrid cree que todavía falta pero ya es algo.

-No sé si nos llamaría maduras después de la cantidad de vueltas que dimos alrededor de todo esto.

-Tú sólo di que sí.

-De acuerdo, Mapi León, somos tan maduras-suspira la noruega-no me gustaría que enfermáramos, así que…

-Bien, vamos, que una gran taza de café espera por ti.

 

Buscan las pertenencias de Ingrid de casa de Esmee-hay muchos besos en el elevador-y vuelven al piso de Mapi-más besos son robados en el estacionamiento, el elevador y el pasillo antes de entrar-e Ingrid se instala con una comodidad inusitada. Bueno, va a estar allí cuatro días. Fue bastante optimista sobre ella y Mapi porque de lo contrario habría llevado equipaje para un solo día, más considerando que ni Frido ni Esmee ni Aitana están en la ciudad.

- ¿Tal vez me dejes preparar la cena más tarde? -pregunta Mapi tímidamente-mis habilidades en la cocina no son legendarias pero me defiendo.

-Estoy segura de que cocinas muy bien-Ingrid se acerca hasta donde Mapi le prepara más café y aunque quiere darle la vuelta y seguir besándola por horas, entiende que hay cosas por hablar aun-así que…

Y se detiene para aclararse la garganta, Mapi la mira, sonríe y es tan hermosa que le entrecorta la respiración.

- ¿Decías?

-Yo…me pregunto ¿esto funcionará? Quiero decir, no sé qué es esto o lo que quieres tú, pero te dije hace un rato que estoy dispuesta a tomar lo que sea que quieras darme-sonó tan patéticamente suplicante que se maldice-ya sea que intentemos algo serio como…una relación a distancia o sigamos como hasta ahora-las palabras salen atropelladas e inesperadamente siente la picazón familiar detrás de los ojos-o no intentemos nada en absoluto.

Mapi tiene una mueca pensativa, deja la jarra con leche para espumar a un costado y toma una mano de la noruega para sentir el contacto con ella.

Todo se trata de aventurarse siempre sin tener claro cómo va a salir y ella va a hacerlo, qué más da.

- ¿Sabes por qué te dije que no en Roma a retomar lo nuestro? Yo lo quería todo, me di cuenta un poco tarde de que quería tenerlo todo contigo, no unos pocos momentos robados o planeados espaciadamente a lo largo de los meses, tal y como sucedió el año pasado. Es cierto que cuando cortaste todo para irte a Turquía me dolió y no lo comprendía, y muy despacio pude llegar a entenderlo, y vienes a pedirme eso como si no te importara más que…follar, y creí que no sentías lo mismo por mí, que los sentimientos estaban únicamente de mi lado.

-Prefería eso a no tener nada-el siseo de Ingrid sale aliviado y da otro paso más cerca de la española-y no es tarde ¿sabes? Podemos tenerlo todo.

-Sí.

La cuestión es que no pueden quitarse las manos de encima. No es ninguna novedad, nunca han podido, pero ni siquiera son capaces de dejar de besarse, tocarse continuamente o enredar las extremidades hasta formar una sola.

Mapi toma a Ingrid de las caderas con firmeza, la acorrala contra la encima de la cocina y se queda entre sus piernas saboreando su boca sin que el deseo de hacerlo pase en algún momento.

Los dedos de Ingrid se curvan y luego enredan en el cabello de Mapi para atraerla mucho más cerca si es que eso es posible.

Mapi dice palabras que la noruega no comprende del todo porque no despega los labios en ningún momento.

-Lo quiero todo, todo, todo-es el gruñido desesperado-quiero todo contigo y no importa cómo. Podemos hacer que funcione ¿vale?

-Sí, sí… -la boca de Mapi es usualmente tan persuasiva que Ingrid puede perder cualquier hilo de idea o pensamiento medianamente coherente.

-De acuerdo, ya solucionamos otra cosa-jadea Mapi-ahora ¿seguimos con esto o…?

No hace ninguna diferencia mentir y decir que no quiere. Por encima de todo, nota el deseo de Mapi, el mismo que la española debe ver en sus ojos. Es cierto que su relación comenzó en la cama y siguió así todo un año y más, pero cruzaron los límites demasiadas veces como para no saber que es más que sexo. Quizá siempre lo fue si lo analizan detenidamente.

Ingrid no duda ni un segundo, pero antes de seguir, le coge la cara con ambas manos enmarcándola, y pasea los pulgares por todo el contorno trazándola, por las cejas, la nariz, los labios hinchados de tantos besos, la barbilla puntiaguda y la mandíbula afilada y firme. Debería haber sabido que era imposible no involucrar sentimientos sólo mirando esos ojos ámbar. Sin embargo, aunque quiere decirlo, las palabras quedan atascadas y hechas un nudo como suele pasarle.

-Eres tan hermosa-en cambio susurra reverentemente.

Mapi sacude la cabeza sonriendo avergonzada. Los elogios no le sientan bien y viniendo de Ingrid, es mucho peor.

-Muy, muy hermosa-continúa la noruega besándola con lentitud.

 

La piel de Mapi estaba caliente bajo su tacto. Los dedos iban y venían en cualquier dirección buscando y palpando, mientras Ingrid se llenaba la nariz de su olor y la boca de sabor, vagando por los pechos endurecidos, el vientre plano y mucho más abajo. Mapi estaba tan lista que le tomó apenas un par de minutos gemir, apretarse y correrse; y volver a por más enseguida dispuesta a no dejar que la vanidad de Ingrid escalara mucho.

La respiración de Ingrid era rápida, irregular, agitada; la punta de cada dedo hormigueaba por la anticipación. Esa bendita lengua estaba haciendo estragos en el escaso auto control que todavía conservaba sin poder detenerlo mucho más. El toque en el momento justo y ella se derritió con un temblor y un jadeo de exquisito placer.

-Mi amor-musita Mapi boca abajo y medio adormilada mientras Ingrid ahora está trazando con los dedos la forma de su cuerpo hacia arriba y abajo sin prisa.

Ahí estaba el primer indicio de amor.

-Min kjærlighet-devuelve Ingrid dejando un beso entre los omóplatos sintiendo el estremecimiento que sacude a Mapi.

Mapi intenta repetir las mismas palabras fallando notablemente con la lengua trabándose hasta finalmente dejarlo, y las dos ríen. Permanecen en silencio. Es agradable escuchar la lluvia golpeando los cristales.

- ¿Cómo se dice te amo en noruego? -la española tiene los ojos cerrados y su sonrisa de lado de siempre adornando una expresión de puro deleite porque las caricias no han remitido.

Es justo decir que el corazón de Ingrid quedó un poco errático por un par de segundos.

-Se dice ‘jeg elsker deg’.

Como Mapi no responde, Ingrid cree que se durmió, hasta que la escucha suspirar y la ve darse la vuelta para quedar frente a ella.

-Me va a tomar un tiempo aprenderlo, pero puedo decirlo en español mientras tanto-le da un beso cortito-te amo. Y te amo mucho, sólo como advertencia.

-Jeg elsker deg-Ingrid ríe feliz y liviana contra la boca de Mapi-te amo.

Se abrazan riendo y ruedan en la cama con Mapi quedando encima. Y así permanecen unos cuantos minutos

-Creo que no hay mucho más por solucionar, entonces.

-Mmm-responde la pelinegra perdida en el cuello suave y musculoso, arrancando un gemido agudo.

-Si…seguimos así, no habrá cena ni…nada.

-Tal vez es mi intención mantenerte en la cama.

-No es que vaya a quejarme, en serio.

Una ronda de besos después, se levantan. Ya anocheció hace un par de horas y la lluvia parece haber menguado la intensidad. Ingrid mira a través del balcón sin ver nada realmente y sin querer estar ahí afuera. Adentro está el calor y Mapi. Sólo con Mapi le basta.

La española acepta algo de ayuda con la cena, abren un vino blanco y brindan por el comienzo de algo en el comienzo de un nuevo año.

Ingrid no puede evitar recordar la última vez que estuvo allí mismo sentada con una copa de vino. La cantidad de preguntas que quería hacer, las cosas que ansiaba saber. Sacude la cabeza alejándolo porque ya no tiene caso. Pasó y tiene que enfocarse en lo que está empezando con Mapi.

Pero Mapi ve el gesto y la mira interrogante, esperando a que diga algo.

-No es nada-desestima.

- ¿Todo está bien?

-Sí.

-Estabas muy pensativa…

-Es una tontería sin importancia-niega avergonzada.

Mapi sigue viéndola de una forma que intenta averiguar si realmente lo está.

-Una vez, hablando con Esmee, ella me comentó que tú…bueno, le pregunté por ti si tengo que ser sincera, y me dijo que estabas saliendo con una modelo, algo así como serio-murmura Ingrid-no me sentó bien porque…no habías querido nada formal conmigo y de repente…

-Ya sé a qué te refieres, pero no fue así-contesta Mapi-yo sólo quería dejarte atrás aunque al final no pude, pero no era una relación en sí ¿de acuerdo? Y terminó muy rápido.

-Bien-se siente más tranquila y los celos se alejan-yo sé que hablaste con Aita. Y le preguntaste algo.

-Yo sabía que esa pequeña entrometida no podía callarse nada.

-No te enfades con ella-Ingrid le peina unos mechones rebeldes-y no, si quieres saber, no estoy ni estuve con nadie, mucho menos una compañera de equipo.

-No es necesario…

-Lo sé pero deseo que lo sepas, es todo. No quiero que quede nada flotando entre nosotras.

Mapi sonríe y deja un beso en su mejilla. Y susurra muy bajito las palabras suaves recién descubiertas.

 

Charlan entre sábanas como antes lo hacían. La domesticidad es tranquila y tan cómoda como si la llevaran practicando muchísimo tiempo.

- ¿Segura que quieres meterte en algo a distancia? No es fácil.

-Probemos.

-Puedes pensarlo bien ¿sabes? -ante todo, Ingrid quiere darle opciones.

-Es que no quiero pensar mucho o ser razonable ¡al diablo la distancia! Lo digo en serio.

-No me gustaría que esto nos separase más adelante.

-No hagas de la distancia un factor determinante para separarnos, no otra vez, por favor-suplica Mapi-lo estás poniendo como que sólo yo debo decidir en base a eso ¿y tú?

-Yo quiero estar contigo-dice Ingrid sencillamente-y la idea de estar lejos no me gusta, pero quiero intentarlo.

-También yo ¿vale? Así que decidido-Mapi besa la punta de la nariz de Ingrid sin dejar de mirarla-nos veremos mientras nuestras agendas lo permitan, y si no lo permiten, mandaré todo al carajo e iré a verte.

- ¿Así que ahora sí irás a Estambul?

-Adonde sea que estés, mi amor-responde Mapi dulcemente-y mira, siempre nos encontramos en Barcelona, así que estaremos bien.

-Lo haces parecer tan fácil…

-Te amo y me amas, me basta con eso. Sé que pasaste por esto una vez y que por eso dudas tanto, pero creo que ambas podemos lograrlo-una pausa evaluativa-somos jóvenes, Ingrid, y recién vamos a empezar esto, pero una carrera no dura toda la vida ¿y…y vamos a dejar que la distancia nos separe cuando podemos tener una cantidad de tiempo luego de retirarnos?

Hay tanta sinceridad y determinación en la expresión y los ojos ámbar que Ingrid lo cree. Suspira y asiente dejando escapar el aire que no sabía que estaba conteniendo.

- ¡Dios! ¿Cómo es que eres tan hermosa, perfecta y sabes qué decir? -Ingrid le toma el rostro y la besa decididamente.

-No soy perfecta-resopla Mapi.

-Ya lo sé.

Ingrid se acurruca sobre la mitad del cuerpo de Mapi y Mapi entierra los dedos en el cabello sedoso y masajea suavemente.

-Tengo sueño pero no quiero dormirme-murmura la pelinegra.

-Aun estaremos aquí en la mañana. Juntas.

- ¿Cómo sabes…?

-Porque pasamos por ello muchas veces-dice Mapi con un leve encogimiento de hombros-pero mañana despertaremos, te daré muchos besos, haremos el desayuno y luego, cualquier cosa que surja.

-Me gusta ese plan.

-Y quizá también mañana nos comuniquemos con alguna de nuestras amigas porque es probable que alguna de ellas venga a aporrear la puerta.

-Sí, tienes razón.

-Pronto descubrirás que usualmente la tengo-contesta Mapi con suficiencia.

-Me parece que te hacen falta unas lecciones de humildad-canturrea Ingrid incorporándose.

-Creí que estabas durmiéndote.

-Mmm. Estaba.

Ingrid estira primero el labio superior entre los dientes, luego hace lo mismo con el inferior. Y sonríe maliciosamente pero al instante la expresión cambia.

- ¿Qué voy a hacer cuando sienta deseos de darte un beso y no pueda? -susurra más para sí misma.

-Llamarme e iré corriendo a dártelos-es la insensata respuesta de Mapi.

-Ves ¿cómo no iba a enamorarme de ti?

- ¿Si te das cuenta de que tú misma alimentas mi arrogancia?

-Puedo vivir con eso.

Vuelven a la posición anterior, Mapi la besa en la sien y apenas un minuto después se queda dormida.

Ingrid tiene sueño. Bosteza mirando a la española pero no puede cerrar los ojos todavía como si algo le dijera que nada es real. El cerebro inquieto y traicionero no la deja saborear ese momento.

Luego, repasa todo lo que pasó ese día, las charlas, las confesiones, el amor. Y vuelve más atrás y lamenta haber sido tan idiota de no confiar en que Mapi correspondía.

Toma una mano de la defensora y la besa con dulzura y cariño.

-Te amo-susurra.

Y casi podría jurar que Mapi está escuchando porque las comisuras de sus labios se estiran imperceptiblemente.

Quiere gritarlo, dejarlo saber a quien sea que quiera escuchar, pero se contenta conque Mapi lo sepa, le basta. Planea mil cosas para las dos, todo lo que se han estado perdiendo, recuperar el tiempo perdido aunque sea francamente imposible.

Cierra los ojos y por fin se entrega al sueño sabiendo que Mapi seguirá allí cuando despierte.

Sign in to leave a review.