
Deber y sacrificio
Rhaenyra
Estaba en su solar, pensando en cómo castigar a Alicent. Hubiera querido matarla, pero sabía que esa era la salida menos dolorosa para Alicent. Ella estaba furiosa consigo misma por haber sido tan tonta y sentimental con Alicent, pensando que ella no era tan mala como Daemon le decía. ¡Qué idiota había sido! Y eso le costó a sus hijos.
Alicent crio a sus medio hermanos para que la odiaran a ella y a sus hijos. Su hermano tuerto mató a su dulce hijo, y la serpiente de su padre quiso mandar a asesinarlos a todos, y ella simplemente dijo que no sería lo correcto. Visitó a su padre en las noches luego de la muerte de su madre, en lugar de estar con ella en su momento de dolor. ¿Quién lo diría? Una chica tan piadosa como ella acompañando a un hombre en las noches sin nadie más con ellos.
En las visiones que les mostraron los dioses, vio que no pasó nada más allá de que ellos estaban sentados hablando, pero lo que la enfurecía era su actuar durante los siguientes años. Siempre se protegió en su fe, juzgando a los demás cuando no seguían las reglas, pero cuando era ella la que las rompía, lo justificaba diciendo que lo hacía por el deber. Así que tendría que planificar algo que destruyera su reputación completamente y la dejara expuesta ante toda la corte. Por qué aunque al principio Alicent era inocente en el juego de Otto, luego participo activamente en el y tendría que asumir las consecuencias de jugar con dragones.
Alicent
Cuando se enteró de la muerte del rey, no podía creerlo. Él estaba bien cuando ella se marchó; no parecía sentirse mal, así que ella no podía entender del todo cómo podía ser verdad. Su padre le había informado que el rey había pedido su mano, y el compromiso debía haberse anunciado el día en que el rey fue encontrado muerto.
No estaba entusiasmada con la noticia; ella soñaba con casarse con un apuesto caballero que la amara y fuera devoto de los siete que son uno. El rey no era feo, pero tampoco era guapo, y tenía edad como para ser su padre. El rey era conocido por gustar de los festines y no entrenaba, así que tenía una barriga que crecía cada vez más.
Ella le pidió a su padre que le negara su mano, pero él le dijo que eso era una señal de los siete para que ella guiara a su futuro señor esposo al camino de los dioses verdaderos. Al principio, pensó en seguir rogándole a su padre, pero él la convenció. Tal vez él tenía razón, y ella sería la que lograra que los Targaryen dejaran sus costumbres impías y los dioses la recompensarían por guiarlos bajo el manto de la devoción hacia ellos.
Su costumbre de casarse con miembros de su familia siempre la asqueó, pero tal vez ella podría cambiar eso. Viserys era un buen hombre, y sabría que esa práctica que tenían no agradaba a los dioses, y podría prohibir los matrimonios entre hermanos. Mientras más pensaba en lo que podría lograr como reina consorte, más le agradaba la idea. Sí, sería un sacrificio casarse con alguien que no quería, pero sabía que sería altamente recompensada.
Cuando le diera un hijo varón, se convertiría en la reina madre; ella podría ayudar a Rhaenyra a encontrar un buen esposo, algún lord de un reino importante, podría ser lord Lannister o su propio primo, y se convertiría en una futura dama de Hightower, por qué después de todo, Rhaenyra seguramente sabría que ella nunca podría convertirse en reina. Las mujeres no podían tener puestos de poder, los dioses eran claros en eso, la mujeres podrían guiar a sus esposos por el camino correcto, pero no eran aptas para tomar decisiones importantes. Tal vez no tendría ella misma la felicidad que siempre soñó tener, pero su sacrificio valdría la pena, y cumpliría su deber hacia su padre y su fe.
Todos esos planes se derrumbaron cuando el rey murió. Ella seguiría siendo simplemente una doncella que se casaría con un lord de alguna casa sin importancia en el mejor de los casos o con un simple caballero en el peor de ellos. No podría cumplir con su deber, y el sacrificio que hizo no serviría para nada.