¿Cuál es tu tipo?
La noche terminó. Todo el desastre. Laurel Gates, encompinchada con su mascota Hyde y un decrepito antepasado racista y genocida, y su plan nefasto fueron derribados por una adolescente de dieciséis años y un grupo de estudiantes de la academia que juraron destruir, se podría decir que todo era culpa de esos muchachos entrometidos y su compañera de cuarto hombre lobo… y dicha compañera de cuarto hombre lobo la está ciñendo en un fuerte abrazo, como si en un instante, ella fuera a desvanecerse.
Wednesday se sentía atrapada entre sus fuertes brazos. A ella tal sensación no le repugnaba, por lo contrario, ansiaba más de la constricción en su tórax, la forma en que sus pulmones pedían por aire mientras yacía ahí, entre las garras de un feral lobo arcoíris.
—Wednesday… —susurró Enid, sus labios tirando en una sonrisa torcida por el dolor de las heridas sangrantes, sin embargo, nunca había lucido -para Wednesday- más hermosa que esta noche—. ¿Wednesday?
De repente, el rostro de Enid se vuelve borroso, los bordes en su campo de visión empezaron a difuminarse, sus rodillas eran demasiado débiles para soportar el peso muerto de su cuerpo agotado,
Enid actúa de inmediato, apartando a los curiosos mirones que se acercaron demasiado a su roomie—. ¡Muévanse, hagan algo, se está desangrando! —de inmediato, la oleada de estudiantes se apartó, pero ninguno hizo el afán de ayudar o contribuir. Solo escuchó que alguien estaba tratando de hacer reaccionar al Entrenador Vlad para llamar a una ambulancia.
Barclay, quien era la menos herida, ayudó a que Wednesday fuera recostada, con la cabeza apoyada en el regazo de Enid; Enid mantenía una mirada atenta sobre ella, apretándole la mano, esperando recibir un apretón por parte de su roomie.
—Addams. Addams. Addams… ¡Míranos! Quédate con nosotros —Bianca habla, y le alumbraba el rostro con la linterna de su dispositivo móvil—. No te vayas a morir ahora, ¿a quién voy a humillar en esgrima?
Con una mirada capaz de cortarla y servirla como sashimi—. A… tu… espejo… —Wednesda habla.
Todos parecen exhalar aliviados.
—Ya llamaron a una ambulancia, rápido, ¿cuál es tu tipo?
Wednesday entorna los ojos, su rostro cada vez más pálido, de un tono enfermizo. Por un instante, parece que está a punto de desmayarse, ¿podría un Addams verse tan débil, tan derrotado pese a una victoria?
Se relame los labios, parpadeando lentamente—. Rubia… dramática… licántropa… de corazón sangrante… ojos azules… y… viste como un arcoíris vomitivo.
Bianca la miró con una expresión desconcertada, para después resoplar, casi queriendo golpearla con el teléfono.
—De sangre, imbécil.
Si no fuera por la sangre y la suciedad en su rostro, cualquiera podría ver el brillante rojo que ahora coloraba las mejillas de Enid Sinclair.
—Qué gei —se escuchó de fondo. Probablemente fue Yoko—. Mega gei —Sí, era Yoko, riéndose de una forma para nada discreta—. Super gei.