No nos prohibirán amarnos

Harry Potter - J. K. Rowling
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No nos prohibirán amarnos
Summary
Ron y Blaise tienen una relación a escondidas de sus amigos y familias, a pesar de este ocultamiento ambos son felices amándose, pero que pasara si al amarse no se protegieron lo suficiente… En el mundo mágico un niño/a que nace fuera del matrimonio y la unión mágica entre sus padres es considero un hijo bastardo o ilegitimo, teniendo un futuro lleno de repudio y rechazo por el mundo mágico.Parejas:• Principal: Blaise y Ron.• Secundaria: Draco y Harry.
Note
¡Hola lector!:Esta es mi primera historia, hace tiempo llevo queriendo escribir sobre mi pareja favorita Blaise y Ron, ya que hay muy poco contenido de ellos, ojalá aun queden personas que les gusta esta pareja tanto como a mí; también, podrán encontrar en esta historia mi poderosísima pareja Draco y Harry y la mención de otras más.Aclaraciones iniciales- Es un fanfic, habrá cosas del libro, pero mayormente serán de mi imaginación.- En esta historia Voldemort murió junto con los padres de Harry, por lo que no hay señor oscuro.- La historia se sitúa en el último año.- Los Slytherin y los Gryffindor siguen sin llevarse bien.Gracias por darle una oportunidad a mi historia <3.
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Chapter 26

Una vez en el pasillo, el francés empezó abrir cada puerta que se encontraba en su camino buscando Blaise. Cuando llegó a la última puerta, su cuerpo se tensó, tomó el pomo con cuidado y la abrió con precaución; después, hizo un Lumos y se adentró a la estancia cerrando la puerta tras de sí.

—¿Blaise? Hey, hermano… Soy Aramis —La única respuesta que tuvo de Blaise fue el acercar a Ron más a su cuerpo. Aramis detuvo su caminata, ya estando lo suficiente cerca de la cama—. ¿Qué ha sucedido hermano? Blaise, necesito que me dejes ayudarlos —El francés se acercó un poco más a la cama para poder visualizar mejor a los chicos. Al ver la mirada un poco perdida de su hermano, intentó comunicarse de otra manera—. Blaise… Je peux aider.

Al oír esto, Blaise empezó inconscientemente a acariciar el pelo de Ron —Ha colore... Lui non è pallido. Lo sto aiutando.

«¿italiano…? ¿Qué tan consciente está?», pensó Aramis.

—Posso aiutare anch'io, se me lo permetti —No hubo respuesta. Aramis avanzó un poco más quedando muy cerca del lado de Blaise, manteniendo la distancia. La sorpresa lo inundó cuando vislumbro las heridas semi curadas en el rostro del menor. Debía darse prisa en convencerlo, para que lo dejara acercarse—. Je peux aider aussi, si vous me le permettez —volvió a repetir, pero en francés.

—Non l'ho fatta bene?

«Si le hablo en italiano no me responde… Esto nunca había pasado, siempre contesta en cualquier idioma que le hable… ¿Será porque suelo hablar más en francés?», caviló. —Oui, vous l'avez fait. Mais en tant que votre medimago, j'aimerais voir comment tout se passe.

—Capisco… —Aramis suspiró de alivio. Blaise no estaba tan a la defensiva como él esperaba, aunque sabía que tan poco estaba tan consciente, su mirada era muestra de aquello y esa docilidad podría no ser buen signo, debía interactuar con sumo cuidado con su hermano, sin llegar a presionarlo.

No obstante, no todos tenían la paciencia de Aramis para tratar con Blaise. En la sala, Harry estaba rogando a su padrino que le dejase ir, el hombre no tenía mucha fuerza en ese momento. Un jalón en el brazo haría que se liberase, pero el chico no quería hacer aquello.

Mientras Harry intentaba convencer a Sirius, Draco se encontraba junto a Bartolo.

—Tiene el cuello roto —comentó Draco y luego miró por todo el salón —¿Dónde está Blaise? —pregunto hacía Sirius. El mencionado fijó su vista en el cuerpo inerte del pequeño elfo. Draco abrió grandemente los ojos, intercalando su vista entre el elfo y Sirius—. É-Él.…

—No lo sé. Él se tiró de la moto y luego hizo una aparición —contestó Sirius. Draco pasó su mano con frustración por su pelo, no creyendo que Blaise fuese capaz de aquello.

—Él no es capaz de esto. No es… Él no es un…

Harry había estado atento a la conversación entre su padrino y Draco, pero no entendió lo que sucedía hasta que Draco dijo aquello último.

—¡¿Zabini hizo esto?! —cuestionó Harry.

—¡No! Él no es capaz de hacer esto, él no…

—¡¿Qué no?! ¡Fue capaz de lastimarte!

—Eso no fue así, él no quiso hac-

—¡Entonces sí te lastimó!

—No, no. Blaise solo… Él solo…

—Ni siquiera eres capaz de encontrar algún argumento que lo defienda —Draco agacho la cabeza. Blaise había hablado claramente con él sobre la pérdida de su racionalidad, así que el rubio no pudo evitar que las dudas le inundaran.

—Harry cálmate, lo mejor es...

—No padrino. Si él hizo esto, ¡Es capaz de lastimar a Ron! —argumentó Harry soltándose del agarre de Sirius y acercándose a Draco.

—¡No hable así de mi amo! ¡Él es un buen chico, nunca lastimaría a sus elfos! ¡Somos familia! —exclamó con enojo Bartolo al ser consciente de la actitud de Harry hacia Blaise.

—¿Familia? ¡La familia no secuestra!

—¡Usted no sabe lo que sucedió! Rufo era un elfo muy joven, seguro que la señora lo manipuló —Todos guardaron silencio, pero el enfado de Harry estaba en pleno apogeo, miró con el ceño fruncido a Draco y este le devolvió una mirada de súplica.

—Harry… —El nombrado salió corriendo hacia las habitaciones, ignorando la advertencia de Draco, al cual no le quedó más remedio que salir tras su pareja.

Después de abrir las puertas que encontró en su camino, Harry llegó hasta la última, la habitación de Blaise. Abrió la puerta de un golpe y se adentró de inmediato en el sitio, haciendo que Aramis diera un respingo y dejara de acariciar la cabeza de Blaise. Estaba logrando que su hermano soltará poco a poco a Ron.

El cuerpo de Blaise se tensó y el francés se percató del acto. Aramis movió la cabeza en negativa hacia Harry, pero este al visualizar a Ron, lo ignoró y se acercó a la cama. Aramis sostuvo a Harry del brazo antes de que pudiera llegar a los chicos. La postura de Blaise era de amenaza y la habitación se había llenado de un aura mágica muy negativa.

—Déjame esto a mí, lo tengo controlado —susurro en el oído de Harry.

—Ron… Ron, soy Harry. He venido a por ti —Blaise soltó un fuerte gruñido y sostuvo más posesivamente a Ron.

—Lo tengo controlado, déjame a mí —dijo Aramis con un tono bajo y calmado hacia Harry, al mismo tiempo que Draco entraba por la puerta.

—Harry —llamó el rubio mientras entraba despacio en la habitación, se había dado cuenta de la pesada aura. Todo mago sabía lo malo que podía ser aquello, y la clara advertencia de que Blaise no los quería allí—. Harry, deja que Aramis se encargue. Él más que nadie sabe cómo manejar esto —El Gryffindor hizo caso omiso a las palabras de su pareja.

—¡Ron! Ven aquí, vamos a salir de aquí —Aramis hastiado por la actitud de Harry, lo sostuvo del brazo e intentó alejarlo de la cama.

—¡Suéltame! —ordenó Harry mientras tiraba de su brazo para deshacerse del agarre de Aramis— ¡Apártate de él, Zabini!

—Chico para de una vez—pidió el francés entre dientes. Harry lo ignoró y se zafó con brusquedad del agarre.

Con su mano libre Harry sacó su varita y la apuntó hacia Blaise —¡He dicho que te apartaras de él, serpiente! —Blaise abrió los ojos de un golpe y apretó su mandíbula al tiempo que abrazaba más posesivamente a Ron. Draco aceleró el paso y se colocó detrás de Harry.

Aramis apretó con fuerza el brazo de Harry —Te he dicho que lo tengo controlado, baja la puta varita.

Harry miró con enojo al francés. —O lo suelta o hago que lo suelte.

—Suéltalo Aramis —gruñó Draco, al ser consciente del agarre del francés en su pareja. Aramis lo dejó ir, pero trasladó una mirada de enojo hacia el rubio para que este se percatara de cómo Harry estaba fastidiando todo —Ya está bien, Harry.

—¡No! ¡¿Es que no lo ven?! ¡Le está haciendo daño a Ron!

Blaise volvió a gruñir en advertencia por lo dicho, mientras su respiración empezaba a sonar sonoramente, síntoma de que estaba alcanzando su límite. Además, la carga negativa en el ambiente se había vuelto más pesada.

—Mierda… ¡Ya para joder! Draco, llévatelo.

—No te atrevas Draco —amenazó Harry y el rubio se quedó quieto en el sitió mirando con suplicación a su pareja—. No voy a ir a ningún lado sin Ron ¡No lo dejaré con ese asesino!

Y esa última palabra fue el detonante que hizo a Blaise levantarse de un golpe de la cama y con su varita lanzar a Harry por los aires hacia fuera de la habitación llevándose por delante a Draco. Ambos chicos se estamparon contra la pared y la puerta de la habitación se cerró de golpe tras esto.

A continuación, Blaise posó su vacía mirada en Aramis. el francés sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, pero no apartó la mirada de su hermano. Blaise quitó la mirada de su amigo, la posó en su pareja, y volvió a tumbarse junto a él.

—I miei amori hanno ancora bisogno di più magia... Devo dare loro più magia —murmuró Blaise.

Aramis se alejó de ellos, caminó hacia la ventana analizando la situación, sin apartar la mirada de ambos chicos en la cama. Después, posó su mirada en la puerta y aseguró la cerradura ya puesta por Blaise.

Por otro lado, el impacto de Draco con la pared y el hechizo de Blaise hacia Harry, dejó a ambos chicos inconscientes. Al Bartolo oir el ruido, se apresuró hacia el pasillo. Cuando llegó a donde estaban Harry y Draco, no dudó en levitarlos hacia la sala y depositarlos en el sofá más grande.

—¡Harry, Harry! —llamaba Sirius mientras se levantaba con dificultad del sillón, aunque los huesos estaban en su lugar, la pierna aun no le funcionaba con tanta agilidad.

—Solo están inconscientes —comentó Bartolo.

Sirius frunció el ceño y se fue cojeando hacia el pasillo, dirigiéndose hacia la única puerta cerrada. Cuando llegó intentó hacer hechizos de apertura, pero estos no funcionaron. Así que, se posicionó para realizar un hechizo que rompiera aquella puerta en añicos, pero un llamado detrás de esta lo detuvo.

—Darme tiempo, por favor. Yo lo mantendré a salvó.

—¿Qué está sucediendo, chico?

—¿Viejo? Blaise no está muy… Está a la defensiva, solo quiere proteger a Ron.

—¿A la defensiva? ¿Él mató al elfo? —No hubo respuesta por parte de Aramis, por lo que Sirius continuó preguntando—. ¿Le ha hecho daño Ron?

—No, él nunca le haría daño, es… Es todo lo contrario, lo protege tanto que no quiere que nadie se acerque.

—¡¿Qué?!

—No está muy consciente… Ahora mismo todo el que quiera separarlo de Ron es una amenaza.

Sirius mantuvo silencio reflexionando sobre lo que decía Aramis —¿Ellos hicieron algo parecido?

—Tu hijo le exigió que se apartará de él y lo llamó asesi...

—Ron es su mejor amigo, él solo quiere protegerlo. Habré la puerta, puedo...

—No, es mejor así. Blaise se siente más seguro de esta manera, tengo que lograr revisarlos a ambos y no lo conseguiré si vuelve a pasar aquello.

Sirius entendió la situación. —Ambos están inconscientes.

—¿Tienen alguna herida o moratón?

—El elfo dice que solo están inconscientes.

—Ok, Bartolo los ayudará, él sabrá cómo tratarlos. Cuando termine aquí voy a revisarlos.

—Bien… Cuida a Ron.

—Lo haré.

Tras esto, Sirius volvió a la sala y Aramis volvió a acercarse de manera lenta y con precaución hacia Blaise. Una vez estuvo cerca, volvió a acariciar los cortos rizos del menor.

—Aramis…

—¿Uhm?

—Non sento il mio bambino —El mayor detuvo por unos segundos las caricias.

—Depuis quand tu ne le fais pas?

—Visto che eravamo a casa di papino.

—J'ai besoin que vous me permettiez de l'examiner.

—Uhm… Fallo.

—Pour vérifier ce qui se passe… Tu dois lâcher Ron.

—Non voglio separarmi da lui —Blaise juntó su frente con la de Ron.

—Oh, frère —El francés volvió acariciar la cabeza de Blaise —Je vais me mettre à côté de lui pour pouvoir vérifier, d'accord? —Blaise asintió. Por lo que el francés rodeo la cama quedando del lado de Ron. Con cuidado, y bajo la atenta mirada de Blaise, sacó algunos objetos de su maletín y empezó a revisar al pelirrojo.

—Je dois toucher son ventre… —Blaise miró fijamente a Aramis, su mirada era penetrante, luego acarició el vientre de Ron y poco a poco colocó al pelirrojo boca arriba.

Aramis acercó lentamente su mano al vientre sin dejar de mirar a Blaise. Una vez la posó, dejó la mano quieta esperando alguna reacción del menor. Blaise paró de mirarlo, enterró su rostro entre el cuello y la clavícula de Ron y después cerró los ojos.

A continuación, Aramis comenzó a evaluar el vientre, estaba muy duro. El mayor miró de reojo a Blaise —Je vais prendre ma baguette pour découvrir ce qui se passe.


Blaise bufó sonoramente mientras miraba al mayor, provocando que el francés detuviera el movimiento de sus manos —Aramis, ¿Cuidarás y ayudarás a nuestro bebé?


«Dejó el italiano… ¿Estas volviendo a hacer tú?», meditó el francés. —Por supuesto. ¿Te he fallado alguna vez, mi chocolatito? —Blaise desvió un poco la mirada, pero de inmediato la volvió a colocar en Aramis y negó con un movimiento de cabeza.

—¿Promesa?

—Promesa —contestó Aramis, con una pequeña sonrisa en su rostro, la cual intentaba transmitir tranquilidad a Blaise.

«Se está comportando como aquella vez… Eres solo un niño lleno de miedo, mi pequeño Blais», reflexionó el francés mientras retenía el nudo que se había formado en su garganta. No era momento de decaer, debía seguir evaluando a Ron.

Aramis sostuvo su varita y la pasó por todo el cuerpo de Ron. Cuando la quitó, no pudo evitar hacer una mueca que llamó la atención de Blaise.

—Parla.

Aramis ignoró lo dicho y puso la punta de la varita en el vientre de Ron, de un momento a otro un fuerte latido comenzó a oírse y el francés no pudo evitar sonreír.

—Ahí está. ¿Oyes eso? Es su corazón —Blaise se quedó quieto en el sitio, mirando fijamente el vientre de Ron, mientras una pequeña sonrisa cursaba su rostro.

Aramis quería dejar un poco más el sonido, se veía que tranquilizaba a Blaise, pero debía hacer algunas palpaciones externas para comprobar la posición del bebé y el tamaño del útero. Sin embargo, esta fue una mala idea, en el momento que el francés quitó la varita, Blaise sostuvo rápida y fuertemente su cuello.

—Voglio sentirli di nuovo —ordenó, mientras sus ojos se oscurecían aún más de lo ya estaban.

—B-Blaise... No.

—Voglio sentirli di nuovo!

—Necesito… Seguir revisando. E-Estoy intentando saber cómo está… ¡tu bebé! —Aramis tenía la varita en su mano, podía perfectamente apartar a Blaise en un solo movimiento, pero no quería llegar a ese extremo y hacerle daño a su hermano.

—Vuelve a ponerlos o… —Blaise apretó un poco más su mano.

—¡¿O qué?! ¿Me matarás?

Esto descolocó a Blaise e inmediatamente soltó al mayor y se alejó de la cama —No, yo no… A ti no…

—¡Estoy intentando ayudar a tu bebé y a Ron! ¡Es que no lo ves!

Aramis intentó retomar la compostura mientras acariciaba su cuello para calmar la molestia por el agarre.

—No hay riesgo de parto prematuro, la magia que le has dado y el haberlo calentado ha ayudado, solo necesita que se asiente bien la magia… La dureza en el vientre, en este caso, se puede deber a la posición del bebé en el útero o a que lleva mucho tiempo sin comer nada. Le inyectaré algunas sustancias para que se recupere y despierte más rápido, y para que pueda comer algo sólido. Si no despierta es porque su cuerpo aún no ha recuperado todas sus energías.

—Aramis yo…

—Voy a inyectarle, puede que él haga algún gesto… no intentes matarme.

—No Aramis, yo no…

El mayor ignoró a Blaise y empezó a moverse por la habitación tomando algunos frascos y colocando algunas inyecciones a Ron, ya importándole poco si el contrario le hacía algo o no. El francés quería hacer las cosas bien, no molestarse, porque él sabía que su hermano la estaba pasando mal y algo en su cabeza no estaba yendo como debería, pero el atacarle fue demasiado.

—Aún no sé porque no puedes sentirlo, puede ser por esa forma oscura que ahora tú… Cuando Ron despierte lo averiguaré —dijo mientras se acercaba a Blaise.

—Aramis.

—¿Qué, Zabini? —Blaise miró sorprendido al francés y luego bajó la cabeza posando su mirada en el suelo sin decir ninguna palabra.

Al Aramis notar el gesto, no pudo evitar que el corazón se le estrujase. Blaise siempre sería su debilidad, era su pequeño hermano; pero, como buen hermano mayor que era, debía enseñar al menor sobre sus errores. Así que, ignoró el gesto y se acercó hacia el contrario.

—Es tu turno de revisión —El francés levantó el rostro de Blaise y empezó a observarlo con detalle—. Eres tan… Espero que las raíces te quiten algunas cicatrices o por lo menos las disimulen… Quítate la parte superior —Blaise acató la orden y de inmediato se quitó lo poco que quedaba del abrigo y el jersey.

Aramis se sorprendió por la cantidad de heridas que el menor tenía.

—¿No sientes nada?

—¿Nada de qué?

—¡De esto! —exclamó, mientras señalaba el pecho de Blaise. Este miró su pecho, siendo consciente, por primera vez, de lo grandes que eran aquellas heridas.

—Las cure, ya no sangran.

—¿Qué? —El francés se pasó la mano por la cabeza con frustración —¡No has curado nada! Solo detuviste el sangrando, ¡Por Melín!

Con enojo, Aramis tomó su varita y recitó hechizos de curación hacia Blaise, luego cogió algunos frascos del maletín y, con ayuda de un paño, empezó a untarlas, sin cuidado, por todo el pecho y barriga de Blaise. Este, simplemente fruncía el ceño mientras seguía los movimientos del Aramis y detallaba las cicatrices en su cuerpo.
Una vez untado todo el líquido, Aramis se alejó de Blaise y le miró muy seriamente.

—Esto es lo que le has hecho a tu cuerpo. Tienes enormes cicatrices por todo tu torso y brazos y no se reducirán Blaise, estas son muy profundas, no sé ni como coño sigues en pie.

—Tenía que entrar…

—¿Tú hiciste esa abertura?

—Tenía que entrar.

—¿Cómo? E-Es imposible romper una barrera como aquella.

—No lo sé, solo golpeé y golpeé hasta que dejó de estamparme contra el suelo y se rompió.

—Golpea… Enséñame tus nudillos —Aramis volvió a acercarse rápidamente al moreno y le sujetó las manos—. ¿Qué hiciste…? —Aramis miró incrédulo a su hermano.
—Los reparé cuando entré a casa.

—¡No reparaste una mierda, Blaise! —Los ojos de Aramis habían empezado a nublarse, su mandíbula se había tensado y se formó un gran nudo en la garganta por toda la rabia que estaba conteniendo.

Los nudillos de Blaise estaban destrozados, llenos de magulladuras; los dedos no tenían muy buen aspecto, los huesos no habían sido bien curados; y las muñecas, estaban hinchadas y muy rojas. Pero, esto no fue lo que hizo a Aramis estar en aquel estado, sino la actitud que mantenía Blaise. Su cuerpo estaba destrozado. Sin embargo, él seguía de ahí de pie, sin tan siquiera dejar salir alguna mueca de dolor o sufrimiento, cómo si no estuviera sintiendo nada.

«¿Hasta cuándo duraría aquello?,¿Cuánto aguantaría?», se preguntó Aramis.

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