
Chapter 3
El momento de afrontar a mi padre a llegado. Estoy en casa, el lugar del cuál me debería sentir seguro y protegido pero en estos momentos no sé siente así.
El tiempo a pasado más rápido de lo que imaginaba. En octubre me enteré de mi embarazo y llevo dos meses guardando en secreto para mí familia como el resto del cuerpo estudiantil.
Solo sus mejores amigos lo sabían porque estuvieron presentes en el momento que me enteré de la noticia.
Ánimos y apoyo me lo han dado desde ese día. No he podido haber escogido mejores amigos que ellos. En estos dos meses que han sido complicados en muchas maneras. Su asistencia y respaldo fueron mi mejor salvavidas.
En los primeros días de saber que causaba mis síntomas la negación entro en mi cabeza, ellos no dijeron nada sobre mi comportamiento solo estuvieron atentos. La aceptación llegó en el momento en que mis comidas favoritas me producían un asco y si de casualidad comía algo de ello, mi cabeza estaría enterrada en un retrete unos segundos después. Fue un duro golpe de la realidad.
No sabía que hacer y estaba muy desorientado, solo sabía que no podía escribir le a mi padre y contarle lo ocurrido.
Rock fue el niñero guardián que no pedí pero por lo visto necesitaba. Él fue por mis pociones con el mediomago Jacob y se encargó de verme tomar las. Alba junto con Su buscaron toda la información necesaria sobre embarazó masculino hasta hicieron una informe donde destacaban los puntos diferentes e iguales que uno efectuado por una mujer.
Lonan tenía cuatro hermanos menores siendo el primogénito de su familia este presenció todos los embarazos de su madre y era la fuente principal de información sobre estados de humor, antojos, cosas mara manejar los mareos, náuseas y controlar las consecuencias de mis vómitos.
Todos fueron muy atentos aunque algo sobreprotectores.
En los pocos espacios de soledad pensaba en las consecuencias sabía que ya no podía abortar por mi estado de gestación además mis creencias me impedían hacerlo.
En la comunidad mágica el ser padre de un posible niño mágico era un regaló puesto que la población de nacimientos venia en decrecimiento, entonces cuando un mago o bruja se enteraba que estaba esperando es una dicha y algo por lo cuál festejar.
Criarlo o darlo en adopción son mis únicas opciones, solo sí, la cabeza de mi familia me las daba. El problema no sería Arcturus mí padre de sangre y jefe la casa más antigua y noble Black sino mi padre, al cuál tenía en más jerarquía, respeto y amor.
Sí el me pidiera que le entregué al bebé a otra persona no duraría en hacerlo o eso creí hasta este momento dónde las opciones se han puesto delante de mí.
Tenía metas por cumplir, una de ellas es ser maestro de barrios mágicos de forma privada donde tomaría los casos más raros, complicados y complejos que existan para crear, reparar o conservar.
Ser Pionero nunca fue opción era competente en Herbología y aceptable Pociones, Inefable no me llamaba la atención y ser Auror era un gran trabajo sólo que requería mucho tiempo además de conllevar mucho papeleo estás eran las profesiones por las cuales eran conocidos los Potter y de las cuales no me sentía identificado, ser Sanador me llamaba muchísimo más la atención como lo fue el primer Potter.
Solo que los edificios, casas y lugares mágicos llamaban mi interés tanto que me obsesione un poco y terminé eligiendo la profesión de barrios y guardas mágicos muy conocido como maestro de barrios.
Además mis responsabilidades como heredero no interfieren con dicho trabajo. Lo que ahora se tendrían que revaluar y reajustar pero sea lo que se avecine. El caso es que ahora todo es una incógnita y no se que es lo pasará. Lo único de lo cual sé es que cuatro meses más daré luz mientras manejo mis días escolares. ¡Gracias a Merlín! No estoy en mi año de ÉXTASIS.
– Joven amo, su padre a llegado a casa y me ordeno decirle que en diez minutos cenaran– Mipsi la elfa doméstica de nuestra familia me saco de mis cavilaciones.
Coloque el nuevo portarretratos de fotos en mi escritorio en el estaba captura la escena de mi dónde mis amigos y yo brindamos con vino de elfo por mi cumpleaños.
La cena fue incómoda y fría.
En momentos como estos extraño a mi madre Dorea Potter nee Black. Ella sabía como manejar estás situaciones.
Nada ha sido lo mismo desde su partida.
La poca conversación que tuvimos fue sobre mi educación, como me estaba yendo y si me llegó su regalo de cumpleaños.
Por mi parte le pregunte sobre su trabajo, sus colegas, los chismes en el MACUSA y su salud.
Después de terminar la cena nos retiramos del comedor informal para ir a la sala de estar favorita de mi madre. La cuál contiene el techo embrujado para mostrar un cielo estrellado.
Vi a mi padre tomar su asiento favorito.
Yo no podía sentarme mis nervios están hasta arriba y siento como las hormonas empiezan a controlar mis ojos. Y este no era el momento para una de mis crisis tenía que hablar antes de que me arrepintiera.
- Papá- llamo su atención y este me dirijo la mirada cerrando el libro que había conjurado para leer. Tomé un respiro y solté – ¡Estoy embarazado!–
Sus ojos se agrandan tanto cómo los de Mipsi y después se achican de nuevo, me evalúa y espero
– ¡Que gran broma hijo! – Está bien esa reacción no me la esperaba. No me cree y es mi culpa.
Aún tengo el hechizo de ocultamiento sobre mí. Sacó mi varita y murmuró.
– Finite incatatem– mi gran barriga sale a relucir y la conmoción inunda a mi padre.
Decepción es lo que notó en los ojos de su padre Charlus Potter, solo para seguir la fría seriedad.
– ¿De cuánto estás? – la seriedad sale de su voz.
– De cinco meses, salgo de cuentas a principios de abril– Sus manos están fuertemente cerradas en formas de puños, su cuerpo tiembla y su aletas nasales se agradan considerablemente. Y él cierra los ojos.
El paso del tiempo se puede notar en el cuerpo de mi papá. El trapeador de cabello era el nombre cariñoso elucido a su melena, este ahora menos rebelde y con muchas canas que antes no se notaban, su cara jovial y alegre la cuál no está presente ahora, sus arrugas son más visibles de esta forma que con su habitual cara amigable también las ojeras notorias.
La muerte de mi madre envejeció su espíritu y ahora se puede notar en su cuerpo.
La angustia, el miedo, el abandono, la desesperación y la vergüenza corrían por mi cuerpo.
– El padre de la criatura ¿Ya está enterado de este acontecimiento?– No y este no puede enterarse son las palabras que se formulan en mí mente.
– No – su cara pasa de enojó a furia.
– ¿Por qué? – sale su pregunta con una dureza que helaría a cualquier.
– Es un no-maj y solo conozco su nombre– la mentira sale de mi boca y agradezco tener ser un oclumens aunque todavía uno no muy consumado.
La conmoción se refleja en sus ojos. Mi padre no era un purista de sangre aunque en este momento lo pareciera por su expresión.
No era más el saber que su hijo tuvo sexo con un extraño del cuál solo su nombre sabía.
– Que hecho más desafortunado– Sí supiera que Severus es mago en éste momento saldría a enfrentarlo y lo tendría en mi casa apunta de varita pidiendo mi mano en matrimonio, cosa que no deseó.
Él era un gran pionero y mago con baja autoestima de sí. Por lo poco que me dijo en aquella ocasión a perdido seres queridos uno por la muerte y otro por un error cometido en sus años escolares. Lo que deduje es que estos hechos lo han marcado dejando a un hombre melancólico, antipático y sarcástico. Me recuerda a un puerco espín.
No el hombre no está preparado para una responsabilidad como la paternidad y menos cuando en su país se está gestando una guerra civil.
Ninguno de los estamos capacitados para dicha labor pero al menos yo cuento con una familia para afrontar lo.
– Tienes dos opciones: aceptar el hecho de que serás padre y tomar la responsabilidad o darlo en adopción – Por mis mejillas corrían torrentes de lágrimas. – Cualquiera que sea tú elección… Te apoyaré – Alivio y ligereza es lo que sentía en mi cuerpo por sus palabras.
El miedo gobernó mi cabeza una temporada dónde solo mis amigos eran consiente de ello puesto que tenía mi máscara de heredero de sangre pura.
–Yo no lo sé padre- mis palabras salen titubeantes.
La vulnerabilidad que reflejo fue el detonante para que mi padre me atrajera a sus brazos y me mostrará su cariño con hechos.
–¡Todo estará bien!, solo eres un niño que debe crecer más rápido de lo esperado… Piensa con cuidado hijo, tienes cuatro meses para darme tu decisión. – su voz me relaja, calma y serena mi alma, mente y cuerpo.