Zero - O
Nada en su vida fue como esperaba que fuera, nisiquiera su vida matrimonial fue bien, ni la relación con sus hijos, absolutamente nada.
Incluso en su trabajo, la mayoría de veces, su jefe le favorecía sólo por ser "El elegido", sinceramente, estaba aburrido de todo eso; sus amigos, de apoco, se fueron alejando, hasta Luna.
Grimmauld Place, pasó de estar completamente habitada, a volver a tener sólo dos personas viviendo en ella. Harry y el elfo Kreacher.
Y eso lo deja aquí, en su cama, mirando las ventanas esperando una carta que nunca llegara, hace años nadie le escribe; su hijo James, había dejado de escribirle luego de su cumpleaños número 53
Lily, sólo le escribía en sus cumpleaños, cartas cortas y simples, un "¿Cómo estás, Harry?" porque sí, ya no era "papá" o "papi" ahora era Harry, sólo Harry.
Albus lo visitaba, pero era igual que Lily, sólo en sus cumpleaños; el resto del año, sabía de Albus por el Profeta y aveces por el propio Albus, que le enviaba una que otra carta, era con el único que había mantenido una comunicación decente.
Miró las pequeñas gotas de agua comenzando a golpearse contra el vidrio de la ventana y una sonrisa nostálgica se posó en sus labios.
—Amo Harry, es hora.
Quitó sus iris verdes de la ventana y los dirigió al viejo elfo. Kreacher, siempre fiel a la casa Black; soltó una pequeña risa, él nisiquiera era un Black, pero el elfo le hacía caso y lo respetaba, incluso ahora a pocos minutos de morir, lo cuidaba.
—¿Está seguro de esto?
Harry asintió.
—Usted está incluso más loco que el amo Sirius.
Escuchó como el viejo elfo maldecia entre murmullos y volvió a reír, estaba más que seguro.
Hace dos meses Harry se había desmayado, siendo Kreacher el único en la casa, aparte de él, lo llevó a San Mungo, donde descubrieron años de enfermedad y pocos días de vida.
Harry quiso reírse delante del medimago, pero se contuvo. Era gracioso como un poderoso mago oscuro no pudo matarlo, pero una enfermedad muggle sin cura, sí pudo.
Después de eso sólo le dijeron cuanto tiempo le quedaba, lo que debía hacer para alargar su vida unos meses más y ingredientes para una poción que debía tomarse antes de dormir si quería morir antes de tiempo. Sí, tan lindos los medimagos.
Kreacher le extendió la poción, y la bebió, murmuró un bajo "Gracias" al elfo y luego se acomodó para dormir.
El viejo elfo miró a su amo dormir, e hizo lo que se le pidió, escribió las cartas a los hijos, ex-esposa, antiguos amigos y a los Malfoy.
Al día siguiente, la noticia principal de todos los periódicos y revistas eran "El niño que vivió, para morir por una enfermedad muggle" "Harry Potter, El elegido muerto" "enfermedad muggle incurable mata a Harry Potter" "Salvador del mundo mágico muere", el funeral fue silencioso, lágrimas que bajaban en completo silemcio por los rostros de aquellos que fueron notificados e invitados a este.
Harry James Potter Evans había muerto con sólo un pensamiento en su mente :
"Quisiera poder vivir otra vida, una feliz, una donde nadie se aleje o me deje solo, rodeado de gente que me ame y que amo."
No todas las veces la muerte concede tus deseos, no es tú hada madrina ¿o sí? Pero cuando lo hace, te los da de una manera que no esperabas.