Culpa y Devoción

Harry Potter - J. K. Rowling
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Culpa y Devoción

Cuando Voldemort se despertó lo primero que vio fue Barty.

Barty...

¿Qué maldición había lanzado, otra vez? ¿Por que el chico se veía tan... vacío? ¿Fue un Desmaius? ¿Un Inmobilus? ¿Petrificus Totallus? En el fondo de su mente, una desesperación extraña comenzaba a crecer, junto con una aterradora inquietud, empujó esos sentimientos hacia atrás para revisarlos más tarde.

Agarró el brazo del chico, que quedó en una extraña posición luego del hechizo que aún no recordaba, pero había algo raro en la extremidad... estaba demasiado fría y rígida para ser de una persona viva. Una persona viva...

¡NO!

¡NO!

¡BARTY NO PUEDE ESTAR MUERTO!

Desesperadamente tomó el pulso de la muñeca delgada del chico, pero no había nada que sentir. Su corazón no latía. Barty estaba muerto. Muerto por su propia mano. Su sirviente más leal, su favorito, el único que alguna vez le dio una verdadera confianza y lealtad extrema se había ido, y era su propia culpa.

Nagini siseó algo que él no pudo escuchar; sus oídos estaban zumbando, y el frío que sintió en el cementerio volvió a instalarse con saña en sus entrañas. Él seguía sin entenderlo, no realmente, ¿alguna vez sintió algo parecido? Barty siempre fue especial, nunca se asustó como sus otros mortífagos, él siguió adelante con cualquier cosa que quisiera decir, sin miedo a las represalias más allá del temor a ser desechado y menospreciado como sucedió con Bartemius Crouch Sr., y Albus Dumbledore.

Él le prometió al chico que estaría ahí para ver su reinado, para ver el éxito de Lord Voldemort. Para castigar a los que lo creyeron a él, la propia mano derecha del señor oscuro, inmerecedor de elogios, un niño Ravenclaw más, con demasiada sed de conocimiento y reconocimiento. Nada más que un niño con la vida arreglada, buenas notas, buena familia, sangre antigua, un padre en el ministerio, que había nacido tan afortunado que nunca querría nada más. Para castigar a los que nunca creyeron que ese niño necesitaría algo más que eso para ser feliz. Eso fue un gran error de parte de ellos, y sus palabras solo sirvieron para provocar el propio gran error de Barty.

Si Barty nunca hubiera decidido ir tan en contra de quienes lo menospreciaron, uniéndose al mayor enemigo de su padre, tal vez estaría con vida, tal vez tendría una casa y una familia propia, sería un inefable en el ministerio, con una linda esposa y dos niños pequeños.

Estaría vivo, feliz, con alguien realmente digno de su absoluta devoción y lealtad a su lado. Ciertamente no su asesino.

Ciertamente no Lord Voldemort. Ya no, no después de asesinar a su más devoto y querido sirviente. Al que siempre le sirvió con una sonrisa en el rostro, cuyo más grande temor era ser olvidado por su Maestro, y cuya devoción llenaba el vacío en su pecho con una confusamente agradable calidez.

Voldemort necesitaba esa devoción como si fuera el aire vital que le llenaba los pulmones, él necesitaba ver la necesidad de complacer y servir que Barty le profesaba. Necesitaba sentir que era lo más importante y preciado en la vida de alguien, ese pequeño niño huérfano despreciado y odiado que aún vivía en lo más profundo de él necesitaba sentirse visto y deseado, y nadie más que Barty con su absoluta devoción y lealtad alguna vez pudo complacer esa necesidad.

Pero ahora... ahora él nunca más vería esos ojos azules ensancharse de alegría ante los elogios bien ganados que le proporcionaba su Maestro, nunca más iba a escucharlo hablarle de una manera tan libre pero al mismo tiempo tan respetuosa, nunca más...

Nunca más, y todo por culpa de él. Lord Voldemort ha agregado un nuevo nombre a su lista de asesinatos.

《Voldemort, tienes que respirar, por favor. El chico está muerto, no puedes hacer nada. Está muerto, pero puedes darle un entierro adecuado. Puedes hacer algo por él. Levántate y haz algo》

Nagini estaba enrrollada alrededor del cuerpo helado de Barty, como si tratara de transmitirle algo de su calor a través del contacto. La imagen alivió un poco su dolorido pecho y al mismo tiempo lo volvió a desgarrar. Él no era el único que había perdido al chico.

《Lo siento, Nagini》

Lamentablemente ningún lo siento arreglaría lo que él había hecho. Y aunque el cuerpo del chico podría parecer ileso para cualquier otro, él sabía muy bien que el interior era una cosa completamente diferente, no había sido una muerte rápida, pero Barty no había hecho mucho por salvarse a sí mismo al no querer perturbar el sueño de su Maestro, leal hasta el final incluso después de recibir una maldición letal de él, ¿qué hizo Voldemort para merecer tanta lealtad y devoción? Ciertamente no se sentía digno, no con el hueco creciendo aún más que antes, no con el frío paralizante que se instalaba ahí.

Nagini desenrrolló su largo cuerpo de Barty, y se acercó deslizándose hacia donde él había caído sin darse cuenta después de confirmar lo que había causado la paranoia que había acompañado a Voldemort toda su vida.

《Voldemort, debes darle el honor que se merece como tu compañero de nido》

《Nagini, no sé si pueda...》

《Debes hacerlo》

Pero no, no podía enterrar el cuerpo como si Barty perteneciera a la tierra y a los gusanos ahora que ya no estaba su alma ahí dentro... ¡Alma! Por el bien de Merlin, ¿cómo fue tan tonto como para olvidar? El alma y núcleo mágico de Barty estaban conectados a él a través de la marca oscura, si pudiera conseguir la piedra de la resurrección tal vez... tal vez podría revivir a su sirviente a través de un ritual similar al que le creó un cuerpo. Teniendo el cuerpo, parte de el núcleo mágico y alma, el ritual de nigromancia adecuado y la piedra de la resurrección, ¡tal vez aún podría tener al chico con él!

《Nagini, no hay necesidad de sepulturas, muy pronto tendremos a Barty de vuelta》

Si su plan no funcionaba... temía lo que podría terminar pasándole a su fracturada alma.

Si al final de esto no volvía a ver al chico sonreírle, el mundo mágico sufriría las consecuencias de su rabia.