Luz y Oscuridad

Harry entró a la habitación y agarró el libro que le había regalado Tonks.

Lo empezaría a leer, para cualquier cosa que suceda, poder tener las herramientas y encantamientos necesarios.

Miró el cuerpo de Riddle y suspiró, si no fallaban sus cálculos, era hora de cambiarle la venda.

Cerró la puerta, agarró su varita y se acercó a éste mismo.

Levantó la camisa y sacó la venda que estaba en mucho mejor estado que la que se había puesto Riddle ayer, dejando al descubierto la herida que estaba casi totalmente cicatrizada.

Apuntó su varita a la herida y murmuró con suavidad

-Férula.

La herida fue nuevamente tapada con una venda nueva y limpia.

Harry se iba a alejar de Riddle, cuando notó un agarre fuerte en su brazo.

En el mismo brazo que tenía agarrada la varita.

-¿Qué haces? -preguntó en un silbido. Harry pudo reconocer fácilmente que era pársel.

No respondió, sólo se dispuso a mostrarse confundido.

Riddle pareció entender que había hablado en silbidos, razón por la que pasó a hablar inglés como si nada hubiera pasado.

-¿Qué haces? -dijo con intriga y frialdad al mismo tiempo. Harry aguantó sus terribles ganas de poner sus ojos en blanco.

-Te curo, ¿no es obvio acaso? -preguntó con el ceño fruncido.

Riddle evitó el tono que había usado para responder.

-¿Quién eres? -preguntó con irritación.

-Es una muy buena pregunta, Riddle. -dijo y tuvo ganas reír ante el brillo de enojo que tenía Riddle en sus ojos.

-Pregunta que no has respondido... -dijo y Harry lo interrumpió.

-Supongo que la herida te afectó bastante. -dijo luego de interrumpirlo. -Seguramente te gustaría terminar de sanar. -finalizó.

-Me gustaría que respondas mí pregunta y el porqué estás aquí. -dijo con irritación. Harry sonrió.

Los oscuros ojos de Riddle lo escudriñaron, pero toda acción o charla que estuviera por suceder, fue cortada por un golpeteo en la puerta.

-¿Harry? -llamó la dulce voz de Amy del otro lado de la puerta.

Harry abrió grande sus ojos.

No no no no no, que no entre, que no ent...

La puerta estaba siendo abierta cuando Riddle lo empujó al otro lado de la habitación y se giró en menos de un segundo, pareciendo dormido otra vez.

Harry se sorprendió, pensando en cuántas veces habría hecho eso para lograrlo en tan sólo unos segundos.

Harry escondió su varita debajo de su almohada, justo cuando Amy entraba a la habitación.

-¿Qué sucede? -preguntó con interés.

-¿No ha despertado ya? -preguntó y vió un destello de terror y satisfacción al mismo tiempo rondando en sus ojos.

-N-no lo sé. -decidió Harry luego de mirar lo más discreto posible en dirección de Riddle.

-Cuando despierte, dile que la señora Cole tiene que hablar con él. -dijo y su mirada se dirigió a él. Sonrió cálidamente. -Cuando lo haga, avísanos si causa algún problema. -dijo y salió de la habitación.

Por supuesto que no les diría. Pensó.

-¿Harry? ¿Ese es tu nombre? -preguntó Riddle con sorpresa y satisfacción en sus ojos.

-Sí. -dijo finalmente Harry en un suspiro.

-Yo soy... -lo interrumpió con un movimiento de manos.

-Ya sé quién eres. -dijo Harry poniendo sus ojos en blanco. El Señor Oscuro que quiere matarme por una estúpida profecía que tú mismo te encargarte de hacer realidad. -Eres Tom Riddle. -dijo y Riddle asintió incrédulo.

Se iba a parar de la cama, cuando inmediatamente al moverse, soltó un quejido de dolor o de molestia, Harry no logró encontrar diferencias.

-¡No debes moverte! -dijo en un susurro/grito mientras se levantaba él amenazadoramente de su cama. Riddle lo miró y arqueó una ceja con indiferencia.

-¿Quién me lo ordena? -preguntó con un tono burlón que le hacía acordar sorprendentemente a Malfoy.

-Órdenes mías, que tienes prohibido desobedecer. -dijo Harry con frialdad y Riddle, por más de que odiaba seguir órdenes, tuvo que aceptar a regañadientes que ésta vez debía seguirlas.

Pero solo por aquella vez.

🍀🍀🍀

Ya había pasado todo un día en el que Harry se tuvo que ocupar de controlar a Riddle como si fuera un niño de tres años.

Pero, aprovecharon la hora en que todos salían a disfrutar de la tarde de verano para que Riddle hablara con la señora Cole, que sólo se encargó de hacerle saber que Harry se quedaría en aquella habitación con él por un tiempo.

Riddle ni siquiera se inmutó. No parecía nada sorprendido al ver el cierto cariño que tenía la señora Cole por Harry y el odio que se encargaba de profesarle a él mismo.

Harry, en cambio, se sentía extraño al sentir indignación por el destrato que le daba la señora Cole a Riddle y la aparente indiferencia del mismo, que denotaba lo tan acostumbrado que estaba.

Negó. No debía sentir indignación.

Riddle era una persona mala. Alguien a quien debía aborrecer. Alguien a quien quería odiar.

Subieron a la habitación en un silencio. No fue hasta que entraron, que Harry habló.

-¿Te duele? -preguntó al ver el gesto en el que se contrajo el rostro de Riddle.

-¿Qué? -dijo y miró a Harry fijamente. -No. No me duele. -dijo y Harry lo miró desconfiado, pero no pudo hacer mucho más, porque Riddle se acostó en la cama y se dispuso a dormir.

Harry lo siguió mirando como si fuera un enigma. Lo és, y vaya que enigma.

Negó. Debería ir afuera a disfrutar de la tarde de verano que era. No quedarse encerrado, acompañando a alguien que claramente odiaba estar o sentirse acompañado.

Se levantó y, pese a sentir la mirada confusa de Riddle, salió de allí para ir al afuera con los demás.

🍀🍀🍀

Esa misma noche, antes de dormir, Harry obligó a Riddle a que comiera una ración de pan y que se durmiera.

No sabía porqué estaba tan sumergido en verlo bien, pero estaba dispuesto a verlo bien.

Iba a preguntarle si le dolía, cuando Riddle lo miró con frialdad diciéndole claramente que estaba perfecto y que no quería nada más de su parte.

Se sorprendió al saber exactamente lo que él le estaba pidiendo, pero igualmente asintió. Aunque la respuesta sería igualmente obvia.

-Eres un idiota. -murmuró. Riddle no apartó su mirada, en cambio, lo siguió con la misma.

Harry, consciente de ello, se acostó y se durmió en menos de lo que diría Quidditch.