![Un Viejo Am(or)igo. [Snucius]](https://fanfictionbook.net/img/nofanfic.jpg)
Mirando hacia el cielo cubierto de nubes grises, Lucius Malfoy se dirigió con paso seguro hacia las puertas de la vieja casa. Hoy no tenía la excusa de su hijo visitando al otro niño; hoy no tenía la excusa de necesitar con urgencia una poción o la ayuda del otro hombre.
Lucius estaba allí porque así lo quería.
La puerta se abrió con fuerza y el cansado rostro de Severus Snape lo recibió con el ceño fruncido. El estrés y la presión de la guerra se hicieron notorios en ambos hombres, pero Severus era, por supuesto, el más afectado. Una venda cubría lo que sabía era una mordida en su cuello; el cabello, menos grasoso de lo que Lucius recordaba, caía en suaves ondas por debajo de sus hombros, y algunas pocas arrugas ya eran visibles en el rostro del hombre de treinta y ocho años.
Lucius sintió, no por primera vez al verlo, que podría darle el mundo entero si así Severus lo quisiera.
—¿Necesitas algo, Lucius?— Severus habló con la voz aún ronca por la herida, sonando molesto, a pesar de que sus ojos negros eran tan inexpresivos como siempre.
—Sólo visitando a un viejo y querido amigo, Severus— Lucius sonrió cuando su amigo puso los ojos en blanco y se movió para dejarlo entrar. Disfrutó del suave olor a café y libros que inundaba el hogar del pocionista. Sonrió más cuando Severus cerró la puerta y se dirigió al salón—. ¿Has estado bebiendo tus pociones?
Harry estaba sentado en un sofá individual cercano a la chimenea y le sonrió brevemente a Lucius cuando lo vió entrar, saliendo rápidamente del salón por una de las puertas secretas detrás de las repletas estanterías. Lucius sólo se sentó con elegancia en el sofá abandonado y esperó pacientemente a que su amigo hiciera lo mismo luego de pedirle a un elfo doméstico un servicio de té para los dos.
—Por supuesto. Harry se asegura de ello, créeme— una mueca de disgusto cruzó por el rostro del pocionista y Lucius río suavemente—. ¿Necesitas algo en específico, Lucius? Pensé que traerías a Draco mañana.
—Y lo haré— Lucius asintió en agradecimiento cuando Severus le pasó una taza de té y bebió un sorbo, complacido al notar el dulce justo como prefería—, pero hoy quería verte. No necesito nada, gracias. Simplemente quería estar contigo.
Severus apretó la mandíbula levemente, pero no hubo ninguna otra reacción hacia las palabras de Lucius. No se molestó en pensar en ello y miró hacia el fuego crepitante con calma. Había un hipógrifo en la habitación en ese momento, y si no se trataba con cuidado, atacaría. Muchas cosas se dijeron desde el día en que se conocieron, algunas buenas y otras malas; pero había otras muchas cosas que callaron, que simplemente dieron por hecho o que arrojaron sin pensar a la basura.
Severus había destrozado por completo la vida de Lucius desde que comenzaron a conocerse, y Lucius nunca había estado tan agradecido pero a la vez tan enojado con una situación.
Lucius siempre pensó que era obvio, pero descubrió de la peor de las maneras que no era así.
Lucius se sentía poderoso cuando Severus estaba a su lado. Era poderoso, fuerte, indomable e indestructible cuando esos ojos negros y aburridos lo miraban; se sentía como el rey del mundo cuando esas manos callosas y fuertes lo tocaban, y se sentía gelatinoso cuando las extrañas e insólitas sonrisas de medio lado y sin maldad eran dirigidas hacia él. Lucius era el gobernante de todo y todos, si Severus estaba a su lado.
Pensó que el Señor Oscuro era la mejor opción para sobrevivir a la obvia Guerra, hasta que su universo fue cruciado y gritó en agonía. Pensó que el Señor Oscuro estaba bien, hasta que su soporte rogó de rodillas y lamentablemente patético que salvara a la sangresucia de Lily Evans Potter. Deseó que el Señor Oscuro la asesinara cuando se dio cuenta que el amor no era más que estupideces, y luego se arrepintió con fuerza cuando sintió su propio corazón romperse ante el llanto desconsolado y agobiado siendo levemente ahogado en su pecho.
Entendió a Severus, porque él hubiese hecho lo mismo por Severus si la situación fuera la misma. Lucius habría soportado cualquier humillación y dolor si con eso podría salvar a su amor de la muerte.
Se dio cuenta que Severus no era suyo, y posiblemente nunca lo sería.
Entonces, años y años después, de tanta palabrería falsa entre ellos, miradas secretas y anhelos profundos e interminables, Lucius sintió su corazón romperse por segunda vez en su vida.
Severus Snape era un espía de la Luz. No importaba, el Señor Oscuro renacido no importaba, la nueva Guerra no importaba. Lucius fue traicionado, aún más que cualquier otro: su amigo había hecho una de las decisiones más importantes y peligrosas de su vida, y lo dejó fuera. El Señor Oscuro podría matar a Severus en algún momento y Lucius nunca sabría por qué, hasta tiempo más tarde. Lucius podría perder a Severus porque Severus no confiaba en él. Para Severus, Lucius no era importante.
Y dolía.
Pero la guerra terminó, y no había un Señor Oscuro sobre sus cabezas. No había excusas para ser falsos, no había razones para justificar las mentiras y no había motivos para seguir alimentando al hipógrifo de silencios, mentiras y secretos.
Lucius estaba decidido. No era tan cobarde, en realidad, y podría afrontar la realidad cuando lo golpeara en la cara. Tampoco sería la primera vez que Severus destruyera su vida, de todas formas.
—Me pregunté muchas veces por qué te uniste al Señor Oscuro— la suave voz de Lucius rompió el silencio sin ser brusco, y Severus solamente tomó otro sorbo de té—, aunque me fue claro luego de varios años, para mi vergüenza— Lucius sonrió y luego quedó en silencio, hasta que sintió la mirada irritada y curiosa del pocionista. Lucius le devolvió la mirada, sin importarle si sus emociones eran vistas—. Por ella, ¿no es así? A pesar de los años pasados y de que ya no hablaban, harías lo que fuera para ayudarla a ganar. Te uniste al Señor Oscuro para espiar, y de esa forma...
—Me uní porque me lo pediste— la sonrisa de Lucius se borró por completo y sólo miró el rostro serio de Severus, quien decidió mirar el fuego. Lucius no...—. ¿Supongo que nunca has tenido un amigo verdadero, eh?— Severus lo miró de reojo—. Pensé que ese año que me hiciste compañía en Hogwarts era una especie de estúpido reto que te habían dado, pero luego seguiste escribiéndome a lo largo de los años, aún cuando tenías cosas más importantes que hacer, y pensé que eras mi amigo. Cuando Lily se cansó de mi comportamiento, sólo te tenía a ti, y no quería perderte. Unirme al Señor Oscuro no me interesaba, si podía seguir hablándote. Lamentablemente, mientras cumpliste tu tarea de conseguirle más seguidores al Señor Oscuro, me di cuenta que simplemente me endulzaste para el mismo propósito.
Si Lucius pensaba que tenía mucho que decir, Severus había dejado en claro que no era el único. El dolor en su pecho fue agobiante durante unos segundos mientras procesaba todo lo dicho.
—Te necesitaba a mi lado-
—Por supuesto— Severus sonrió amargamente, pero Lucius lo ignoró.
—... porque te amaba, Severus.
Los minutos pasaron y ninguno de los dos dijo nada, pero a Lucius no le importó. No podía dejar de ver a Severus, que también lo miraba a él con sorpresa en sus ojos. Lucius siempre pensó que era tan asquerosamente obvio, que era doloroso ver lo sorprendido que parecía su amigo. Lucius lo amaba, por supuesto que lo hacía. No podía decir desde cuándo, pero simplemente sabía que Severus era quien hacía que su corazón latiera con fuerza en su pecho. A pesar de los años, a pesar de las situaciones vividas. Lucius seguía amando a Severus tanto como lo hacía cuando joven.
Y era doloroso, y abrumador y terrorífico; pero se sentía tan asquerosamente bien amarlo que no podía dejar de hacerlo, por más que lo intentara.
—He tratado de odiarte y abandonarte tantas veces, Severus, que ya ni siquiera llevo la cuenta— Lucius habló en voz baja, negando con la cabeza con una sonrisa irónica—. Traté de odiarte cuando ignorabas mis cartas y no me respondías por semanas si de alguna forma te hacía enojar; traté de odiarte cuando no dejabas de hablarme de Evans; traté de odiarte tanto cuando te vi suplicando piedad por ella al Señor Oscuro que creía que podría asesinarte allí mismo. Traté de odiarte y dejarte a tu maldita suerte cuando me di cuenta que nunca podría ser amado de vuelta por ti, pero eres tan irresistible-
—Basta— Severus se levantó y desapareció con su mano las tazas y la tetera, comenzando a irse de la sala—. Si esto es una maldita broma en venganza por parte de Potter, felicidades, he caído por completo. Ahora, vete de mi maldita casa.
—¿De qué hablas?— Lucius se levantó con rapidez y tomó del brazo al pocionista, quien no se giró para enfrentarlo hasta que Lucius lo obligó. Se sorprendió de ver los ojos llorosos del hombre, y detuvo el impulso de tratar de abrazarlo—. ¿Por qué Harry querría vengarse de ti? ¿Por qué lloras?
—Las pociones que estoy tomando— Severus sacudió su brazo del agarre de Lucius y éste lo dejó ir, agradecido de que el hombre no decidiera largarse. Severus estaba avergonzado mientras miraba hacia otro lado, reteniendo las lágrimas con la mandíbula apretada— me vuelven un maldito Hufflepuff.
—Severus, no sé de qué broma hablas, pero ninguna de mis palabras han sido en broma— dijo seriamente, atrayendo la mirada del pocionista con reticencia e ignorando la cercanía de los dos—. No contigo.
Severus lo miró unos segundos y luego asintió, sus ojos ya sin lágrimas pero aún avergonzado. Miró a su alrededor con el ceño fruncido y apretó sus labios brevemente, todo bajo la atenta mirada de Lucius.
—¿Por qué me has dicho... eso?
—Debería sentirme increíblemente indignado a que llames "eso" a la declaración de mis sentimientos por ti— Lucius sonrió levemente burlón—, pero solo me siento patético. Pensé que era obvio. He estado enamorado de ti desde algún momento, ni siquiera sé cuándo, solo sé que en algún momento mis pensamientos y sentimientos hacia ti no eran exclusivamente de amistad. ¿Realmente no te he dado ninguna pista?
—Supongo que el día de tu casamiento con Cissy debería haberme dado algunas pistas— respondió secamente Severus.
—Puramente conveniente para ambos— Lucius movió su cabeza para poder encontrarse con los ojos de Severus, quien le devolvió la mirada renuentemente—. Ella quería evitarse a cualquier desgraciado que sus padres le eligieran, y yo necesitaba un heredero. Es mi mejor amiga, y te aseguro que no hicimos jamás más de lo necesario. Y lo sabes.
—Siempre me divirtió que las parejas de ella eran completamente diferentes a ti— Severus sonrió levemente, y Lucius le devolvió la sonrisa.
—Aunque insultante, no puedo decir que el gusto de Cissy sea malo— Lucius perdió un poco la sonrisa—. Le tengo envidia— Severus levantó una ceja—. Ella siempre pudo, puede y podrá tener a quien quiera; yo llevo casi veinte años, tal vez más, viendo a quien quería y sin poder hacer nada al respecto. Y nadie logró sacarte nunca de mi cabeza, Severus— Lucius se arriesgó a tomar una de las manos de Severus, la esperanza creciendo dentro de él al no ser negado—. Y a pesar de todo, cada vez que te veo me enamoro un poco más.
—Sorprendentemente, te creo— susurró el pocionista, viendo sus manos juntas. Respiró hondo antes de verlo fijamente a los ojos. Lucius tragó saliva viendo los ojos negros, extrañamente expresivos, aunque no lograba identificar ninguna emoción—. Pero lo siento— el estómago de Lucius se apretó de dolor y su respiración se cortó, pero Severus tomó su otra mano y la apretó levemente—, no soy el hombre del que crees que estás enamorado.
Lucius se rió luego de procesar las palabras durante unos segundos. De verdad lo hizo, una carcajada limpia se escapó desde su pecho y no se detuvo. Se inclinó levemente mientras trataba de detenerse, apoyando su frente contra el hombro de Severus para mantenerse de pie mientras la risa lo hacia temblar. Severus no se movió y tampoco soltó sus manos, lo que agradeció inmensamente, porque estaba seguro de que hubiese caído. Jadeó tratando de calmarse, respirando profundo y cerrando los ojos con fuerza, dándose cuenta que en algún momento sus risas se convirtieron en sollozos, las lágrimas humedeciendo sus mejillas y perdiéndose bajo su mandíbula.
Si fuera alguien más, Lucius estaría mortificado ahora mismo, llorando como un niño débil. Hubiese matado a cualquiera que lo presenciara.
—Te odio— susurró Lucius.
Severus, como siempre, era su excepción.
—Es mejor así— las manos de Severus se dirigieron hacia la espalda de Lucius, atrayéndolo a un pequeño e incómodo abrazo. No estaban acostumbrados a tocarse el uno al otro de ninguna manera.
Era de las mejores cosas que jamás le pasaron a Lucius.
Lucius se aferró con fuerza a Severus, pasando los brazos por su torso y escondiendo su rostro en el cuello del pocionista, teniendo cuidado con las vendas. Olió el café y una mezcla fresca de ingredientes en él, y maldición, le encantaría olerlo por siempre. Le encantaría tener a Severus en sus brazos por siempre.
Le encantaría tener a Severus por siempre.
—Yo también pensé que no eras de quien me había enamorado— Lucius se rió amargamente, moviendo levemente su rostro para que Severus lo entendiera—. Trataba de convencerme a mí mismo todos los días desde que supe que eras un espía que no te conocía, que estaba enamorado de un hombre que no existía— sintió que unas lágrimas más escapaban de sus ojos, pero no hizo nada para retenerlas—. Me enamoré aún más con eso. Siempre fuiste un acertijo para mí: cuando pensé que te conocía por completo, te volviste un extraño ante mis ojos, y aún así, solo podía pensar en lo fascinante que sería conocerte de nuevo. En volver a presentarme ante ti, y simplemente... poder ser completamente honesto.
—¿Y si no quisiera conocerte de nuevo, Lucius?
—¿No quieres?— se escuchó preguntando en voz baja, lastimera y vacilante.
¿Una vida sin Severus Snape a su lado, de ninguna forma?
Lucius preferiría volver a Azkaban.
—¿O si no te agrada el hombre que soy?— Severus ignoró la pregunta de Lucius a favor de separarlo del abrazo. Lucius lo soltó con desgana, estremeciéndose ante la resignación en el rostro del pocionista.
—No hay posibilidades de que eso suceda, Severus— Lucius llevó sus manos hacia el rostro de Severus, colocándolas en sus mejillas y acariciándolo suavemente, casi con reverencia—. No hay vida en la que no me agrades, en la que no me gustes. Tal vez no siempre has sido quien yo creía, pero no pienso que eso sea una desventaja. Si me lo permites, si así lo quieres, me encantaría conocerte. Conocer el hombre que eres, sin máscaras, sin mentiras.
—¿Tu me permitirías conocerte, a cambio?
—Te permitiría lo que quieras, Severus— Lucius sonrió con diversión—. Siempre lo he hecho, y siempre lo haré.
—Si esto es un juego, Lucius— advirtió en voz baja—, si esto es un maldito juego mental tuyo, te arrepentirás.
—Lo haré— prometió, asintiendo con la cabeza y lamiéndose los labios—. Me arrepentiré, por toda la vida, si algo de lo que te digo es mentira.
—¿Cómo te llamas?
Lucius frunció el ceño en confusión, mirando el rostro de Severus con cuidado.
—¿Tus pociones tienen otros efectos secundarios a parte de la sensibilidad emocional?— Severus rodó los ojos y apartó las manos de Lucius de su rosto, aunque no las soltó cuando las dejó al nivel de sus estómagos.
—¿Cómo te llamas? No te conozco— Severus sonrió de medio lado, una pequeña sonrisa real aunque insegura mientras sus ojos estaban valientemente manteniendo el contacto visual.
Lucius dejó que su sorpresa se mostrara brevemente antes de sonreír con fuerza, su corazón latiendo rápidamente en su pecho mientras apretaba un poco las manos de Severus, evitando acercarse aún más y presionar sus labios juntos. Tragó saliva.
—Lucius Malfoy— asintió, su sonrisa haciendo que le dolieran las mejillas.
—Un placer, Lucius Malfoy. Mi nombre es Severus Snape.
—Tienes el nombre del amor de mi vida.
Severus cerró sus ojos, una leve mueca de horror en su rostro mientras negaba con la cabeza.
—¿Qué tengo que hacer para que nunca jamás vuelvas a tratar de decir algo que consideras romántico?
—No sé si soy capaz de no decirte cosas románticas— Lucius inclinó la cabeza hacia un lado—. De todas formas, eres quien hace que mi corazón funcione— Severus lo miró con las cejas levantadas, para nada impresionado—. ¿Qué sucede? ¿No estamos empezando de nuevo, siendo completamente sinceros? Sin importar tus sentimientos hacia mí, no esconderé mis sentimientos hacia ti. A menos que me lo pidas explícitamente.
—Estoy enamorado de ti.
—Exactamente— Lucius sonrió sin vergüenza—. Han pasado demasiados años y demasiadas cosas entre nosotros. No perderé un minuto más de mi tiempo sin decirte lo enamorado que estoy de ti. Y es algo que ya no cambiará nunca.
—Lucius— el pocionista se inclinó un poco, su nariz casi rozando contra la de Lucius, haciéndolo perder la sonrisa. Lucius miró los labios de Severus. Tan solo un pequeño movimiento...—. Estoy enamorado de ti.
Lucius abrió grande los ojos al sentir los labios de Severus en los suyos, pero los cerró inmediatamente, apreciando el pequeño y tímido beso. Los labios de Severus estaban tibios contra los suyos, y Lucius se arriesgó a acariciarlos con la lengua luego de unos segundos, suspirando complacido cuando Severus entreabrió los labios y le permitió el acceso a su boca.
Lucius podía sentir el té dulce que acaba de tomar y tal vez algo del amargo medicamento aún persistiendo, pero luego era solo SeverusSeverusSeverus, y se encontró pegando todo su cuerpo contra el hombre, pasando sus manos por el cabello negro y acercándolo tanto como podía físicamente, disfrutando cuando la lengua de Severus comenzó a enredarse con la suya sin prisas. Las manos de Severus se estaban aferrando a la parte delantera de su túnica, y Lucius estaba en éxtasis.
Había soñado muchas veces en ese momento. La primera vez que se besaran, cómo sabrían los labios de Severus, dónde estarían y cómo sería la situación. La realidad no se parecía en nada a lo que habría planeado: no estarían en la sala de Severus, y Lucius tampoco tendría lágrimas secas en sus mejillas; sin embargo, Severus era perfecto. Severus siempre era perfecto. No importaba dónde o cómo, Lucius estaba guardando este momento con adoración.
Severus se separó un poco de él, juntando sus frentes mientras se lamía los labios. Lucius abrió los ojos y lo miró, casi sin creerse lo que sucedió.
—He soñado con hacer eso un tiempo— Severus admitió, sorprendiéndolo aún más.
—Puedes hacerlo todas las veces que quieras. Por favor— suplicó, haciendo reír suavemente a Severus—. Eres hermoso.
Las mejillas de Severus adquirieron un tono rojizo y Lucius se maravilló, acercándose nuevamente para besarlo. Severus se lo permitió unos segundos antes de volver a alejarse, frunciendo el ceño y negando con la cabeza muy suavemente. Lucius apretó sus manos en las caderas del pocionista.
—Si muevo un poco más el cuello, Poppy se encargará de asesinarme personalmente— Severus suelta un pequeño suspiro, dando un paso atrás y dejando caer sus manos. Lucius siente la pérdida tanto como sentiría un puñetazo en el estómago, a pesar de que aún puede sentir el calor corporal de Severus—. Además, hay cosas...
—¿Cosas?— incita suavemente cuando Severus permanece callado.
—Hay cosas que tenemos que planear— termina, tomando la mano de Lucius y llevándolo nuevamente hacia el sofá, indicándole que se siente antes de hacer lo mismo. Lucius siente su mano cosquillear agradablemente por el contacto—, y cosas que aclarar.
—¿Como cuáles?— Lucius se cruzó de piernas elegantemente y miró a Severus con curiosidad—. Personalmente, creo que todas mis cartas están sobre la mesa. No tengo nada más que aclarar.
—No quiero ser— Severus parecía increíblemente incómodo, desviando la mirada hacia el fuego y sus manos apretando fuertemente los apoyabrazos del sofá—... de alguna forma impetuoso, pero creo que habría que crear un plan en caso de que, algún día, si es que sucede, quisieras que salgamos fuera para alguna cena... o lo que sea.
Lucius parpadeó.
—¿Plan? ¿Quieres salir a cenar, me estás diciendo?— Lucius sonrió un poco—. No tengo ningún problema con llevarte a Italia-
—Me refiero a lo que diremos— interrumpió Severus—. Cómo actuaremos. Qué podemos hacer y qué no. A quién le dirás, si es que se lo dirás a alguien, que estamos... juntos. Esas cosas hay que planear, Lucius.
—¿Por qué habría que planear cosas así, en este momento?
—Por Merlín, Lucius— Severus lo mira incrédulo durante unos momentos—. Imagina que Draco se entera que estamos emparejados por un tercero, y se acerca a ti para preguntar si el rumor es cierto o no. ¿Qué planeas decirle? ¿Cómo planeas calmarlo si se enoja?
—Confía en que se enojará-
—Por eso hay que planear nuestras acciones.
—... si se entera por un tercero o por rumores— termina Lucius, levantando una ceja—. Cosa que no sucederá. Porque se lo diré, o se lo diremos, si quieres estar conmigo en ese momento. Al igual que con Harry— Severus se remueve un poco en su asiento antes de asentir, inseguro.
—Como gustes, supongo.
Lucius se levanta y se acerca hasta que sus rodillas rozan las de Severus aún sentado. Coloca una mano bajo la mandíbula del pocionista y sonríe cuando éste mira hacia arriba con un poco de molestia.
—Cariño— dice, dejando que todos sus sentimientos sean casi palpables en la palabra, y por el pequeño sonrojo y el estremecimiento que recibió a cambio, sabe que lo logró—. No voy a esconder nuestra relación. No voy a esconderte— Lucius se inclina hasta quedar a la altura de los ojos de Severus, viéndolo fijamente mientras su pulgar acaricia con pereza el labio inferior del pocionista—. No luego de esconderme a mí mismo durante tantos años. Es un sentimiento horrible, y lo último que quiero es hacerte sentir como un vergonzoso secreto. Narcissa tiene muy en claro cuáles son mis sentimientos hacia ti. Draco sospecha lo suficiente desde hace algunos años como para no sorprenderse demasiado si le confirmara que estoy en una relación contigo. Luego, el resto de gente, simples idiotas cuyas opiniones no me importan en absoluto.
—Es molesto cómo haces que las cosas siempre parezcan tan fáciles— gruñe Severus, cerrando los ojos y levantando su mano para envolverla alrededor de la muñeca de Lucius, sin ninguna intención. Lucius se ríe suavemente y utiliza su mano libre para acariciar el cabello del pocionista, fascinado por las suaves ondas que se formaron con el paso de los años.
—Oh, no será nada fácil— Lucius asegura—. Habrán muchos idiotas con una maestría en opinología que hablarán de nosotros, y meterán a nuestra familia y amigos de por medio, y tratarán por todos los medios de destruirnos— cuando Severus vuelve a abrir los ojos y le da una mirada poco impresionada, Lucius sonríe—. Pero, y ahora voy a decir algo romántico, personalmente siento que si estamos juntos, si estás a mi lado, no importará.
—No sé si prefiero esta faceta de ti o no...
Lucius se permitió un beso más, sonriendo cuando se separó y vio a Severus inclinándose hacia él, al parecer con el mismo sentimiento de no querer alejarse más.
—Conocerás todas las facetas que quieras de mi, Severus— susurró en promesa—. Y no tendremos que apresurarnos. De todas formas, tenemos el resto de nuestras vidas para conocernos. ¿No es eso genial? Te conoceré y te amaré aún más de lo que te amé ayer o de lo que te amo hoy.
—El resto de nuestras vidas no será mucho tiempo si sigues diciendo tantas cursilerías juntas, Malfoy— Severus colocó sus manos en el cuello de Lucius y o atrajo más hacia sí mientras se reclinaba contra el respaldo de sofá, casi obligando a Lucius a sentarse sobre los muslos. Levantó una ceja ante la posición en la que estaban repentinamente, y entrecerró los ojos ante la mirada burlona de Severus—, así que te recomiendo amablemente utilizar tu boca para otras cosas. Bésame.
Y Lucius así lo hizo. Y lo hará a día siguiente, y al otro, y al otro, y hasta que se vea incapaz de hacerlo. Lucius al fin tenía a Severus entre sus brazos, correspondiéndole abiertamente, y no iba a dejarlo escapar.