La niña que fue olvidada

Harry Potter - J. K. Rowling Marvel Cinematic Universe
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La niña que fue olvidada
Summary
Cuando Albus Dumbledore deja a una niña de cinco años en un callejón al otro lado del mundo, no tiene idea de que le ha dado la mejor vida que podría tener.Sigue las aventuras de Jade Black a medida que crece con una familia de superhéroes en constante crecimiento.
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¡¡¡Feliz cumpleaños!!!

—Jade. Despiértate, linda.

—Cinco minutos más, mamá —murmuró una niña de ahora ocho años mientras se daba la vuelta en la cama y trataba de volver a dormirse.

Natasha se rio y acarició el cabello de su hija.

—¿No quieres abrir tus regalos? —preguntó.

Esas fueron —como se suele decir— las “palabras mágicas”. Jade de inmediato se incorporó para ver la pila de regalos a los pies de su cama, haciendo que su madre riera una vez más.

Habían pasado tres años desde que Natasha encontró a la niña congelada y hambrienta en el callejón y su vida había mejorado mucho desde entonces. Tenía una hija, varios amigos e incluso un novio, ya que Sirius y ella se habían vuelto más cercanos desde que Bucky vino a vivir con ellos. Ambos habían acordado que sin importar lo que pasara entre ellos, no dejarían que su relación con Jade se viera afectada.

Ella ya los veía como sus verdaderos padres y ellos no querían estropear eso. Clint había comentado en privado que en verdad estaba bastante sorprendido de que Sirius se tomará su relación tan… en serio, ya que en la escuela era conocido como un bromista.

—Y James Potter era una de los más populares en la escuela y mira lo que hizo con su hija —le recordó Natasha a su mejor amigo.

Clint de inmediato estuvo de acuerdo con eso. Los Potter habían intentado contactar a Sirius para invitarlo al baile que darían por el cumpleaños de su hijo.

Casi había tirado la invitación al triturador de basura que J.A.R.V.I.S. ya había abierto en anticipación antes de que Natasha le dijera que fuera y viera si sabían dónde estaba Jade.

—No estoy diciendo que vayas en el cumpleaños de nuestra hija. Ambos sabemos que ella te necesitará ese día y estará desconsolada si no estás allí. Pero ve después de eso —le dijo.

Sirius accedió a regañadientes.

Llevaron todos los regalos a la sala común y hubo un fuerte coro de “¡¡¡FELICIDADES!!!” de todos en la sala: Sirius, Nymphadora y sus padres, el equipo y la mayoría de los aliados que conocían a Jade. Una pila más grande de regalos la esperaba. Los que habían estado en su habitación eran de sus padres. Estos eran de los demás.

Mientras que la mayoría de los regalos eran de Tony y Pepper, y algunos de los demás del equipo y los aliados, también había un regalo envuelto en un papel muy caro que contenía un brazalete de metal muy bonito que no era de nadie en la torre.

—¿De quién es, cariño? —preguntó Natasha con curiosidad.

—No lo sé. No lo dice —respondió Jade mientras veía la nota que acompañaba al regalo.

Eso fue suficiente para que los adultos mágicos lo revisarán de inmediato en busca de maleficios, pero salió completamente limpió. De hecho, había un encantamiento de protección en el brazalete.

Natasha leyó la nota junto con Sirius. En una letra muy clara que ella no reconocía decía: Escuche mucho sobre ti de los magos de mi país. Espero que podamos ser muy buenas amigas algún día.

—J.A.R.V.I.S., ¿cómo llegó esto aquí? —preguntó Natasha.

J.A.R.V.I.S. de inmediato abrió una pantalla donde vieron a un pequeño robot entrar volando a la sala, dejar el regalo e irse volando.

Lo seguí al primer piso donde salió volando por una ventana abierta. De alguna forma logró pasar todas las cámaras sin ser notado hasta que dejó el regalo y se fue antes de que pudiera encender la alarma o cerrar las ventanas —les dijo la IA.

—¿Entonces alguien envió un robot que pudo eludir el sistema de seguridad de J.A.R.V.I.S. y entrar en la torre… solo para dejar un regalo? Imaginen si fuera para algo más nefario —comentó Bucky.

—Él tiene razón. Tenemos que asegurarnos de que quien esté detrás de esto no tenga nada malo en mente. ¿Qué clase de robot es? —preguntó Steve en “modo capitán” mientras veía la pantalla.

Nunca lo había visto antes, capitán Rogers, pero parece que el metal del que está hecho es del mismo tipo que su escudo —respondió J.A.R.V.I.S. para su sorpresa.

—Miren, ¿podemos hacer todo esto mañana o… cuando no sea el cumpleaños de mi hija? —preguntó Natasha, pese a que acercó a dicha hija a ella de una manera sin duda protectora.

Todos estuvieron de acuerdo en aplazar esto para otro día.

Se divirtieron mucho. Mientras que los Potter exhibieron a su hijo en su gran fiesta repleta de más extraños que amigos, Jade tuvo una celebración mucho más íntima con casi todos los que quería. Fury todavía se escondía, pero recibieron un regalo anónimo de él con las iniciales “N.J.F” —lo que fue suficiente para que todos supieran de quién era—. Incluso Thor bajó para celebrar con ellos y les dijo a todo el equipo que Loki estaba mucho mejor y que quería disculparse con ellos por lo que hizo.

—¿Puede unirse al equipo? —preguntó Jade.

—No creo que sea buena idea, niña. Algunos de nosotros todavía tenemos problemas con él —comentó Tony.

Jade se encogió de hombros.

—Si quiere disculparse por atacar a la Tierra, podría ayudarnos a protegernos de otros que quieran atacar a la Tierra —dijo.

—¿No odian cuando la lógica de un niño tiene mucho sentido? —preguntó Tony.

Muchas personas tararearon, haciendo que Pepper lo golpeara en el brazo.

—Quizás deberíamos dejar que venga un par de veces para ver si funciona y si alguien aún tiene problemas con él. Un equipo no funciona si sus miembros tienen problemas entre sí —sugirió Steve.

Thor estuvo de acuerdo en preguntarle a Loki su opinión antes de partir el pastel y olvidarse de eso mientras se divertían. Tony rentó un zoológico para que Jade pueda ver a los animales sin que nadie molestara.

Unos días después, Sirius regresó a regañadientes a Inglaterra. Había regresado varias veces antes para evitar que sus antiguos amigos sospecharan, pero cuanto más tiempo pasaba con Natasha, Jade y los otros se volvía más reacio a regresar con las personas que permitieron que Dumbledore abandonara a su hija en un callejón. De no ser por Natasha, estaría muerta.

Incluso a Remus parecía no importarle adonde fue Jade o Holly, y ella había sido su ahijada. Los Potter les habían dicho a todos que le dieron a Holly a una buena familia que la cuidaría mientras ellos entrenaban a Harry, lo que en verdad casi hizo que Sirius —quién sabía la verdad y estaba absolutamente disgustado por la mentira— los golpeará en la cara.

Aun así, puso una sonrisa en su rostro cuando saludó a James, Lily y Harry, que se estaba volviendo cada vez más mimado con el pasar de los años. Mientras que Natasha se aseguraba de establecer límites castigaba a Jade con tareas si ella desobedecía u otra cosa, James y Lily prácticamente no ponían límites y dejaban que su hijo corriera desenfrenado por todas partes.

—¡Tío Sirius, ven a ver lo que me regalaron! —demandó de inmediato Harry, tirando de él sin siquiera esperar una respuesta.

“Cuidado, mocoso”, pensó Sirius; todos los sentimientos de afecto y amistad se habían ido por el desagüe hace años.

Harry se jactó de cada regalo que recibió y de quién se lo dio, de una persona influyente a otra. Si bien tenía más regalos que Jade, los que ella recibió fueron sentimentales y de personas que en verdad se preocupaban por ella. Los de él eran caros y de personas que no tenían ni idea de qué regalarle a un niño de 8 años.

—Entonces, Canuto, ¿por qué no pudiste venir al cumpleaños de tu ahijado? —preguntó James.

“Porque estaba en el cumpleaños de mi hija, idiota”, pensó Sirius con saña.

—Me temo que Natasha se habría disgustado mucho si hubiera cancelado nuestra cita —respondió en su lugar.

—Oh, ¿al fin encontraste a alguien, Canuto? Me encantaría conocerla —dijo Lily.

“Ella te matará en un instante”, pensó Sirius, rodando los ojos en secreto.

—Ella no es muy sociable —dijo, lo cual no era una completa mentira.

Aparte de él, Jade y el equipo, Natasha no confía en nadie más y por su pasado era comprensible.

—Oh, vamos, Canuto. Apenas has estado en Inglaterra estos últimos años y siempre te vas luego de una semana. Quien sea esta dama, debe ser muy especial —se quejó James.

A pesar de sus sentimientos hacia sus antiguos amigos, Sirius no pudo reprimir su sonrisa.

—Lo es en verdad —estuvo de acuerdo mientras pensaba en la mujer que amaba y de inmediato quiso volver a casa.

Pasó dos semanas en Inglaterra y se vio obligado a encontrarse con otros de sus “viejos amigos” como Remus e incluso Dumbledore.

—¿Dónde has estado, mi muchacho? —preguntó el director.

—He estado viajando por América y conocí a algunas personas. No sentí la necesidad de volver sin Quien-Tú-Sabes —respondió Sirius y su oclumancia mantuvo a Dumbledore fuera.

—Seguramente quieres ver más a tu ahijado —dijo Dumbledore.

—Ese niño ni siquiera me necesita. Tiene todo lo que quiere. Conseguí un trabajo ahí y soy feliz.

Sirius se encogió de hombros antes de irse.

Al regresar a Estados Unidos, les pidió a los otros que mantuvieran su regreso en secreto de Jade y ellos estuvieron de acuerdo. Así que llegó a Washington con un traslador para quitárselos de encima y Natasha ya lo estaba esperando. La tomó en brazos y la besó antes de qué subieran al avión. Una hora después, entró a la sala común y al instante fue tacleado por Jade.

—Mucho mejor —susurró Sirius para sí mismo mientras abrazaba a Jade y a Natasha.

Esta era su familia.

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