
Capítulo tres
- "Robards esto y Robards lo otro" y la perra seguía y seguía -Harry estaba recostado en el pecho de su novio, mientras el rubio trazaba círculos en sus omóplatos y el resto de su espalda desnuda- Es como si no supiera decir otra cosa.
-Sea como sea, tu padre ya está en alerta, es momento de cuidarnos más que nunca -Draco pasó su largos dedos de pianista por los costados del pelinegro- Un pasó en falso nos puede salir caro. Quizás... Quizás lo mejor sea esperar un poco antes de...
-Te estás arrepintiendo -Acusó Harry, enderezándose para poder mirarlo a los ojos- ¿Es eso? ¿No estás seguro?.
-No me estoy arrepintiendo, solo...
-Entonces no hay nada que retrasar. Estamos y estaremos bien.
-Joder, eres tan impulsivo.
-Y tú tan calculador -Se levantó de la cama, sin sentir vergüenza alguna por su desnudez, y fue a servirles unas copas de champán- Deja de pensar un rato, bebe conmigo.
Se subió a horcajadas en el regazo de su novio y le entregó una de las copas, mirándolo intensamente.
-¿Champán? ¿Qué celebramos? -Sostuvo su cadera con agarre firme pero delicado, sus ojos desviándose inconscientemente a la cicatriz en el lado izquierdo de la zona.
-Que la primera parte del plan está hecha. Mi boda se adelantó hasta la próxima semana.
-No planeo brindar por tu boda con otro tipo. Ni lo pienses.
-Entonces brindemos por... El final que justifica estos medios de mierda -Luego de beber de un tirón el contenido de su copa, dejó un beso en los labios de Draco- Y al propósito, quiero que vayas ese día...
-No me jodas -Draco se lo quitó de encima y fue al baño de la habitación. Lavó su cara y volvió minutos después, encontrando a Harry sobre la cama, mirando perdidamente al techo- De todas las torturas existentes, esta es la única que no aguantaría por ti.
-No lo entiendes ¿Cierto? -El rubio se sentó a su lado, pero él siguió sin mirarlo- No hay forma en el maldito mundo, de que yo haga esto sin ti. No lo lograré. Y si no lo logro todo se irá al carajo para nosotros.
Draco lo pensó un poco y terminó por enredar sus dedos en los de Harry, dejando a su otra mano vagar libre por el cuerpo ajeno.
-Bien, tú ganas. Te acompañare desde afuera -Pellizcó uno de los pezones y siguió toqueteando al menor- Y luego, cuando estes en la recepción... Te escaparas, con cualquier excusa ridícula que te de al menos veinte minutos... Y te daré tu noche de bodas adelantada.