
Capítulo uno
-¿Quiere que le traigamos un vaso de agua?.
-No, gracias.
-¿Puede decirnos como era su atacante, señor Potter? -El pelinegro suspiro al oír la pregunta de la policía frente a él.
-No lo vi muy claro. No fui consciente de muchas cosas después de que le dispararan a mi chofer.
-Testigos de la cafetería de la que salió, dicen que era un hombre alto, con un tatuaje en su mano derecha -Ante la descripción, Harry intentó no verse alterado.
-¿Alto? No, digo, no vi mucho, pero lo que recuerdo es que apenas y si era unos centímetros más alto que yo. Cabello negro, creo, y si, tenía un tatuaje. De algo como... Una serpiente, sí, eso -El otro policía que lo examinaba con la mirada tomó la palabra por primera vez desde su llegada.
-Bueno, para alguien que no vió casi nada, parece detallarlo muy bien.
-¿Soy sospechoso de algo, oficial?.
-No, señor Potter -Concilió la mujer, sin dejar a su compañero contestar- No se le acusa de nada. Por favor, si recuerda algo más no dude en llamar.
Harry recogió el saco de su traje y salió de la estación de policía. Caminó en dirección a un Mercedes Benz aparcado en frente y se subió al asiento del copiloto.
-Te vieron. Bueno, vieron a medias tu tatuaje.
-¿Sí?.
-Sí, pero no te preocupes, logré confundirlos.
-Ese es mi chico -El rubio posó su mano en la rodilla de Harry y la subió hasta su muslo, apretándolo juguetonamente- Siempre sacándome de problemas.
-No te hagas el gracioso ahora. Tendré que buscarme otro chofer por tu culpa.
-Perdóname por hacer el trabajo sucio. No todos tenemos a un idiota dispuesto a lo que sea por nosotros -Esa declaración le sacó una sonrisa al pelinegro.
-Te amo -Le respondió luego de darle un beso en los labios.