
Capítulo 19.
Capítulo 19.
El que da buenos consejos, construye con una mano; el que da buenos consejos y ejemplos, edifica con ambas, pero el que da buena advertencia y mal ejemplo, constuye con una mano y tira hacia abajo con la otra.
Francis Bacon
Cassiopeia Black caminaba a pasos decisivos por los pasillos del ministerio francés, disfrutando del temor que impregnaba el aire a cada paso que daba, esta vez había decidido usar una túnica de seda de acromántula, para presentarse frente del ministro Adrien y su auror personal Dominique, ya que estos siempre andaba juntos, Cassiopeia no se paró a saludar a su secretaria Edith quien ni siquiera trato de detenerla, simplemente paso de largo y abrió la puerta que sabía que era la oficina del ministro, mientras pensaba que solo alguien lo suficientemente suicida trataría de detener a Cassiopeia Black cuando estaba en una misión.
- Bonjour caballeros- sonrió todo dientes Cassiopeia mientras veía a los guapos hombres, el ministro se enderezó y miro entre aterrado y curioso a la Black.
- ¿Qué haces aquí Black?- gruño el ministro mientras trataba de ocultar el nerviosismo y terror que sentía.
- Un favor, se podría decir- dijo mientras le sonreía a Dominique- no con partes- dijo seductora, hace mucho tiempo que descubrió el romance del primer ministro francés con su actual Auror si la esposa del ministro se enterara sería un escándalo, pero viendo lo guapo que era Dominique definitivamente valía la pena el riesgo.
- ¿Sobre?- dijo el ministro mientras se soba las sienes, no muy sorprendido por esto, ni siquiera trato de negarlo sabía que Cassiopeia no era una mujer con quien jugar.
- Has un juramente de secreto y se lo mostraré a los dos- respondió, efectivamente llamando la curiosidad de los hombres poderosos que estaban frente a ella, estos se miraron y luego de un momento asintieron, Cassiopeia hubiera preferido chantajearlos nada más, pero Arcturus tenía otros planes y el Black mayor no perdonaría errores.
Luego de que los hombres hicieran el juramento, Cassiopeia pidió un pensadero para luego compartir la memoria, ella se negó cortésmente a entrar en el recuerdo, así que mientras los hombres miraban, la bruja decidió colocar un hechizo sobre el escritorio del ministro y coloco dos más uno en la chimenea y el otro en el bolígrafo, con suerte podría escuchar más información útil de lo que sucediera en el ministerio.
Cuando los dos hombres salieron del pensadero los dos estaban muy pálidos, el miedo era una emoción peligrosa, uno que los señores oscuros había aprovechado, pero esto no era un señor oscuro que podías eliminar con facilidad, esta era una deidad la que se había presentado, que se sentía enojado y buscaba respuesta de sus elegidos, que este elegido fuera Sirius Black actualmente encarcelado no auguraba nada bueno para ninguna de las comunidades mágicas.
- Lo sabías- pregunto el ministro mientras la miraba, bufando Cassiopeia se recostó en una silla.
- Crees que hubiéramos permitido huir si lo hubiéramos sabido, por favor, la casa Black no es una que deje ir el poder, si fuéramo sabido ninguno hubiera seguido ese mugriento de señor oscuro- gruño enojada.
- Pero él era un seguido- dijo confundido el Auror.
- No, él no era- negó con la cabeza Cassiopeia- fue la razón por la que huyo mi querida y estúpida sobrina, quería que siguiera al señor oscuro, Sirius se negó- gruño.
- Si eso es cierto porque está en azkaban- gruño el ministerio.
- Porque ¿verdad?- dijo Cassiopeia con una sonrisa llena de dientes- si te pones a leer verás que nunca tuvo un juicio- gruño.
- ¿Por qué ahora?- pregunto Dominique- la deidad, no es solo eso verdad- susurro.
- Viste a Alphard ¿no?- respondió con una pregunta, lo que hizo que Dominique palideciera más, solo hay una deidad que ellos conocían que podría hacer eso.
- Muerte- dijo el ministro mientras se levantaba.
- Si, y está dispuesto a romper las reglas, incluso ahora no sé si debería nombrarlo, el punto es que él junto con la deidad que viste no está para nada contento con la situación de mi querido sobrino, es por esto que él ha lanzado una pequeña amenaza- dijo haciendo un puchero.
- Seis meses, como diablos piensas que voy a poder liberar al que se cree que es la mano derecha del señor oscuro en seis MESES- el ministro parecía que estaba a punto de perder la cabeza.
- Bueno, el plan de ahora es llevarlo hasta la conferencia internacional de magos- dice Cassiopeia mientras se encoge de hombres.
- Si van a hacer eso ¿Por qué decirnos el secreto?- pregunto el auror Dominique- y ¿Por qué no ir con tu ministerio?
- Porque querido Dominique si se enteran de que Sirius puede quedar libre luego de su defensa, trataran de matarlo, además confiaremos en el mismo ministerio que lo puso ahí sin un juicio, claro que no, ahora debemos suponer que hay personas que querían eliminarlo ¿Cómo crees que reaccionaran ellos si Sirius muere?- pregunto con una sonrisa sombría en su mirada, el ministro y su amante se miraron a la cara y tragaron saliva al llegar a una misma conclusión, satisfecha con lo que había logrado Cassiopeia salió orgullosa de la habitación sabiendo que había dado un paso en la liberación de Sirius, esperaba que Arcturus estuviera satisfecho con ella.
Harry corrió sintiéndose más cansado que nunca, pero negándose a parar quería hacer orgulloso al señor Tony y quería caerle bien al nuevo novio de Jarvis, Jarvis seguía insistiendo que no lo era, Harry había encontrado un nuevo gusto por correr y nadar, también le encantaba molestar a Jarvis con preguntas de como daría besos al señor White, incluso una vez le había preguntado al señor Tony si le haría un cuerpo a Jarvis para que este se diera besitos con el señor White como en la tele, el señor Tony no lo tomo bien y gritaba cosas como que su bebe no podía tener novio, Harry disfrutaba mucho molestar tanto al señor Tony como Jarvis, el señor White había estado algo orgulloso por lo que había hecho, lo que animaba a Harry ya que este se estaba volviendo muy rápidamente en una de sus personas favoritas, solo superado por el mismo señor Tony y Jarvis.
Harry aparte de eso había estado cumpliendo con sus actividades diarias, una rutina que había planeado el señor Tony para él, lo primero era que Jarvis en las mañanas le había empezado a enseñar las letras, las cuales eran algo difícil, mientras en las tardes entrenaba con el señor White, solo en la noche se permitía acostar con el señor Tony quien le leía un cuento o veía una película con él hasta que se cansara y los dos se durmieran juntos, los jueves era su peor día, ya que veía a la doctora Miller, esta decía que estaba mejorando y que si seguía así disminuiría las visitas lo que estaba bien para Harry, lo único que no le gustaba de su rutina era el poco tiempo que pasaba con el señor Tony, pero Harry no se quería quejar por esto, últimamente el señor Tony parecía emocionada y estaba trabajando en algo, Harry esperaba que pronto las cosas se calmaran y pudieran pasar más tiempo juntos.