Capítulo 20
Cuando vio a la señorita Lily Evans, inmediatamente recordó a la silenciosa niña pelirroja que había conocido en Woods un año antes del Blitz, justo antes que Tom se disponía a ir a tercer año en Hogwarts.
Era bajita y ligeramente regordeta, pero sobre todo, no hablaba. Las matronas decían que era raro que una niña de ocho años no hablara para nada.
Aurora Dowding llegó al orfanato en un carro de la policía. Con una caja llena de hilos, una maleta llena de ropa y una muñeca de trapo.
La señora Cole comentó que el padre y hermano mayor de Dowding estaban en la guerra y la madre de Aurora se había colgado en el granero de la familia en Hertfordshire. No dijeron nada más.
Ella era la otra niña rara del orfanato, cosa que no le importo a Tom hasta que un día, la vio alimentar a una serpiente con un ratón, la serpiente siseó agradecida por el animal y ella dijo De nada.
—¿Tú también las entiendes? — preguntó Tom, para luego ver a la serpiente y decir en parsel — “¿Ella también es una oradora?”
—”La niña no es una oradora, solo logra saber lo que digo”
—¿Qué es una oradora? — preguntó Dowding con sus largas trenzas pelirrojas.
—Alguien que puede hablar con las serpientes … — contestó Tom — ¿Eres una bruja?
—¡Oye! ¡No me insultes! — Aurora Dowding recogió una pequeña roca y se la tiró hacia la cara, pero Tom la evitó.
—No, no trato de decir aquello… — Tom la tomó de la muñeca y la apretó un poco. Frunció el ceño, si ella era una oradora también era una bruja — No te dije que eres una bruja como insulto… te digo que eres especial, mejor que todos quienes están condenados a este agujero infernal… yo también hago magia y entiendo a las serpientes.
Tom le explicó todo a Aurora y ella pudo entender mejor. Ahora solo debían esperar a la carta de Hogwarts de ella.
Aurora le contó que su madre se había vuelto loca, escuchaba voces en su cabeza cuando estaba en publico y que un vecino se había aprovechado que no había hombres en el hogar, haciéndola firmar documentos de al granja familiar, perdiéndola, lo que llevó a su madre a ahorcarse en el granero.
—Aún movía las piernas cuando la encontré — dijo Aurora acariciando las escamas de la serpiente — Antes de que me trajeran a Londres pude ver un caballo con alas de murciélagos. Era grande y negro….
Tom supo que Aurora hablaba de un Thestral.
Pasaron los años y contra sus expectativas, la vio como una hermana menor. Ella siempre le pedía que le hablara de Hogwarts y pedía a la Madre Magia que la protegiera de los Bombardeos en Londres.
En 1941, un chico no mayor de veinte años y con solo una pierna llegó en el verano al orfanato. Aurora al verlo, se le llenaron los ojos de lágrimas y corrió a abrazarlo llamándolo hermano.
Ese mismo instante Aurora quería llevarlo con ella, pero su hermano dijo que ahora solo eran él y Aurora, y como ya no tenían un hogar a que regresar se irían a Escocia porque le habían dado trabajo y no se podían permitir una tercera boca que alimentar.
Aurora lo abrazó y dijo que trataría de escribirle, y que cuando ella tenga once se encontrarían en el mundo mágico.
Nunca más la volvió a ver, Tom sabía que Escocia era un lugar estratégico para la guerra así que pensó, que Aurora murió antes de los once por los Bombardeos que llegaron hasta allá.
Pero al parecer no, nunca fue una bruja, pero podía entender a las serpientes.
Debía averiguar más de las niñas Evans.
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Aurora se había levantado abruptamente de la cama cuando los habituales sueños malos regresaron a su mente.
Nuevamente los ojos verdes de la vida de su madre regresaron a su mente, una pesadilla que nunca olvidará de su infancia. Era curioso como la guerra le provocó el bloqueo de ciertos recuerdos de la infancia.
Recordaba el orfanato en Londres y el rostro de un chico que se llamaba Tom, el suicidio de su madre y su vida en Escocia.
Aurora se inclinó hacia el velador de noche, encendiendo la lámpara para después coger el reloj despertador y ver que recién iban a ser las cinco de la mañana. Apagó la luz y se movió para dejar su cabeza apoyada en el pecho de Adrian.
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Lily estaba emocionada, al fin irían al Callejón Diagon por sus cosas… ¡Al fin tendría su propia varita y sus cosas!
Antes de partir verificaron la lista de libros, que era exactamente la misma que tenía Petunia cuando fue a primer año. Los libros estaban en perfecto estado y casi como nuevos, asi que pasaron a Lily y ella no se quejó por usarlos, un gasto menos para sus padres.
Papá tenía que trabajar, así que mamá fue la que tuvo que conducir hasta Londres.
En el camino, estaba sonando The Carpenters, así que Lily estaba cantando, casi al llegar a Londres, luego de casi hora y media de viaje, pudo ver como Petunia sacaba su espejo de mano en forma de concha marina y se ponía brillo labial.
Luego se verificó el peinado y se arregló sus guantes de seda.
Cuando llegaron, Lily alisó su falda y ajustó sus medias blancas, Petunia fue la con su varita abrió el camino para entrar al callejón.
—Lady Black dijo que nos esperaría en Malkin junto a la señora Druella, madre — dijo Petunia — La señora Prince también está con Severus.
—¡Vamos!¡Vamos! — Lily dio pequeños saltitos en su lugar — ¡Quiero ver a Sirius y Severus!
—Calma Lily — su madre le colocó una mano en el hombro. — Vamos.
Lily tomó la mano de Petunia y caminaron hasta Madame Malkin, al ver a Lady Black inclinó su cabeza en un saludo formal, lo mismo a la señora Black. La tía Eileen besó las mejillas de ella y Petunia.
Abrazó a Cissy, contenta ambas que al fin irían a Hogwarts.
Pasaron como una hora en Madame Malkin. Hasta que a tía Eileen le dio algunas monedas de plata a Severus diciendo que las adultas irían por lo que falta mientras ellos iban por un heraldo y se que se encontraron en una hora en Ollivander por sus varitas.
Sirius y Severus se adelantaron porque Lily y Cissy se quedaron mirando unas telas preciosas
Cuando salieron ambas caminaron con los brazos entrelazados mientras hablaban de lo que harían cuando fueran compañeras de habitación.
No sabe como, pero de un momento a otro, Lily y Cissy cayeron al suelo por un tonto niño. Él al ver que las hizo caer, no les extendió la mano, solo se arregló la montura de sus lentes sobre su nariz.
—Ups — dijo el chico. Era pálido y era uncuatro ojos, tenía un cabello desordenado.
—¡Mis medias! — chilló Cissy y al ver sus lindas medias blancas de encaje rasgadas —¡Mi madre se enterara de esto!
El chico hizo una mueca, se disculpó y se fue corriendo por el callejón.
—Ese idiota — siseó Lily molesta por el cuatro ojos.
cuatro ojos, tenía un cabello desordenado.