
Capítulo 16
No había mucho que mudar de la residencia de los Snape hasta Prince Manor.
Lord Prince exige de inmediato la mudanza de Eileen y de Severus. Así que no tardaron mucho en empacar todo lo que necesitaban en una maleta, en la pequeña mesita había una cadena que los llevaría hacia Prince Manor.
—¡No! — chilló Lily en lágrimas, abrazada mientras se aferraba a Severus, quien le devolvió el abrazo. Adrian trataba de separarla de su amigo, pero la niña seguía chillando a lágrima viva.
—Lily, querida — decía Adrian tratando de que se soltaran. — No vas a perder a Severus, solo se mudara.
—¡No! — Lily se aferró aún más a Severus. Eileen miró a Aurora que logró que los niños se separaran, Lily empezó a llorar más fuerte.
—No te preocupes cielo — trató de animarla Eileen. — Buscaremos la forma de que Severus venga a estudiar.
—Pero ya no irá a la escuela — sollozó Lily. — No quiero separarme de Severus.
—Oh Lily, harás más amigos — dijo Adrian.
—¡No quiero más amigos! ¡Quiero a Severus! — siguió llorando la pequeña pelirroja. Como pudieron, Adrian se terminó llevando a Lily.
Aurora abrazó a Eileen diciendo que se mantuvieran en contacto por medio de cartas y que estaba invitada cualquier día a almorzar junto a ellos. Luego besó en ambas mejillas a Severus.
Cuando ya se fue, Eileen miró por última vez su casa con Severus tomado de su mano. Con cuidado tomó el traslador y le extendió Severus.
Y así se fueron de La Hilandera.
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Petunia observó a Lily sollozar en la ventana, solo habían pasado dos días desde que la señora Eileen y Severus se mudaron cerca de Bath, casi a una hora de distancia de ellos en carro.
Su nariz estaba roja de tanto sollozar y no quería salir a jugar.
—Lily — la llamó Petunia — ¿Quieres ir a dar un paseo?
Lily negó con la cabeza.
—¿Vamos a comprar algún dulce?
Lily negó nuevamente con la cabeza. Petunia solo suspiro, justo en eso mamá llegada de hacer las compras en el mercado, ella también suspiro cuando vio a Lily mirando por la ventana.
—Esta demasiado triste desde que se fue Severus — le susurró Petunia mientras ayudaba a su madre a guardar las cosas en los gabinetes de la cocina.
—Ya se le pasará cuando Severus llegue de visita — contestó mamá. En eso sonó el teléfono de la casa, Petunia camino hasta la mesita donde estaba el teléfono junto a un directorio.
—¿Hola?
—¡Tuney! — escuchó la voz de Judith — ¡¿Cómo has estado?! Perdón por no haber llamado, pero mis padres me llevaron un retiro espiritual, que fue de lo más aburrido, pero por suerte logré salir de ahí.
—¿Retiro espiritual?
—Oh sí, una forma en que mis padres me mantuvieron lejos de casa mientras ellos se divorciaban — siguió hablando — Y al fin me liberé de la familia horriblemente religiosa que es mi familia paterna. Ya que la custodia la tiene mi mamá. Bueno como te decía, la próxima semana es mi cumpleaños y quería saber si tus padres te podían dar permiso.
—¿En ir a tu casa?
—Si. Ahora solo somos mi mamá, yo y mis tres gatos — contestó Judith — Estamos como a media hora de distancia. Tunbridge Wells está casi a cuarenta minutos en bicicleta. ¿Tienes bicicleta, verdad?
—Una, pero ya no la uso.
—Entonces pídeles permiso a tus padres para que vengas a mi pijamada de cumpleaños. — insistió Judith — Por fis, por fis, por fis.
—De acuerdo — dijo Petunia — Pero mi mamá llamará a tu mamá para saber si me dieron permiso.
—¡Genial! — chilló contenta Judith — ¿Crees que le den permiso a Bellatrix de venir?
—¿Enviaste una carta?
—Mmmm... no
—Entonces envíale una carta para saber.
—Lo hare, lo hare — dijo Judith — Pero dile a tus papás.... te dejo, debo ayudar a mi mamá con la casa.
—Adiós— se despidió Petunia y cerró la llamada.
—Tuney querida. ¿Quién era? — preguntó mamá saliendo de la cocina.
—Era mi amiga Judith — respondió Petunia.
Lily dejó de ver la ventana para acurrucarse en el sofá, abrazada a una almohada mientras en la televisión pasaban Doctor Who. Petunia bajó sus libros y pergaminos, con el ruido lejano de la televisión empezó a hacer su tarea de transformaciones, mañana haría la tarea de encantamientos.
Llegó la hora del almuerzo . Petunia dejó de lado sus pergaminos, mientras ayudaba a colocar a mesa para la tres mientras mamá se dedicaba a empacar el almuerzo para papá y llevarse a la fábrica, puesto que ya mismo tenía su momento de descanso y él pudiera comer algo saludable en vez de irse a almorzar al pub que estaba cerca de la fábrica.
Mamá les dejó servida la comida a las dos para después recoger su bolso donde estaba la comida y salir de casa. Como las dos se quedaron solas, Lily siguió comiendo con una expresión triste.
—Lily, debes dejar el dramatismo.
—Pero no es justo que Severus se haya tenido que mudar — dijo Lily — ¿Ahora con quien voy a jugar? Billy Tauper y los tontos de sus amigos me viven llamando Gusanito, por eso no salgo de casa.
—Sabes que Billy Tauper es un niño tonto.
—Lo sé, lo sé — ella se cruzó de brazos — Por eso quiero a Severus aquí. Los otros niños son unos idiotas.
—¿Le enviaste una carta?
—¡Tres cartas! — Lily levantó tres dedos — Pero solo me contestó una. Dice que su abuelo lo tiene leyendo algunos libros sobre su historia familiar.... que aburrido.
—Ahora Severus es el heredero de una familia algo importante, Lily — contestó Petunia — Tiene responsabilidades que cumplir. Cuando él tenga tiempo, te va contestar.
Lily bajó la mirada mientras seguía comiendo, Petunia solo suspiro, con cuidado extendió su mano y acarició el cabello pelirrojo de su hermanita.
—Todo va estar bien, Lily— la calmó — Solo basta esperar.
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Eileen recibió a Walburga con sus dos hijos justo a la hora del té.
El pequeño Sirius rápidamente tomó a Severus de la mano y se lo llevó hacia el jardín trasero donde estaba la fuente.
—¿Cómo has estado? — preguntó Walburga, la elfina de los Prince dejó una bandeja de bocadillos.
—Bien. Mi padre no me dirige mucho la palabra y pasa mucho tiempo con Severus — dijo Eileen — Insiste en que Severus vaya aprendiendo el arte de las pociones mucho antes de entrar a Hogwarts.
—Bueno, los Prince y los Potter son las únicas familias que pueden alardear de que sus larga línea de pocionista en su árbol genealógico.
Eileen asintió con la cabeza. Con cuidado tomó uno de los bocaditos y mordió la mitad, con cuidado vio hacia la fuente, el pequeño Sirius había sacado sus tarjetas que vienen en las ranas de chocolate, mientras tímido a su lado, Regulus solo veía a los dos mayores hablar.
—Orión ha considerado en pagar para que conecten la red flu a las casa de los Evans — dijo Walburga — Bellatrix quiere tener cerca a la señorita Evans.
Eileen no dijo nada, era bueno que Walburga tuviera interés en las hermanas Evans, tal vez sea lo mejor para ellas.