
Perdido en Harry potter (parte 1)
Todo había comenzado con un truco de la fuerza.
Como odiaba ese insensato poder.
Armitage Hux, el general de la primera orden nunca dejaría de proclamar su desdén por ese truco de niños al que Kylo estaba tan apegado y del cual el maestro Snoke no dejaba de prescindir. Y precisamente esa era la razón por la que se encontraba de tan mal humor, cuando su mismo jefe les había encargado embarcarse en una misión por un antiguo artilugio de esa desesperante fuerza, su co-comandante y él terminaron con un dudoso rastro que los llevó a un templo Sith.
Todo había pasado en un abrir y cerrar de ojos.
En un momento estaban enfrascados en una de sus muchas discusiones y al siguiente se había visto cayendo, recordaba vagamente escuchar la voz de Ren como un eco difuso que se evapora como arena al viento.
Cuando abrió los ojos, fue consiente de manera inmediata que algo había cambiado, tendría que ser un tonto para no darse cuenta de que el cielo estrellado en una construcción de interior no encajaba. Un viejo hombre barbudo se había levantado de su estrado y desconocidos le apuntaban con lo más ridículo de todos los tiempos, un palo.
Se incorporó despacio, esperando que sus movimientos no resultaran amenazantes, sabía mejor que ser imprudente en una situación desconocida. Dirigió su mirada alrededor y estudió el entorno que lo albergaba, muchos niños, tantos como la en la academia de Arkanis donde su insensato padre lo había torturado y degradado por años.
El solo recuerdo lo hizo enfurecer más.
Había superado a Brendol, no tenía nada de lo que lamentarse.
Era muy superior a ese hombre.
“¿Bill?”
Su mirada se agudizó mientras sus músculos se tensaban con desprecio, levantó una ceja con imperiosa determinación, su rostro se giró un poco en la dirección de esa chillona voz y estudio a su interlocutor. El pelirrojo menor, si porque el destino parecía gustar de burlarse de él, volvió a exclamar con asombro apenas velado diciendo un montón de cosas que no entendió y no se molestó en procesar.
Tenía que salir de aquí.
El mismo viejo había levantado las manos y pedía silencio ahora, la guardia que lo rodeaba no se había desvanecido, pero había una manta de tranquilidad que se extendía por el ambiente. Abrió los labios, dispuesto a despotricar por una respuesta propia cuando algo llamó su atención, las siguientes palabras del molesto niño pelirrojo lo hicieron agriar su, de por sí, poco tolerable carácter.
“¡Pero… Director, ¡es mi hermano!”.
Sintió un golpe metafórico rompiendo su calma.
Kriff… Esto debía ser un truco molesto de Ren.
Chasqueo la lengua, sus fríos ojos volviéndose hacia el estrellado cielo donde colgaban lámparas. Ignoro lo ilógico de ese detalle y gritó, si esto era algún juego mental de su co-comandante encontraría la manera de hacerle pagar este detalle.
“¡Ren! ¡Deja los juegos infantiles, ven aquí ahora, Kriff!”
Lamentablemente, en su desorientado estado de conmoción olvidó la presencia de las personas que lo rodeaban, los ojos curiosos de todos estudiando sus reacciones a cada segundo y su respuesta a cada movimiento que realizaba. Razón por la cual, su grito se cortó abruptamente cuando algo lo golpeó, no noto el momento y fue incapaz de actuar en consecuencia.
Su cuerpo cayó al suelo sin fuerzas e inconsciente una vez más.