Pelear, besar y… ¿Cómo es que iba?

Harry Potter - J. K. Rowling
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Pelear, besar y… ¿Cómo es que iba?
Summary
Para hacerlo corto y conciso. Scorpius y Albus tiene una malísima relación, principalmente porque Albus es un dolor en el trasero insoportable. Pero saben lo que dicen, del odio al amor, solo hay un paso.
Note
Nunca se que escribir en las notas o en general cualquier cosa que no sean los capítulos. Así que dejémoslo en qué espero que disfruten mucho de esta historia. Las actualizaciones se están subiendo casi a diario por aquí y en Wattpad también. XOXO
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Cuerpo y alma

Scorpius dió vueltas al celular en su mano. Considerando, si era o no, buena idea enviarle otro mensaje a Albus.

El pelinegro llegaba veinte minutos tarde para su tutoría de esa tarde, lo cual era sumamente inusual.

Se dijo a sí mismo que sólo esperaría cinco minutos más, si no llegaba, se iría a casa. Después de todo, no tenía más clases ese día.

El inconveniente fue que, cinco minutos después, aún seguía sentado en su lugar en la alfombra. Estaba seguro de que apenas se fuera, Albus llegaría y lo molestaría el resto del mes llamándolo flojo y recriminándole por no ser capaz de estudiar por su cuenta.

Pero es que Scorpius ya no se imaginaba estudiando latín sin Albus mirando y corrigiendo su pronunciación o criticándolo desdeñosamente cada dos minutos. Simplemente no tendría sentido.

Cerró de golpe la libreta frente a él, empujándola fuera de la mesa en un berrinche infantil. No pasaron diez segundo antes de que la recogiera, muerto de la vergüenza aún si nadie fue testigo.

Suspiró y recogió sus cosas, aceptando que Albus lo había dejado plantado, que por ese día podría pasar de su irritable presencia y tener la tarde libre. Eso debió alegrarlo, pero lo cierto es que solo le dejó una sabor agrio en el estómago.

Ya con su mochila al hombro, abandonó la sala de estudios del tercer piso.

Mientras cerraba la puerta detrás de él, alguien pasó corriendo justo a su lado, casi haciéndolo caer. Levantó la cabeza para gritarle al desconocido que tuviera más cuidado, pero se calló al ver quien corría a toda prisa por el pasillo. Reconocería esa mata de pelo donde fuera.

Corrió tras James.

Lo vió entrar a una de las aulas en desuso, se planteó la opción de no entrar. Quien sabe, tal vez tenía prisa porque alguien lo esperaba. Todo era factible.

Escuchó una respiración agitada desde dentro, fue suficiente para convencerlo de entrar.

El aula era de la mitad de tamaño que el resto, solo había una ventana, por donde entraba la única luz que alumbraba el lugar. Todo estaba cubierto de polvo, y al decir todo, se refería a absolutamente todo. Desde el escritorio junto a la pared, el piso y los estantes vacíos.

La única superficie que se veía al menos un poco limpia era la mesa de fondo, bajo la ventana, en donde James estaba sentado con las piernas contra el pecho y el rostro escondido entre ellas.

Scorpius avanzó en su dirección, procurando hacer un poco de ruido para no tomarlo desprevenido.

  No sirvió de nada. Al acercarse más, notó como le temblaba todo el cuerpo, sus orejas estaban rojas y sus dedos blancos por el fuerte agarre que tenía en sus piernas.

Tocó con sumo cuidado su hombro izquierdo, pero aún así lo sobresaltó. James levantó la cabeza de inmediato, mirando a Scorpius sin verlo realmente.

No estaba llorando, pero eso no hacía que se viera menos desolado. Le aguantó la mirada por un mínimo de tiempo antes de volverla a bajar al piso.

-¿Qué haces aquí?.

-Te vi correr por el pasillo, solo quería asegurarme de que estuvieras bien -Se subió a su lado en la mesa, a una distancia prudente por si James reaccionaba de mala manera- Evidentemente no es así... ¿Qué ocurre?.

-Nada. Todo está bien -Le respondió en un tono tosco y grosero que Scorpius no asociaba para nada con James. No recordaba una sola ocasión en que le hubiera hablado de esa forma, ni a él ni a nadie más.

-Te creo, nunca te vi mejor -Intentó bromear. James ni siquiera le sonrió- Ya, en serio ¿Pasó algo?.

-¿Y a ti que te importa? ¿De repente merezco tu tiempo otra vez? -No entendía la mala actitud de James.

-¿Estás molesto conmigo por alguna razón? -Preguntó inocentemente. Intentó pensar en que pudo haber hecho para enfadarlo, pero ni siquiera se habían hablado más de un par de veces en la última semana.

-No. Adiós.

No se movió de su lugar. Negándose a dejar solo a James en ese estado.

  Supo que fue la mejor decisión en cuanto el chico comenzó a temblar otra vez, incluso más violentamente. Scorpius acomodó sus piernas de modo que quedaba sentado de frente a él.

-Puedes contarme lo que sea.

-¿Puedo? ¿De verdad? Porque las últimas dos semanas parece que no puedo contarte ni la más mínima cosa -Sonaba resentido y amargado. Scorpius, aún sin comprender mucho la situación, sintió el aguijón de la culpa retorcerse en su pecho.

-Creo que he sido un mal amigo últimamente -Reconoció. Guardó silencio, esperando que James dijera algo más.

-Si estás esperando que lo niegue, te advierto que no pasará.

-Perdón -Miró directamente a los orbes marrones, esperando que sus palabras sonaran tan sinceras como las sentía- No fue mi intención alejarme.

James entrecerró los ojos en su dirección, alzando un poco la cabeza del lugar entre sus rodillas. Ya no estaba tan agitado como antes, supuso que molestarse con él le sirvió como distracción a lo que sea que lo atormentaba. Al ver que no diría nada, Scorpius continuó.

-Siempre me jacto de ser sensible y empatico, pero de una forma u otra siempre termino poniendo mis sentimientos y necesidades por encima de la de los demás -Bajó la mirada hasta sus manos- Lamento haber roto mi palabra. Si me das otra oportunidad te prometo que lo haré mejor.

James suspiró. Dejando caer las piernas por el borde del escritorio. Sus hombros se destensaron visiblemente y su actitud hosca se esfumó casi por completo, abriéndole paso a un resignado desdén.

-¿Quieres contarme ahora por qué estabas al borde de un ataque de pánico hace diez minutos?.

Por un terrible segundo, James no respondió, tampoco mostró indicio alguno de haber escuchado su pregunta. Scorpius estaba por resignarse a ser ignorado cuando contestó.

-Le di un puñetazo a Albus.

Se congeló en su lugar, un montón de pensamientos y sentimientos acumulándose. Hizo un esfuerzo para no desviarse en la conversación.

-Yo igual. Es satisfactorio ¿Verdad? -Bromeó, tratando de quitarle seriedad al asunto.

-Es diferente. Tú solo te defendiste. Yo lo golpeé sin razón alguna.

-Es Albus. Se me hace difícil creer que no haya habido razón alguna.

-Da igual. No debí hacerlo -Miró al otro lado de la habitación con expresión ausente y desmoralizada.

Scorpius no lo entendía bien, ¿Por qué le afectaba tanto? Los hermanos peleaban ¿No? Era como el único propósito que tenían.

-Pero no es eso lo que te molesta ¿No?. Hay algo más.

James abrió la boca, la cerró y luego intentó de nuevo. Scorpius podía ver el engranaje de su cabeza trabajar mientras buscaba las palabras correctas. Al final se rindió con un suspiro.

-¿Estabas enamorado de mí?.

Mataría a Albus la próxima vez que lo viera.

-¿Qué? -Rió histéricamente, odiando su piel por ser tan pálida y resaltar el horrible enrojecimiento de sus mejillas.

-Oh, mierda. Si lo estabas -Cubrió su rostro con sus manos- Él tenía razón.

Su corazón se saltó un latido. Apretándose de furia por la traición de Albus.

-¿Qué fue exactamente lo que te dijo? -Apretó los dientes.

-Que eras mi amigo solo porque te gustaba y que dejarías de serlo cuando se te pasara. Claro que lo dijo de una forma más vulgar e insinuante.

Scorpius respiró hondo, contando hasta diez mentalmente para no soltar un montón de palabrotas de las que su padre no estaría orgulloso.

Solo habló al estar seguro de que no gritaría.

-Eso no es cierto. No dejaré de ser tu amigo por eso -Se tragó su vergüenza- ¿Me perdonarías si asesino a tu hermano?.

-Solo si me dejas ver.

Scorpius rió un poco, la ira desvaneciéndose lentamente. James lo siguió unos segundo después. Se rieron juntos por al menos cinco minutos.

-¿Por qué nos reímos? -James jadeó por aire y se limpió las lágrimas del borde de los ojos.

-Creo que nos reímos porque tu hermano es un hijo de puta -Sostuvo su estómago mientras las convulsiones risueñas disminuían.

-Totalmente -James suspiró, parecía que se había recompuesto bastante, incluso sonreía levemente- Y aún así te gusta el hijo de puta.

Scorpius se paralizó. Dejó de reírse totalmente, estaba seguro de que su corazón dejó de funcionar momentáneamente.

-¿Por qué dices eso? -Su voz sonaba tan frágil que temió se rompiera a mitad de pregunta.

-Tu cara hizo algo extraño cuando te dije que lo golpeé -Respondió con un encogimientos de hombros- No seré el más listo del mundo, pero tampoco es que tú seas muy difícil de leer.

-Aun así estuve enamorado de ti por meses y no lo notaste -Atacó, poniéndose inmediatamente a la defensiva.

-Discúlpame por ilusionarme con nuestra amistad -Comentó sarcásticamente, pero se calló al ver que a ninguno de los dos les hizo gracia realmente- Sí, supongo que es demasiado pronto para bromear sobre eso.

-Pienso lo mismo -Entraron en un silencio tranquilo. Claro que James no lo toleró por mucho más rato.

-Igual no creo que esté mal que te guste -Scorpius lo miró horrorizado, dejándole en claro que no quería hablar más del asunto. James lo ignoró- Por supuesto, es un ególatra, narcisista, cruel, insensible, malcriado, inhumano y sociópata. Pero vamos, para gustos los colores ¿No es así?.

-¿Podemos volver a cuando no querías hablarme?.

-¿Tendrás síndrome de estocolmo? Mi profesora lo mencionó el otro día en clase, podría ser que lo tengas.

-El estocolmo no funciona así.

-¿Entonces solo tienes gustos horribles? Porque debes admitir que es muy cuestionable que te atraiga un tipo que te rompió la cara...

-La verdad no quiero hablar de esto.

-Es como en las películas cursis de Lily que obviamente yo no veo, en donde los protagonistas se odian para luego amarse.

-Ya para.

-Oh Elizabeth, me has hechizado en cuerpo y alma...

-¡Te dije que no me gusta!.

  James iba a protestar, pero lo interrumpió su teléfono sonando con una llamada entrante.

-Es mi mamá -James aceptó la llamada- ¡Hola mami!.

  La expresión de James solo fue decayendo más y más conforme la llamada avanzaba. Para cuando terminó ya estaba recogiendo sus cosas y corriendo en dirección a la salida. Scorpius lo siguió por inercia, tomándolo del brazo para que parara de correr en cuanto estuvieron fuera de la escuela.

-¡Hey! ¡¿Qué está pasando?!.

-Papá tuvo un accidente, Albus estaba con él -Explicó con desesperación- Están en el hospital, los ingresaron  a terapia intensiva. Mamá está llorando.

-Ok, ok -Scorpius aplastó su pánico, obligándose a calmarse para no alterar más a James- Llamaré a mi padre, él nos llevará. Van a estar bien ¿Me oyes? Van a estar bien.

-Mamá está llorando -Repitió mientras se dejaba caer al césped, al tiempo que Scorpius sacaba su teléfono y marcaba el nombre de su padre- Mamá nunca llora Scorpius. ¡Está llorando!.

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