
Si había algo que Peter jamás olvidaría era el día en que conoció a los que ahora son sus mejores amigos, sus compañeros en crimen, sus hermanos, su familia. Él los adoraba desde el momento en que los conoció en el tren.
Estaba nervioso, por decir lo menos, una mezcla entre nervios y emoción tan fuerte que no se dio cuenta cuando entro a un compartimento aparentemente ocupado, estaba tan concentrado en no chocar con la señora del carrito quien le estaba pisando los talones que termino chocando con un chico alto y delgado el cual estaba intentando dejar su equipaje en la reja sobre los asientos, su espalda golpeo al castaño y lo derribo, su equipaje cayendo al suelo liberando un par de libros y prendas descoloridas, se disculpó de inmediato, ayudando a recoger las pertenecías del piso, el otro chico, cuyas iniciales estaban en su maleta cerro la misma y trato de nuevo colocarla sobre su cabeza, como pudo Peter le dio un empujo y finalmente ambos lograron que se quedara en su lugar, Peter no se sentía tan incomodo como pensó que estaría, la situación ciertamente lo era pero pensó que en otras circunstancias donde el chico fuera su vecino o un compañero de clase estaría sudando a mares y rojo como tomate, pero en ese momento estaba considerablemente relajado, incluso hizo una broma sobre como deberían cuidar sus cabezas si querían llegar al final del viaje en tren con vida, era una broma tonta pensó, pero cuando el otro soltó una pequeña risa entre dientes todos sus nervios se esfumaron, procedió a presentarse con emoción ahora menos contenida, las iniciales R. J. L. ahora tenían sentido cuando Remus John Lupin le respondió el saludo, ambos se sentaron mirando por la ventana, empezaron una pequeña conversación sobre su familia, cuan emocionados estuvieron cuando llegaron sus cartas, aparentemente el director visito a Remus para dársela personalmente, él se miraba tímido al respecto, pero Peter señalo como eso era muy genial, haciendo al castaño sonrojarse un poco, siendo muy visible en su palida piel.
Después de un rato del viaje, en un momento de silencio donde ninguno de los dos presentes en el vagón tenía nada interesante que decir, un par de chicos entraron apurados, no parecía que nadie los persiguiera, aun así, miraron por la puerta y cerraron las cortinas para no ser descubiertos, después se voltearon con grandes sonrisas que titubearon un poco al ver que ya había gente ocupando el espacio, pero no pareció molestarlos porque se sentaron igual chocando los ciento entre ellos. Peter no estaba seguro si debía decir algo, presentarse, voltear la mirada, o preguntar de que "huían", no tuvo que pensarlo mucho pues uno de los recién llegados chicos, el que usaba gafas, se acomodó en su asiento y estiro su mano a Remus, James F. Potter, después los cuatro chocaron sus manos en un gesto muy formal pero no demasiado, Sirius Orion Black se presentó a la par regresando a su posición descuidada en el asiento junto a Remus y procedió a explicar de qué habían estado corriendo, mejor dicho de quien, abriendo la conversación de la misma manera que con Severus Snape y Lily Evans anteriormente, conversación que no había ido bien porque aparentemente Slytherin era una terrible casa en la cual estar, si lo analizaba lo suficiente podía recordar como Sirius se tensaba a la mención, entonces comenzaron a hablar sobre las casas de Hogwarts, mayormente fue el de gafas quien explicaba el sistema a Peter y Remus quienes eran nuevos en el tema, hubo emoción en los ojos del moreno cuando menciono como su familia venia de muchísimas generaciones de Gryffindors, después de un rato cambiaron el tema al Quidditch, entonces fue cuando Sirius salto de su lugar y comenzó a hablar sin parar, Peter tenía miedo de pensar en deportes, pero intento razonar con la explicación que le fue dada sobre el juego, volar en una escoba no sonaba nada mal, y ciertamente se sentía más confiado en tratar un deporte si este tenía que ver con pelotas hechizadas, los tres después saltaron en defensa cuando el castaño menciono como en su opinión el Quidditch no era tanta cosa, no fue una discusión porque en ninguna de las voces había un enojo real sino bromista.
En un momento un par de horas después donde los chicos se la pasaron hablando y rompiendo el hielo, una voz de una mujer mayor sonó por el pasillo, Peter no quería voltear a ver a la mujer apenado por su encuentro al inicio del tren, sin embargo se dejó invadir por la emoción de los otros dos chicos que saltaron diciendo como morían por unos dulces, paso su mirada a Remus sentado frente a él, los ojos marrones estaban en el carro de dulces y después los enterró en un punto lejano en la ventana, Peter no era bueno leyendo a la gente y ciertamente Remus no era alguien fácil de leer pero incluso él pudo notar un poco de tristeza en los ojos del castaño, entonces se levantó y se acercó al carrito, igual planeaba comprar algo para sí mismo, entonces regreso su mirada e invito a Remus a escoger dulces, rápidamente los otros dos entendieron la situación y sin pensarlo mucho bombardearon al chico sentado con preguntas sobre sus dulces favoritos, Remus mentiría si dijera que no se sintió abrumado en el momento, tratando y fallando en que los otros no pagaran por él, la casa invita, fueron las palabras de Sirius para después comprar cuatro de cada dulce para compartir, ninguno pensó en las consecuencias graves que eso tendría en su amistad, no solo fue un lindo gesto pues sin darse cuenta ellos mismos comenzaron la terrible y progresiva adicción que Remus tiene al chocolate.
Hablaron por horas, se sentía tan suelto y casual hablando con chicos de su edad, que ni una vez salió corriendo con la excusa que necesitaba usar el baño, ni una vez se limpió las manos sudorosas en su pantalón, apreciaba como a diferencia de los demás nadie mencionaba como era más lleno o la gran diferencia de altura para su edad, sentía que estaba en su habitad natural, con chispas misteriosas pasando por el pasillo, y la vista de verdes paisajes interrumpidos solamente por un par de lechuzas que él creía eras hermosas. Al final del viaje y con la señal de la locomotora todas las personas salieron apresuradas, ellos intentaron esperar a Remus con su equipaje y quedarse juntos, pero al salir del compartimento fueron arrastrados por una masa de adolescentes que los empujaban en todas direcciones, cuando Peter por fin saco su cabeza del tren y el aire fresco de la noche lo dejo aturdido, otro par de brazos lo lanzo al suelo de la estación, al levantarse se vio rodeado de cuerpos en túnicas negras del colegio, miro alrededor buscando la mínima salida pero sentía a los demás a su alrededor empujándolo, poso su vista en el suelo y respiro profundo como su madre le había enseñado la primera vez que tuvo un ataque de pánico; pero antes de que pudiera contar los segundos que se supone debía durar su respiración, un par de manos tiraron del gorro de su túnica, cuando lo dejaron ir se encontraba al inicio de un camino de tierra húmeda, tomo una fuerte bocanada de aire y giró a su izquierda encontrándose con unos ojos grises con el mismo pánico reflejado, Sirius después dejo salir una risa casi estérica y lo palmeo en la espalda, se dirigieron al frente donde estaban James y Remus ya esperándolos listos en un bote.
Fue un trayecto corto, pero no evito que se quejaran de lo salvajes que podían llegar a ser las estaciones de tren; pareciera imposible pero casi todo el trayecto en el lago se la pasaron en silencio admirando la vista de la escuela, únicamente pararon cuando James fascinado asomo su cabeza más de lo que Hagrid recomendó, sus anteojos cayeron a las aguas casi negras del lago, todos fueron a un lado del bote ladeándolo de golpe, Sirius metió su mano en un débil intento de encontrar las gafas, pero antes de que pudiera sacar sus dedos del agua un gran tentáculo verdoso se postro frente a ellos y se acerco abruptamente, los cuatro se alejaron a gran velocidad ladeando el bote en dirección contraria, pero el tentáculo no se inmuto y se acercó al moreno abriéndose y dejando caer un par de gafas mojadas directo en su regazo, este se las coloco mientras la creatura regresaba al agua, James después del shock dejo salir una gran sonrisa y se paro del bote gritando un enorme Gracias, aunque el calamar ya no estaba a la vista.
Peter no estaba poniendo mucha atención a lo que la profesora McGonagall explicaba, estaba muy distraído mirando las enormes paredes del castigo que por alguna razón se veían más grandes por dentro, las grandes escaleras sobre su cabeza se movían como si fuera lo más normal del mundo, volvió su atención al frente cuando Remus lo golpeo en las costillas y avanzaron por el gran comedor, James y Sirius le habían hablado de este, Remus menciono que lo había leído, pero nada se comparaba con estar ahí, las luces de las velas más brillantes que cualquier aparato eléctrico que hubiera visto, la noche estrellada sobre su cabeza, casi tropieza con una chica por caminar mirando arriba, las largas mesas con alumnos de diferentes casas, todos mirándolos a ellos, y ahí fue cuando la realidad lo golpeo y su pánico regreso, la profesora hizo que formaran una fila, era el momento crucial que definiría su vida en la escuela, no importaba cuanto le agradaron los otros tres chicos del tren, si no estaba en la casa indicada tendría que ser amigo de alguien más y quien sabe si estaba listo para eso.
Si bien su pánico era palpable en sudorosas manos, nada se comparaba al de Sirius cuando llamaron su nombre, Black, aunque quisiera disimularlo se podía notar lo tenso que estaba mientras subía los pequeños escalones y se sentaba en el banco, Peter noto como la mesa de al lado, Slytherin por sus colores esmeralda, se quedaba en pausa, casi expectante, después de unos segundos el sombre se movió y grito: Gryffindor, todos incluyéndose aplaudieron y festejaron, excepto por la mesa de junto que estaba terriblemente silenciosa, pero cuando Sirius se dirija a su mesa mirándolos, Peter cree que nunca ha visto a Sirius sonreír de esa manera, no hasta que se declaro a Remus talvez, pero antes no había visto a alguien con los ojos tan llenos de emoción. Después de muchas personas, incluyendo una chica pelirroja, fue el turno de Remus, en el tren Lupin no estaba particularmente interesado cuando debatían cual casa era mejor, pero ahora se miraba aún más preocupado que Sirius, mientras colocaban el sombrero seleccionador en su cabeza, sus hombros se achicaron casi como si evadiera el contacto, pero ni un minuto después Gryffindor lleno los rincones del salón, minutos y alumnos pasaron, Peter sentía como a sus espaldas James casi pegaba brincos de la emoción, cuando finalmente fue su turno se limpió el sudar de las manos y recibió un apretón en su hombro, subió los escalones, se sentó en el banco y antes de cerrar los ojos observo a los dos chicos sentados en la mesa al centro, fueron minutos tortuosamente lentos, no sabio que le murmuraba el sombrero pero definitivamente era indecisión, pero su tortura se detuvo cuando abruptamente Gryffindor lleno sus oídos, abrió los ojos y se encontró con tres sonrisas, dos de ellas casi sobre la mesa aplaudiendo, miro abajo a su corbata anteriormente gris ahora con un brillante color escarlata, se sento en la mesa y fue agitado por dos manos ya familiares, poco después fue el turno de Potter, parecía que el sobrero solo roso su desordenado cabello antes de gritar Gryffindor y el chico bajo con la mayor seguridad que Peter había visto en nadie.
Después del discurso de bienvenida del director Dumbledore, las para nada alarmantes advertencias del conserje Filch, y la mejor comida que Peter había probado, y eso es decir mucho tomando en cuenta que sus padres tienen una panadería, los de primer año fueron guiados a la sala común, Peter sabia con toda su alma que no recordaría esa contraseña, y después a sus dormitorios, el prefecto les entrego un pergamino con la habitación que les correspondía, Peter todavía no terminaba de leer los nombres cuando la hoja fue arrebatada de sus manos, miro al frente y James simplemente la arrojo a una canasta a través de la sala, le otorgo una sonrisa cómplice y lo abrazo por los hombros dirigiéndolo por las escaleras de caracol, subiendo caminaron por un pequeño pasillo y justo al final donde la luz de las velas era poco clara, estaba Sirius con una sonrisa igual de traviesa, el dormitorio contaba con un numero y un pergamino pegados en la puerta seguro para ser fácil de identificar pero fue arrancado al tiempo que entraban, en el interior noto como Remus estaba abriendo su baúl y sacando cosas, en la habitación había cinco camas pequeñas, cortinas rojas, no estaba seguro si eran oscuras o si era el polvo que las tornaba así, tres ventanas que asomaban una salida, parte del campo y una torre que a su corto conocimiento era la lechuzería, una puerta a la izquierda que asumía era un baño, un par de lamparas, cinco mesas de noche, y el equipaje de cinco personas, a su derecha había una cama vacía, junto a ella Remus que se encontraba sentado en la cama con ventana, a la izquierda de la ventana una cama que Sirius proclamo suya, otra ventana y cama a la cual James se lanzó, la última ventana y cama a la izquierda relativamente alejada de la puerta del baño, al pie de esa ultima cama una maleta café que Peter conocía era suya, no se quejó, simplemente abrió las cortinas y los cajones de la mesita de al lado, se sentó en la cama mirando feliz la vista, James parecía no poder contenerse mas y salto de la emoción golpeándose la cabeza, los cuatro rieron, comentaron lo genial que era, Remus menciono que nunca había compartido un cuarto con nadie más, y Peter le dijo lo afortunado que era, siguieron comentando las condiciones del dormitorio hasta que tocaron la puerta, se miraron entre sí, tal vez el truco de James y Sirius de quitar el pergamino no había funcionado tan bien como pensaron, sin embargo pudieron respirar cuando un chico pálido con cabellera negra se asomo preguntando si era la puerta correcta, entonces se hecharon a reír, después de unas horas de charlar y descubrir que su quinto compañero de habitación se llamaba Frank Longbottom, se cambiaron a sus pijamas, Remus prefirió hacerlo en el baño, el cual ya había sido invadido por productos de cada uno.
Peter se recostó en su nueva cama, miro al techo de madera, era oscuro y empolvado, con una mancha que no podía explicar su origen, después miro al frente donde dos cortinas estaban cerradas, y la otra a mitad del camino, la luz de la luna entraba por las ventanas cuyas cortinas ya nadie se molestó en cerrar, finalmente cerro sus ojos y se relajó, si definitivamente se podía acostumbrar al sentimiento de familiaridad, dejaría que la confianza de sus nuevos amigos se le contagiara y sin duda viviría los mejores años de escuela que jamás allá tenido.