Copos de navidad

Harry Potter - J. K. Rowling
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Copos de navidad
Summary
Snape se ve en la penosa obligación de agradecerle a Narcisa Black el que le dejara solo en el baile de navidad, aun cuando esto fue su idea, pues las cosas no resultan tan horribles como creyó en un principio.
Note
No está editado, no tiene correcciones ni lógica o continuidad, pues esto lo hice en un pequeño momento en el que estaba aburrida y no sabia qué hacer, solo que quería escribir algo.

Entre los copos cristalizados que colgaban del techo se reflejaba la esbelta figura de Lily Evans abrazada a James Potter la noche del baile de invierno, el suntuoso vestido verde oliva resaltando más lo lechoso de su piel y el verde de sus ojos mientras se balancea delicadamente según el vals.

Con toda la amargura que puede reunir debe admitir que Lily se ve esplendida, la visión de una esmeralda que deslumbra a todos con su delicado, pero atrayente brillo dejándolos encandilados sin siquiera notarlo, pero que mantenía embelesado hasta al más indiferente y entre estos James Potter, el imbécil que había tenido la suerte de ir con la mujer Severus amaba al baile de invierno.

No era una sorpresa en realidad, lo que quedaba de la frágil amistad que en algún punto tuvo con Lily hacia ya un tiempo que se terminó de fracturar no dejándoles otra cosa que breves e incomodos saludos cada que se encontraban en los pasillos de Hogwarts o alguna clase compartida, y esto claro, si él mismo se veía con ganas de responder los saludos.

Sabe que el perderla es en parte su culpa, sin embargo, no se puede recriminar aquello completamente pues desde que vio como el interés entre ambas partes empezó a nacer un sentimiento de traición se instalo en él llevándolo a reprochar y a desconfiar de la propia Lily pese al afecto dirigido hacia ella.

Simplemente, se le rompió el corazón al ver como la persona que amaba termino confraternizando con las mismas personas que contadas veces lo han humillado y las cuales siguen sin mostrar un arrepentimiento por ello, pues contrario a esto, una guerra silenciosa continua entre ambas partes siendo lo suficientemente discreta para que Lily no se entere.

O eso quiere creer.

Sea como sea, todo lo que alguna vez tuvo con Lily hacia un tiempo que había terminado reemplazándose con un vínculo nuevo, el de James Potter y aquel es el mayor golpe que se le pudo haber dado a su ya frágil ego.

Solo le queda recluirse en una esquina del salón, observando con tanta añoranza como amargada el cómo su corazón se termina de fracturar y la realidad de la poca relevancia que ocupa en la vida de una persona a la que aún aprecia cala en lo más profundo de él.

Si hay un día para autocompadecerse ese es hoy.

Reprocha en parte a Narcisa quien le había insistido en acompañarla al baile como su pareja para después desaparecer cuando Slughorn vino en su búsqueda, dejándolo como una novia fea abandonada en una desoladora silla observando como todos a su alrededor se divertían. Y claro, Lucius corriendo detrás de ella a la mínima oportunidad.

Lucius siempre corre detrás de ella. Incluso si Narcisa decidido no venir con él y él estaba solo esperando el momento para atacar, aún así Narcisa decide dejarlo atrás mientras Lucius la corretea.

Deprimente, definitivamente deprimente.

Aparentemente, sí existe alguien más lamentable que él esta noche.

De nada le había servido acicalarse en esa noche, pues nadie se le acercaba a saludar siquiera y la única persona que en realidad lo hace fue secuestrada por el inepto de su jefe de casa a resolver algún problema, dejándolo a él como un tonto que solo se dedica a observar.

Y cuando ve a Regulus Black acercarse a él casi que deseo seguir solo como un paria a tener que lidiar con el niño que se acerca alegre.

—Severus-

—Snape —corrige, el otro solo sonríe.

Severus —gruñe—, ¿qué ahora Merlín hace milagros o por qué estás aquí hoy?

—No te concierne.

—Se supone que no —admite—, sin embargo, me interesa.

—¿Alguna razón en específico?

El niño se encoge de hombros, el traje más grande que él levantándose más de lo que debería por aquellas delgadas extensiones.

Es claro que el traje le queda grande.

claro que el traje le queda grande. Algo para recriminar a los padres de un heredero.

—Eres interesante.

—Entonces tienes un estándar bastante lamentable para lo que consideras interesante.

—No lo creo, puede ser peor.

—¿Cómo podría?

—Podría considerar interesante al imbécil de mi hermano y a su séquito de duendes.

Y él realmente debe hacer un esfuerzo por no sonreír con lo último. Puede notar la molestia de Regulus al referirse al cuarteto de idiotas por excelencia de Hogwarts; desconoce la razón de la poca tolerancia de Regulus hacia ellos, pero la agradece.

Así al menos no se siente tan solo en su desprecio.

—Es una pena, ¿no lo crees?

—¿Qué?

—Lily Evans, demasiado prometedora e inteligente como bruja y estudiante, pero no como mujer.

Curioso, pregunta. —¿Qué quieres decir con eso?

—Es decir, ¿cómo va a fijarse en Potter? Imbécil y arrogante, un problemático al que todos ven como un simple payaso cuando en realidad es tan repugnante como su fea cara. Ignorar todo eso y salir con él siendo ella la figura de lo intachable de este colegio, ¿no la hace a ella un poco hipócrita?

—¿Lo crees de esa manera?

—¿Cómo no hacerlo? Gryffindors y sus discursos de respeto, valentía y moral que se contradicen con sus propias acciones. Demasiado contradictorio, lo suficiente para provocarme asco.

Supone que es por su propio resentimiento, aun así, le da la razón a Regulus en ese punto.

—¿Por qué tu traje te queda grande? —se atreve a preguntar, ya un tanto más cómodo con el chico.

Eso en parte, la otra es que si Regulus se va se volverá a quedar solo y al menos los comentarios venenosos del chico le entretienen.

—Te lo diré si me dices por qué viniste a este baile.

—Debía asistir.

—No es una obligación asistir al baile de navidad. Lo sabes.

—Vine con alguien.

—¿Quién fue la persona lo suficientemente valiente para invitarte a venir y que también fue lo suficientemente importante para que decidieras peinar tu cabello?

—Narcisa Black —aclara—, y todo se debe a obra de ella. Yo solamente me deje.

—Narcisa Black —saborea el nombre en sus labios. No sabe como sentirse al respecto—. Quiere decir que no es serio.

—Si fuera algo mínimamente serio, Lucius Malfoy ya me habría maldecido de por vida.

—¿Entonces Narcisa solo quería hacer que vinieras?

—Quería una excusa para que Lucius no la invitara sin que le insistiera por varios días.

Regulus se ríe a su lado. Su risa es jovial, un poco linda y muy diferente a la burlesca de su hermano o llena de arrogancia como la de Narcisa quien rara vez ríe.

Nunca pensó que la risa de un Black podía escucharse de esa manera, en cierta forma, le gustaba.

—Sea lo que sea, Narcisa hizo bien.

—¿En dejarme solo?

—En vestirte —corrige—. Te ves diferente, pero sigues siendo tú.

—¿Eso que significa?

Regulus parece pensárselo por un momento antes de responder. —No sé con exactitud… solo me gusta.

De repente el ambiente se pone un poco extraño. Regulus lo observa con sus brillantes ojos cafés, lo suficientemente oscuros para parecer negros. Snape sabe que el contrario lo esta analizando, puede sentir su mirada paseándose por cada extremidad de su cuerpo y traga sin saber qué hacer.

No es posible que un niño un par de años menor lo ponga de esta manera, sin embargo, lo hace y le enfurece que este niño de catorce años se presente con más seguridad ante él con comentarios a los que definitivamente les hace falta filtro.

Supone que el decir las cosas sin pensar es de familia.

Había sentido la mirada de algunas personas al salir de su cuarto de Slytherin, sin embargo, supuso que era porque iba del brazo con Narcisa y siendo sinceros, Narcisa se veía esplendida por lo que supuso que todos los comentarios iban hacia ella.

Y claro que los comentarios positivos irían hacia ella, pues hacia él solo iban dirigidas palabras de asombro más no cumplidos. Claro que era un gran cambio el uso de un traje con una túnica abierta y su cabello recogido dejando ver su rostro, sin embargo, esto no atrajo consigo suspiros o admiradoras, solo a Regulus Black buscándolo como un perrito emocionado y esto ocurría con más frecuencia de la que le gusta admitir.

Es entonces que su línea de pensamientos se corta cuando Regulus vuelve a abrir la boca. —… venir con esto.

Snape voltea el rostro para mirar a Regulus quien le observa con una mueca de vergüenza. —¿Mn?

—Mis padres. Cuando dije que vendría al baile de primavera se disgustaron al saber que me mezclaría en un evento en el que estarían muggles y mestizos. Temen que termine como Regulus.

—¿Un descerebrado?

—Casi, pero no. Solo no quieren que comparta espacios con traidores a la sangre.

—Un poco difícil considerando que estamos en Hogwarts.

—Mis padres son dos vejetes dementes que ya están esperando que la muerte venga por ellos. No les hago demasiado caso. Aun así, mi madre no me envió ningún traje y tuve que meterme al cuarto de Sirius a sacar algo.

Al observar el traje de un marrón desgastado la duda salta en su mente. —¿Y este viejo traje que te queda grande es lo mejor que encontraste?

—Era esto o una de las ridículas chaquetas de cuero que Sirius suele usar —suspira—. Solo opte por lo que se veía menos horroroso.

—Desconozco que tanto crédito puedo darte.

—Me quedare con la idea de que fue el suficiente —sonríe, a lo que Snape le devuelve la sonrisa sin darse cuenta.

Cuando la banda cambia por una balada más romántica con todas las parejas reuniéndose a mitad del salón abrazándose entre ellos, ambos miran desde sus lugares. No hay rastro de Narcisa y menos de Lucius, supone que no volverán hasta más tarde en la noche.

Se sobresalta cuando una delicada mano se pone enfrente suyo, en su dedo anular resaltando el anillo de plata de la familia Black. Al levantar la mirada, los oscuros ojos de ciervo de Regulus le miran una extraña mezcla entre nerviosismo y picardía.

Snape traga.

—¿Gustas bailar?

—No sé cómo hacerlo.

—Estamos lejos de todos, si nos quedamos por aquí nadie nos pondrá atención.

—Eso no soluciona mi problema.

—Yo te enseñare. No tendrás que preocuparte.

—Regulus-

—Sera esta única vez —promete—. Lo disfrutaras, y después de esto nos podremos ir.

—¿A dónde?

—A donde apetezcas ir —promete y hay algo en la mirada de suplica de ese par de ojos, en el gesto pícaro e inocente de Regulus que hace que Snape se levante—. Estará bien.

—Lo sé —se encuentra respondiendo ya de pie con la mano de Regulus en su hombro.

Con la sonrisa del contrario, Snape se atraganta un poco al respirar y cuando este pone su cabeza sobre su pecho aprovechando la diferencia de altura a medida que se mueven lentamente, más en un lento balanceo que en un verdadero baile, Severus puede sentir su propio corazón golpeando con fuerza y solo espera que Regulus no se dé cuenta de esto.

Por un breve instante no se encuentra pensando en Lily Evans, sino en un par de brazos que rodean sus hombros y tenue aroma a romero que desprende el cabello de Regulus, con sus pasos lentos y comentarios mordaces.

Y cuando la música acaba y ambos se dan cuenta de un Sirius Black que se dirige furioso hacia ellos, Regulus lo toma del brazo para salir huyendo del salón, no sin antes que Snape pegara los pies de Sirius Black al suelo, impidiéndole caminar mientras ambos se esconden por el castillo.

Con la risa juguetona de Regulus delante de él y su caminata rápida, pero firme lejos del lugar del caos Severus Snape se encuentra disfrutando sinceramente de esta velada a la que tanto renegó de ir.

En su mente le agradece a Narcisa por obligarlo a venir y espera que su velada sea lo mínimo de satisfactoria que la suya.