just survive somehow

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
Other
G
just survive somehow
Summary
Volver al pasado podía ser peligroso, pero el presente era desolador. Sí, la guerra había terminado, pero le había quitado a todas las personas que amó. Ahora, sabiendo de antemano todo lo que podría suceder y con toda la información necesaria a su disposición, sólo puede arriesgarse a volver al pasado y enmendar los errores de todos, incluidos los suyos. Aunque eso signifique perder a la única persona viva a la que ama.
Note
Empecé escribiendo esto como un one-shot... No sé que sucedió, pero sucedió. De nuevo.
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capítulo trece

Severus se apoyó en la pared, en su lugar de siempre, viendo como Dumbledore se iba desquiciando poco a poco.

La falta de Harry Potter había dado lugar a muchos murmullos durante la cena, incluso entre los profesores. Había alcanzado a escuchar demasiadas preguntas como para comer tranquilo, por lo que había desistido bastante rápido. Soportándolo con poca paciencia, dirigiéndole miradas de pura ira asesina al mocoso infernal que había causado la situación que le estaba dando dolor de cabeza, decidió que iba a hacerle pagar por eso de alguna manera.

Aunque tuviera que esperar para ello.

Entonces, al final de la cena, un poco apresuradamente, Dumbledore había dejado en manos de Sprout el dirigir a todos los alumnos a sus habitaciones y había requerido a Severus en su despacho inmediatamente, junto a Minerva. Los únicos dos que estaban en la Orden del Fénix, al menos de cara a Dumbledore. Poco a poco, en medio de un silencio sepulcral digno de un entierro, el resto de miembros de la Orden fueron llegando. Nadie parecía querer decir nada, nadie parecía atreverse a lanzar la primera piedra contra Dumbledore. Habían pasado semanas de búsqueda infructuosa, sin ningún resultado positivo y comenzaban a estar cansados.

Sorprendentemente fue Mundungus Fletcher el que desató el caos.

—Entonces... —Comenzó a hablar, cohibido y tentativamente.—¿Qué hacemos ahora sin Harry Potter?

Y la debacle comenzó.

Gritos y lamentos por todos lados, la pregunta que más se repetía era "¿qué haremos sin nuestro Salvador cuando Voldemort vuelva?", haciendo que Severus tuviera la fea sensación de pertenecer a un culto religioso que se les había ido de las manos. Y, aunque en cualquier otro momento le hubiera parecido divertido, —al menos lo suficiente como para quedarse a observar todo el espectáculo—, el dolor de cabeza solo iba en aumento, a medida que los alaridos también lo hacían, por lo que finalmente decidió marcharse.

No es como si tuviera nada que decir allí. Ni siquiera le importaban las medidas que se tomaran.

Sabía que Dumbledore iría esa noche a casa de los Dursley, otra vez, buscando respuestas, pero Harry le había asegurado que solo encontraría la propiedad completamente reducida a cenizas sin nadie en su interior. No quiso preguntarle por el destino de esas personas, aunque sabía que, por mucho que el mocoso infiernal los odiara, no iba a matarlos. No a ellos.

No a la última familia de sangre que le quedaba.

Severus no se había sorprendido cuando Harry le había contado que, en esa otra vida, él mismo había acudido allí y a Dumbledore y les había hecho pagar a todos por su infancia. Podía sentir, y ni siquiera llevaban mucho tiempo, como la vena de protección se alzaba por Harry. Si para cuando se enteró en ese otro tiempo ya lo amaba perdidamente, no dudaba de esa información.

Y, para sorpresa de nadie en realidad, estaba dispuesto a volver a hacerlo.

Llegó a sus aposentos agradeciendo a Merlín no haberse encontrado con ningún alumno perdido, dirigiéndose directamente al estante de pociones y tomando una para el dolor. El alivio fue instantáneo, pero el mal humor no se iba.

¿Por qué hablaban de Harry como si fuera una propiedad, un sujeto sin sentimientos, pensamientos o emociones? Muchos de ellos tenían hijos. Molly Weasley tenía, sin ir más lejos, toda una aldea, incluido un niño de la edad que debería tener Harry. ¿No era consciente de la vida a la que le querían condenar vivir?

O, en realidad, no le importaba en absoluto.

—Un sickle por tus pensamientos.

Severus se giró, encontrándose cara a cara con Harry sentado en su sofá, vestido únicamente con sus pantalones del uniforme y los zapatos. Había aprendido que el mocoso tenía tendencias exhibicionistas, pero seguía soprendiéndole su propia reacción. Negó la cabeza, dirigiéndose hacia el sofá y dejándose caer poco dignamente en él. Estaba cansado, frustrado y de mal humor.

Harry no tardó en sentarse a horcajadas encima suyo, desconcertándolo, pero no puedo evitar relajarse cuando el joven comenzó a masajear sus sienes con la yema de los dedos.

Cerró los ojos disfrutando de la sensación.

—Dumbledore y sus pollos están desquiciados. —Le dijo en voz baja.—Todo por tu culpa.

Escuchó una risa entre dientes, seguida de un beso dejado en sus labios. Abrió los ojos y se encontró con un rostro que parecía culpable y divertido a la vez.

—No era mi intención que te afectara de esta manera. —Le susurró, dejando otro pequeño beso. Severus maldijo mentalmente, porque podía sentir que el mal humor y la frustración se disolvían con bastante rapidez. Lo agarró de las caderas y lo besó, subiendo la intensidad. Cuando se apartó, pudo ver un sonrojo poco común en sus mejillas. Como siempre, asquerosamente adorable.—¿Mejor?

Severus negó y volvió a besarlo, rodeando la estrecha cintura con sus manos y apretándolo más contra él. Harry gimió cuando sus miembros, medio erectos, se rozaron por encima de la tela de los pantalones.

—¿Quieres parar?—Preguntó, apartándose un poco y agarrando la cara de Harry entre sus manos. Severus había dicho que nada de sexo por un tiempo, pero cada vez era más difícil parar.—Podemos hacer...

—Nop.—Lo interrumpió, como siempre, haciendo estallar la "p". Se removió encima de él, comenzando a mover sus caderas. Un maldito demonio asesino.—Quiero, Sev.

Severus dejó escapar un suave suspiro. Él también quería. Dejó que Harry lo guiara dentro del beso mientras acariciaba la piel desnuda de su espalda, bajando hasta sus costillas para llegar a la cadera de nuevo. No sabía qué lo empujaba a esa suavidad con Harry, pero necesitaba expresarle de alguna manera lo que le hacía sentir. 

—Cama.—Casi gruñó, alzándose y alzando a Harry en el proceso. Sonrió al escuchar la risita que emitió el joven y paró para mirar el rostro divertido con una ceja alzada.—¿Qué es tan gracioso si se puede saber, Potter?

Harry le sonrió cegadoramente antes de besarlo con ganas, rodeando su cuello con los brazos. Severus sintió que le temblaban las rodillas. Nunca lo habían besado así, haciéndolo sentir deseado, querido. No sabía que un simple beso podía encender toda esa maraña de emociones dentro de alguien. Cuando se intensificó, con Harry pidiendo permiso con la lengua, Severus tuvo que dar unos pasos hacia delante para apoyar al joven en la pared. Apretó con una mano el culo mientras que con la otra lo agarraba por el cuello. Harry gimió audiblemente ante sus acciones y su erección dolió.

—Vamos. —Le susurró, apartándose un poco.—Te necesito.

Te necesito. Severus comenzó a andar hacia la cama intentando esconder todas las emociones que tenía dentro. Harry iba a ser su causa de muerte en algún momento, estaba seguro de ello. Lo dejó caer sobre las mantas y se apresuró a desvestirlos a ambos con un hechizo, poco dispuesto a seguir perdiendo el tiempo con nimiedades. Harry negó con la cabeza ante eso, pero alzó los brazos como invitación. 

Una que no tardó en cumplir.

Se colocó encima de él, disfrutando de la situación mucho más de lo usual. La piel del más joven era suave, aunque estaba repleta de cicatrices. No perdió el tiempo y descendió por el pálido cuello, deteniéndose momentáneamente, antes de bajar por el pecho y besarlas todas. 

Le dijo que iba a adorarlo como merecía y, honestamente, Severus quería hacerlo. Y lo hizo. Se perdió completamente en la suavidad de la piel de Harry, en sus gemidos, en sus escalofríos cuando lo acariciaba. El joven no tardó demasiado en comenzar a impacientarse y querer más, empezando a exigir más rapidez mientras se tomaba su tiempo para abrirlo, gimiendo su nombre. Cuando por fin se unieron, Severus adentrándose lentamente en ese estrecho canal, pudo ver un brillo húmedo en los ojos verdes que tanto adoraba, y se prometió a sí mismo dar lo mejor de sí, siempre. Se encargaría de que Lucius hiciera lo mismo.

Estaba seguro de que nunca había experimentado nada así, juraría que acababa de hacerle el amor al joven que ahora dormía entre sus brazos. Dispuesto a hacer lo mismo, dejó un beso en la frente de Harry. 

No se perdió en absoluto la media sonrisa del joven dormido.

 

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