just survive somehow

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
Other
G
just survive somehow
Summary
Volver al pasado podía ser peligroso, pero el presente era desolador. Sí, la guerra había terminado, pero le había quitado a todas las personas que amó. Ahora, sabiendo de antemano todo lo que podría suceder y con toda la información necesaria a su disposición, sólo puede arriesgarse a volver al pasado y enmendar los errores de todos, incluidos los suyos. Aunque eso signifique perder a la única persona viva a la que ama.
Note
Empecé escribiendo esto como un one-shot... No sé que sucedió, pero sucedió. De nuevo.
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capítulo cuatro

Fingir que estaba bien mientras los tres hombres lo miraban estaba siendo difícil, aún con los escudos de oclumancia al máximo para minimizar las emociones que sentía. Mientras ellos lo estudiaban, se acercó a la silla que el Rey Goblin había dispuesto a su lado, tratando de no sucumbir a las ganas de abrazarlos... Y tampoco a las de llorar. Ver a Severus —vivo, malditamente vivo y con ese ceño fruncido suyo— después de todo, estaba resultando más complicado a nivel emocional de lo que se esperaba. No había dejado de amar al hombre en ningún momento y, verlo al lado de Lucius —Merlín, Lucius sano, sano y con esa pose altiva— era demoledor. Pero estaban ahí, ahí, delante, vivos. Vivos y sanos. 

Durante unos segundos, no apartó la vista del mago de ojos negros. Esos ojos. Había soñado mil veces con ellos después de su muerte, había esperado incontables noches para volver a verlos, aunque fuera a la distancia. No habría dudado, en esos momentos, ni un sólo segundo, en ofrecer su propia alma sólo por tener cinco minutos para despedirse. Para decirle que lo amaba. Ahora, aunque distantes y tras los muros impenetrables de la oclumancia, estaban allí, en frente de él, de nuevo. Quería correr a abrazarlo, volver a llenar sus pulmones con el olor a bergamota y sándalo que tanto había adorado. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para ignorar todo eso y centrarse en la reunión. Los sentimientos eran secundarios, le doliese lo que le doliese. Salvarlos, verlos vivos, librarlos del peso que llevaban... Bueno, esa era su prioridad. 


—¿Entonces por qué a ellos?—Fue Remus el que habló primero, rompiendo el tenso silencio.—Puedo entender que en tu... tiempo hicieran algo, pero...


Harry sacudió la cabeza, interrumpiéndolo sin palabras a la vez que terminaba de servirse el té. No sabía como explicarlo todo sin dar demasiados detalles, sobretodo los detalles que no quería dar... Pero la confianza de esos hombres en él dependía de la explicación que fuera a dar o, al menos, la imagen e impresión. No quería que lo vieran como un asesino a sangre fría —por mucho que lo fuera, de alguna manera—, pero tampoco quería quedar como un idiota asesino sin más. Tenía que ir con cuidado. Los conocía demasiado bien, sobretodo a sus dos ex amantes —¿estaba bien el término si nunca se habían acostado en esta línea temporal?— y, aunque Severus principalmente, estaban —o iban a estar— pisando cáscaras de huevo con su vida y la desconfianza estaba a la orden del día. Tenía que hacerle entender, de alguna manera , que había otro bando. Uno que no incluía al viejo manipulador ni al sociópata genocida. 


Suspirando, se preparó mentalmente para hablar.


—Umbridge era una piedra en el zapato, lo sigue siendo. Créeme, Fudge dependía demasiado de esa mujer y, si no queremos un levantamiento de las criaturas "oscuras" o a Voldemort teniéndolas de su lado, es mucho mejor así. Tampoco la quiero en Hogwarts otra vez, —vio como Severus fruncía el ceño ante eso y Lucius lo miraba con sorpresa— ni la quiero usando plumas de sangre en niños de nuevo. Como he dicho, era una piedra en el zapato. En cuanto al resto, Moody no entraba en el plan, pero estos últimos días he descubierto cosas muy interesantes respecto a él y su interferencia en mi "educación" y no podía dejarlo pasar. Bellatrix, por su parte, era insalvable. Azkaban la ha vuelto aún más loca de lo que estaba y Voldemort aprovechó... o aprovecharía eso. —Negó con la cabeza un poco, todavía confundido con todos los pequeños matices de viajar en el tiempo.—Además mató a Sirius y a mis amigos... No podía perdonarle eso de ninguna manera. Finalmente Quirrell... Bueno, a mí me gusta llamarlo Quirellmort. —Los tres hombres le lanzaron una mirada de incomprensión ante el término mientras el Rey Goblin reía levemente.—Tenía a Voldy en la cabeza. Lo poseyó en Albania.


Remus balbuceó unos segundos ante la información antes de cerrar la boca con un chasquido audible.


—Por Merlín...—Fue la respuesta de Lucius.—Necesito más detalles, señor Potter, porque hay algunas...


—Detalles, —lo interrumpió Severus, arrastrando las palabras— porque vengar la muerte del traidor de tu familia... No tiene sentido. Y, —el hombre le dirigió una de las miradas que Harry conocía como "estás siendo demasiado estúpido para tu propio bien"— Dumbledore no hubiera contratado al señor Quirrell si supiera que tenía al Señor Oscuro alojado en la nuca. Y créeme que lo sabría.


Harry los miró a los tres, alternativamente, mientras los otros dos asentían ante las palabras de Severus, hasta suspirar y dejarse caer en la silla. Miró el reloj y se dio cuenta de que en aproximadamente 30 segundos iba a revolucionar el Ministerio... otra vez. Habría querido un poco más de tiempo para preparar a los tres hombres, pero no lo tenía. Encongiéndose de hombros mentalmente, se enderezó en la silla y asintió.


—Sirius Black no traicionó a mi familia y el culpable aparecerá en... —volvió a consultar el reloj y esperó 8 segundos en silencio, mientras los tres hombres le lanzaban miradas de completa incredulidad— ahora, en realidad, en el Ministerio, con Veritaserum en su sistema para confesar sus crímenes. Se llama Peter Pettergriew y creo que todos lo conocemos...


—Peter está muerto. —Remus dio su respuesta automática, con los ojos demasiado abiertos.—No puede ser el culpable. Siri... Sirius, —carraspeó— lo asesinó después de traicionar a James y Lily, a la vez que mató a trece muggles. Deberías saberlo.


Harry negó con la cabeza.


—Las cosas no fueron así pero no es mi historia para contar. De todas formas, una vez el sanador de el visto bueno, dejaré que visites a mi padrino y te cuente los detalles, si es lo que quiere. —La voz le sonaba autoritaria, más fría de lo que hubiese querido. Pero no podía pasar por alto el sentimiento de traición que sentía en el pecho. Lupin debería conocer a Sirius lo suficiente como para saber que, pese a todos los defectos que pudiera tener, el hombre era leal hasta la médula.—Hasta entonces, puedes comprobarlo tú mismo al final de la reunión dirigiéndote al Ministerio. Pettergriew está vivo y alejado de las garras de Dumbledore. Sirius, por su parte, está fuera de Azkaban, donde no debería haber estado nunca.


Remus guardó religioso silencio tras eso, perdido en sus pensamientos y analizando cada momento de entonces. Si era verdad... Si Harry tenía razón, Sirius no los había traicionado y se había podrido en Azkaban durante años. Y él no había confiado en el que había sido, no sólo su mejor amigo, si no también su primer y único amor. Una parte de él sentía que el mundo se le estaba cayendo encima con la revelación y cerró los ojos momentáneamente, tratando de disipar el entumecimiento mental que sentía. Si era cierto, no podía hacer otra cosa que pedir perdón mil veces... como mínimo.


—¿A qué te refieres con "las garras de Dumbledore"?—Preguntó Lucius, no dejando pasar el hecho de que Potter, el supuesto protegido del director, hablaba de él con aparente desprecio.—Y ¿Quirrellmort?


Harry sonrió de lado, pero su rostro sólo mostraba disgusto. Ésto llamó la atención de Severus también, quien no podía creer la situación en la que se encontraba. 


—Si Dumbledorky atrapara a la rata ahora, déjame decirte que no sólo desaparecería del mapa sin dejar rastro, si no que nos quedaríamos sin respuestas. Sobre Quirrellmort, bueno, ¿la piedra filosofal en Hogwarts? Es una trampa para el culo escuálido en la que también va a poner pruebas para mí. Nada nuevo, sólo Dumbledorky y su eterno juego de ajedrez.


Lucius bufó, dándole la razón. Severus estrechó sus ojos hacia el niño... No tan niño. Esa mirada no era la de un niño. Un escalofrío le recorrió la espalda ante la pregunta que formó su mente, no había pasado por alto las miradas que le había dirigido. Ni siquiera ese dolor que todavía podía ver en los ojos verdes cuando lo miraba. Y el anhelo dirigido no sólo a él, si no también a Lucius. Mil teorías pasaban por su mente. Pero, primero quería saber a qué se había referido con su educación.


—¿Dónde estuviste todos estos años? 


Notó como Harry se tensaba ante su pregunta, para luego girar su cabeza hacia él y clavar esos ojos verdes —Merlín— en los suyos. El corazón le saltó un latido.


—Petunia.


Harry supo que lo había entendido todo cuando Severus cerró los ojos como si sintiera dolor, para mostrar una rabia casi enfermiza en la mirada cuando volvió a abrirlos. Sabía por qué, por supuesto, Severus había pasado algunos años bajo el pulgar de Dumbledorky, creyendo realmente que había sido un niño mimado y alimentado con una cuchara de plata. 


Casi mata al viejo cuando se enteró de que no había sido así. De lo que le habían hecho. Había puesto esa expresión, esa mirada de odio puro por el maldito viejo en su rostro.


La misma expresión que tenía justo ahora.


Se le atascó la respiración en la garganta. Severus lo había amado con devoción, la suficiente, al menos, como para romper todas las barreras que había puesto a su alrededor y mostrarse como realmente era. Él conocía ambas caras de la moneda y las había amado a ambas. Lo seguía haciendo, a pesar de todo. Reconocer esa expresión en sus ojos sólo hacía crecer ese amor. Saber que no era su Severus... Necesitaba salir de la sala. Empezaba a sentirse un poco claustrofóbico.


—¿Quién es Petunia?—Preguntó Lucius.


Harry no sabía si podría abrirse de esa manera aquí. Eran demasiadas las emociones que reprimía dentro de sí mismo como para sumarle también la rabia e impotencia al recordar su infancia. El hecho de haber sentido que ese era el trato que se había merecido —en un pasado, mientras todavía era niño— lo hacía peor. Porque había tardado demasiado en sanar esa parte de él. Pero, de nuevo, era demasiado lo que sentía como para abrodar ese tema también ahora. No sabía si iba a ser capaz. 


—La hermana muggle de Lily Potter, nee Evans. —Intervino el Rey Goblin, colocando una mano en el hombro de Harry. El chico agradeció el gesto en silencio y agachó levemente la cabeza no queriendo participar en la conversación.—No fueron unos familiares amorosos ni generosos. Despreciaban la magia y, por tanto, también a quien la poseía. No creo que sea mi historia para contar pero tampoco un momento para hablar de ello. —Se interrumpió un momento mirando al joven que tenía al lado, sabiendo la carga que lo atormentaba justo en ese momento. No le gustaban la mayoría de magos pero... habían excepciones. Muy pocas excepciones. Harry Potter era una de ellas. Apretó brevemente el hombro sobre el que descansaba su mano y volvió a girarse a los tres hombres que tenía en frente, quienes le estaban brindando su mayor atención.—Sabía, al conocer la historia, que esta reunión no iba a ser sencilla para Lord Potter. Ver morir a las personas que amas nunca es sencillo, pero no quiero imaginar lo que sentiría al volver a tener en frente a esas personas y que no me conocieran en absoluto. No es mi deber ni obligación proporcionar ayuda al joven Lord, y sin embargo hemos firmado una alianza en la que me he propuesto ayudarlo en todo lo que sea necesario. Es lo mínimo que puedo hacer, si las cosas terminan saliendo como deben salir, y los Oráculos están siendo positivos al respecto. A su vez, asegurar su bienestar físico y mental también es parte de esa ayuda. Por esa misma razón cerraré esta conversación aquí. Ahora, —el goblin se levantó y, con un chasquido, hizo aparecer una serie de documentos— como parte de esa alianza, también están ustedes junto con Sirius Black, el Heredero Longbottom y la Heredera Lovegood. Hay algunas cosas que me gustaría tratar con ustedes, señor Lupin, señor Snape. Y, Lord Malfoy, no me importaría si se quedara.


Los tres hombres se limitaron a asentir con la cabeza y a guardar silencio mientras veían al Rey Goblin mandar a Potter a descansar. La mueca de exhasperación cariñosa en el rostro de la criatura tampoco se les pasó por alto, sorprendiéndolos de igual manera a los tres. Los goblins nunca serían conocidos por tenerle aprecio a ningún mago y, sin embargo, el Rey parecía tenerle aprecio al joven. 


Cuando volvió a su asiento, la criatura suspiró negando con la cabeza.


—Este chico... 


—¿Qué acaba de suceder? —Fue Remus Lupin el que preguntó, todavía contrariado. No sabía ni entendía que había impulsado la actitud del goblin.—No comprendo.


El Rey Goblin los estudió brevemente antes de soltar los papeles y cruzar los brazos encima de la mesa.


—La oclumancia puede paliar las emociones, pero no puede eliminarlas. Dije lo que quise decir cuando dije que no era sencillo volver a ver con vida a tus seres queridos y no poder dejar ver lo que eso te hace sentir, porque ellos no comprenden lo que fueron para ti. Era demasiado para soportar, sin mencionar que lleva algunos días sin dormir. Necesita descansar.


Remus asintió, pero Severus tenía sus dudas... Bueno, una duda. Una duda que cobraba certeza a medida que iba creciendo la conversación. No podía imaginarse como eso si quiera hubiera sido posible pero esos ojos verdes... Lo que gritaban cuando sus miradas se habían conectado. 


—Lucius, Potter y yo éramos amantes, ¿cierto? 


Lucius giró automáticamente la cabeza hacia Seveurs, mirándolo como si se hubiera vuelto loco. No había manera de que ese joven determinado, hermoso y elegante se enzarzara en nada de índole sexual o romántica con ellos. No sólo podrían ser sus padres, si no que también —y si era cierto que el Señor Oscuro volvería— vivían una doble vida como espías. Era demasiado improbable, a la par que peligroso. No. Un joven así no buscaría una relación con dos hombres como ellos.


Para su eterna sorpresa, el Rey Goblin asintió. Y Lupin balbuceó a su lado, aunque no tan sorprendido. Había olido el anhelo que sentía Harry, aunque no había entendido muy bien por qué. Tampoco podía decir que le desagradara del todo, pero no podía ver como eso había sido viable.


—Lo cierto es que sí, señor Snape. Y sin embargo, agradecería que no le contaran que lo saben al joven Harry. —La criatura se amasó una sien antes de seguir hablando.—La situación es complicada y no sólo se enfrenta a Voldemort, si no también al señor Dumbledore. 


Remus se movió incómodo. La revelación de Sirius lo había descolocado, el saber que Harry había sido abusado en su infancia le había hecho tener un mal sabor de boca, que tuviera no sólo un amante mayor, si no dos, y que éstos fueran ex mortífagos lo había sacudido y ahora, además, se enfrentaba a algo mucho más grande de lo que había podido adivinar. Quería ayudarlo, a pesar de no saber cómo. Lucius fue el que dio voz a ese pensamiento.


—No comprendo exactamente lo que podemos hacer...


—Lord Malfoy, en realidad hay una cosa muy sencilla que nos ayudaría enormemente a avanzar.


Lucius lo miró unos segundos sin comprender.


—¿Y qué sería eso, Gornuk?


La criatura sonrió. Nadie se atrevía a llamarlo por su nombre a no ser que tuvieran permiso antes. Sólo Harry lo había hecho, y ahora Lord Malfoy. 


—Usted tiene en su posesión un diario que le otorgó su maestro. —Lucius asintió, especialmente desconfiado.—Bien, necesitamos ese diario. En realidad es un Horrocrux.


La boca de Lucius se abrió un breve instante, perdiendo la compostura. Severus se puso totalmente rígido, mientras que Remus los miraba sin entender.


—¿Qué es un Horrocrux?


El goblin lo miró antes de hablar con voz grave.


—Es un objeto en el cual se coloca una pieza de alma. Los tenemos todos, menos la Diadema de Ravenclaw y el diario.


Severus jadeó. Cuando habló, su voz era apenas un susurro.


—¿Todos?


—Creó unos cuantos, hay cuatro activos más el alma principal en este momento, —respondió antes de gruñir— incluso se las arregló para incrustar una pieza de alma en el joven Harry. Evidentemente, ya ha sido destruida, a pesar de que en su línea temporal tuvo que morir a manos de Voldemort para lograr hacerlo. No hubiera sido así si hubiéramos logrado llegar a él en algún momento.Lamentablemente, según la historia, respaldada por los Oráculos, Albus Dumbledore interfería constantemente.


Remus se veía verde.


—¿Harry tenía una pieza de alma de Voldemort en su interior? Por Merlín... ¿Dumbledore lo sabía?


Ragnuk asintió y todos pudieron oír el gruñido que salió de Severus. 


—Bien, volviendo a la razón por la que siguen aquí. —Miró al mago de ojos negros.—Señor Snape, me gustaría saber si va a aceptar su Señorío como Lord Prince.


—No puedo, —negó con la cabeza— fui repudiado cuando mi madre escapó con mi padre.


El goblin negó con la cabeza. 


—Me temo, señor Snape, que esa historia que le han contado no es cierta en absoluto.


A Severus, en ese momento, no le hubiera importado lo más mínimo matar a Albus Dumbledore.

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