
CARADOC DEARBORN.
Draco llegó a la mansión maldiciendo a Theo en cuanto idioma conocía. Cada vez le costaba más controlarse cuando estaba con Hermione, pero por alguna razón, la idea de esperar le había parecido tan romántica en un inicio que se había prometido intentarlo, aunque definitivamente era una promesa que estaba empezando a odiar.
Cavell le informó que sus padres ya estaban en sus habitaciones así que se dirigió directamente a su dormitorio. Acostado sobre su cama con la mirada fija en el alto dosel, anheló que la sorpresa que le tenía a su futura esposa sobre el destino de la luna de miel fuera de su agrado. Esos pocos minutos teniendo a la bruja acostada a su lado por primera vez le había gustado, y se estaba arrepintiendo de haber preferido huir , pues ahora se sentía solo, extrañandola y le costó conciliar el sueño.
Era casi de mañana cuando se quedó dormido. Cuándo despertó era algo tarde y se había perdido el desayuno con sus padres. Se levantó, duchó y y luego se vistió sobriamente de negro, se peinó de medio lado sin dejar un solo cabello fuera de lugar y se puso los zapatos de cuero de dragón que brillaban impecablemente.
Bajó al comedor y le pidió a Cavell un plato de frutas y jugo de calabaza. Si comía más no tendría hambre en el almuerzo, así que se decidió por algo liviano para engañar a su estómago; luego se dispuso a leer el Accio Story de esa mañana. Por lo general, se saltaba la parte social y se iba directamente a las últimas páginas donde estaba la sección financiera; sin embargo, la primera plana de ese día llamó su atención.
Vinda Dearborn, la hija del recordado mago Caradoc Dearborn quien perteneció a la Orden del Fénix durante la Primera Guerra Mágica y que fue asesinado por mortífagos y cuyo cuerpo jamás apareció, anunció su candidatura para el puesto de Jefe Supremo del Wizengamot.
Como es de todos sabido, el actual Jefe Supremo Simon Marchbanks, quién ya lleva cuatro años en el puesto, termina su periodo en abril del próximo año. La comunidad mágica no está muy satisfecha con las acciones de Marchbanks especialmente después de la aprobación del decreto matrimonial, por lo que es probable que Dearborn encuentre un campo fértil para ganar, sobre todo porque mencionó la posibilidad de anular los casamientos celebrados a raíz de ese decreto presentado en junio del presente año, «si es que se logra demostrar irregularidades en el proceso». Mientras eso llega todo debe continuar como se ha decretado…
Draco dejó de leer porque de repente sintió miedo por lo que pudiera pasar si su matrimonio dejaba de tener validez ahora que había descubierto sus sentimientos por Hermione. Él le había dicho que la amaba y Hermione le había confirmado que también lo amaba, pero qué tanto pudiese afectar este posible giro en las circunstancias por parte de ella, casi lo hizo entrar en pánico. Esto hubiera sido una excelente noticia en las primeras semanas de agosto, pero actualmente le caía como un balde de agua fría porque no quería perderla.
Pensó en su padre y en el almuerzo que tendrían. Lo más probable es que él ya hubiera leído el reportaje y su disposición hacia su futura nuera fuera otra. De solo pensar en lo que pudiera decirle hizo que le hirviera la sangre y le provocó náuseas, por lo que decidió hablar con su prometida antes que con su padre.
Apenas llegó al apartamento oyó acercarse a Hermione. Lucía preciosa con un pantalón gris oscuro, una blusa blanca y un delgado abrigo color turquesa. Como único adorno llevaba el colgante que le había regalado hacía pocas horas y eso llenó su corazón de ilusión. Se abrazó a ella como si no quisiera soltarla nunca más y eso la tomó por sorpresa, porque estaba asustada cuando lo interrogó.
—¿Qué pasó, Draco?
—No sé si leíste hoy la noticia en Accio Story o si Potter ha venido a contarte algo.
—No…
Draco se recriminó internamente por no haber traído consigo el periódico por lo que, sin dejar de abrazarla llamó a Cavell; luego de unos instantes el elfo regresó con el diario.
—Esto no cambia en nada lo que siento por ti, Draco, si es lo que temes. —El mago captó la seguridad en su voz y eso lo calmó—. Previo a la selección, investigué con Harry, como creo que te conté en nuestra primera cita, y no encontramos nada. ¿Crees que Vinda Dearborn de verdad tenga algo? O será solo para ganar el puesto… promesas de político… —Sus ansias por tener más información se hicieron presentes; sin embargo, se detuvo y pareció comprender el por qué de su miedo al llegar minutos antes—. ¿Tu padre sabe esto?
—Es lo más probable, aunque es extraño que no me haya buscado apenas se enteró. Hermione, te amo y quiero casarme contigo, lo haría las veces que sean necesarias, tú lo sabes; pero esto podría abrir un portillo para que mi padre empiece a apoyar a Vinda si con esto cree que puede lograr que nuestro matrimonio no sea válido y que nuestros hijos no fueran legítimos. Odio que el ministerio pueda seguir teniendo el poder de manejar nuestras vidas a su antojo. ¡Esto debe parar!
—Estos procesos no son tan rápidos, Draco, y si las cosas son como parecen ser hasta ahora con la mayoría de las parejas, casi podría asegurar que querrán volverse a casar si de verdad quedaran nulos los enlaces. —Hermione se quedó en silencio unos instantes y de pronto pareció tener una idea—. También podríamos casarnos por las leyes muggles.
—Yo no existo en esas leyes, ningún mago sangre pura o mestizo está registrado.
—El Primer Ministro británico sabe de la existencia de los magos; él podría ayudarnos por medio de Kingsley Shacklebolt.
—¿Cómo sabes eso?
—Simplemente lo sé —sonrió dándose importancia—. Kingsley tendrá que ayudarnos; es lo menos que puede hacer luego de habernos obligado a cumplir con ese decreto. Aunque insisto, sinceramente dudo que la propuesta de Vinda tenga cabida. No creo que Marchbanks haya dejado cabos sueltos si estuvo planeando todo durante tantos años. Lo positivo de todo esto es que si ella queda como Jefe Supremo, puede que dentro de cinco años ese decreto no obligará a nadie más a casarse de esa forma. No todos podrían tener la suerte de enamorarse como nosotros. —Hermione se recostó en su pecho.
—¿Y con respecto a mi padre?
—Si lo que temes es que hoy saque a relucir sus ideales supremacistas, recuerda que no puede hacerme nada. De todos modos, hace mucho que ciertas palabras dejaron de tener un efecto negativo en mí. No le tengo miedo.
Draco, sintiéndose nuevamente culpable por todo lo que había dicho en su adolescencia, tomó las manos de Hermione y las besó. Sintió que no era necesario volver a disculparse por algo que ya ella le había perdonado, pero no dejaba de sentirse incómodo, aunque sabía que ella no lo decía por él sino de manera general.
—No te merecemos —murmuró y cuando ella volvió a abrazarlo, tuvo que hacer un gran esfuerzo por no dejar salir unas lágrimas que amenazaban con delatar sus emociones.
El almuerzo con Lucius no tuvo ningún inconveniente, ni siquiera tocaron el tema del periódico. Su padre fue cordial con Hermione y las pocas conversaciones entre ellos mayormente habían sido sobre finanzas. Lucius hasta había alabado la elección del restaurante muggle y había estado muy tranquilo. Narcissa había llevado la batuta y después del postre se habían despedido dejándolos solos, recalcando que se verían el próximo jueves en el cottage.
Draco no había reprimido las muestras de cariño con su prometida a pesar de no estar acostumbrado a hacerlo en público, pero quería asegurarse que su padre viera que lo suyo con Hermione era real.
Cuando esa noche regresó a la mansión, Lucius lo estaba esperando.
—Tu madre me había comentado que te habías enamorado de ella… Hoy lo comprobé y quiero que sepas que sabiendo que la quieres, jamás me atrevería a lastimarla de alguna manera, mucho menos sabiendo que con eso te lastimaría también. Eres mi único hijo, Draco, sé que no fui el mejor padre, pero no te voy a orillar nuevamente a pagar por mis errores. Si ella te hace feliz, ¿quién soy yo para interferir? He aprendido mi lección.
—Gracias, padre, eso significa mucho para mí.
Nuevamente estaba haciendo un esfuerzo porque su voz no se quebrara. Si su padre lo hubiera permitido, lo habría abrazado, pero los Malfoy no hacían esas cosas. Lucius hizo una ligera inclinación con la cabeza y volvió a su dormitorio. Draco suspiró y lo copió. Al día siguiente antes de las seis de la mañana llegarían sus suegros y había prometido a Hermione que madrugaría para acompañarla. ¡Lo que él hacía por esa mujer!, por Merlín… con lo que odiaba madrugar…
El que ella lo presentara a los Granger y convencerlos de que realmente se amaban sería otra prueba más que deberían superar previo a su boda y estaba nervioso por lo que venía.