
FALSO
Draco llamó al elfo, que inmediatamente se apareció en el lugar.
—Hola, Cavell. Ella es la señorita Hermione Granger. Será mi futura esposa. —La criatura de largas orejas, que vestía un pulcro atuendo blanco con un simpático lazo color verde esmeralda en el cuello, se mostró complacida ante la revelación e hizo una leve inclinación de cabeza hacia la bruja—. ¿Podrías traernos algo para almorzar?
—Cavell estará muy feliz de ayudar al amo y a su futura esposa.
Dicho esto, se apareció para minutos después volver con una bandeja con dos platos con cerdo asado en salsa puré de papa y verduras al vapor y unos postres. Hermione probó la comida y sintió que nunca había probado algo mejor.
—¿Esta es una manera indirecta para decirme que debemos tener a Cavell en casa? —inquirió sin poder evitar una sonrisa cómplice. Draco se alzó de hombros.
—No se me había ocurrido, pero no es mala idea, por supuesto si eso no te molesta. Según recuerdo tenías algo contra los elfos domésticos.
—En contra de su explotación, pero sé que no es el caso de Cavell. He madurado y sé que ellos son felices sirviendo a sus amos y que liberarlos es ofensivo. Y bueno, he de admitir que cocina muchísimo mejor que yo. Todo está delicioso.
—Quizá deberías preguntarle si le gustaría venir. El elfo me pertenece y al casarte conmigo te convertirás en su ama también. En teoría, debe seguirme a donde yo vaya, pero sé que si tú se lo preguntas, se sentirá fascinado con la idea de al fin tener una ama a quien servir. Lleva años sugiriendo que me case.
—Simpático tu Cavell —dijo con picardía—. Pues, el apartamento es muy grande; supongo que apreciaré la ayuda.
—Y Cavell estará complacido en ayudarte, estoy seguro.
Ella sonrió, pero empezó a inquietarse cuando vio que su plato se estaba quedando vacío. Draco estaba ahí para hablar y el momento para hacerlo se acercaba. Hermione se levantó y colocó los platos sucios en el fregadero. Se sentía muy nerviosa y Draco no estaba muy lejos de sentirse igual. Se había dirigido al minibar y servido dos vasos, uno con whisky de fuego y otro con vino. Le alcanzó este último a ella y tomó un largo sorbo; él tomó el licor de un solo tiro e invocó la botella del destilado para volver a servir.
—Theo me ha dicho que seguirá el ejemplo de Blaise y se casará pronto con Lisa. No quiere esperar hasta el final, pues supone que muchos esperarán hasta los últimos días esperando un milagro, y costará encontrar citas disponibles. Se han estado casando otras parejas estos días y con eso de que tienen que estar presentes Kingsley y Marchbanks es posible que eso pase.
—Las gemelas Patil también se casan en estos días. Me han invitado pero no me apetece asistir. —Draco alzó una ceja, ella simplemente se alzó de hombros—. En todo caso, si al final hay que casarse, qué más da hacerlo ahora o después.
—Exacto. Ha pasado solamente un mes, pero nadie quiere ir a Azkaban. Mira, Granger. Sé que de hacerlo público nuestra boda sería una excelente fuente de chismorreo para los periodistas: el mortífago y la heroína de guerra, y no quiero darles ese gusto. Creo que lo mejor es hacer todo sin que ellos lo sepan, pero no sé si estás de acuerdo.
—Lo estoy. Te iba a proponer lo mismo: nada de periodistas, nada que llame la atención.
—Podemos hacerlo directamente en el ministerio; estarás de acuerdo conmigo que celebrarlo en Malfoy Manor no es una opción, pero tampoco quiero que sepan de este lugar.
—Creo que en el ministerio es más probable que los periodistas se den cuenta. Estarán atentos a cada pareja que llegue solo para cubrir la noticia.
—Puede que tengas razón, no se me había ocurrido —dijo apretando la boca por el disgusto. Se quedó pensativo unos instantes y luego, destensando los músculos del cuello con movimientos de los hombros y la cabeza, continuó—. Evidentemente, ambos estamos haciendo un esfuerzo porque este matrimonio sea lo menos horrible, ¿cierto? —ella asintió—, y creo que no tenemos que involucrar a nadie más de los estrictamente necesarios. Ellos nos han obligado a obedecer, lo mínimo que podemos solicitar es que guarden el secreto sobre el lugar y la fecha de la ceremonia. Marchbanks querrá que cada boda se documente como un triunfo del ministerio. Pues, que con nosotros se joda. Solicitaremos una cita después de que los obliguemos a prometer que no podrán divulgar nada sobre nosotros.
—Y entonces, ¿en dónde sugieres que nos casemos?
—Puesto que también queda descartada la opción del ministerio… —se volvió a quedar pensativo unos segundos—, se me ocurre que pudiera ser en un cottage que tenemos en Yorkshire; es algo muy pequeño donde mi bisabuela iba para darse un respiro de las tareas de ser la esposa de un Malfoy. A veces yo mismo suelo pasarme por ahí unos días pues es un lugar muy acogedor y que además tiene retratos suficientes para cumplir con el requisito. Todos esperarán una gran fiesta con muchos invitados, lo haremos muy íntimo con las personas que tú y yo decidamos.
—Si es tan bonito ese lugar, ¿por qué no me lo mostraste cuando buscaste dónde vivir?
Draco se aclaró la garganta y se removió incómodo en el mullido sofá.
—No lo sentí «adecuado», pero no me preguntes por qué no, pues no tengo una respuesta para eso. Todas esas paredes tienen historias tristes y yo quería algo nuevo y moderno para nosotros, más acorde a lo que somos tú y yo actualmente. —Draco estaba pasando la mirada por todo el lugar y ella lo imitó.
—Tienes razón, este lugar es mejor, aunque supongo que alguna vez también querré escapar de mis deberes de esposa Malfoy —dijo en tono de broma, para luego esbozar una sonrisa.
—Espero que no… —dijo con un tono casi triste—. Deseo fervientemente ser todo lo opuesto a lo que fueron mis antepasados.
—Era una broma, Malfoy. Creo que has demostrado con creces que no eres como ellos.
Draco se percató nuevamente de lo mucho que le gustaba ese tipo de bromas que ella le hacía y sí: ya no podía negarlo. La frase correcta si era que le gustaba. Si ya no eran enemigos, ella no le disgustaba físicamente y ya no se odiaban, ¿podría esperar a que le llegará a gustar como mujer, como esposa? De todos modos, tendrían que vivir juntos, no tendría nada de extraño que ella pudiera llegar a gustarle. Carraspeó nuevamente la garganta y tomó otro trago del whisky. ¿Sería muy pronto para pensar que incluso pudiera ser que la idea de tener relaciones sexuales con ella ya no le provocara nauseas? Por supuesto, solo para concebir a su hijo, el hijo que los obligaba a tener el maldito decreto.
—Aprecio que lo digas, Granger… porque eso nos lleva al siguiente punto…
—Los hijos… —apenas murmuró. Él asintió—. Esta semana haré una investigación sobre los mejores especialistas en inseminación artificial. Aunque creo que es importante que sepas que ese tipo de procedimientos aumenta la posibilidad de tener embarazos gemelares, además de que será algo complicado de explicar cómo es que una pareja de esposos, que probablemente no tengan problemas para concebir, no lo puedan hacer por el método… usual… esto porque sé que primero hacen una serie de exámenes que evidenciarían que estamos bien.
—Pues tendremos que dar un falso testimonio si es que al final decidimos hacerlo así… O un imperius si es que empiezan a hacer muchas preguntas —dijo esta última frase en tono de broma. Hermione empezó a reír.
—No apoyo el uso de la magia con los muggles pero esa idea no me parece tan descabellada si queremos evitar las preguntas incómodas. El ministerio, obviamente por desconocimiento, no previó que algo así pudiera pasar.
—Bueno, ya veremos… Tenemos tiempo para detallar ese plan. De momento, si quieres vamos hoy mismo al cottage y luego decidimos una fecha.
Hermione asintió y con algo muy similar a la emoción, fue a su dormitorio a cambiarse por una ropa más acorde para ir a Yorkshire, que era mucho más frío que Londres.