
El 24 de diciembre empezó con un clima muy frío y una neblina llenaba todos los espacios libres de Hogwarts. La nieve caía lentamente sobre el piso de piedra. Los alumnos que antes corrían en los pasillos, ahora estaban en sus casas para pasar las navidades con sus familias. Las habitaciones compartidas y espaciosas estaban notoriamente vacías, nada era diferente a los años anteriores. Lo único diferente era ver a Draco Malfoy paseando por las habitaciones de Gryffindor, acompañando a Harry Potter, quien apenas podía contener su felicidad por pasar su primera navidad juntos.
"Mmm... ¿Puedes repetirme porque tenemos que usar estos suéteres?", preguntó Draco, mientras miraba con desprecio el suéter de lana verde esmeralda con rayas plateadas que tenía en sus manos.
"Por qué los compre para los dos, ¿No son perfectos? Además, tú no usarás ese...", Harry le quitó el suéter ya cambió le dio uno color escarlata con rayas doradas. "...tu usarás este".
"De ninguna manera, yo no voy a usar este", se quejó, mientras miraba el suéter que le había dado con anterioridad a Harry. "Prefiero usar el verde. Ya sabes, es más Slytherin".
"Muy tarde", respondió Harry con voz cantarina, mientras se ponía el suéter verde esmeralda. "¿Me queda bien?", preguntó sonriente.
"Te ves perfecto, pero, se me vería más perfecto a mí", demostró.
"No lo creo, el verde resalta mis ojos, ¿ves?", Harry pestañeó rápidamente.
"Esos no son los colores de tu casa. En cambio, el rojo es más Gryffindor", Draco le ofreció el suéter escarlata a Harry que de inmediato lo rechazó. "¡Ay, vamos!".
"Aguantáte. Estamos en mi habitación en Gryffindor, Y tienes que adaptarte al ambiente".
"Si, pero solo estamos aquí por que vine a traerte para ir al gran comedor. Harry ya casi es navidad, solo dame el suéter verde como regaló". Por más que Draco intentó persuadir a su novio este se negó rotundamente.
"¡Pero nunca estamos en mi habitación, siempre estamos en la tuya! Además, hay que aprovechar que ni Hermione, ni Ron se quedaron este año para la navidad, y yo me quede porque Dumbledore me lo pidió, y tú te quedaste para hacerme compañía", dijo pícaramente Harry, mientras una sonrisa adornaba su rostro.
"Harry, me gusta la idea, pero aquí no", dijo Draco. "Me pondré este feo sueter si nos vamos a mi habitación", ofreció y se empezó a poner el suéter escarlata.
"¿Y porque aquí no?, acá esta mi cama, y yo.. ¿Qué más necesitas?", preguntó tomando de la mano a su novio.
"Harry, mi habitación es mucho más grande, tendremos más espacio, ¡piénsalo!", protestó.
"Ya lo pensé, y no".
"Piénsalo mejor, esta habitación es MUY pequeña, tanto como una..".
"¿Cómo una?", preguntó Harry con curiosidad.
"..como una alacena", completo Draco.
Harry soltó la mano de su novio rápidamente y se sentó en su cama, con la mirada fija en el suelo. Draco soltó un suspiro. Sabía que no debía decir la palabra 'alacena' porque sabía que a Harry le hacía recordar su algo de su pasado, pero no sabía a qué le recordaba. Harry nunca hablaba de eso.
"¿Por qué lo hiciste?", preguntó Harry, con la mirada fija en las cintas de sus zapatos.
"¿Hacer qué?".
"Decir eso, lo de la alacena, ¿por qué?", respondió a la defensiva.
Oh, no.
"Harry, lo siento. Pero para saber porque no debo decirlo, necesitas contarme", dijo mientras se sentaba al lado del azabache. "Yo estoy para escucharte y ayudarte, ¿lo sabes verdad?".
Hubo un silencio de varios minutos en los que Harry parecía haber perdido el habla, habría la boca, pero no salia ni una sola palabra.
"Me recuerda a cuando era pequeño", dijo finalmente Harry.
Draco lo miró atentó.
"Cuando yo era.. cuando yo era pequeño vivía con mis tíos, ¿recuerdas?". Draco asintió.
"Bien, cuando yo vivía con ellos y.. ellos, bueno", hizo una pausa para encontrar las palabras adecuadas y luego siguió. "Ellos me odiaban, me odiaban mucho, yo solo.. yo solo era un niño que vivía en una pequeña alacena debajo de las gradas.. era frío y solitario", hizo otra pausa para respirar.
Draco se sentó a su lado y colocó su mano sobre la espalda de Harry. "Fue tan difícil, Draco, no tenia a nadie, ni padres, ni amigos, ni familia. Ellos no eran mi familia", dijo refiriéndose a los Dursley. "Porque se supone que la familia no te odia, no te encierra o te deja hambriento por horas. La familia no te oculta tu vida y no te juzga por no ser igual a ellos", las palabras salieron de Harry con un odio realmente intenso.
¿Harry de verdad odiaba tanto a su familia? ¿Cuánto daño le habían causado?
Pensar en eso hizo que el estómago de Draco doliera y dolió mucho más al recordar que él también le había hecho daño a Harry. Claro, en ese momento Draco no sabía todo el maltrato que había pasado Harry antes de que se mudara con su padrino.
"Eso acabó Harry", murmuró Draco.
"Lo sé, pero duele. Aun duele".
Draco sabía que Harry no recibió amor cuando era pequeño, pero no sabía demasiados detalles.
Aunque Harry le tenía mucha confianza no le gustaba hablar sobre sus años antes de Hogwarts con nadie, ni con sus amigos, ni con él, ni con el director, y ni siquiera con su padrino o el su anterior profesor, Remus Lupín. Y nadie lo presionó, por que sabían que era mejor no hacerlo. Nadie queria abrir viejas heridas en Harry, además, él ya tenía demasiados nuevos traumas y recordarle traumas anteriores era simplemente cavar su tumba.
Pero Draco tenía preguntas, y sabía que por más que Harry tratara de ocultar su pasado no podía. Al menos no solo. Y Draco estaba dispuesto a ayudar a sanar y dejar el pasado, en eso, el pasado. Y quizá talvez así Harry no tendría problemas con ello, así se sentiría mejor y tambien se sentiría menos.. solo.
"Lamento haberte preguntado", dijo mientras jugaba con el cabello negro y revoltoso de Harry.
"No. Draco, está bien. Lamento no haberte contado antes", respondió Harry.
Unos minutos después, Harry se enderezó para continuar.
"Viví allí 10 años, 10 años en los que me sentí..", Harry se desvaneció. "Y aunque luego Dumbledore dijo que era para salvar mi vida en el caso de que Voldemort volviera...", se interrumpió a si mismo negando con la cabeza y luego continuo. Y aunque sabía que Dumbledore le habia prometido que era mas seguro estar con los Dursley gracias a la protección de su madre, no habia hecho las cosas mas faciles para él. "Es muy fácil decirlo, ¿sabes? El hecho de que a él no lo encerraban en una alacena sin comer solo por hacer algo mal o hacer muchas preguntas", el tono de Harry era sombrío.
"Harry.. lo lamentó tanto, tuviste una infancia dura antes de llegar a Hogwarts, y una vida dura acá en Hogwarts. Y yo... supongo que no ayude en nada al comportarme como un idiota contigo tantos años", dijo Draco, mientras lleno de arrepentimiento jugaba con las manos de Harry. "Pero ahora estoy contigo, y no volverás a sentirte solo nunca, me aseguraré de eso. Y que se jodan esos estúpidos muggles y su estúpida alacena". Harry rió y movió su cabeza para hacerla descansar en el vientre de Draco.
Harry amaba a Draco y Draco lo sabía y cada palabra que decía era verdad. Quería hacer sentir mejor a Harry, pero en especial quería hacerlo sentir amado.
El Draco se acomodó en la cama, abrió sus brazos y le soltó una sonrisa a Harry. Harry rápidamente entendió a invitación y acomodó su cabeza para terminar dejándola metida en el pecho del rubio, este cerró los ojos y con una mano acarició la espalda de Harry, y con la otra mano, les colocaba algunas chamarras a los dos encima, mientras le susurraba.
"Ya todo está bien, Harry".
"Ya no tienes nada que temer, cariño".
"Te amo, ¿lo sabes verdad?".
Te amo, te amo, te amo y estaré aquí para ti siempre".
Draco pudo notar la sonrisa que extendía en el rostro de Harry.
···
"¿Harry?", preguntó Draco media hora después. "¿Estas despierto?".
"Mmm..", respondió él con un quejido y asintió.
"¿Quieres ir a Hogsmeade?", preguntó Draco, pensando en cómo alegrar el día de Harry.
"No. Tengo frío", fue la respuesta que le dió.
"¿Quieres ir a comer galletas y grageas frente a la chimenea?", preguntó, conocia a Harry lo suficiente como para saber que amaba las grageas y las galletas tanto como amaba a Draco. Además, acurrucarse bajo el calor de la chimenea los mantedría calientes.
"...si", dijo Harry. Y sin esperar, los dos se levantaron de la cama, separando las colchas calientes de sus cuerpos, y agarrando algunas chamarras. Bajaron descalzos hasta la sala común de Gryffindor, prendieron la chimenea y Draco, con un movimiento de varita, apareció un plato lleno de galletas y dos vasos de leche tibia. Harry (que estaba cubierto de sábanas) dejo en una pequeña mesilla una caja de grageas que había comprado el día anterior en Hogsmeade.
Harry tomó un poco la leche de su vaso, agarró una de las grageas que estaban en la caja y se la paso a Draco, él mordió un pedazo de la gragea y dijo.
"Mmm.. es de chocolate y menta", mientras le pasaba la gragea a Harry, quien sin pensarlo se la comió de golpe.
"Debo admitir que me gustó el suéter", dijo Draco en un susurro que era casi inaudible, mirando el suéter esmeralda que tenía puesto.
"Lo sabía", respondió Harry sonriente.
"Te amo", susurró de repente Draco.
"Y yo a ti", respondió Harry, mientras le daba un tierno beso a Draco.
Y así, Draco y Harry pasaron todo el resto del día, tomando leche tibia, conversando sobre temas como el Quidditch y las rivalidades de los grupos de Uruguay y Paraguay, comiendo galletas y grageas frente a la chimenea, y esperando a la llegada del 25 de diciembre, y oficialmente, tener su primera navidad juntos.
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