
Besos Robados
La Chica del Cabello Pelirrojo
Capitulo 3: Besos Robados
Todo estaba oscuro, cada resquicio del lugar era negro y sombrío, sin embargo, la risa de la chica del cabello pelirrojo estaba en todas partes.
Sed.
Se incorporo sintiéndose increíblemente entumecido y adolorido, buscó a tientas el vaso con agua que dejaba siempre sobre la mesita de noche, llevándoselo a la boca cuando lo encontró, escupiéndolo todo en cuanto sintió el sabor
- Eh, eh, eh – murmuró una voz incorpórea, pero que en segundos enfocó, Neville lo miraba con una sonrisa burlona después de haberle colocado los lentes
- ¿Qué demonios era eso?
- Zumo de Guardiraiz, Luna lo trajó para ti porque, según ella, es beneficioso para la hipotermia, te juro que no te lo iba a dar, lo coloque allí para no hacerla sentir mal, pero igual te lo bebiste
Con la mirada en la cara de su amigo, pero sin verlo en realidad, todas las imágenes llegaron a la mente de Harry como una película en la que la chica del cabello pelirrojo estaba en todas partes
- Ginny… - murmuro palideciendo
- Le salvaste la vida – susurró Neville – pero aun no ha despertado
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Llevan dos días aquí Harry, estábamos preocupados por ustedes
- ¿Dos días? – inquirió atónito - ¿Ella no ha despertado?
- A lo mejor lo hace pronto, tú ya lo hiciste, por cierto, le avisare a los chicos, salieron hace un momento…
Neville salió, dejándolo solo.
Harry miro sus manos pálidas con la punta de los dedos aún un poco moradas, no recordaba nada, pero debieron de haberlo encontrado mucho después si la hipotermia también lo afecto a él.
Coloco los pies descalzos sobre el frio suelo sintiendo un escalofrío que lo recorrió por completo, se metió en unos jeans que alguien había dejado sobre una silla que había en la habitación, viéndose ridículo con la bata medica que llevaba, escucho los pasos presurosos y enseguida Ron, Hermione, Neville y Luna entraron en tropel.
Las dos chicas se lanzaron a sus brazos olvidándose por completo que aun se encontraba débil, Harry les devolvió el abrazo con torpeza, tratando de mantener el equilibrio y sonriendo por encima de las cabelleras castaña y rubia a Ron que lo miraba con sus ojos azules llenos de alivio
- Sé que era para salvar a mi hermana, pero jamás vuelvas a hacerme eso – dijo el pelirrojo
- Cuando recibimos el patronus nos confundimos porque no tuviste la amabilidad de explicar nada – murmuró Hermione – pero enseguida nos llego un mensaje de texto de Percy, Ron fue el primero en entenderlo
- El los encontró, creo que ser auror le sirvió de algo
- ¡Eh! – exclamo Ron mirando a Luna ofendido
- Quiero ver a Ginny – exigió Harry , sus tres amigos abrieron mucho los ojos como si no se les hubiera ocurrido la idea
- Claro – dijo Neville
Las personas en los pasillos lo miraban con renovada admiración, pero él no las observada, tenía la mirada en frente, todos sus sentidos canalizados en ver a Ginny, ver otra vez ese hermoso rostro que días antes había tenido entre las manos pálido y lleno de sangre seca. Había estado a punto de perderla sin en realidad haberla tenido nunca.
- Harry querido… - la señora Weasley cerró la puerta tras ella, con el rostro invadido por una sombra que Harry no había visto desde los tiempos de la guerra aunque de sus labios jamás desaparecía esa sonrisa afable que le reanimaba los ánimos a cualquiera
La mujer pelirroja, pero en un tono mucho más claro que el de su hija, acuno la cara del pelinegro entre sus manos besándole en ambas mejillas con los ojos abnegados en lagrimas que no dejo salir
- Gracias otra vez Harry – murmuró – Gracias por todo
Harry asintió aunque todo lo había visto como en cámara lenta y la voz de la que consideraba una segunda madre la había escuchado lejanísima entrando en su cerebro letra por letra lentamente.
- Ginny – murmuró de nuevo como un mantra, una explicación para la mujer que lo miró con una nueva sonrisa alegrándose de que los ojos verdes le confirmaran todo lo que ella en cierto modo ya sabía.
Harry avanzó, giró el pomo de la puerta con cierta inquietud sin notar que nadie lo seguía, entonces la vio perdida en la cama de sabanas impolutamente blancas que hacían resaltar su cabello fuego perfectamente acomodado alrededor de ella, los ojos los tenia cerrados y los labios pálidos sin ningún rastro del tono rosado de siempre.
Camino hasta acercarse a ella y acaricio con la punta de sus dedos el perfil del hermoso rostro angelical que tenía en frente dándose patadas en el trasero mentalmente por no haberse dado cuenta antes y por no haber tenido los cojones de decirlo cuando lo hizo
- Hola – susurró sentándose al lado de la pelirroja, tomó un sedoso mechón de cabello y lo acercó a su nariz inhalando el delicioso aroma floral que jamás perdía – Creí que no llegaría a tiempo y si te soy sincero aun tengo miedo de que no lo hiciera – miró su rostro sereno e impasible totalmente ajeno a lo que sucedía a su alrededor
Recordó sus sueños, esos sueños en los que ella de alguna manera lo llamaba y se preguntó cómo eso era posible, aunque descartó ese pensamiento agradeciendo que fuera posible porque así fue como logró encontrarla.
La miró nuevamente y un sentimiento desde hace años conocido lo invadió, se acercó lentamente hasta al rostro de la chica cerrando los ojos y posando los labios suavemente sobre sus labios suaves perdiéndose en la sensación de dicha que invadió su cuerpo, se apartó con cuidado y abrió los ojos encontrando unos hermosos ojos chocolates devolviéndole la mirada.
Abrió mucho los ojos sorprendido, sobre todo cuando los delgados brazos de Ginny envolvieron su cuello besándolo con ganas, tomando sus labios con firmeza y añoranza.
- Si esto es un sueño… por favor que no termine – murmuró con voz entrecortada la pelirroja.
Se incorporó mirándola sin que su cerebro procesara aun las palabras que acababa de escuchar, pero su pecho se llenaba lentamente de una felicidad pura que tenía mucho tiempo no sentía. Ella le miraba con los ojos nublados y una sonrisa tenue y cansada, pero Harry estaba seguro que como estuviera Ginny siempre seria hermosa
- No es un sueño – susurró acariciando el rostro de la chica que se inclino y cerró los ojos para sentir la caricia, entonces sus ojos se abrieron de golpe más grandes que nunca mirando atónita la pared del fondo de la habitación.
La chica del cabello pelirrojo giro lentamente el rostro y lo miro con incredulidad, levantó lentamente una mano pálida y temblorosa tocando la mejilla del pelinegro suavemente
- ¿Harry?