Inmortal She [H.P] [HoTD]

Aemond recogió su espada, tratando de mostrar que se sentía molesto de ser vencido por este hechicero.

Alzó la vista encontrándose con ese idiota sonriendo a Lucenys. Ella sacó su varita e hizo flotar las prendas mientras sacaba un pañuelo de su bolsito de tela blanca, con otro conjuro mojó el pañuelo.

Apretó los dientes cuando vio como Potter se quedaba quieto mientras Lucenys le quitaba esa cosa del rostro y se lo enganchaba en el cinto café que rodeaba su cintura.

Ante la vista de todos, ella le limpió el rostro con el pañuelo húmedo, una pequeña sonrisa se asomó en los labios de Lucenys. Aemond vio como los ojos de ella, grises como tormentas, brillaron ante la vista del mago.

—Bien hecho, Potter — dijo ella.

—Lo sé. — contestó él con petulancia — ¿Me gane un beso, estrellita?

Lucenys se sonrojó, sus pálidas mejillas adquirieron un tono rosa. Ella miró a los lados y al notar a todos, le dio un golpe en el hombro al hechicero.

—Okey, me merezco ese golpe — dijo mientras Lucenys le pasaba una parte de su extraña ropa. Se arregló las mangas, se abrochó los botones de las muñecas, Lucenys le ató al cuello, como un pañuelo muy fino y delgado alrededor del cuello, luego siguió la pieza externa, Lucenys se colocó detrás de mago ayudando a colocarse eso, le extendió esa cosa de los ojos y al final le entregó una cosa redonda.

Potter abrió la pequeña tapa observando antes de cerrarlo y guardarlo en uno de los bolillos.

—Son las dos de la tarde — dijo él — Buscamos a tu abuela. Debe estar pidiendo nuestra presencia.

—No, no, no — dijo Daemon — Es mi turno. Quiero ver mis habilidades contra ti, Lord Potter.

—Lo lamento, pero Harry ya hizo mucho ejercicio por el día de hoy — le adelantó a decir Lucenys entrelazando su brazo con el de Potter — Además, debemos tratar con Prosperina Gaunt y algunos asuntos de sus incursiones sobre rituales de sangre.

Ella inclinó su cabeza en forma de despedida, Potter imito su acción y los dos se fueron dejando el lugar.

—Me gusta su sombrero — dijo Rhaena — Los encajes y las cintas. ¿Dónde podré conseguir uno igual?

Aemond y los demás vieron a Rhaena por su comentario.

—¿Enserio solo dices de su sombrero cuando ese chico de figura escuálida venció a Aemond en pocos movimientos? — preguntó Daemon.

—Uso magia, estoy seguro — gruñó Aemond — Maldito tramposo.

—No, se vio que usara magia — dijo Jacaerys.

—Cállate — contestó Aemond — Ese idiota. No sé como los Black permitieron ese compromiso.

—Se aman — dijo Joffrey y todo el mundo lo vio — La manera en que Lucy lo ve, es como mamá ve a Daemon.

Aemond apretó los dientes.

Los ojos castaños de Lucenys, tenían ese brillo para él.

Ahora eran ojos grises que veían a Potter con ese mismo brillo.

──── ∗ ⋅✧⋅ ∗ ────

Prosperina entró al pequeño espacio que había en el jardín donde Madame Black solicitó su presencia.

Prosperina tenía treinta y dos años y por primera vez en veinte y dos años tenía contacto con alguien de su mundo.

¡Los Black nada menos! La podrían llevar de nuevo a su hogar y poder encaminar su vida.

No más trabajos mal pagados, no más trabajando ocasionalmente como puta en las cantinas de Asshai

Proserpina llegó al lugar, encontrándose con Madame Black y los dos chicos. Ver a abuela y nieta confirmaba los susurros de los gatos en estos pasillos.

Que la trágica princesa Lucenys era el vivo reflejo de la torturada reina Aemma.

—Madame Black, Heredera Black — Proserpina se inclinó llevando consigo que se trajo de Asshai para el ritual por que pagaron los Targaryen — Lord Potter.

—Siéntase, señorita Gaunt — Madame Black hizo gesto elegante a su manos para el asiento delante de ella y a lado de Lord Potter.

Proserpina se sentó y vio una cantidad de pequeños postres y una tetera con un bonito diseño japonés con tazas decorativas. Madame Black sirio el té, el anillo que le robó de su madre no ardió, así que no había algo raro en el té.

—Estoy agradecida que haya solicitado mi presencia, Madame Black.

—Solo quería ver a la última Gaunt con vida — respondió Madame Black — ¿Cómo llegaste aquí?

—Bueno, luego que papá fuera a Azkaban y Morfin fueran a Azkaban , luego que Merope huyera con ese muggle adinerado en 1927 — dijo Prosperina con odio y años de rencor salieron a flote — ¡Me abandonó, para irse con ese Ryddle! ¡Abandonó a su hermana de diez años en un orfanatorio para irse con muggle!

Proserpina maldijo a Merope, la abandonó ella, la única que en esa miserable choza le brindaba amor.

—Me escapé una noche de ese lugar y terminé en el callejón knockturn, donde un mago me pagó por algo de mi sangre para un encantamiento — continuo Proserpina — Ni se que salió mal y termine en Asshai con diez años, sin saber el idioma y sola. Me uní a los alquimistas, nigromantes y hechiceros, tenía que sobrevivir. Me traje conmigo la varita de mi padre que escondió antes que lo llevaran a Azkaban.

—Interesante, interesante — dijo Madame Black bebiendo de su té — ¿1927 ?

—Si, esa noche llegué aquí

—Bueno, en casa es 1997 — contestó Lord Potter y Prosperina casi escupe su té.

—¿Qué?

—1997 — dijo la Heredera Black sacó una revista. “Corazón de bruja” y en la esquina estaba marcado Octubre de 1997.

Setenta años, estuve lejos de casa setenta años. Merope. ¿Seguía viva su hermana?

—Mi familia….

—Muertos. Tu padre y hermano estuvieron años en Azkaban hasta que regresaron a un hogar abandonado — contestó Lord Potter con tacto — Merope Gaunt murió el 31 de diciembre al dar a luz en un orfanato en Londres.

—Tengo un sobrino.

—Tom Marvolo Rydlle. El niño creció hasta convertirse en un mago tenebroso que Harry venció en 1995 — respondió Madame sirviendo otra taza de té.

—Tu — Prosperina miró a Potter — ¿Ahora eres el nuevo Lord Slytherin?

El chico asintió con la cabeza. Claro, por su declive en la sociedad y como se volvían débiles de magia de los Slytherin los rechazó. Pero aquí estaba el nuevo Lord de su casa…. Un Potter.

Proserpina inclinó la cabeza, sabiendo que el chico podría repudiar por completo a Proserpina y dejara como una mera squib.

—Mi Lord — dijo con sumisión .

—Necesitaremos su ayuda, señorita Gaunt — dijo Madame Black — La carga mágica en este mundo es diferente al nuestro. Y para abrir el portal de manera correcta.

—Quiero un pago por mis conocimientos — dijo Proserpina. Lucenys Black la miró con una ceja arqueada

—¿Y cuál sería ese pago? — preguntó la heredera de los Black.

—Regresar a casa. Y quiero una las propiedades de los Slytherin — dijo ella — Quiero que me introduzca a la sociedad mágica y un esposo.

—¿Qué edad tienes? — Madame Black la miró.

—Treinta y dos años — contestó ella — Aún estoy en edad fértil para dar hijos.

—Como Lord Slytherin le prometo buscarle un buen partido — dijo Harry — Pero ha de entender que el apellido de los Gaunt ha quedado manchado con las acciones de Ryddle. No puedo ceder la fortaleza de los Slytherin, ¿pero qué tal el chalet en Inverness?

—Hecho — accedió Proserpina — Yo les muestro mis textos que traje de Asshai y trabajaré para ustedes a cambio quiero estabilidad en nuestro mundo.

Madame Black cerraron el trato tocando mutuamente las puntas de sus varitas.