A simple vista los nuevos vecinos de privet Drive eran lo que se dice "normales", un joven matrimonio conformado por un apuesto hombre y una linda mujer, el
tenía más edad que su esposa pero se profesaban un amor inmenso, su casa era el sinónimo de perfección, un lindo color adornaban su fachada junto con una cerca de rosales que protegían la entrada a su hogar y jardín delantero.
Harry sabía que de todas las casas era la predilecta de tía petunia para mirar y juzgar, siempre atenta a cualquier cosa para poder chismosear con sus otras vecinas, nunca podía encontrar algo malo.
El matrimonio Finch-fletchey para petunia dursley eran en pocas palabras "insufriblemente perfectos."
O eso fue hasta una tarde de verano, cuando tía petunia en unas de sus rondas diarias de fisgoneo se dio cuenta de la presencia de una dama de bien porte que llevaba de la mano a un niño pequeño, el señor Finch-fletchey estaba en la entrada del jardín con su esposa recibiendo al niño.
Días después la bomba estalló entre las vecinas, ¡Era el segundo matrimonio del señor Finch-fletchey!
Y ya tenía un hijo con su anterior esposa!
Hubo especulación sobre su separación desde acuerdo mutuo hasta la favorita de todas, la actual esposa ( que por cierto no hablaba con ninguna de sus vecinas a escepcion de la vieja filch) fue una auténtica ramera bragas fáciles que sedujo al hombre y así termino con un hogar feliz.
La señora dursley estaba que irradiaba felicidad, tanta que le permitió a Harry tomar una ducha caliente de 5 minutos y una ligera cena ese día.
Pero todo lo bueno tiene que acabar, la normalidad volvió a privet Drive al notar que tanto la ex esposa y actual se llevaban bien al mirarlas hablar amenamente una tarde.
Ese día Harry no obtuvo baño ni cena.
Flora era extraña, creció sin padre a falta de este y sin madre por la ausencia de esta.
La madre de flora la amaba muchísimo (o eso afirmaban sus cartas mensuales) pero tenía que trabajar para poder darle lo mejor, fue criada tan amorosamente por su abuela María hasta que falleció cuando aún era pequeña, su cuidado fue delegado a tía Prudencia ( que en realidad era la hermana menor de su abuela).
Prudencia rápidamente se mudó a la casa de flora junto con su esposo pues a palabras de este la casa era lo suficientemente grande para ellos y la zorra de su sobrina tenía que entender que esa era la mejor forma de cuidar a la linda flora.
El hombre comenzo los malos tratos lentamente, primero fue con su esposa, un enojo, un grito leve, más reclamos, peleas, pellizcos, empujones cada vez más fuertes, más gritos hasta que finalmente un ojo morado apareció en el rostro de su esposa.
El espíritu de prudencia se apagó por completo pareciendo muerta en vida, solo sirviendo y complaciendo a su esposo.
Flora odiaba a su tío pero al mismo tiempo tenía un profundo sentimiento de tristeza en su pecho que la carcomía cada vez que miraba a su tía ser golpeada. era "mejor así" siempre le decía si tía cuando se encontraban solas, "prefiero ser yo a que seas tú, siempre es mejor ser yo a que fueras tú". Flora siempre lloraba en silencio después de eso.
Poca raciones de comida se les daba bajo el pretexto de "a nadie les gustan las mujeres gordas"
Flora creció comiendo poco y preocupándose por su peso, no comía dulces ni mucho menos bebía soda.
Su tío le exigía grandes calificaciones "lo mínimo que puedes hacer es sacar un diez" la madre de Flora pagaba sus clases particulares y escuelas privadas por lo tanto no podía simplemente sacarla de ahí o se vería demasiado sospechoso, el gozaba una gran vida a costa de una niña pequeña y la "zorra" de su madre.
Después de un tiempo atormentarla mentalmente no le satisfacía lo suficiente al hombre, fue una tarde calurosa, prudencia no se encontraba y bajo el pretexto de un mal comportamiento el hombre abofeteó la mejilla de Flora.
Ese fue el comienzo de las golpizas diarias, siempre procurando no dejar marcas visibles, la vara era su favorita y era el motivo de las pesadillas más recurrentes en la niña.
Una mala noche en particular el señor llegó a casa con varias copas encima, su hedor a alcohol inundó la sala donde se encontraba flora, el terror cruzó por su cuerpo y sin saber el porqué se levantó dispuesta a correr a su habitación pero el fue más rápido, la atrapó a medio camino sujetándola por su cabello, un ardor punzaba salvajemente en su cuero cabelludo, tenía miedo. Mucho mucho miedo.
Comenzó a gritar por ayuda hasta que sintió su garganta desgarrarse, su cuerpo pequeño no paraba de temblar, cuando pensó que todo estaba perdido se escuchó un fuerte golpe, un cuerpo azotando crudamente contra el suelo frío y unos delgados brazos envolviendo al cuerpo más pequeño mientras sollozos junto con disculpas se escapaban de los labios agrietados de su tía prudencia, Flora no sabia por qué se disculpaba con ella, el malo era su tío no ella, el monstruo era el no su tía.
Todos sabían lo que había ocurrido aquella noche de 1987 (una muerte), pocos sabian el motivo verdadero de la muerte del señor Julián esposo de la joven prudencia.
Y en menor medida se sabia que aquella noche las luces de varias casas explotaron repentinamente por el casi abuso de una pequeña, si lo sabían no lo mencionaban. No lo hablaban solo pequeños murmullos de vez en cuando. Un caso de magia accidental muy fuerte provocado por Flora.
Un mes más tarde comenzaron las vacaciones de verano para flor y como una burla a su sufrimiento desolador un paquete llego a su casa, la caja contenía un álbum de fotos, un ramo de flores marchito, un vestido (el más hermoso que nunca había visto flora) color amarillo pastel con flores blancas, justo al fondo para rematar se encontraba una invitación de boda preciosa.
La boda de su madre.
La boda de su madre con un señor desconocido.
Una boda que se celebro hace un mes.
Flora después de mucho tiempo se permitió llorar amargamente,por su abuela, su tía, por su madre ausente, por la muerte de su tío abusador,
finalmente lloro por ella.
Sólo tenía un sentimiento desolador, una tristeza profunda que penso nunca se iría de su corazón.
El 4 de junio flora se despertó al fin cumplía 8 años, irradiaba felicidad. Bajo los escalones de su casa brincando y rebotando juguetonamente.
Llevaba puesto el hermoso vestido amarillo que le regaló su madre, se sentía como una princesa. Peino su largo cabello en dos trenzas preciosas y las adorno con dos lazos blancos al final de estas.
Una vez en el comedor su tía beso su frente, se le miraba más saludable, sirvió su desayuno (su favorito) mientras cantaba un "feliz cumpleaños a ti querída flora", al final de la melodía la niña aplaudió fuertemente.
Era un cuadro hermoso, una niña feliz con su familia. La luz entraba por la ventana bañando todo de colores amarillos y dorados, prudencia podía jurar que la piel color arena de su sobrina brillaba ligeramente dorada por la luz solar, sus grandes ojos color café oscuro adquirieron un color rojizo por el reflejo de la luz.
Sólo quería que todo mejorará para su niña.
Tres golpes se escucharon en la puerta principal, fue abrir la puerta dejando a Flora desayunar, la sorpresa inundó una vez más a Prudencia como lo hacía últimamente, frente a ella se encontraba Flor. Su sobrina.
La hija de su hermana muerta.
. . . .
Flor sabía que no era una buena madre.
Enterarse de todo lo que pasó su pequeña Flora a manos de su tío la hundió en la depresión.
¿Que tan mal de la cabeza debe de estar? Mientras ella vivía su sueño de amor en Europa mientras trabajaba, su hija vivía un infierno a manos de su familia.
Sentirse culpable era poco, se sentía tan indigna de tener una hija como su flora.
Una niña tan dulce como la miel que en lugar de verla con los ojos de odio que esperaba y merecía la miraba con un inmenso amor, no dudo ni un segundo en lanzarse a sus brazos.
Lloro aún con ella en brazos. Lo cual irónicamente le trajo el recuerdo de su nacimiento, el mismo sentimiento amargo invadió su ser. Volvió a ser esa chiquilla de 16 años con una bebé recién nacida y no una mujer de casi 25 años con una carrera e hija de 8 años.
Todo por culpa de su ineptitud como madre.
Pero ya no, ya no más dolor para su hija. Con el corazón en la garganta se separó de su pequeña niña tomo sus manos entre las suyas "feliz feliz cumpleaños mi pequeña Flora, feliz feliz cumpleaños a ti" le canto con la voz entrecortada "deseo, deseo con todo mi corazón que solo lo mejor del mundo te pase a ti mi niña. Deseo que eso pase y lo haré realidad para ti mi dulce niña" Flora le sonrió con ojos cristalizados por las lágrimas contenidas.
"Te pido perdón mi pequeña, por todo lo que haz sufrido aunque sé que no es suficiente daré lo mejor de mi para que estés mejor. Eres mi mayor orgullo, mi mejor deseo echo realidad, lo más valioso que tengo mi niña. Sin ti no existo"
Ambas sintieron sus corazones sanar, tal vez no del todo. Aún quedaban algunas pequeñas heridas abiertas, pero sabían a ciencia cierta que lentamente sanaban.
Prudencia que todo el tiempo miraba la escena en silencio se aclaró la garganta "bueno niñas. Es hora de desayunar, hay mucho de que platicar"
Fueron al comedor a tomar asiento con sonrisas encantadoras junto con risas fugaces las tres mujeres se pusieron al corriente de sus vidas, Flora hablo de todas sus clases favoritas, Prudencia hablo de los chismes más prominentes de el pueblo y flor bajo la insistencia de su hija hablo de su nuevo esposo. Hablo de lo emocionado que estaba al saber que tenía una niña, mencionó el echo que el también tenía un hijo, un posible hermano para flora.
Flora sintió que todo iba para mejor, mirando a su tía riendo con fuerza por primera vez en meses y a su madre en que la miraba con adoración.
No pudo pedir mejor regalo de cumpleaños, pensó que nada podría mejorar su día. Sabía que este día era por mucho el mejor cumpleaños en su vida.
Pero estaba equivocada.
Unas horas más tarde se enteró por la boca de su madre que se iría con ella a su nueva casa en Europa aunque su tía prudencia no quiso ir con ellas, alegando que ya era muy vieja (lo cual era mentira) que quería vivir sus últimos días en tranquilidad.
Su nuevo padrastro (aún no sabía cómo sentirse al respecto) Quería conocerla lo más pronto posible
Y lo más importante e impactante del día fue que al igual que su madre, abuela entre otros. Ella era lo que se conocía como una bruja.
Flora era una bruja.
Una vez más los ojos de flora brillaron con emoción ante lo que efectivamente sería la gran aventura de su vida.
La primera vez que el señor Finch-fletchey conoció a Flora no pudo evitar el sentimiento de protección que emergió de su pecho al ver a una pequeña morena en un vestido azul cielo y listones blancos en sus trenzas. Claro el tenía un hijo, su mayor logro en la vida pero tal vez solo tal vez se había encariñado demasiado rápido con su nueva hijastra. Su pequeña Flora tan linda y educada, el la protegería de todos los males del mundo. También le enseñaría a su pequeño Justin que al fin tendrá una linda hermana a la cual cuidar como siempre deseo.
Al mismo tiempo flora no pudo evitar pensar que su padrastro era muy guapo. Pudo entender el por qué su madre se había enamorado de ese atractivo hombre inglés con un lindo acento de príncipe.