Cervatillo Perdido¡!

Harry Potter - J. K. Rowling
Gen
G
Cervatillo Perdido¡!
Summary
Harry, al verse envuelto en fuertes emociones, experimenta un repentino cambio en su cuerpo.Asustado, huye del lugar, aunque no llega a ser la primera vez que le ocurre algo parecido.De esa manera comienzan las aventuras de un cervatillo, y varias personas que intentan evitar que se mate.
Note
Introducción: En un universo en donde Harry Potter es un animago natural, llega al mundo mágico más temprano de lo esperado.Fue todo gracias a una delicada situación generada en la casa de sus tíos.Ahora, tras entrar en esa nueva vida, tendrá que adaptarse. Incluyendo todas esas personas que va conociendo, y esa extraña situación que pasa con su cuerpo.-------Subí hace tiempo esta historia en Wattpad pero nunca llegué a publicarla aquí-Se hará referencia y mención al abuso infantil. No creo que sea algo explícito, pero si lo hay, pondré alguna advertencia al principio del cap.
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Los últimos días de vacaciones

Lograr que el niño se quedara tranquilo mientras Poppy terminaba de revisarlo fue un suplicio. Un miedo algo irracional se interponía en su camino, algo que solo dificultaba la tarea. Severus debía admitir que tenía un poco de curiosidad en saber de dónde venía ese temor, aunque de seguro no sería de ningún sitio bueno.

Fue el maestro de pociones quien tuvo la misión de tranquilizarlo, sosteniendo al joven en su regazo mientras la enfermera realizaba las últimas intervenciones. A su lado, Minerva jugueteaba con las manitas del niño, facilitando de cierta manera el trabajo de Severus.

— Con respecto a su magia está todo correcto, aunque su núcleo mágico seguirá algo débil, pero se recuperará con el tiempo.— Poppy le sonrió al niño en un intento de transmitirle algo de paz. Harry, instintivamente, le respondió con una leve sonrisa que solo alegró el corazón de la enfermera.— Deberá tomarse con calma los siguientes días, nada de estar corriendo como si fuera un loco por todo el castillo.— Notando el reproche en la voz de la mujer, Harry bajó su cabeza, dejando que sus ojos miraran a sus manos apoyadas ahora en su regazo. Un leve ‘lo siento’ se escuchó poco después. 

Poppy suavizó su mirada poco después, incapaz de seguir enfadada con el niño. Le revolvió el cabello con delicadeza, aunque el leve estremecimiento fue inevitable. Algo enfadada por culpa de la reacción la mujer se despidió para continuar con sus deberes de enfermera, dejando a los dos profesores solos con el infante.

— Albus lo va a dejar en el castillo. No se fía de dejarlo con alguna familia después de… ya tu sabes.— Informó Minerva mirando con pena al niño, quien ahora luchaba para quedarse despierto.— Puede sonar una locura con todos los estudiantes que van a llegar dentro de unos días, pero yo también creo que es lo mejor para él,— Severus analizó la situación por unos segundos, cayendo en cuenta que su compañera de trabajo tenía razón. Sería estresante tener a un niño de tan poca edad rondando por el castillo, pero si lo hacían bien, el castillo sería mucho más seguro que cualquier otro sitio, y serían las personas de confianza quienes se encargarían de velar por el bienestar del chico— no puede regresar al mundo Muggle, no debió estar ahí en primer lugar, y de las familias mágicas disponibles para cuidar de él, no me termina de agradar ninguna…

— Comprendo…— Murmuró Severus, mirando también al joven que había perdido la lucha de intentar quedarse despierto.— No me termina de agradar mucho la idea, sabes qué opino de los niños tan pequeños,— El pocionista no pudo evitar hacer una mueca, algo que hizo sonreír a Minerva— pero puedo llegar a entender tu punto.

— Me alegra escuchar eso, Severus.— La sonrisa con tinte maternal que tanto había visto el maestro desde su comienzo en la escuela regresó a la cara de la mujer.— Y me alegra también ver que no te estás dejando llevar por rencores.— El pocionista apartó su rostro con rapidez, algo avergonzado. Minerva volvió a carcajear.— Creo que nosotros también deberíamos ir a descansar un rato, querido.— Propuso al ver al joven plácidamente dormido, apoyado levemente en el hombre— Dejemos que Harry descanse.— Severus no se negó, y con cuidado agarró al chico para acostarlo mejor en la cama, y taparlo con la manta.


Los próximos días fueron muy extraños para Harry. Conoció a muchas personas, a más de las que nunca se hubiera imaginado, y aunque algunos eran muy extraños, todos fueron muy amables con él, algo que solo lo hacía sentir mejor. Aún así no dejaba bajar mucho la guardia, fue algo que aprendió gracias a vivir en casa de sus tíos.

El sitio en donde estaban también era asombroso. Consiguió visitar algunas partes gracias a un pequeño tour que el señor Papa Noel (o Albus Dumbledore, como dijo que se llamaba), y el señor que se parecía a los vampiros de los comic de Dudley (también conocido como Severus Snape) le habían hecho.

Había una cosa que Harry tenía clara, y es que los terrenos exteriores del castillo eran su lugar favorito. Le recordaban mucho al jardín de Privet Drive, pero sin la constante y chillona voz de su tía quejándose por cualquier cosa que Harry hacía.

Ese lugar, simplemente, era idílico.

— ¿Harry? ¡Vamos, querido, es hora de almorzar!— La voz de la Señora Sprout, quien esta vez le acompañó a los jardines, le llamó. El niño dejó la rama de madera con la que estaba garabateando en la tierra para dirigirse con rapidez hacia la mujer. La profesora le tendió la mano, la cual Harry agarró después de unos segundos de pensar si era lo mejor.

El camino de regreso fue en silencio. Harry no pudo evitar volver a fijarse en cada detalle de los sitios por los que pasaba, siempre con el pensamientos de haber pasado algo por alto. Algunos cuadros le saludaron amablemente, como siempre hacían tras que el rumor de que una nueva y joven alma había llegado al castillo se esparciera. Harry, por educación, siempre les devolvía el saludo con una de sus manitas.

Todos los profesores ya se encontraban allí cuando los dos llegaron. Como ya era habitual, Harry corrió hacia el asiento entre Severus y Minerva, recibiendo una leve reprimenda de parte de los dos por correr de esa manera. El chico se disculpó, bajando su cabeza mientras su rostro se tornaba un poco rojizo debido a estar algo avergonzado. Albus, por su parte, se rió serenamente, siendo acompañado por varios adultos.

— Dejen al chico tranquilo.— Pidió Hagrid, giñándole un ojo al joven que tan rápido se había ganado un hueco en el corazón de todos. Harry le sonrió agradecido, para luego esperar por su comida cuya porción era aún muy reducida.

Los pocos días que quedaban transcurrieron muy rápido para gusto de los adultos, quienes ahora pensaban sobre la noticia que debían dar a la comunidad mágica. Dentro de muy poco el secreto de que el Salvador del Mundo Mágico estaba viviendo en Hogwarts sería desvelado.

Sabían que la mayor amenaza para el niño se encontraba muy lejos, con Voldemort muerto, y gran parte de los mortífagos en Azkaban, pero podría quedar alguno suelto.

— Prométeme una cosa, Har.— Pidió una vez Severus, justo antes de dejar al chico acostado en una de sus habitaciones personales. El niño lo miró expectante, y con su total atención en el adulto.— Prométeme que tendrás cuidado a partir de mañana, y que cualquier cosa que pase con algún alumno, irás cuando antes a pedir ayuda a un adulto, ¿entendido?— Harry asintió con rapidez, acción que hizo sonreír al pocionista.— Bien. Ahora, a dormir. Cualquier cosa que necesites, ya sabes donde estoy.— Una vez bien tapado, y tras alborotarle un poco el pelo, Severus se despidió. Tomó el hecho de que Harry no se sobresaltó al contacto como una pequeña victoria.

Mientras se alejaba, Severus no pudo evitar preguntarse cómo acabó encariñándose del hijo de James y Lily.

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