
CAPÍTULO 14
La última vez que Granger había pisado la Mansión Malfoy, Voldemort todavía aterrorizaba el Mundo Mágico, la banda de Carroñeros habían atrapado al Trío de Oro y los habían llevado a la casa de los Malfoy. Su tía Bella había torturado hasta la inconsciencia a la muchacha mientras Potter y Weasley oían todo junto con el resto de los prisioneros. Las consecuencias de aquel fatídico día en el que no quiso identificar a Potter como tal se mostraba de manera visible en el antebrazo izquierdo de la leona, pero él sabía que también había heridas sin cerrar en la mente de la bruja que la hacían gritar por las pesadillas, patalear e incluso en ocasiones vomitar por las noches.
Cuando estos episodios ocurrían, Granger pasaba los siguientes 3 días y noches sin dormir, trabajando sin parar ni descansar para evitar de nuevo las pesadillas. No es que su propia salud mental estuviera mejor, las cosas que había tenido que ver y hacer…dudaba que en 7 vidas pudiera llegar a olvidarlo del todo.
Volviendo al presente, Hermione no bajó la mano frente a la hermana de su torturadora. Midiéndola, algo de lo que vio debió satisfacer a Narcisa Black, porque con un firme apretón dio la bienvenida a una de las personas que testificaron a su favor en el Wizengamot y por las cuales solo tenía que cumplir prisión domiciliaria por un total de 4 años.
- La Guerra ha acabado, señorita Granger, pero esta casa seguía -pese a las redadas del Ministerio- teniendo maldiciones contra gente con su mismo tipo de origen. – Se dio la vuelta y la invitó a sentarse en un sofá de terciopelo verde botella con detalles en negro y plateado. Draco se acomodó en un sillón con cada una a un lado mientras ellas se enfrentaban. – Mi hijo recordó esto y decidió, como nueva cabeza de la familia, cambiar toda la mansión y las demás propiedades para que sean más accesibles o por lo menos, menos agresivas contra el resto de personas con padres muggles.
Trisky, una elfo doméstica de la casa apareció con un chasquido y comenzó a servir té y dulces. Hermione hervía de la rabia, no solo por la condescendencia con la que la madre de Malfoy la estaba tratando como si su estatus de sangre la hiciera intelectualmente inferior, sino que la presencia de Trisky le recordaba a la muerte de su amigo Dobby y a la esclavitud que sufrió a manos de esa misma familia hasta que Harry consiguió que fuera liberado. Aunque no estaba muy activa, la P.E.D.D.O. no había dejado de ser una de las metas de su trabajo y motivo principal para meterse en el ministerio, por lo que ver más esclavitud de elfos domésticos era algo que activaba un botón de furia en ella. Se giró roja hacia Malfoy, sin embargo, antes de que pudiera decir nada, levantó la mano y la cortó.
- No es momento ahora de activismos de pedos cuando tenemos un objetivo que cumplir con una fecha límite que poner antes de salir de Hogwarts. Si lo alargamos, cada quién va a ir por su lado y va a resultar mucho más complicado. Me gritas después. - bajó la mano y le dio gracias a su madre antes de que esta se retirase.
- Primero que nada, no es un pedo. Es la P.E.D.D.O. y significa Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros. Segundo, es una vergüenza que esta familia siga esclavizando elfos domésticos, mucho más tras la muerte de Dobby por culpa de la psicópata de tu tía. – se fueron moviendo hacia el corazón de la biblioteca con pasos acalorados. - Tercero, que no vaya a insistir más ahora no significa que no intente hablar con ellos y convencerlos de recuperar sus derechos en cuanto tenga ocasión. Sí coincido contigo en que habría que acabar esto cuanto antes mejor. Estoy deseando perderte de vista lo antes posible para siempre. -terminó con tono ácido.
Se enfrentaron cara a cara, Draco se tuvo que agachar un poco para mirarla a los ojos. Rechinando los dientes, con las narices prácticamente chocando y fuego como llamaradas saliendo de las miradas de ambos:
- Yo también estoy deseando perderte de vista, Granger.
- Bien.
- Bien.
- Genial.
- Maravilloso.
- Eres insoportable.
- Tú más.
- Eres insufrible.
-Tú más.
- Eres de lo peor. Bastardo elitista.
- Frígida rata de biblioteca.
- Por lo menos mi padre me quería.
- Por lo menos yo tengo unos dientes perfectos.
- Por lo menos yo no soy un rubio teñido.
Draco resopló ofendido echándose para atrás y tocándose el pecho dolorido.
- Retira eso, soy rubio natural. Es imposible conseguir este color de otra manera que no sea genética.
Hermione le miró de arriba para abajo antes de negarse a retirarlo.
- Y pensar que me he preocupado de retirar todos los maleficios y maldiciones contra los hijos de muggles. Debería haberlos dejado, a lo mejor te quedabas calva. Sería la única manera de controlar ese nido de ratas que llevas en la cabeza
- Oh, gracias, señor Malfoy por tener un mínimo de decencia y no dejar nada en la biblioteca – comenzó Hermione irónica antes de subir el tono –que pudiera dañar ¡a la sangre sucia que se atreve a pisar su maldita casa!
- Por Merlín, sabes que no creo ya en nada de la pureza de la sangre desde me reclutó Dumbledore. – la pálida piel de Malfoy adquirió un tono rosado. – Y no es solo la biblioteca, se ha eliminado de todas las propiedades ya sea por dentro como por fuera y terrenos adyacentes.
- Jóvenes, ¿van a necesitar algo más de Trisky? – les interrumpió la elfina parando otra inminente pelea. Llevaba en la mano un sobre con el correo de la señora que acababa de llegar y quería llevárselo con la tranquilidad de que el señorito fuese a estar bien.
- No, Trisky, muchas gracias. Puedes retirarte. – dijo con algo parecido a educación el (aclaradamente no teñido) rubio.
Con una última mirada desconfiada de Trisky a Hermione, desapareció con un chasquido de magia.
La mirada asesina que Hermione le dirigía le recordó a las otras tantas veces que se había visto como destinatario de esa furia.
Iban a decapitar al pajarraco del paleto de Hagrid. ¡Ese estúpido bicho le había mordido! ¡A él, Draco Lucius Malfoy! Era algo inaudito. Claramente el palurdo gigante que les daba clase ese año no sabía con quién se estaba metiendo, por supuesto en cuanto Draco se lo contó a su padre, este hizo algo. No se podía permitir tal ultraje a los Malfoy. Volvían al castillo los grupos de tercero de Slytherin y Gryffindor después de la clase de Cuidado de las Criaturas mágicas.
Draco iba hablando con Crabbe y Goyle regodeándose de ese hecho, sabiendo perfectamente que detrás de ellos iban San Potter con otro de los interminables e insufribles Weasley y la sabelotodo de Granger. Se reían y se giraban de vez en cuando para burlarse de ellos, sabiendo cuánto les molestaba aquello.
El patán de profesor iba con ellos, con ríos de lágrimas por su barbuda cara y sonándose los mocos con un pañuelo que más bien parecía un mantel feo. La insufrible de Granger se había aflojado la corbata y le daba palmaditas en la espalda a Hagrid con cara de pena, su frente toda arrugada y los labios fruncidos hacia abajo mientras murmuraba palabras de ánimo. Cuando llegaron a las escaleras del castillo, se dio la vuelta y se alejó a su cabaña, los ruidos desagradables y asquerosos de los hipidos que soltaba.
**—¡Miradlo cómo llora!
Malfoy, Crabbe y Goyle habían estado escuchando en la puerta.
—¿Habíais visto alguna vez algo tan patético? —dijo Malfoy—. ¡Y pensar que es profesor nuestro!**
Potter y Weaselby se giraron hacia ellos, pero la joven bruja llegó antes frente a él.
¡PLAF!
Se tambaleó, no sabiendo muy bien qué había pasado y por qué le dolía el lado derecho de la cara. No sabía por qué de repente Granger estaba enfrente de él, con la cara roja de la rabia. Todos se habían quedado atónitos y aún más cuando ella volvió a levantar la mano.
Era lejanamente consciente de que ella le estaba hablando y de que la intentaban parar sus amigos, pero no podía apartar la mirada de ella. Los ojos castaños brillaban con un fuego que competía con el fuego de las almas perpetuas que tenían algunos amigos de su padre en sus mazmorras. El entrecejo de nuevo fruncido, no por pena esta vez, sino por furia. Se le hacía una arruga pequeña en la nariz y los labios carnosos de la muchacha lo hipnotizaron.
Por primera vez en su vida, Draco notó algo cambiar en él y se echó para atrás. Viendo que ella había sacado la varita, recalculó. No estaba en condiciones de un duelo con ella, no con la cabeza como la tenía y ese sentimiento tan raro.
**—Vámonos —musitó Malfoy. Y en un instante, los tres desaparecieron por el pasadizo que conducía a las mazmorras.**
5 horas y media más tarde, con los últimos rayos de sol ocultándose hasta el siguiente día, salió Draco de detrás de una pila de libros y se fue hasta donde Hermione estaba leyendo otros tantos. Agitó un libro mientras se acercaba, con una sonrisa triunfante.
- Lo tengo, Granger. He encontrado el libro y la poción a los que Fernsby hacía mención en su diario.
Hermione se levantó de un salto y fue a su encuentro con un trozo de pergamino en el que había escrito el nombre de un tomo que vio en las notas de Fernsby mientras cotilleaba su casa y Draco le distraía. Era solo el título de un antiguo pocimario que ya había sido prohibido y dejado de publicar en 1888, un año antes de que Araucaria lo uTriskyzase, teniendo que saltarse las órdenes ministeriales para eliminar el Espejo Atlavotemlutatem. Mientras que el diario se centraba sobre todo en la vida de la chica en el castillo y algún que otro pasaje durante las vacaciones, a medida que las entradas avanzaban en el tiempo de su último año se iban volviendo más escasas, oscuras y apartadas en el tiempo dando lugar a una angustia y ansiedad profundas. Habiendo hecho mención de pasada a una fuente que consultó para deshacerse del espejo, este era el único libro que había sido mencionado a lo largo de su estancia en la escuela y concordaba en el tiempo.
Ante ellos se encontraba un ejemplar del Grimorio de Pociones: El Poder Oculto y sus misterios por Theobald Cadwalader. Estaba bien cuidado, pero se notaba por el tono amarillo y la delicadeza de las páginas que era un grimorio del siglo XVI. El cuero marrón de la cubierta tenía intricados relieves de plantas y ruinas y cerraba el tomo con una cinta en la parte delantera con una piedra morada en el cierre, modo diario de explorador – se maravilló Hermione.
- Es precioso. Mira qué bien conservado se encuentra y lo perfecta que está tallada la cubierta. – acarició el círculo central de la portada y trazó las runas y arabescos con la punta de su dedo.
Draco se refrenó de hacer un comentario mordaz de doble sentido. Apenas. Y solo de expresarlo verbalmente.
Colocando el libro enfrente de ellos, con la varita lo hizo levitar y pasar las páginas para no dañarlo. El interior del Pocimario contaba con detalladas notas de autor, de los propios dueños del libro a lo largo del tiempo (curiosamente, no eran de Malfoys, sino de una nombre que no reconocía), dibujos precisos y ningún índice. Tuvieron que ir una por una y tras casi otras tres horas (y una bandeja de comida para cada uno, gracias Trisky) la encontraron.
El nombre no era muy original (Filtro Destructor de Reliquias) pero los ingredientes y las instrucciones sí.
- ¿Cuándo se supone que es la próxima luna azul? -preguntó Hermione por lo bajo mientras seguía leyendo.
Sin mirar y automáticamente, Draco contestó:
- A finales de abril. ¿Qué coño son estos ingredientes?
Hermione estaba de acuerdo por una vez.
Había algunas que no iban a ser difíciles de conseguir ya sea del armario de pociones o del de Snape que no habían cerrado todavía: agua de poción estándar (1/2 litro, fácil), hongo de la muerte (1 unidad, cortado con cuchillo de plata, armario de Snape, medio fácil), infusión de ajenjo (20 ml, fácil, armario de pociones), esencia de belladona (1 ml, ya tenía, fácil), limo de estanque (2 tazas, podría pedírselo a Slughorn, fácil), raíz de sopóforo (3 cortadas en un ángulo de 27 grados con un cuchillo de hierro, ya tenía, fácil) y 4 ramilletes de salvia (armario de pociones, fácil).
Eran los demás los que la tenían preocupada:
- Gotas de sangre de unicornio voluntariamente otorgadas (7)
- Agua de luna llena azul transformada en rosa de un charco pisado por un centauro (6 ml)
- Lágrimas de Afrodita (3) →perlas
- Nódulo del material predominante en la reliquia (1)
- Gotas de esencia viva del lugar donde se forjó la reliquia (6)
Esto último en este caso era nódulo de Saúco y 6 Gotas de agua viva del río del sauco original.
- La poción debe comenzar con los ingredientes estándar a cocer en luna nueva, eso es a mitad de mes.
- Ya nos iremos preocupando de los demás, pero será más tarde. Es hora de irse a dormir.
- ¿Qué hora es? – miró desorientada buscando un reloj.
Él lanzó un conjuro Tempus que marcaban las 02:37 am.
- Llevamos más de 10 horas en esto, Granger. Hemos venido como a las 4 de la tarde. Es hora de descansar.
Hermione murmuró algo, con los ojos pesados por el sueño. A pesar de la emoción del hallazgo, no podía negar que el cansancio le llegaba hasta los huesos. No había estado durmiendo bien; tenía muchas tareas y deberes como Delegada aparte de los propios del último año y la búsqueda de Dumbledore…a veces sentía que la Guerra le había robado parte de la vitalidad que antaño la caracterizaba, dejando una cáscara prácticamente vacía de lo que fue. No sentía tener 19 años sino 79.
Se levantó con algo de dificultad y siguió a Draco que la guio agarrándole delicadamente el codo hacia las escaleras.
- ¿A dónde vas?
- Te llevo a una habitación de invitados. – dijo de manera obvia.
- No, tenemos que regresar al castillo, no está permitido durante el curso.
- Granger, tenemos carta blanca durante la investigación. ¿No oíste a McGonnagal? Además, son las putas tres de la mañana y estamos reventados. No estamos en condiciones de Aparecernos en Hogsmade e intentar entrar a tus túneles. Acabaríamos desperdigados por toda Gran Bretaña y no hay díctamo suficiente en el mundo para recuperar todos nuestros trocitos.
Hermione le miró durante unos segundos antes de decidir darle una oportunidad nueva a esa casa y acceder ante la demanda del rubio.
Las partes con doble asterisco ** son extractos literales de Harry Potter y El Prisionero de Azkaban
Un vistazo a los personajes: