Traducción: "The Bucket List" de GallaPlacidia

Harry Potter - J. K. Rowling
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Traducción: "The Bucket List" de GallaPlacidia
Summary
Draco morirá en seis meses si no logra que Harry Potter se enamore de él. Dado que eso no va a suceder, bien podría pasar sus últimos días trabajando en su lista de deseos. ¿Clases de tap? ¿Escalar una montaña? ¿Escribir poesía? ¿Tríos? ¿Cocaína? ¿Conocer a su adorable sobrino, Teddy Lupin? ¡Draco lo hará todo!Con un Draco alegremente pesimista, la perra reina devota Pansy Parkinson y un Harry que no puede evitar notar que algo parece DIFERENTE en Draco, en estos días.
Note
IMPORTANTE: La presente es una traducción del fanfic de GallaPlacidia “THE BUCKET LIST” . Quien ha eliminado su cuenta en esta plataforma, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo. Nota de GallaPlacidia en la versión original: Inspirado en una hermosa historia de Khasael llamada “Somebody To Love”. También estoy en deuda con “You’ve Got The Antidote For Me” de Kandakicksass y “IDK My BFF Hermione” de Lettered.¡Hice un Podfic de esto! https://archiveofourown.org/works/25642150 Si te apetece escuchar lo elegante que creo que suena Draco: (Pista: Mucho). Además, ¡Únete a mi boletín de newsletter.gallapod! Notas de la traductora: El enlace original del Podfic fue eliminado de la cuenta en AO3 de Gallaplacidia, los únicos enlaces disponibles son: Gallapod.podbean Y newsletter.gallapod que encuentras en el enlace anterior.En mi perfil podrán encontrar enlaces donde podrán descargar los fanfics de GallaPlacidia en su versión en inglés (descargados de AO3), así como los Podfics que GallaPlacidia hizo.
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#77. Ver la aurora boreal.

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CAPÍTULO 16

#77. Ver la aurora boreal.

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   —Lo siento —balbuceó Draco— Padre… lo siento…

 

Narcissa estaba junto a la ventana, paralizada por el dolor, y Harry no pudo soportarlo más.

 

   —Traeré… un poco… de agua —dijo, y se fue.

 

Pansy estaba llorando en la cocina. Él la tomó en sus brazos sin decir palabra y colocó su cabeza debajo de su barbilla.

 

   —Él está hablando con Lucius de nuevo —dijo Harry. Draco hacía esto con frecuencia: tenía conversaciones largas y angustiosas con su padre muerto, en las que lloraba y se disculpaba de manera incoherente.

 

Pansy se separó y se secó los ojos.

 

   —Lo siento —dijo ella.

 

   —Está bien —dijo Harry— ¿Por qué se está disculpando, de todos modos?

 

   —Por ser gay, creo —dijo Pansy.

 

Harry dejó que su cabeza golpeara los gabinetes de la cocina.

 

   —¡Mierda! —él gritó— ¡Todo esto es una mierda! —enterró su rostro entre sus manos— Nunca había perdido a alguien a quién amaba de esta manera.

 

   —¿Qué?

 

   —He perdido a tanta gente, pero siempre fue rápido —explicó Harry— Nunca he tenido que verlos… deteriorarse…

 

Pansy se rio, un sonido salvaje y maníaco que puso los pelos de punta a Harry.

 

   —¿Tú lo amas? —ella preguntó.

 

   —¡Por supuesto que lo amo!

 

Pansy se rio más; Ella había comenzado a llorar de nuevo.

 

   —Esta salvado… la maldición… puedes salvarlo… tú puedes romper la maldición… estúpido de mierda…

 

   —¡Pansy! ¿De qué diablos estás hablando?

 

Pansy agarró su codo y explicó. En palabras bajas y urgentes, le dijo que Draco había sido maldecido para morir a menos que Harry Potter le dijera que lo amaba, y lo dijese en serio.

 

Harry no se molestó en escucharla. Una vez que entendió la esencia, casi corrió a la habitación de Draco. Estaba furioso. Le dolía de pura ira. Pero cuando llegó al lado de la cama de Draco, sus manos se suavizaron y apartó el cabello de Draco de su cara para llamar su atención.

 

Draco abrió los ojos.

 

   —Te amo —dijo Harry— Eres un completo idiota, Te amo.

 

Draco cerró los ojos y sonrió.

 

   —Yo también Te amo —dijo soñadoramente. Harry besó los párpados de Draco, su nariz, su frente.

 

   —Te amo —dijo, una y otra vez— No te mueras. Estúpido idiota de mierda. Te amo. No te atrevas a morir, carajo. Te amo.

 

El sanador llegó unos minutos después.

 

   —¿Se ha roto la maldición? —preguntó Pansy— ¿Vivirá?

 

El sanador lanzó hechizos de diagnóstico por lo que pareció una eternidad. Harry y Pansy se agarraron el uno al otro, revoloteando cerca. Narcissa Malfoy se sentó en una tumbona cerca de las ventanas, mirando tranquilamente el comedero de aves, escultural y hermoso.

 

El sanador se levantó.

 

   —Está fuera de peligro —dijo.

 

   —¿Qué… qué significa eso? —preguntó Harry.

 

   —La maldición se ha roto —dijo el sanador— A partir de aquí, todos los síntomas retrocederán y los hechizos curativos que lanzamos deberían surtir efecto. En seis meses, estará como nuevo.

 

   —¿Ya estoy muerto? —preguntó Draco adormilado. Pansy corrió a su lado.

 

   —No te estás muriendo —dijo ella— No te estás muriendo, y nos debes a todos un millón de favores por cuidarte tan bien.

 

   —Frío —dijo Draco, con un pequeño escalofrío, y Pansy, todavía llorando, lo cubrió con mantas limpias.

 

   —Así que, vivirá —dijo Harry.

 

   —Sí —dijo el sanador.

 

Narcissa se puso de pie y cubrió a Harry en un cálido abrazo.

 

   —Gracias —dijo ella.

 

   —Yo no hice nada —dijo Harry— Yo no…

 

Draco estaba tan alto como una cometa, y no había forma de comunicarse con él. No estaría lo suficientemente bien como para bajar la dosis de morfina por al menos una semana más. Y también había algo más, un miedo que había nacido en el instante en que Pansy le contó sobre la maldición, que había sido desviado a un lado mientras Harry intentaba averiguar cómo salvar la vida de Draco, pero que ahora florecía en la mente de Harry.

 

Harry amaba a Draco. Había pensado que Draco también lo amaba. Pero, ¿Y si no lo hiciera? ¿Y si todo eso hubiera sido simplemente una forma de intentar que Harry lo amara? No es que Harry lo culpara por ello, en lo más minino. Pero su corazón se retorció al ver a Pansy y Narcissa reunidas alrededor de la cama de Draco. Cuando Blaise llegó a casa y escuchó las noticias, su hermoso rostro se iluminó con euforia y besó cada centímetro de Draco que pudo alcanzar. ¿Y si Draco hubiera querido estar con Blaise? “Fue un error”, había dicho Draco, después de acostarse con él. Pero había un millón de formas en que podía ocurrir un error.

 

Las personas de Draco, la familia de Draco, lo rodearon.

 

Harry se fue a casa.

 


 

.DOS SEMANAS DESPUÉS.

 

Pansy Parkinson apareció en la cocina de Harry mientras estaba desayunando.

 

   —Tu diseño interior es de mal gusto —dijo ella, acercándose para robar su tostada— Sabía que lo sería.

 

   —¿Cómo está Draco?

 

   —Mejor —dijo Pansy. Ella lo miró— Has hecho algo estúpido en tu cabeza, ¿No?

 

   —¿A qué te refieres?

 

   —Algo como, “Draco será más feliz si me voy”, tonterías así.

 

Harry untó mantequilla a una tostada.

 

   —He estado ocupado —dijo— Gracias por tus cartas, por cierto.

 

   —¿Ocupado haciendo qué? Te ves como una mierda.

 

Harry sonrió sombríamente.

 

   —Atrapando a los malos.

 

Pansy se sentó bruscamente.

 

   —No lo hiciste.

 

   —Lo hice.

 

   —¿Quién era él bastardo?

 

   —Su nombre era St John Smith. Su hermana fue torturada hasta morir por Bellatrix Lestrange.

 

   —¿Cómo lo encontraste?

 

   —Hermione ayudó.

 

Pero Harry fue quien atrapó al hombre. Harry fue quien lo había rastreado; horas de espera fuera de su apartamento, una pelea furiosa y desesperada, maldiciones lanzadas a diestra y siniestra. Harry era el que había recibido una advertencia por hacer el trabajo de un Auror como civil.

 

   —Supongo que no podrías haberlo encontrado antes —dijo Pansy.

 

   —No habría hecho una diferencia —dijo Harry— Aparentemente, no podría haber revertido la maldición.

 

   —Entonces, ¿Qué va a pasar con él?

 

   —Azkaban, si doy mi opinión. San Mungo si no.

 

Pansy asintió.

 

   —Draco ha estado preguntando por ti —dijo ella. Harry dejo escapar un suspiro.

 

   —¿Sí?

 

   —No seas idiota, Potter —dijo Pansy gentilmente— Todos sabemos que lo amas.

 

   —Eso no es… ese no es el problema.

 

   —Salazar. ¿Crees que no te quiere?

 

   —Él dijo“Las palabras son baratas”. Solo me dijo que me amaba para que me enamorara de él.

 

   —¡Él iba a morir antes que arriesgarse a que te sintieras culpable por no romper la maldición!

 

   —¿Qué?

 

   —Me escuchaste —dijo Pansy— Ahora deja de ser estúpido y ve a visitarlo. Él te extraña.

 

   —¿Él dijo eso?

 

   —Por supuesto que no —dijo Pansy. Arrojó las cortezas de las tostadas que había robado en el plato de Harry— Visítalo.

 


 

Draco estaba descalzo en el césped, vistiendo su bata y pijama. Levantó la vista cuando Harry se paró a su lado.

 

   —Mi héroe —dijo con sarcasmo.

 

Él está de pie. Está siendo un mocoso. Está mirando el estanque, moviendo los dedos de los pies en la hierba.

 

   —Estás mejor —dijo Harry, su voz espesa. Draco miró hacia otro lado.

 

   —Si dices algo aburrido en este momento, Harry, te mataré.

 

“Te quiero”, quería decir Harry. “No sé cómo seguir adelante ahora que ya he aceptado perderte. ¿Me amas? Te amo”.

 

Lo que dijo en cambio fue.

 

   —Entonces, ¿Cuánto tiempo hasta que estés lo suficientemente bien como para follar?

 

Draco esbozó una sonrisa lenta y seductora, que se estropeó por la repentina aparición de un ataque de tos.

 

   —Un tiempo, evidentemente —dijo, limpiándose la sangre de la boca— Merlín, ¡Mira eso! —extendió su pañuelo manchado de sangre— ¡Eso debe haber sido la mitad de mi pulmón! Se sintió así.

 

   —¿Pero estás mejorando?

 

   —Sí —Draco entrecerró los ojos al cielo— Es un buen día, ¿No?

 

Estaba gris y nublado. La lluvia sucia de la ciudad caía sobre ellos.

 

   —No realmente —dijo Harry.

 

   —Es un poco anticlimático; sobrevivir —dijo Draco— Todos han vuelto a tratarme como de costumbre.

 

   —Debes odiar eso.

 

   —Lo detesto. Di lo que quieras sobre morir, pero agrega un cierto “je ne sais quoi21.

 

Harry creyó haber entendido.

 

   —Pero, de todos modos —dijo— Es un lindo día.

 

Draco lo miró con serios ojos grises y asintió.

 

   —Sí —dijo— Exactamente.

 

Terminaron sentados en la hierba. Harry se quitó los zapatos y los calcetines. Había algo en la forma en que Draco miraba el mundo, como si fuera nuevo y atractivo, que hizo sentir a Harry como si realmente pudiera serlo.

 

En quince minutos, la cabeza de Draco comenzó a doler. Arrugó los ojos.

 

   —Duele —dijo.

 

   —Volveremos a Petra —dijo Harry.

 

   —Duele —dijo Draco.

 

   —Tomémonos un año sabático —dijo Harry— Saltemos en bungee.

 

   —Ya hice eso, ¡Oh, duele!

 

   —¿Saltaste en bungee?

 

Draco asintió y se inclinó bruscamente hacia Harry.

 

   —Pobrecito —dijo Harry, abrazándolo cerca— Estás siendo tan valiente.

 

   —Lo soy, ¿No? —dijo Draco— ¡Oh Dios!, ¡duele…!

 

Harry lo ayudó a volver a su cama. Se subió con él y besó su frente fruncida.

 

   —Estás mejorando —le recordó a Draco.

 

   —Pero ahora me duele —dijo Draco— ¡Estoy tan malditamente harto de esto! ¡Pensé que había terminado!

 

   —Lo sé —dijo Harry.

 

   —Tú no sabes nada —dijo Draco— Nadie entiende. Estás lleno de mierda. ¡Maldita mierda del culo, que duele!

 

Así que Harry se limitó a acariciar su cabello, murmurando al oído de Draco, —Eres tan valiente, todos van a admirar lo increíblemente valiente que eres, solo espera hasta que el Papa se entere, San Draco, santo patrón de… hmm, ya veremos luego, escucharan como te quejas con valentía…

 

Cuando el dolor de cabeza disminuyó, Draco dejó que sus labios rozaran suavemente los de Harry.

 

   —Pansy dijo que crees que fingí estar enamorado de ti por alguna intrincada razón que solo tú puedes entender.

 

Harry pasó un dedo arriba y debajo de la columna vertebral nudosa de Draco. Draco era frágil, como si sus huesos se hubieran debilitado desde la maldición.

 

   —¿Pero eso no es cierto? —preguntó Harry. Draco resopló.

 

   —Por supuesto que es verdad. Nunca podría enamorarme de alguien que pensara tan ilógicamente.

 

   —Entonces, ¿No estás enamorado de mí porque considere brevemente que la idea de que podrías no estar enamorado de mí?

 

   —Así es —dijo Draco, besándolo de nuevo.

 

   —Genial —dijo Harry, sonriendo en la boca de Draco— Tiene sentido. ¿Cuánto tiempo hasta que podamos follar, dime de nuevo?

 

   —Presuntuoso —dijo Draco— Tal vez no lo haremos.

 

   —Lo que quieras Draco —dijo Harry— Soy tuyo para ordenar.

 

Draco se sonrojó.

 

   —Dios —dijo, sus ojos oscureciéndose— Cuando lo pones así… —hizo una mueca de dolor, sus manos volando hacia sus ojos— ¡Oh, vete a la mierda, maldita cabeza!

 

   —¿Más morfina?

 

   —¡Por favor!

 

Harry fue a buscar a Pansy, quien conocía la dosis. Pronto Draco se quedó dormido sedado.

 

   —¿Todo bien entre ustedes dos? —preguntó Pansy.

 

Una sonrisa tonta y drogada se había deslizado por el rostro de Draco.

 

Harry no se había sentido tan despierto en años.

 

   —Sí —dijo— Todo es estupendo.

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...CONTINUARÁ...

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