
#63. Tomar éxtasis en un Rave en un almacén abandonado y Bailar con todo mi corazón de piedra.
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CAPÍTULO 6
#63. Tomar éxtasis en un Rave en un almacén abandonado y Bailar con todo mi corazón de piedra.
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—¿Cómo te fue? —preguntó Pansy. Estaban en los Jardines Botánicos de Oxford10. Pansy estaba comiendo un helado. «#75. Comer helado en los Jardines Botánicos como aquella vez que mi padre me llevó el verano antes de Hogwarts». Pero durante el último mes, la nariz de Draco había estado demasiado tapada para que pudiera saborear algo, y más recientemente, había dejado de poder retener comida. Si su apetito aparecía, sentía náuseas cuando pensaba en comer. Así que Pansy comía el helado, y Draco revisaba su "Lista de Deseos", tachando todos los que se basaban en comida con el corazón apesadumbrado.
—Resultó bien —dijo— Mi madre estuvo un poco incómoda al principio, por supuesto. Pero después de unas cuantas copas de vino, estaban charlando como viejas amigas.
—Eso es bueno.
—Es un alivio —dijo Draco. Había estado tan preocupado de que Andrómeda no perdonara a su madre tan fácilmente como ella lo había perdonado a él. Pero Andrómeda había estado más abierta a la perspectiva de la reconciliación. Le quitó un peso de encima a Draco. Odiaba pensar en su madre en su funeral sin nadie en quien apoyarse. Sabía que Pansy haría todo lo que pudiera para consolarla, pero Pansy ya estaba haciendo demasiado. Podía escuchar sus sollozos silenciosos a través de las delgadas paredes de la casa. Nunca se lo mencionaría.
—¿Cómo te va con Potter? —dijo.
—Me agrada —dijo Draco.
—¿Él Salvador? ¿Es en serio?
—De muerte. Él es divertido. Y un poco melancólico. Creo que necesita ser rescatado —Draco suspiró. Se reunía con Harry, como Lamorak, un par de veces a la semana. Harry se reía de sus bromas, lo felicitaba, confiaba en él. Había seguido el consejo de Draco y había escrito una larga lista de las cosas que lo hacían feliz. Él y Draco «Lamorak», habían pasado por eso juntos, descubriendo formas en que Harry podía incorporar alegría a su vida.
—Tal vez deberías renunciar a tu trabajo —le había dicho Draco.
—Es un buen trabajo —dijo Harry.
—Pero no lo disfrutas.
—Siempre quise ser Auror. No hay nada más que quiera ser.
Draco se encogió de hombros.
—Tienes un mal equilibrio entre el trabajo y la vida, y eso es importante para ti.
Harry se rio.
—¿Dónde has estado toda mi vida? Podría haber usado tu sabiduría hace cuatro años, cuando decidí unirme a la fuerza.
Era desconcertante cuando Harry decía cosas así.
Draco había querido que a Harry le gustara Lamorak. No se había dado cuenta de cuánto terminaría gustándole Harry. No podía haber predicho que Harry no era arrogante, engreído, soberbio o que no buscaba la atención o cualquiera de las cosas que Draco había asumido sobre él. En cambio, descubrió que Harry era compasivo. Leal. Gracioso. Curioso. Descubrió que sus cafés con Harry eran lo más destacado de su semana. Se encontró atraído hacia Harry en los eventos de Luna, llamando su atención, sonriéndole como si fueran viejos amigos. Y Harry parecía sentir lo mismo. Cuando se encontraban en las diversas fiestas con tragos que Draco organizaba con Luna, Harry siempre parecía encantado, incluso aliviado, de estar en su compañía.
Eso hizo que el contraste entre los dos Harry fuera aún más marcado.
Cuando la enfermedad de Draco lo molestaba como Lamorak. Harry era compresivo y servicial. Pero si Harry descubría que no se sentía bien como él mismo, Harry hacía comentarios sarcásticos sobre los hábitos de bebida de Draco. Era fascinante cómo la misma acción, realizada por Draco y Lamorak, podía provocar una reacción tan diferente en Harry.
Pansy le ofreció a Draco una lamida de helado.
—No gracias.
—Te estás poniendo envidiablemente delgado —dijo Pansy.
—La Maldición de la Muerte Elegante.
—Mhm —dijo Pansy.
—Creo que ya he superado el “Delgado Sensual”.
Pansy lo miró de arriba abajo.
—Todavía no. ¿Tienes otro desafío sexual en tu Lista?
—«#15. Sexo con alguien a quien amo».
—¡Quince! ¡Eso es importante!
—Sin embargo, no está sucediendo, ¿Verdad?
Pansy mordisqueó el borde de su cono de helado.
—Dormiré contigo si quieres —dijo.
—Pans —dijo Draco conmovido.
—¿Qué piensas?
—Que eres la mejor amiga que un chico podría pedir. Pero dudo que pudiera levantarlo. Eres tan deliciosamente curvilínea.
—Blaise te dejaría.
Draco se recostó en la hierba.
—Tendría que decírselo primero.
—Le dije a Astoria —dijo Pansy. Draco se sentó de golpe.
—¿Me traicionaste?
—Oh, no seas tan egoísta. Me estaba volviendo loca, llorando sola.
Draco frunció el ceño.
—Ella ha estado actuando con total normalidad a mi alrededor. Apuesto a que no está molesta en absoluto.
—Está actuando normal porque se lo pedí.
Draco decidió que no podía, de buena fe, castigar a Pansy por acercarse a Astoria. Sabía lo duro que esto había sido para ella. No era como si Pansy pudiera hablar con Draco sobre lo miserable que sería una vez que él muriera.
—¿Crees que debería acostarme con Blaise? —preguntó.
—No —dijo Pansy— Creo que deberías acostarte con Potter.
—Siento que estás tratando de decirme algo aquí.
—Siento que te estás enamorando de él.
—Ese es un muy buen salto de conclusión que has hecho, Señorita Parkinson.
—¿Él necesita ser rescatado? Eso es en el idioma-Draco para “Si tan solo pudiera llevarlo a casa, cepillarle el cabello y follarlo alocadamente”.
—Probablemente se moriría del susto al ver un cepillo para el cabello —dijo Draco.
—Él tiene que enamorarse de ti —dijo Pansy, ferozmente— Tiene que hacerlo.
Draco cerró los ojos, concentrándose en el dolor palpitante detrás de su ceja izquierda.
—No seas aburrida, Pansy.
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—Simplemente no creo que sea seguro dejar a Teddy solo con Malfoy —dijo Harry. Andrómeda frunció los labios— ¡No porque sea un Mortífago!
—Fue absuelto, Harry —dijo Andrómeda.
—¡Tiene un problema con la bebida!
—Él no lo tiene.
—Él no puede caminar en línea recta. Tiene resaca todos los días. Guarda una petaca en el bolsillo de su traje, vi el contorno cuando se quitó la chaqueta.
—Mira, admitiré que Draco ha parecido un poco… apagado, últimamente, pero no ha estado durmiendo bien.
—¡Ha estado tomando éxtasis toda la noche en raves en almacenes abandonados!
—Esa fue una vez, solo para intentarlo —dijo Andrómeda, aunque Harry sintió que ella estaba empezando a ver su punto. Siempre está “compos mentis11”.
—Ni siquiera sé lo que eso significa —dijo Harry— Es un irresponsable. No se le debe permitir estar solo con Teddy sin supervisión.
Como para enfatizar su punto, Teddy de repente gritó.
—¡¡¡ABUELITA!!!
Él y Malfoy estaban arriba, jugando a los Caballeros. Harry había llegado temprano para tratar de disuadir a Andrómeda de seguir permitiendo que Malfoy pasara tiempo a solas con él.
Andrómeda subió corriendo las escaleras, subiéndolas de dos en dos.
—¡Teddy! ¡Cariño! ¿Qué ocurre?
Malfoy estaba desmayado en el suelo.
—Merlín —dijo Harry— Está completamente borracho.
Andrómeda arrastró a Teddy en un abrazo, lanzando a Harry una mirada que era a la vez culpable y molesta.
—¿Qué sucedió? —le preguntó a Teddy.
—¡Dijo que no se sentía bien y luego se cayó!
Harry apuntó su varita a Malfoy.
—¡Enervarte!
Los parpados de Malfoy revolotearon y luego se abrieron. Luchó por sentarse cuando vio la varita de Harry.
—Qué…
—Tienes algo de valor, Malfoy.
—Harry, guarda tu varita —dijo Andrómeda. Harry obedeció de mala gana. Malfoy se relajó al instante, cayendo hacia atrás de modo que su cabeza golpeo el suelo.
—Me desmayé —él dijo.
—Te desmayaste.
—Déjame acostar a Teddy, luego hablaremos de esto —dijo Andrómeda.
—¿Draco va a estar bien?
Malfoy no respondió. Se había tapado la cara con las manos.
—Estará bien Teddy —dijo Harry.
—¿Draco? —preguntó Teddy.
—Estoy bien —dijo Malfoy, después de una larga pausa. Su voz estaba apagada.
Andrómeda tomó a Teddy y salió de la habitación.
—Siéntate —dijo Harry.
—Dame un minuto.
—Sabes, Andrómeda parece pensar que estás tan enfocado a la familia… reformado… Ni siquiera lo sé, pero es completamente irresponsable de tu parte estar bebiendo cuando se supone que debes cuidar a Teddy.
—¡No estaba bebiendo!
—He hablado con Andrómeda, y ella está empezando a estar de acuerdo conmigo. Teddy estaba aterrorizado hace un momento.
Malfoy se apoyó en los codos.
—¿Andrómeda estuvo de acuerdo contigo?
—¡Si no lo estaba antes, lo estará ahora!
Malfoy se recostó y respiró con determinación a través de los labios fruncidos. Parecía como si estuviera contando.
—Malfoy…
—Te lo explicaré cuando vuelva, ¿De acuerdo? Sólo dame un minuto.
—Bien.
Harry se sentó en una de las diminutas sillas de Teddy y se cruzó de brazos.
Fue una larga media hora, pero finalmente Andrómeda regresó.
—Draco —empezó ella.
—Tengo algo que decirte —dijo Malfoy poniéndose de pie. Tuvo que agarrarse a la pared para mantenerse erguido.
—Vamos a traerte una taza de café primero —dijo Andrómeda.
—No he estado bebiendo —dijo Malfoy.
—Solo ven a tomar un café —dijo Andrómeda suavemente. Tomó el brazo de Malfoy y lo condujo escaleras abajo. Harry lo siguió, tratando de sentirse triunfante. Fue más difícil de lo esperado, porque Malfoy se veía tan delgado y miserable, como lo había estado en su juicio.
Se sentaron a la mesa de la cocina. Andrómeda repartió tazas de café. La cabeza de Malfoy estaba inclinada.
—Draco —dijo Andrómeda— Sabes que te amo…
—Hace unos meses, fui golpeado por una maldición fatal —interrumpió Malfoy.
Hubo un silencio ensordecedor.
—¿Qué quieres decir con una maldición fatal? —preguntó Andrómeda.
—Mi condición se ha deteriorado recientemente —dijo Malfoy, levantando la cabeza para mirarla— Lo siento. Tal vez no debí haber entrado en la vida de Teddy de esa manera, ya que… de todos modos, lamento haberlo asustado.
—Draco —dijo Harry, sin estar seguro de lo que planeaba decir— No puedes… ¿Estás seguro?
Draco asintió, sin mirarlo.
—¿Cuánto tiempo tienes? —preguntó Harry.
—Menos de cuatro meses.
La piel de Harry estalló en escalofríos. Andrómeda comenzó a mecerse de un lado a otro en su silla.
—¿No se puede revertir? —preguntó Harry.
Draco negó con la cabeza.
—¿Sientes dolor? —preguntó Andrómeda.
Draco se rio.
—Duele como el infierno. He sido increíblemente valiente —su rostro se puso serio— Entiendo si no quieres que Teddy se encariñe más, pero tenía que asegurarme de que tú y mi madre… —su voz se quebró— No quiero que esté… sola… todavía no lo sabe…
—Debería irme —dijo Harry.
—Es por eso que has estado haciendo todas esas cosas —dijo Andrómeda— Escalar montañas y todo eso.
Draco hizo un pequeño sonido trágico que Harry sospechó que había comenzado como una risa.
—No puedo viajar, debido a mi libertad condicional. Pero he tratado de hacer algunas de las otras cosas —él se pauso— Me hubiera gustado viajar.
Harry se puso de pie y Draco finalmente lo miró.
—Lo siento —dijo Harry— No debí haber asumido…
Draco se rio de nuevo.
—No tienes idea de lo satisfactorio que es que se demuestre que estás equivocado. Casi vale la pena morir trágicamente joven.
Harry no sabía qué hacer con sus manos.
—Lo siento —dijo de nuevo.
Draco le sonrió, una sonrisa cálida y desorientadora.
—Sería un imbécil contigo, si pensara que estabas ebrio con Ted.
—Narcissa —dijo Andrómeda, que había estado mirando las profundidades de su café todo este tiempo— ¿Cuándo le dirás a Narcissa?
Draco puso su cabeza entre sus manos.
—No lo sé —murmuró.
—Debería… me voy —dijo Harry.
Ninguno de los dos pareció notarlo mientras se tambaleaba hacia la chimenea y regresaba a Grimmauld Place por la red flu.
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...CONTINUARÁ...