And then, shame and desire, made a home of your heart [adaptacion y traduccion]

Harry Potter - J. K. Rowling
F/M
M/M
G
And then, shame and desire, made a home of your heart [adaptacion y traduccion]
Summary
Un chico gay atrapado en el armario, cuan original.
Note
Gracias al autor original Thank you so much!

Harry comprende y reconoce, la ironía de estar metido en el armario de Draco mientras la novia del tipo espera abajo. De verdad que lo hace. Lo ve en la forma apresurada en que el blondo lo hace pasar detrás de la puerta, fuera de la vista. Lo escucha en su voz, preocupado y sin aliento por sus actividades anteriores.

Cállate, Harry —repite el chico, más en control, pero aún de esa forma desesperada que solo consigue cuando el azabache llega a la cima.

Hay una mano colocada en su espalda y luego un fuerte empujón hacia el rincón del armario, oscureciéndolo entre filas de trajes y camisetas sin mangas, como si el horriblemente caro guardarropa de Draco hiciera que todo desapareciera. Mientras Harry se mueve, tratando de hacerse espacio para él, la ropa se mueve ruidosamente y Draco lo calla como si fuera su culpa.

―Oh, lo siento, alteza —sisea—. ¿Estoy siendo demasiado ruidoso? Me disculpo sinceramente si le molesta que me empujen en un armario.

Desde el fondo del mueble (que es casi del tamaño de la habitación de Harry), puede distinguir la mirada gélida de Draco, traicionada por el rubor brillante en sus mejillas. Harry se complace en ello. Sí, hice eso. Se convierte en una mirada con los ojos muy abiertos cuando la aguda voz de Astoria resuena en la mansión.

Se habían estado besando en la enorme cama del rubio, con los deberes esparcidos alrededor de sus cuerpos giratorios como un pensamiento posterior, que, ciertamente, lo era, cuando el timbre de la puerta sonó siniestramente a través de la mansión.

Ni siquiera lo habían notado al principio, demasiado atrapados el uno en el otro para hacer otra cosa que jadear en la boca del otro y frotar sus pollas vestidas. Había sido increíble como todas las otras veintitrés veces, sí, Harry había contado, pero no lo suficiente como para bloquear a Astoria, la arpía de Draco y la perdición de la existencia de Harry. Pidiendo, no, exigiendo que la dejaran entrar.

Me pregunto si Lucius tiene perros guardianes, pensó sin amabilidad mientras Draco lo empujaba.

Ahora bien, no es a Astoria a quien odia. Puede que sea vanidosa y materialista, pero tampoco ha hecho nada para lastimar a Harry ni a nadie que le importe. Ella es todo lo que él no es. Una chica, principalmente, con caderas, curvas y vagina. También es rica y completamente hermosa, sin contar que encaja muy bien con Draco.

Son la pareja más popular de la escuela y no es difícil ver por qué. Era casi un hecho, en realidad, incluso para Harry, que no les había prestado mucha atención más allá de lanzar miradas apreciativas al culo de Draco de vez en cuando. Pero todavía era consciente de ellos en la forma en que las personas son de las cosas que se ven perfectas. Intocable. No puede evitar mirar, querer tocar, arriesgarse a pasar por encima del rojo brillante MANTÉNGASE ALEJADO para sentirlos en su piel, para demostrarse a sí mismo que son reales.

Ahora que lo ha visto de primera mano, de cerca, tocó lo que pensó que era mármol, solo para descubrir que era plástico duro, cosa que hizo que Harry aprecie aún más la frase «no todo lo que brilla es oro».

Ha intentado preguntarle a Draco por qué sale con ella, una vez, después del orgasmo, mientras se acurrucaban en la parte superior de la cama cuando la mansión estaba vacía. No llegó muy lejos. Todo lo que hizo falta fue una de las miradas del chico y la tensión de sus hombros para que Harry la dejara caer.

La pregunta silenciosa de por qué no estás saliendo conmigo había colgado en el aire como un cadáver dolorosamente obvio durante el resto de la noche.

—¡Draco! ¡Bebé! ¡Estoy aquí!

Su voz hace que Draco entre en pánico y Harry puede escuchar el sonido de la puerta del armario cerrándose en su cara como un megáfono. Suena en sus oídos. Solo, con las camisetas sin mangas como compañía, Harry escucha lo que está sucediendo en la otra habitación. El movimiento de los papeles, un rasgón, maldiciones ahogadas, más movimientos y otro gran estruendo. Draco debió haber guardado toda su tarea en un cajón.

El azabache mira rebeldemente la puerta, esperando que se abra por sí sola y pueda irse antes de tener que presenciar el espectáculo de mierda que está a punto de suceder.

Nadie más conoce su relación. Draco ha prohibido que Harry le cuente a Hermione y el propio Draco nunca se lo diría voluntariamente a ninguno de sus amigos. Usan la excusa de la tutoría en caso de que alguien sospeche, pero por lo demás, son extraños fuera de la burbuja privada que se han creado.

Incluso en el coche, cuando Draco los lleva desde la escuela en días específicos, no hablan. Teme que uno de sus compañeros llegue a conclusiones (precisas, demasiado precisas).

Draco sale de la habitación con pasos cuidadosos, por lo que centra su atención en el armario, su prisión involuntaria.

Un chico gay atrapado en el armario. Cuan original.

Poniendo los ojos en blanco, Harry examina la habitación oscura. No puede encender la luz, pero entra suficiente luz por debajo de la puerta para que pueda distinguir la mayor parte de lo que hay allí.

Una mezcla bastante ecléctica de atuendo formal y ropa deportiva. Medio millón de corbatas en todos los tonos posibles de verde. Zapatos, desde corredores hasta zapatos de vestir. Libros de texto viejos y deshilachados con gallos dibujados en los márgenes. Y un libro para niños, titulado Te amo, papá, con dos osos en la portada.

Esto no tiene pollas, encuentra Harry mientras pasa a la primera página, pero tiene un pequeño mensaje escrito con bolígrafo negro:

Feliz cumpleaños, Draco.
Tu padre.

Tal vez debería sentirse mal por fisgonear en las cosas privadas del blondo, pero reconoce que si es un secreto, es mejor que se familiarice con los otros de Draco. Presentaciones de trabajo y todo eso. Así que hojea el libro distraídamente, frotando una página entre sus dedos y sintiendo que las viejas fibras se flexionan. ¿Por qué Draco lo tiene, especialmente porque no parece un tipo sentimental? Su infancia probablemente no se parecía en nada a la de Harry, quien creció con una madre y un padre que lo guardaban todo en álbumes de recortes.

Por lo que Harry ha deducido de sus limitadas conversaciones, Draco y su padre no son lo que llamarías cercanos. No es que se esté hablando mucho, entre esconderse de sus compañeros y besarse en rincones oscuros.

Lucius Malfoy siempre ha sido esta figura esquiva en la vida de Draco, más un fantasma que un padre, demasiado atrapado en su política y campañas de derecha para notar a su hijo. Y por la frecuencia con la que Lucius está presente, Draco bien podría ser un huérfano glorificado. Probablemente sea algo bueno, considerando lo que hacen. Todo esto son conjeturas por parte del de gafas, por supuesto, todavía no han llegado a la charla sobre qué han hecho tus padres para darte el trauma de tu vida.

Quizás nunca lo harán, piensa Harry con saña cuando oye abrirse la puerta y las inconfundibles risitas de Astoria Greengrass. Instintivamente se mete más en el armario, como si pudiera escapar del sonido de su voz metiéndose en uno de los trajes de Draco.

Dray —sonríe. Harry siente como un ardor en seco se instala en su pecho―. No puedo creer que hayas olvidado que venía.

—Lo que dices implica que me lo dijeran en primer lugar —es la respuesta de Draco, que suena completamente molesta. Como debería, estaban a punto de tener sexo ridículamente caliente antes de que ella entrara.

—Sabes, a veces eres tan tonto..

Draco no dice nada más. Se queda en silencio por un momento antes de que el sonido de los gemidos de la chica llenen la habitación. Los ojos de Harry se abren, ¡no van a tener sexo con él en el armario junto a ellos!

Empujándose hacia el frente del espacio limitado, presiona su oreja contra la puerta, tratando de escuchar cualquier cosa que pueda indicar lo contrario. Sin embargo, no se encuentra nada por el estilo. Astoria está gimiendo, y sus ropas se frotan entre sí y Draco jadea con dureza de una manera que revuelve algo caliente en el estómago de Harry.

Traidor.

Maldito sea el secreto. Estaba a punto de tirarse fuera del armario cuando los ruidos sexuales cesan.

—Astoria, no, no, no podemos.

—Pero, Dray, lo prometiste —gime y sagrado sea Merlín, Harry prácticamente puede escuchar el puchero en su voz. Le hace retorcer una de las camisas de Draco en su puño.

—No prometí nada. Simplemente irrumpiste en mi casa y... empezaste a besarme —responde el rubio, sonando muy molesto, como si estuviera entreteniendo a un niño pequeño.

—No me digas que no lo estabas disfrutando.

Pensándolo bien, tal vez esa fue una mala analogía cuando se considera lo cachonda que está la chica.

—Entonces, prepárate para decepcionarte. No estoy de humor, Astoria. ¿Podrías irte, por favor?

—Sabes, realmente lo estoy intentando. Sé que nuestros padres querían que estuviéramos juntos... —Oh. Las neuronas de Harry se conectan por primera vez luego de entrar a la mansion Malfoy―... pero pensé que podríamos tener algo. Eres lindo y agradable, pero... actúas como si realmente te importara un carajo lo nuestro. ¡No puedo creer que hice todo esto para nada! Si no quieres salir conmigo, ¡rompe y ya, idiota! Nadie te está obligando a nada —finalizó con dolor y decepción.

Silencio.

Un pisotón. Un gruñido. Una explosión.

Harry no se mueve hasta que está seguro de que Astoria está fuera de la casa. Va a abrir la puerta, pero Draco se le adelanta. Y de repente están uno frente al otro, el rubio con el lápiz labial rosado brillante manchado en la mejilla y el azabache con los ojos entrecerrados.

—Eres un cabrón —señala, clavando un dedo violentamente en el pectoral de Draco.

—¿Por Astoria?

—No, bueno, sí. Pero no solo ella.

Salazar, no puede creer que se sienta mal por ella, pero lo hace. Está medio seguro de que ella quiere estar con Draco tanto como él.

—Estoy confundido —murmura suavemente el rubio

Harry apenas se abstiene de poner los ojos en blanco. En cambio, deja escapar un suspiro.

—Tienes que averiguar que mierda es lo que quieres, Draco. La cosa del cachorro indefenso no va a funcionar para siempre, no importa lo lindo que sea.

Se desliza junto al chico y se dirige a la puerta, siguiendo el camino de Astoria fuera de la habitación.

—¿Crees que soy... ¡hey! ¿Qué pasa con lo que estábamos haciendo antes?

—Me parece que escuchar a mi novio besarse con su novia mata un poco el estado de ánimo —sisea hastiado Harry, pero no puede evitar agregar―: te llamaré más tarde, supongo.

Y luego cierra la puerta, dejando a un Draco cachondo y confundido, que solo esperaba que no rompiera con él, realmente lo quería.

Por otro lado, cuando Harry atraviesa el porche de la mansión, ve a Astoria, intentando encender un cigarrillo con los ojos vidriosos.

—Toma —susurra, extendiendo su encendedor.

—Gracias. ¿Qué haces por acá? —pregunta, dándole una calada al cigarro, enseñando el paquete hacia el chico, en caso de que quiera tomar uno.

—Lo mismo que tú —responde, sacando uno mentolado de la cajetilla y agarrando su encendedor.

—Ya veo —masculla, sin estar molesta—. Supongo que no es por obra de tus padres.

—Evidentemente. Fue por nuestra propia mano.

—¿Dónde estabas?

Harry sonríe sin que realmente le de gracia la situación.

—No me lo vas a creer, pero estaba en el armario —dice exhalando el humo.

Una suave sonrisa surcó los labios de Astoria.

—¿Los interrumpí?

—Si, pero no importa, tampoco creo que tuviera muchas ganas de hacerlo.

—Veo que los dos queremos estar con él.

—Ya no importa —musita Harry, apagando el cigarrillo. Astoria asiente.

—Lo entiendo.

Ella también lo quería, pero se había cansado. Al igual que Harry.