
Sorpresa
Había vuelto como un último recurso. Al principio pensó en pedirle a Narcissa que lo acogiera estas vacaciones de invierno, pero al parecer estaba en un periodo bastante pesado de su aprendizaje como sanadora de modo que, no se sentía bien transformarse en una carga y no quería pasar un segundo más en el castillo, sus nervios no lo permitirían, así que solo le quedo el mal menor por ahora, volver a casa.
No había regresado voluntariamente desde su tercer año en Hogwarts, punto en el que había aprendido que volver a casa no sería algo agradable; entre el comportamiento violento de Tobias y la pobreza de esos días, podía evitar todo fácilmente quedándose en la escuela.
La primera semana fue una zona de guerra, pero ya estaba acostumbrado a vivir en tensión. Su padre llegaría del trabajo a veces borracho, a veces sobrio y de mal ánimo para ponerse borracho, en ambas circunstancias se quejaría de que Severus era un bueno para nada que solo servía para gastar su dinero y estorbarlo, en los días peores golpearía la mesa, lanzaría los platos, o le pegaría una bofetada en donde pudiera alcanzarlo cuando le respondía por golpear antes a su madre.
Severus se la pasaba siempre en su cuarto, leyendo o haciendo la tarea. Esa era la rutina habitual.
Al menos hasta el penúltimo día antes de volver a la escuela.
Ese día salió con un buen ánimo. Se sentía aliviado de volver a la escuela y cambiar de ambiente. Su madre le había pedido que fuera a la tienda por algunas cosas básicas al negocio de unas cuadras. Lo recuerda bien, era un tarro de ese café de pésima calidad, azúcar y unas barras de pan. La vecina de al lado le había regalado unas fresas de su cultivo restante, ella había visto a Severus interesado por sus plantas y le pregunto si le apetecía probarlas.
Pensó que serían buenas para hacer una mermelada.
Así, con las cosas dentro de una bolsa de papel, apretadas en su brazo, cruzo la valla de su casa notando las manchas de barro frescas en la sucia alfombra de la entrada.
Su madre se había rendido con la limpieza desde que era niño.
Su padre había llegado a casa.
Suspirando, preparándose mentalmente para lo que le esperaba adentro, abrió la puerta anunciando bajito su llegada esperando un llamado por parte de su madre, proveniente de la cocina.
No llegó.
Severus se detuvo en la entrada, repentinamente inquieto por todo el silencio. Una sensación de alarma comenzó a instalarse en su cuerpo, ese instinto de que algo estaba mal, desarrollado por años de mirar su espalda buscando cuatro figuras dispuestas a atacarlo, lo hizo callar bajo el pensamiento tranquilizador de que solo se estaba volviendo paranoico porque sabía que su padre había llegado a casa. Probablemente su madre solo estaba en la planta superior, quizás acostando a Tobias que llego nuevamente borracho.
Cerrando la puerta de la entrada silenciosamente, doblo a la derecha hacia donde estaba la cocina dejando los paquetes en el mesón. Sus ojos se detuvieron en la olla hirviendo con el agua rebalsando, tocando el quemador apagado pero que soltaba gas como un loco.
“Mierda” soltó, corriendo a apagar la cocina para darle una mirada molesta al elemento y un pensamiento reprochador a su madre por perderla de vista.
Quizás cuanto gas se ha gastado en vano, piensa escuchando un paso del comedor.
“¿Madre?” pregunto mirando en la dirección sin respuesta.
Frunciendo el ceño, no sin antes dar una última mirada a la cocina, camino hacia la dirección, pasando la puerta para mirar el sillón de espaldas a él donde la parte de atrás de la cabeza de su madre se apoyaba.
Comenzando a quejarse de que el gas estaba abierto sin fuego, porque descuido el agua, lo cual puede ser terriblemente peligroso, se calla cuando no recibe contestación.
Su madre no se ha movido.
¿Estará durmiendo? Piensa aún más irritado.
Suspirando sonoramente camina hacia el sillón, ordenándole de que se despierte porque le está hablando, a medio decir algo cuando sus ojos captan por primera vez lo que está pasando.
En el sillón, sentada como si de una muñeca sin hilos se tratara, con un agujero sangrante y vacío en su estómago, estaba su madre muerta con los ojos abiertos y aterrados mirándolo, carcomiendo y adueñándose de cada parte de su alma. Detrás de ella, la pared, se había teñido de rojo con restos de intestino pegado en el gastado y sucio papel tapiz formando una mezcla repulsiva y horrenda.
De niño creyó conocer el miedo, era una mentira, ahora lo tenía frente a frente subiéndole por el cuerpo, llegando a cada mechón de cabello para bajar como el agua por su columna y tocar el suelo. No estaba respirando, no estaba parpadeando, Severus ni siquiera sabía si él estaba vivo en este momento.
Quizás simplemente estaba soñando.
“…¿Mamá…?” se escuchó llamando con tono infantil. No la había llamado así hace años, incluso ahora se refería a ella como madre, pero lo estaba haciendo porque ella en aquel tiempo solía responder de inmediato.
Es solo él, intentando volver a un lugar seguro, mamá siempre fue el lugar seguro de su yo de cuatro años.
Pero ella no responde y es el cargador de un arma el que lo hace mirar a su costado.
Tobias Snape le está apuntando con una escopeta.
La realidad finalmente parece querer alcanzarlo, aunque no lo logra del todo porque Severus no se mueve de aquella zona.
Su padre ha matado a su madre.
Los ojos de Tobias lo miran vacíos, apunta como un profesional.
Su padre ha asesinado a su madre.
Entonces, dispara.
---------------------------------------------------------///----------------------------------------------------
Remus suspiro con un dejo de diversión. Recorría los pasillos de Hogwarts únicamente iluminándose con un lumus, el silencio a su alrededor era bastante agradable comparado al ajetreo de los últimos días producido por la despedida de los gemelos Weasley a quienes extrañaría profundamente. En fin, era así el ciclo de la vida. Estudiantes van, estudiantes vienen y sabe que, aunque es extraño el ver tantas caras nuevas, su labor es meramente transicional en lo que es el largo periodo de la vida.
Saludando a la señora Norris, aunque agradeciendo que no esté Flich por ningún lado, continuo su camino pensando en lo que tenía por hacer. Le había escrito a Sirius hace poco, un intento de mostrarse abierto a conversar el tema de la adopción de Harry, pero su viejo amigo no había contestado, ni esa ni sus interiores misivas por lo que estaba comenzando a preocuparlo. Lo último que supo, es que los gemelos efectivamente abrirían su tienda de bromas en Hogsmeade gracias a su financiamiento, pero al intentar hablar con ellos preguntándole sobre como se encontraba la salud mental del Black recibió la noticia de que aparte del dinero de la inversión entregado no habían tenido nuevas noticias.
En resumen: Sirius estaba desaparecido y Remus no sabia muy bien como sentirse al respecto. Una pequeña parte de él quería correr a asegurarse de que estaba bien, sin embargo ya no son niños, Sirius es un adulto y como tal tiene ahora la libertad de ir y venir cuando quiera.
Y romper relaciones con todos si lo desea.
Remus vuelve a suspirar.
Mejor se concentra en sus próximas lecciones, decide comenzando a pensar en cómo rayos tendrá que hacer un repaso rápido con todos sus cursos a inicios del próximo año. ¿Podría hacer talleres de verano? No cree que los padres sean muy felices con ello…
Esta considerando seriamente aquella opción cuando una figura pasa ligeramente por el rabillo de su ojo izquierdo. Una que conoce muy bien.
Apresurando ligeramente el paso, reconoció la figura de espalda del maestro de paciones y su característico pijama de satín negro.
“¿Severus?” llamo viendo como la escalera que se negaba a moverse el día anterior se posicionaba para recibirlo en su andar.
¿Acaso no lo habrá escuchado? Pensó confundido avanzando mas rápido justo a tiempo que Bathsheba aparecía de la nada sosteniéndolo del brazo.
“¡¿Pero qué?!-” comenzó tironeando, intentando alcanzar a Severus, al mismo tiempo que la bruja ponía un dedo en su boca soltando un “¡shhhh!” intentando hacerlo callar.
Mirando confuso, rápidamente volvió a seguir preocupado a Severus con la mirada que avanzaba sin problemas por las escaleras que se movían como si lo esperaran.
Bathsheba rápidamente se mueve, alcanzando las escaleras y son solo los reflejos de Remus que lo hacen seguirla y casi perder la escalera cuando esta cambio nuevamente de sentido. Avanzando detrás de ella, siempre tratando de monitorear a Severus con la mirada, le pregunta ansioso a Bathsheba qué pasa, a dónde se dirige Severus con ella murmurando que no lo sabe.
“Pues entonces hay que preguntarle” decide intentando encontrar su figura cuando se le pierde por otra maldita escalera y casi tropieza en un minuto por no ir al pendiente de los peldaños.
“No responderá, está durmiendo” suelta como si nada Bathsheba haciendo efectivamente que Remus se tropiece, aunque logra afirmarse de la baranda y mantenerse en pie.
¡¿Durmiendo?! Piensa definitivamente alarmado.
Esa no era la respuesta que esperaba.
“Eso-eso no está bien” balbucea, corriendo por los peldaños, ignorando a Bathsheba que se queda detrás suyo murmurando que por supuesto que no, que todo simplemente es bastante curioso, a lo que Remus voltea brevemente indignado.
“¡Claro que no! ¡puede hacerse daño!” exclamo para seguir corriendo, dejando a la bruja detrás suyo.
Teniendo que saltar una escalera a último momento, casi temiendo caer al vacío, Remus finalmente logro alcanzar a Severus agarrándolo del brazo, perdiendo el equilibrio y ambos cayendo de plano contra los escalones de piedra con Remus intentando proteger la cabeza del otro que repentinamente se tenso y alejo parpadeando a todos lados.
“¿Severus?” pregunto Remus preocupado acercándose con las manos en alto en un intento de calmarlo.
Severus simplemente parpadeo nervioso, mirándolo unos segundos y luego alrededor para tantear ligeramente su pecho y estómago.
“¿Estas herido?” pregunto preocupado Remus acercando sus manos que fueron agarradas con fuerza por Severus, encontrando sus ojos unos segundos.
Se veía asustado, terriblemente agitado a lo que Remus no lo soltó comenzando a acariciar sus manos con sus pulgares, sintiendo el pulso bajo la piel y como el temblor de su cuerpo disminuía lentamente.
“Esta bien…esta bien, sev, estas a salvo…” murmuro manteniendo el contacto hasta que el otro dejo de temblar y decidió soltar su agarre haciéndolo lamentar la perdida.
Bien, tenia cosas en las que centrarse.
“¿Estas herido?” volvió a preguntar y Severus suspiro.
“…No…”
Bien, Severus dice estar bien. Se tranquiliza. Dirigiendo su vista hacia abajo, donde bathsheba estaba a un par de metros, probablemente estancada debido a que las escaleras habían dejado de moverse. Volvió a llamar al otro hombre. Sintiéndolo tensarse, soltando rápidamente su mano con un murmullo de disculpas que Remus no respondió volviendo a tomar la mano de Severus en la propia bajo la mirada del maestro de posiciones.
Estaba helado. Por supuesto que lo estaba, se reprendió el castillo es helado sobre todo de noche.
Quitándose la capa de encima. Procedió a envolver a Severus en ella notando que estaba descalzo sobre la piedra.
De seguro debe de tener los pies fríos, pensó preocupado sacando un pañuelo para transfigurarlo en unas pantuflas negras.
“¿Dónde estamos?” pregunto Severus confuso, tomando la mano que Remus le ofreció para levantarlo del suelo, colocándolo en pie.
Debe de estar un poco desorientado. Bueno, no sería raro, piensa Remus con ironía.
Informándole que estaban cerca de la torre del director, se puso de rodillas ofreciendo las pantuflas y ayudando a Severus a ponérselas, quien por cierto se mostraba extrañamente silencioso y manipulable.
Sintiendo que no era algo que le gustara en estos momentos, ya que Severus siempre ha sido una presencia fuerte, comenzó a abrochar los botones de su capa en un gesto protector, justo a tiempo que finalmente Bathsheba pudo alcanzarlos.
“¿Desde cuando eres sonámbulo?” pregunta la bruja divertida y Severus chasquea la lengua, pensando unos segundos con la mirada hacia la puerta del director que no alcanzó solo por una escalera para dar media vuelta con la capa de Remus ondeando, devolviéndose por donde vino.
“Desde hace par de meses, se detuvo un tiempo, aunque la sintomatología volvió” explico y Remus frunció el ceño sintiéndose un poco ofendido por el hecho de que fuera un tiempo y él no supiera nada al respecto.
“¡¿Meses?!” exclama “¿y no consideraste de importancia mencionarlo antes?” pregunto con sarcasmo viendo al slytherin tensarse.
Bathsheba hizo un silbido bajo con una sonrisa, Remus no le prestó atención viendo a Severus fruncirle el ceño regañado.
“No es para tanto”
“Acabamos de bajar…DE UNA TORRE” remarca inclinándose ligeramente sobre Severus mientras gestualiza alrededor en un intento de remarcar su punto.
Una torre que por cierto subió durmiendo. Si esa no es una definición de peligroso Remus no sabe que lo es. Un solo tropiezo y Severus sería un revoltijo de miembros al final de la escalera o al final de la torre dependiendo de su suerte o la de Remus.
Y ambos no tienen un buen historial con la suerte.
“Se detuvo un tiempo ¿no escuchaste?” suelta Severus evitando su mirada con molestia típica de un niño que ha sido reprendido.
“Y volvió, lo que lo hace grave. Vamos a decirle a Narcissa. Que te haga un chequeo” decide tomando el brazo de Severus para comenzar a arrastrarlo a la enfermería. El maestro de pociones se queja al respecto, pero Bathsheba decide que no hay problemas por lo que se despide agitando su mano y deseándole suerte.
Lo último que la bruja puede escuchar es que Severus probablemente se está quejando sobre Remus siendo una madre gallina.
-------------------------------------------------------///---------------------------------------------------
“¿Sonámbulo?” hizo eco Narcissa después de que Remus le hubo explicado todo.
Molesto, Severus se instaló en la camilla y permaneció firmemente en silencio mirando irritado como ambos parecían conversar fácilmente sin tomar en cuenta su presencia. De vez en cuando, Narcissa tenía la osadía de mirarlo con los brazos cruzados y una expresión pensativa, como si Severus fuese algún problema de aritmacia, mientras Remus esperaba con las manos a la cadera.
Agitando su varita, Narcissa realizo un hechizo diagnóstico, sin embargo, como Severus estaba esperando, no había registro alguno. No hay magia en su sistema y ambos, tanto Narcissa como Remus, lo miran nuevamente pensativo y frustrado por toda la situación.
“¿Satisfecho?” pregunto con Remus frunciéndole el ceño.
Severus se cruza de brazos. No es como si él fuese el causante de todo esto.
Sonriéndoles encantadoramente Narcissa le dice A REMUS que Severus está bien, pero que aun así un poco de monitoreo en caso de cualquier problema no estaría demás.
“Ambos sabemos las tendencias de nuestro querido Severus” bromea con Severus soltando un “¡¿ah?!” ofendido mientras se pone de pie.
El lobo tiene la osadía de colocar su mano en su cabeza, dándole palmaditas mientras hace “ya, ya” como si intentara calmar a un animal, lo cual es increíblemente ofensivo, Severus no es un perro.
Dándole un manotazo, agradece su tiempo y atención asegurándose de poner un marcado tono sarcástico que a Narcissa se le desliza. Ella simplemente sonríe mas animada dándole un adiós y buenas noches.
“Lo dejo a tu cuidado” se despide y Remus le responde que no se preocupe.
¡¿Qué ella no se preocupe?! Murmura para si mismo ignorando los llamados de Remus detrás suyo intentando alcanzarlo.
Que ridiculez. Severus no necesita a nadie para que lo cuide puede cuidarse muy bien solo gracias.
“Severus”
“Por Merlín, Lupin ¿no tienes a Black para ser su madre?” se queja deteniéndose en medio del pasillo con algo retorciéndose en la expresión de Remus.
Al parecer Severus ha tocado un nervio que no pretendía y para su horror se siente un poco culpable de ello.
Suspira.
“Lamento el tono”
“Fue un mal tono” responde Remus y Severus asiente de acuerdo mientras ambos se quedan en un silencio incomodo abriendo la boca al mismo tiempo en frases que se cortan.
Remus suspira.
“Sirius está desaparecido y sé lo que vas a decir, sí, puede hacerlo y esta en todo su derecho, aun así, me preocupa un poco como también lo hace el hecho de que estes siendo sonámbulo en medio de Hogwarts con Umbridge rondando”
“Me asegurare de que no vuelva ocurrir” promete y Remus lo mira como si fuese un tonto.
No es una buena mirada.
“Severus” llama y él responde cansado con un “Remus” dejando todo en silencio.
Nuevamente.
Y entonces ocurre, el lobo se mete las manos a los bolsillos del pantalón, luego mira hacia abajo, como si el piso tuviera todas las respuestas con el cabello cayendo sobre su frente y después, mira hacia arriba, estirando su brazo y cuando Severus cree que va a colocar su mano en un gesto amistoso en su hombro esta va a parar a su propia mano en un sostén suave y cálido.
“No tienes que hacer todo solo ¿de acuerdo?” pregunta en un tono bajo, ronco que le pone los vellos de punta y le acelera el corazón en una respuesta que odia.
“Puedo cuidarme solo” Asegura, aunque es también una advertencia.
Pero Remus aun sigue sosteniendo su mano, y Severus tampoco la aparta.
“Lo sé” le sonríe y el corazón se agita “pero yo puedo ayudarte” promete como si en realidad hablaran más allá de un simple sonambulismo.
Parece una promesa.
“Vaya, ¿aún no se van a dormir?” pregunta Narcissa abriendo repentinamente la puerta de la enfermería, haciéndolos saltar casi medio metro y separarse para mirarla con un “¡NARCISSA!” por parte de Remus y un “¡Cissi!” por Severus, colocando lo que pretende sea una expresión de aburrimiento que sabe que está fallando estrepitosamente porque su rostro está ardiendo.
Narcissa ahora parece realmente arrepentida.
“Oh, lo lamento ¿interrumpo al-”
“¡Nada!” exclama un poco más elevado de lo habitual Severus, abandonando rápidamente el lugar con la excusa de que volverá a su habitación.
--------------------------------------------------------///------------------------------------------------------
La vergüenza era extraña, como también lo eran las personas porque ¿Qué rayos hacia Harry junto a Neville y ron observando como Padma está sacándole en cara a Bell que la había engañado con nada y nada menos que su propia hermana?
“¡Es que me confundí!” exclama Bell en un argumento que hace resoplar a Neville.
Harry siente que se encoge inconscientemente cuando Padma pasa de llorar trágicamente a una furia hirviendo.
“¡YO ME VISTO DE AZUL Y ELLA DE ROJO, BELL!” le grita haciendo al tonto de Bell levantar las manos y pedir clemencia.
Ron detrás de Harry se burla, afirmando que nadie es tan tonto como para confundirlas a lo que Harry y Neville lo miran con los ojos entrecerrados en una expresión sospechosa que lo hace sonrojarse.
“¡Oye, es obvio que Padma es más guapa!” se excusa en un murmullo.
Neville no se ve muy seguro.
“Creo que Patil es más guapa”
“Tú crees que mi hermana es guapa” suelta ron con una mueca como si eso dijera suficiente sobre los gustos de Neville.
En conclusión, Harry está muy agradecido de que todo esto de las relaciones aun no lo alcance, pues parece muy problemático, sobre todo cuando Neville argumenta sobre Ron y su extraña relación con Pansy que hace a su amigo enrojecer tanto que su cara parece mimetizarse con su cabello.
Dejando ese tema de lado, y dándole mejor espacio a Bell quien intenta convencer a Padma de que es y será la única de su vida cuando apenas llevan 2 semanas y ya la ha engañado con su hermana gemela. Sí, en gryffindor se sabe todo, se pregunta si en otras casas como slytherin pasa lo mismo. Se encaminan hacia sus dormitorios.
Quizás sea buena idea mejor concentrarse en sus calificaciones, piensa deteniéndose confuso cuando se topan con una multitud de gryffindor de pie en el pasillo de la entrada.
“Uh ¿Qué está pasando?” pregunta confuso con el resto frunciendo el ceño.
Es Ginny quien sale a través de la multitud, deteniéndose frente a ellos claramente desordenada de su cabello debido a la cantidad de empujones que tuvo que aguantar.
“Es la señora gorda” dice en un extraño dejavú “no se mueve”
Todos parpadean aún más confusos que antes.
Ginny pone los ojos en blanco.
“Hermione lleva media hora tratando de hacer que reaccione, pero está congelada” explica a lo que Harry y los demás pronto se mueven a la fuerza entre los estudiantes irritados y preocupados hasta que llegan al frente de todo, donde la señora gorda parece esa misma pintura encantada barroca de siempre solo que no hay un dejo de magia a su alrededor que la haga parpadear. Su típica personalidad coqueta y a veces irritante ha desaparecido.
“Genial…¿ahora qué?” pregunta Ron irritado.
“¡Profesor Lupin!” grita un chico entre la multitud, atrayendo la atención del resto que se voltea a mirar como Remus baja rápidamente por la escalera, abriéndose camino entre los estudiantes para detenerse junto a Harry observando también el viejo cuadro.
Rápidamente Ginny le informa que intentaron con cada contraseña que recordaban desde que la actual no funciono. Remus se ve confuso, pide a la multitud que le den un poco de espacio para trabajar y Harry no está muy seguro de lo que hará, aunque Hermione ya está murmurando en voz baja sobre algunos hechizos de alta complejidad dedicados a abrir selladuras.
“Quizás se enojó porque no escuchamos su última canción” se burla Seamus justo en el momento que Remus coloca su varita en una piedra junto al cuadro comenzando a murmurar en latín para exclamar con un movimiento un encantamiento que los hace contener la respiración expectante.
Nada ocurre.
“Eh…¿profesor Lupin?” pregunta una chica de tercer año nerviosa.
Remus suspira. Girándose hacia Hermione le pregunta si sabe si hay alumnos en el interior de la casa común a lo que Patil, Harry no puede evitar recordar que se metió con el novio de su hermana, responde que había solo tres alumnos en ese momento, pero que todos salieron gracias al floo conectado con las salas de curación.
“Bien, eso esta perfecto” felicita con las manos a la cadera.
Volteando a mirar a todos, les pide que por favor todos los gryffindor se dirijan al comedor ya que por ahora el ingreso a la sala común se encuentra cerrado. Una información que no le agrada a nadie pues comienzan a preguntar cada vez más incomodos que qué ocurrirá con sus pertenencias a lo que Remus rápidamente tranquiliza, informando que todas sus cosas estarán bien, que es solo por hoy que él y el resto de los profesores se encargaran de gestionar adecuadamente la entrada.
“¿Y dónde dormiremos?” pregunta un primer año de mal humor que Remus empuja suavemente en dirección al comedor.
“Eso ya lo veremos” arrulla “Quien tenga clases asista por favor, después de la cena permanezcan en el comedor para que pueda informarles de lo que vaya a ocurrir ¿de acuerdo?” pregunta levantando la voz sobre el bullicio y los murmullos de afirmación.
“¡Esto es terrible!” exclama Hermione con ron asintiendo.
“¿Verdad?” pregunta comenzando a explicar que cómo lo harán para dormir mientras Hermione responde al mismo tiempo que su tarea de aritmacia se ha quedado en su cuarto.
Ron se ve muy decepcionado por las prioridades de Hermione.
--------------------------------------------------------------------///-----------------------------------------------------------
Había tantas cosas mal en esta maldita escuela comenzando con el personal absolutamente ineficiente e indisciplinado y terminando con cada uno de estos molestos monstruos que llaman alumnos. Los despreciaba, no, los odiaba, pero ella tenia una tarea, el ministro había confiado en su gran juicio y si Dolores era buena en algo es en cumplir y sobrepasar lo que se había propuesto.
Gracias al cielo esos demonios gemelos habían huido de su maravillosa escuela, pensó con una sonrisa satisfecha posicionándose detrás del podio.
Como cada noche, dio un magnifico discurso motivacional instando a los estudiantes a ser mejores cada día y como ellos eran una pieza irremplazable para el mundo mágico. Algo que lamentaba.
Dándole una mirada especial a cada uno de esos pequeños monstruos sin modales, sintió que algo se removía y apretaba en el centro de su pecho que hizo a su sonrisa caer.
“ejem ejem” se aclaro la garganta tomando la copa con el extremado dulzor del vino empapando su boca.
Volvió a sonreír a cada uno de ellos.
Y el dolor de pecho aumento a tal punto que su respiración se cortó haciéndola inclinarse hacia adelante por la sorpresa.
----------------------------------------------------------------------///---------------------------------------------------------
Todos miraron con curiosidad mórbida como Umbridge tosía, poco a poco creciendo en fuerza mientras su piel se tornaba levemente en tonos morados y su andar se volvía más errático. Lanzándose con fuerza a la mesa principal, robo de la mano de Barthsheba la copa de vino y se la bebido tan rápido que mucho de su contenido cayo por los costados, manchando el vestido rosa que tanto amaba usar y el líquido, aunque cálido, no hizo nada por aplacar su malestar.
“¿Dolores?” pregunto Minerva poniéndose de pie preocupada y nerviosa.
Pero Umbridge no le prestó atención, carraspeando como siempre para dar la media vuelta y salir por el costado.
Ella avanzo por los pasillos en dirección al ala de enfermería, desesperada, sintiendo como su corazón parecía querer salir de su cuello. No podía respirar, y los malditos pasillos parecían no acabarse hasta que finalmente una luz pareció extenderse al final del túnel justo a tiempo que el dolor de su pecho se tornaba insoportable.
¡Había llegado al ala de enfermería! Pensó alivia saliendo para encontrarse con el viento frio golpeando su rostro.
Estaba en la salida del castillo.
“¿Cómo…cómo es posible?” murmuro apoyándose en un pilar.
El palpitar se hizo más Fuerte.
El dolor estaba expandiéndose por su cuerpo como si de una llama se tratara.
¿Qué le ocurría? ¿Qué le habían hecho esos mocosos? Pensó con desesperación intentando dar la vuelta para encontrarse esta vez con la puerta principal cerrada.
Ahí, donde antes había un pasillo ahora había una puerta.
“¡¿Qué clase de brujería es esta?!” exclamo cayendo finalmente de pecho al suelo con la visión nadando.
Dentro del profundo dolor en que se haya su cuerpo, Dolores Umbridge por primera vez en su vida sintió lo que era el verdadero miedo.
Porque ella iba a morir aquí y lo sabía.
----------------------------------------------------------///-------------------------------------------------------
Levantándose de la mesa todo el personal corrió detrás de ella. Algunos con un extraño sentimiento de curiosidad y morbo por todo el daño que les ha causado, y otros un poco más angustiados y confusos, pero cuando doblaron al pasillo que se dirigía al ala de enfermería no encontraron rastro alguno.
¿Acaso Umbridge con sus ridículos tacones rosas era más rápida que todos ellos?
“Iré a verla a la enfermería” anuncio Minerva con Lucius agregando que la acompañaría, dándole un asentimiento a Severus.
“Volveré al comedor, los estudiantes se están poniendo inquietos” decidió Filius y Severus asintió volviendo con Remus y el resto.
Haciendo callar a los alumnos. Intentaron seguir lo más cómodamente posible con la cena, sin embargo todo se fue cuesta abajo cuando Minerva entro con expresión seria por la puerta principal ordenándole a todo el alumnado que se retiraran por favor a sus salas comunes de inmediato con todas las mesas poniéndose de pie a excepción de los gryffindor que permanecieron sentados, y acto seguido detenerse frente a la mesa y mirarlos a todos.
“Profesores, acompáñenme por favor” ordeno haciendo que entre todos se miraran confundidos.
Bien, la cena se había terminado. Decidió Severus siguiéndola rápidamente con Remus corriendo a hacia los gryffindor, pidiéndoles a los prefectos que se mantuvieran allí y que no tardaría tanto en regresar para correr de vuelta a su costado.
“¿Qué crees que habrá ocurrido?” pregunta en voz baja al ver que Minerva no responde las preguntas de Vector.
Filius parece decidido a ponerse lo suficiente ansioso en nombre de todos.
“No lo sé, a juzgar por el ambiente nada bueno” murmura.
Claramente a la enfermería no es a donde se dirigen, por lo que todas sus sospechas de que algo pudo haberle ocurrido a Umbridge se disipan cuando reconoce que se dirigen a la entrada del castillo. Casi se siente decepcionado.
¿Acaso un nuevo visitante ha venido? Severus espera que no, ya tienen suficiente circo por ahora. Sin embargo, es el cuerpo de Dolores Umbridge tirado en el suelo, junto a Lucius y Narcissa de pie observándolo, lo que les da la bienvenida.
Oh, mierda.
“¿Decías?” pregunta Remus con un tono de preocupación.