
Tal vez era por lo tarde que era o tal vez era por lo aburrida que había pasado a ser esa fiesta o tal vez era por el alcohol en su cuerpo. Dominique no comprendía muy bien el porqué pero algo le había empujado a estar a las 3 am de camino a la sala común de Gryffindor.
No hablaba con Alice desde hacía meses, no hablaba con ella desde que empezó a salir con James. También había evitado a su primo y dejado de asistir a las prácticas de Quidditch, algo raro en ella porque siempre habían sido uña y carne, ellos dos contra el mundo. Pero el hecho de que James empezará a salir con Alice había encendido algo dentro de ella que nunca pensó que sentiría por su primo. No era odio, entendía que su primo no intentaba hacerle daño, sobre todo porque él no sabía nada de lo que había pasado entre ellas dos.
En verdad el distanciamiento entre Alice y Dominique había empezado hace mucho tiempo atrás, fue un día que estaban en el castillo las dos solas, en el cuarto de baño. Dominique tenía la cara de Alice entre sus manos mientras acariciaba sus mejillas y apreciaba esos ojos marrones que podría estar adorando toda su vida, las manos de la castaña descansaban en su cadera y entonces pasó lo que Minnie más temía “¿Qué somos?” fueron las 2 palabras que dijo y las mismas que arruinaron todo “¿Amigas?” fue la respuesta que recibió. No siendo la que ella esperaba se alejó de manera brusca, cada una acabó en un extremo opuesta del cubículo, después de eso todo se convirtió en un espacio lleno de gritos, reproches y forcejeos. Alice agarró su bolso y salió del baño dejando a Dominique llorando en el suelo del mismo.
Tal vez ella estaba pidiéndole más de lo que Alice estaba dispuesta a ofrecerle, se había sentido fatal. No quería ser el “experimentó” de nadie y descubrir 1 mes después que ella había empezado a salir con su primo y mejor amigo no ayudó a este sentimiento.
Ahora por los pasillos de Hogwarts vacíos ella se dirigía con tranquilidad hacía los dormitorios de Gryffindor sin saber muy bien cómo entrar, posiblemente esperaría sentada en el rellano hasta que alguien entrase o saliese.
Cuando llegó se sentó y se apoyó en la pared dispuesta a esperar, sacó una botellita pequeña que llevaba y siguió bebiendo, sin miedo a ser pillada y castigada por esto. Después de estar esperando media hora el cuadro se movió y a través de este vio salir la figura de una chica. Se levantó con rapidez y cuando salió de las sombras pude ver que era su prima Lucy.
- ¿A dónde vas Lucy?
- ¿Y tú qué haces aquí fuera Dominique?
- Simplemente déjame entrar.
- Bueno te dejo, pero no le digas a nadie que me has visto salir.
- Vale. Ni tú le digas a nadie que he estado aquí.
Después de esto Lucy la dejó pasar y Dominique le guiño un ojo con complicidad. No insistió en saber a donde iba su prima, sabía que en tercer año es cuando los estudiantes empezaban con su “rebeldía” no se iba a entrometer en lo que fuera que planease con su prima pequeña.
Continuó su camino hacía las habitaciones de las chicas, se sabía camino como si esa fuese su propia sala común. Subió las escaleras y tocó la puerta de la habitación esperando recibir respuesta. No tardó en escuchar ruido desde dentro y que le abrieran la puerta. Allí estaba, la dueña de su pensamiento y corazón desde hacía más de tres años, parada frente a ella con un moño medio deshecho, iba en pijama y con unas gafas que indicaba que había estado estudiando o leyendo.
- ¿Minnie?¿Qué pasa?¿Cómo has entrado?
Alice mantenía la puerta abierta mientras Dominique simplemente estaba parada frente a ella. En un impulso Dominique se lanzó hacía Alice y empezó a besarla como si el mundo fuese a acabar, Alice se separó de la impresión y cerró la puerta asegurándose que no había nadie en el pasillo para haber presenciado esta escena.
- ¡Qué haces! ¿Te has vuelto loca?¿Y si alguien nos ve?
- Daría igual, me daría igual - Minnie se apoyó en el poste de la cama con los brazos cruzados y dejó caer la botella en la cama.
- ¿Has estado bebiendo?¿Has venido bebida? Dios mío - Alice empezó a moverse de manera nerviosa por la habitación y recogió la botella para dejarla mejor apoyada en el escritorio, para después sentarse en la cama - ¿Ves normal esto? No me hablas desde hace meses y apareces aquí de madrugada, me besas sabiendo que tengo novio. ¿Qué pretendes Minnie?
- ¿Y si es normal lo que tú me has hecho?
- Yo no he hecho nada - Alice se levantó de un salto de la cama para estar cara a cara con la rubia.
- ¿Nada? ¡Nada! Has llegado y has empezado a salir con un chico. Y no cualquier chico, te recuerdo que es MI primo.
Dominique despegó sus brazos del pecho y se abalanzó contra Alice. Alice se quedó callada sin saber qué decir y sus ojos empezaron a cristalizarse.
- No es mi culpa que tú estés dispuesta a dar más de lo que yo puedo ofrecerte.
- Yo estaba bien con lo que me ofrecías.
- Ibas a terminar queriendo más, ya querías más - Las lágrimas comenzaron a bajar por las mejillas de las castaña y Dominique levantó la mano para secarse las.
- Si lo necesitas no te pediría más.
- Pero no estarías siendo justa contigo mismo. Minnie tú mereces más, eres más.
Dominique se empezó a poner nerviosa y se alejó acercándose a la mesa para darle otro trago a la botella. Le dio un trago y se apoyó en la mesa mirando a la otra chica que ahora se sentaba en un sillón que había en la otra parte de la habitación.
- Tú eres suficiente - Dijo en un leve susurro pero audible para la castaña - ¿Es porque él tiene algo que yo no?
- No digas eso.
- Pero es eso ¿verdad? ¿Qué tiene él que yo no? Puedo ser mejor, puedo cambiar lo que sea.
- Es que Minnie no me quieres entender. Él no tiene nada que tú no tengas.
- ¿Y porque él sí y yo no? ¿Cuál es la diferencia? - Dominique ando por toda la habitación y se arrodilló ante la otra chica casi pareciendo que le estaba suplicando.
- La diferencia es que a él sí lo quiero.
Dominique empezó a llorar tras escuchar la única cosa que no quería escuchar. Ella lo sabía pero escucharlo por parte de la otra chica era otro tipo de dolor. Se estaba enfrentando a la dura realidad que no había querido aceptar durante los últimos meses. Alice se tiró al suelo al lado suyo y le dió un abrazo en un intento de consolarla.
- Dímelo.
- ¿Qué?
- Dímelo. Dime que no me quieres y me iré. No volveré nunca.
- No puedo decirte eso.
- Pues entonces elígeme.
- Tampoco puedo hacer eso.
- Alice por favor, siempre he sido segunda en todo, toda mi vida, por favor, elígeme a mi.
- Minnie, no eres la segunda opción - Dominique miró a Alice volviendo a recuperar la esperanza - No fuiste ni una opción.
Eso fue el detonante para que Dominique terminara de romperse esa noche, se levantó todavía con lágrimas en sus ojos decidida a irse de esa habitación. Mientras Dominique se dirigía a la puerta de la habitación para escapar lo más rápido posible de ese lugar se detuvo a mitad de camino por la mano de Alice que había agarrado su brazo. Se giró y ahora se volvían a encontrar cara a cara, mirándose a los ojos, esos ojos que podría haber estado adorando toda una vida. “Por Favor no odies a Jaime, él estaba muy preocupado por ti y no tiene la culpa de nada de lo que ha pasado entre nosotras dos” en el fondo Dominique sabía que ella tenía razón, es la única cosa en la que se atrevería a darle la razón esta noche a la otra chica. Anotó mentalmente que a la mañana hablaría con él y le pediría perdón por ser distante, seguramente le ofrecería jugar Quidditch para hacer las paces.
Asintió y separó los labios sin saber muy bien que decir, estuvo pensando un rato hasta que al final la presión en su pecho desapareció y fue capaz de soltarlo “Buena suerte, Alice”. Alice le soltó el brazo dejándola por fin ser libre e irse, Minnie se giró sin mirar atrás y bajó las escaleras más rápido incluso que como las había subido y salió de la Sala común corriendo, corrió como nunca lo había hecho, como si su vida dependiera de ello, sin saber muy bien a dónde se dirigía pero su cuerpo iba más rápido que su mente. Terminó llegando a un pasillo que parecía no tener escapatoria. El final era una hermosa vidriera que empezaba a filtrar los primeros destellos del sol que indicaban el comienzo de un nuevo día. Entonces se sentó en unos escalones cercanos mirando a la vidriera y empezó a llorar otra vez, liberando todas las emociones de la noche otra vez y dejándose llevar por ellas. Le daba igual si hoy había alguien cerca, si la encontraban, si las castigaban. Ahora mismo solo estaba centrada en su corazón roto. Enfrentando la realidad de que parecía ser que para Alice todos esos meses juntas no habían significado nada.
Mientras se abrazaba a sus piernas y seguía sollozando noto como una presencia se sentaba al lado suya. Levantó la cabeza y pudo observar a una chica de pelo castaño claro que se sentaba en la misma posición abrazada a sus piernas.
- ¿Noche dura? - La chica desconocida dijo esto con un tono sarcástico y se movió un poco en lo que Dominique pudo apreciar que llevaba un uniforme de Hufflepuff.
- Bueno si, se podría decir que si - Dominique se rio un poco y se limpió los mocos con la manga apoyando las manos en el suelo.
- Por cierto soy Audrey. Audrey Macmillan. Ree para mis amigos - La chica de la que ahora conocía el nombre le extendió la mano y le dio una sonrisa cálida.
- Dominique. Dominique Weasley. Aunque todos me llaman Minnie - Le devolvió el saludo de manos y volvió la mirada a la vidriera.
- Parece que hoy será un buen día.
- Si la verdad que sí.