Mi alfa es... ¡¿Potty?!

Harry Potter - J. K. Rowling
F/M
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Mi alfa es... ¡¿Potty?!
Summary
↬𝐁𝐞𝐭𝐚: @jugodecerebro 🧠🦷 Es el día de la revelación del segundo género y Draco Malfoy no tardará en alardear de que sería un alfa, o eso tenía pensado hasta que Harriet Potter le demuestre lo contrario.(Male Draco x Female Harry Potter)
Note
Este es un regalo para mi amiga dragonslytherin ❤️ te quiero mucho, gracias por estar y por compartir todo tu mundo de literatura.

Era un día muy lluvioso, para nada agradable, pero por fin había llegado la entrega del Segundo Género. La casa completamente alegre por este hecho, no era nada más ni nada menos que los Slytherin. Eran catalogados como la casa no solo de pura sangre, sino de tener una gran castas de alfas. El resto de las casas variaban, teniendo más betas que omegas y alfas.

El joven Malfoy, además de haberse tomado un té muy exótico durante el desayuno, ya estaba perfectamente vestido. Se sabía que utilizaba el uniforme escolar, pero era poco común que se viera tan prolijo.

Para cuando llegaron todos los estudiantes, cuatro cajas con los respectivos colores de las casas aparecieron, y el director anunció que hagan fila pata retirar sus resultados.

-Realmente no tengo idea de si me tocará alfa. ¿Tú crees que quizás lo sea? -preguntó Pansy un poco nervioso, viendo que las chicas grandotas seguían comiendo.

-¿Quizás? No, debes serlo -respondió él con mucha confianza.

Él esperaba con los brazos cruzados, ansioso de corroborar su gran jerarquía. Hasta que notó que cierta mujer desagradable apareció, un tanto mojada y pálida.

-Mira la cara rajada -comentó Draco con sorna-, al parecer, la reina de los leones no tiene un buen día... ¿Sabes? Quiero ir a molestarla un rato.

En el lado de los Gryffindor, el trío dorado, como siempre, era objetivo de teorías y rumores sobre qué jerarquía les tocaría, pero Harriet apenas podía prestar atención al resto.

-¿Harriet, estás bien? -preguntó Hermione.

-Sí, es solo que me duele un poco el cuerpo...

-Mmm, debe ser la humedad -comentó Ron.

-Puede ser...

-Ooooh, mira quién llegó a tiempo.

La de ojos verdes echó un largo suspiro.

-¿Enserio no te cansas, Malfoy?

-No, y tenlo como un halago, porque nadie recibe tanta de mi atención.

-Oh. ¿Significa que es un privilegio?

-Ajá

-Lamento decirte que es lo peor que he tenido, y por favor sal de la sección Gryffindor.

El rubio presionó sus dientes por la ira. Acto seguido, se plantó delante de ella.

-Una vez que sea declarado alfa, créeme que iré a por ti y te haré la vida aún más imposible.

-¿De verdad tratas de amenazarme? -La pelinegra no se echó para atrás, sino al contrario, también la enfrento.

-¿Qué? Será mejor que te vayas acostumbrando a las leyes de ser omega, Potter.

-Dime, Malfoy, ¿quién te garantiza que seré tal cosa?

-Soy pura sangre y tú una podrida -exclamó Draco, apuntando con su dedo en la cara.

Lentamente esas palabras iban entrando por un oído y saliendo por el otro, pero lo que Harriet estaba pensando era que la Slytherin tenía lindas manos, piel tan blanca, tan suave... tan masticable.

Cierto pensamiento la hizo actuar, el cosquilleo en sus dientes hizo que prácticamente mordiera a Malfoy.

-¡Aaaaaahhhh! -gritó del intenso dolor. Cuando, por instinto, intentó quitarlo de allí, sintió que la iba desgarrando.

Los demás se escandalizaron de la horrible situación. El rubio no paraba de gritar y llorar por la gran marca en su mano. El suelo comenzó a mancharse de a poco con gotitas de sangre.

-¡¿Pero qué carajos te pasa, Potter?! -cuestionó Pansy socorriendo al Slytherin.

Dicha voz hizo que la de lentes recuperará la conciencia. Al pasar su lengua, en sus dientes notó que estaban un poco afilados y con un sabor metálico.

La profesora McGonagall no tardó en aparecer en el medio.

-¡¡¡Estoy sangrando!!! ¡¡¡Moriré!!! -exclamó el drama queen.

-Dudo mucho que muera joven, Malfoy -contestó ante la exageración, pero sin restarle importancia a la herida-. Parkinson, llévelo inmediatamente a la enfermería. Yo me haré cargo.

-¡Duele mucho! -expresó temblando mientras caminaba con ayuda de su amiga.

-Señorita Potter, acompáñame.

Harriet, asustada, se limpió la boca con nervios. Era tanto que dobló el pergamino con su resultado.

-Te esperaremos afuera -susurró Hermione a su amiga.

Ella asintió antes de retirarse. Los alumnos no paraban de observan con temor a tener el mismo final, por lo que se hicieron a un lado para que caminara con la profesora.

___🦷___

 

En la enfermería atendían la herida del rubio que exageradamente liberaba alaridos.

-¡Auch!

-Lo sé, pero sino dejas quieta la mano no podré tratarlo -contestó Madame Pomfrey ya cansada de lidiar con él.

-¡Pero de verdad me duele! -dijo enojado, entre lágrimas.

-Una vez que desinfecte la mordida, podré hacerla desaparecer.

-B-Bien...

Draco cerró los ojos antes de sentir cómo la enfermera untaba el ungüento.

-Lo lograste, Dragón -felicitó Pansy al ver cómo aguantaba.

-S-Sí pero que s-se apure.

Pronto madame Pomfrey sacó su varita para recitar un hechizo de sanación, para cuando sacó la crema se llevó una gran sorpresa. La mordida no había desaparecido, pero al menos el sangrado y el hematoma habían mejorado.

-¿Qué pasa? ¿Por qué no se cura? -cuestionó la pelinegra.

La enfermera quedó boquiabierta, apenas podía articular alguna palabra por lo que significaba ese bocado.

-Y-Ya vuelvo -dijo ella, recitando un hechizo que vendó la herida, para así retirarse rápidamente.

-No me digas que sus pociones ya caducaron...

-¡No sé, pero Potter no se salva de esta!

De pronto en la enfermería entraron Vincent y Gregory que traían como siempre algunos pasteles para comer.

-Ya nos dieron sus resultados -dijo el más grandote mientras masticaba la magdalena.

-¡Tráemelo! -pidió el rubio con desesperación.

Vincent sin más le entregó el pergamino.

Lo desenvolvió con tanta felicidad, hasta que leyó dicho signo. Él quedó en shock por un largo rato, su amiga confundida pero intrigada le preguntó, pero siguió sin responder, por lo que decidió tomar y leerlo.

-Resultado Final... Ω

-T-Tiene que haber un error... Y-Yo no puedo ser eso...

-No creo que haya error, Draco... Son oficiales.

-¡No puede ser!

-Lo lamento, Dragón...

-¡¿Enserio?! ¡¿Omega?! Mi padre dijo que estaba garantizado que iba a ser alfa, ¡maldición, tendré doblegarme a las leyes de mierda!

-Tal vez tus padres puedan encargarse de que tengas privilegios a pesar de ser omega -comentó Gregory mientras se lamió el dulce de leche de sus labios.

-Imposible... me van a explotar.

-¿Y ahora?

-Buscaré a Potty y le cruciaré las tetas.

-O-Ok...

-¿Qué te tocó a ti?

-Alfa... -dijo Pansy.

-¡¿Y ustedes?!

-Beta.

-B-Beta.

-¡De verdad el universo se encarga de llevarme la contraria! -vociferó intentando levantarse.

-Ya, mi Dragón, pero primero espera a la sanadora...

-No me interesa, es una inútil, no pudo curarme del todo.

-¡Oye, no! -gritó Pansy en pánico al ver que él abandonaba el lugar-. ¡Espera!

Por otro lado, en la oficina de Dumbledore, la niña que vivió se encontraba aún más de débil y acalorada.

-Minerva... Harriet no se ve muy bien. ¿Ya le dieron su resultado?

-No, solo faltaban 5 alumnos delante suyo.

-Es mejor revisar.

Ella asintió sin inconvenientes y, con magia, abrió la puerta.

-Accio resultado de Potter -recitó la mujer mayor, y en pocos segundos tuvo en sus manos el pergamino.

El viejo mago lo tomó para revisar. Rápidamente todo tenía sentido.

-Cumple con los síntomas, es una alfa, sus padres estarían orgullosos de ello.

-¿D-De verdad...? ¿Lo soy? -preguntó la de lentes, un tanto sorprendida con la noticia.

Ambos asintieron para luego ver llegar a una agitada sanadora.

-Señor Dumbledore... Profesora McGonagall... La señorita Potter marcó a Malfoy.

Harriet sintió que su instinto se alegraba de ello, pero su razón estaba asustada de tal acción. No tenía intención de querer aparearse con Malfoy. Tan solo había sido un impulso.

-I-Imposible. Malfoy iba a ser alfa...

-No, su piel reaccionó como el de un omega.

-Ayyy, no... Yo no quise hacerlo...

-Tranquila Harriet, ya resolveremos esto, pero por ahora es mejor que te encierres en tu cuarto especial a pasar el día... no te gustarán lo síntomas.

La pelinegra, con miedo, dijo que sí. Pero con lo último, le daba cosa pensar de lo que era capaz de hacer.

 

___🦷___

 

-¡Draco! ¡¿Dónde estás?!

La pelinegra estaba muy nerviosa; su instinto lo guiaba, pero para protegerlo. No quería que le tuviera el mismo destino que otros omegas.

-¡Responde, por favor! -pidió ella metiéndose por la zona Gryffindor-. ¡¡¡Carajo!!!

Mientras tanto, cierto Slytherin...

-Demonios... Fue mala idea irme- dijo Draco un poco agotado, pero sintiendo su cuerpo muy extraño.

Como era de esperarse, a pesar de conocer muy bien su escuela, la fiebre y cierta incomodidad rectal le impedía prestar atención. Para cuando se había sentado en el suelo, de pronto oyó por los pasillos unos pasos con tacón seguido de unas voces familiares.

Con torpeza Draco se levantó y espió donde estaban, la profesora McGonagall junto a Harriet parecían ir a un lugar bastante aislado.

-¿Estará yendo a encerrarse...? -se preguntó así mismo en voz baja.

Harriet caminaba con dificultad, como si todo el cuerpo le doliera.

-Muy bien, pasarás un día con esto por suerte, pero por desgracia tienes que experimentar tu celo por primera vez para que te acostumbres que no siempre habrá supresores para evitarlo.

Ella asintió con desgano, su cuerpo estaba ardiendo de calor y ni hablar del dolor muscular.

Caminaron hasta una pared, pero la mujer tomó la mano de la joven y la deslizó entre los ladrillos. Rápidamente se formó una puerta con los colores opacos de Gryffindor, ella quedó boquiabierta en cuanto Minerva lo abrió.

Era tan grande y privada, Harriet se había sentido un poco intimidada por lo que significaba su género.

-Muy bien, apenas tus feromonas se normalicen y pases por todos los síntomas la puerta, se abrirá.

-¿Esto me encerrará todo el día?

-Por precaución, Potter...

-¿Por qué pude entrar?

-Porque la puerta al tener contacto con las feromonas de celo, inmediatamente te permite resguardarte, pero no salir hasta que termine.

-Ooh...

-Tienes un poco de té y palmeritas para comer, no te preocupes sino lo comes en el momento, tiene un hechizo que lo mantendrá calentito.

-Claro... Muchas gracias -agradeció Harriet limpiando con su mano el sudor de su frente.

-Bueno, nos vemos mañana, Harrie -dijo por último Minerva.

-Nos vemos...

Apenas vio que la puerta se cerró, las piernas de la alfa perdieron fuerzas, por lo que cayó al suelo. Era infernal el dolor muscular, la fiebre era tan insoportable, el hormigueo en sus dientes y una extraña sensación en su... entrepierna.

Tranquila... Esto ya pasará, pensó ella intentando sentirse cómoda.

Con dificultad, logró sentarse para luego quitarse el suéter que la estaba matando de calor. Estuvo respirando lentamente con los ojos cerrados por un buen rato, ya que de poco iba controlándose.

Cuando pasó de nuevo su mano para secarse la frente, liberó un jadeo cuando rozó su pezón. Sus ojos olivas miraron con sorpresa lo erectas que estaban sus tetillas.

Con qué de eso se trata el calor...

Su instinto tomó el control del asunto, con curiosidad levantó su falda un poco para luego meter su mano derecha, sus dedos tocaron una pequeña protuberancia a través de su ropa interior.

P-Por Merlín... pensó ella ante lo sensible que estaba ese lugar.

Cuando iba a empezar a darse cariño así misma, su olfato notó un aroma fresco e intenso. Era una sensación nueva para Harriet que no podía para de inhalar. Su nariz la guio en cuatro patas donde estaba la puerta, su alfa interior exigía revisar que era lo que estaba del otro lado.

Se mordió el labio inferior de imaginar un omega, ya sea linda o lindo, solo podía pensar en tratar de oler su cuello y clavar sus diente hasta hacerlo suyo.

Para su sorpresa, la puerta se abrió, pero su sonrisa se desvaneció al ver quien era.

-¡Potter! ¡Al fin nido de pájaros! -dijo el rubio con mucho enojo.

Con desesperación, se levantó y dio unos pasos hacia atrás. Para su mala suerte, una vez que el rubio entraba, no iba a poder salir.

-¡No puedes estar aquí!

-Oh, claro que sí, Potter -Draco sacó de su bolsillo la varita y rápidamente la apuntó hacia a ella.

-N-No... Tú... y yo... tú hueles a madera...

-¿De qué carajos me estás hablando?

-Malfoy, enserio, cometiste un gran error -dijo ella apretando sus dientes por el hormigueo.

-¡No me hagas reír, Potter! ¡La víctima aquí soy yo, maldita perra rabiosa!

La expresión de preocupación en Harriet desapareció en cuanto escuchó semejante palabra.

-¿Cómo me llamaste? -cuestionó la de lentes con la voz grave.

Draco se estremeció, su piel se erizó por lo grave que se había tornado.

¡Controlate, Draco! Pensó él intentando no doblegarse.

-¿Crees que hablándome así lograrás espantarme? Lo lamento, pero yo vine a devolverte esto -expresó el rubio con enojo mientras levantaba su mano vendada.

Harriet miró alrededor, sentía que el Malfoy estaba muy exhausto como para correr así que ideó algo.

-Expelliarmus... -susurró la alfa.

La varita de unicornio voló de las manos de Draco. La de lentes tuvo buenos reflejos, por lo que llego a tomarla.

-¡Maldita perra, te bajaré los dientes! -gritó el omega en cuanto vio que la Gryffindor giró sobre la cama.

Al llegar a la puerta, intentó abrirla con alohomora, pero por más que intentará no se abría, por lo que su memoria le hizo recordar las palabras de la profesora.

-M-Me permite resguardarme, pero no salir hasta que termine.

La alfa se dio vuelta rápidamente para ver que él rubio iba detrás. Por suerte fue rápida en esquivarlo y correr nuevamente a la cama.

-¡¿Asustada, Potter?!

Draco con las última fuerzas siguió correteando a la chica, hasta que su fiebre aumento y cierto líquido chorreaba de trasero. Algo que por desgracia iba derramando el suelo, para la mala suerte de Harriet el solo pisarlo hizo que se patinara de manera brusca.

Si ya de por sí Harriet le había puesto una gran voluntad en correr, el haberse caído le hizo recordar todos sus ancestros. Su cuerpo estaba tan adolorido que no llevó a cabo el mensaje de su cerebro, teniendo como resultado que Draco se posicionará encima de ella.

-¡N-No, Malfoy!

-¡¿Creíste que te salvarías de mí?! ¡¿Eeeh, cabeza rajada?! -cuestionó él, sentándose en la pelvis de la chica mientras intentaba quitar las manos que tapaban su rostro.

-¡E-Espera!

El slytherin, poco a poco, empezó a notar un olor, al despeinar el oscuro y desaliñado cabello. De pronto se detuvo a oler ese aroma afrutado muy familiar, lo cual lo hizo querer seguir embriagándose.

-Ranas de chocolates... -susurró él volviéndose un poco adicto, al punto de enterrar su nariz en el cuello.

Harriet hizo exactamente lo mismo: hizo a un lado el cabello rubio para inhalar el olor a madera fresca. Era tan fuerte que gimió de lo cachonda que se sentía. Su instinto hizo que llevará la mano hasta uno de los glúteos de Draco. Al tocar sintió algo mojado y pegajoso y, con curiosidad, lo levantó para verlo, y allí sintió que su poca estabilidad se esfumó.

Apretó la cintura del rubio hasta su entrepierna. El roce no hizo más que sacar su parte alfa.

Draco quedó quieto en cuanto sintió algo levantado, estaba posicionado correctamente para que entrará. Cuando se levantó de encima de la chica, notó que había algo erguido dentro de la falda... algo muy largo.

-¿Q-Qué carajos? -cuestionó él, muy sorprendido-. ¡¿Eres una alfa?!

-M-Me... Duele... -susurró ella con voz temblorosa, mientras se tapaba la cara de vergüenza.

Su cerebro estaba tan cegado en darle una lección a la Gryffindor, que no había notado que de su parte trasera ya estaba lubricando.

-¡No! -dijo el rubio, sintiéndose humillado por ser de esa jerarquía.

Poco a poco, empezó tener un cosquilleo en su entrada y unas incesantes ganas de querer introducir algo en su interior. Él no quería terminar así, menos con su enemiga.

Eran tantas cosas en las que pensar, por suerte los omegas en el celo eran muy tranquilos, pero los alfas... actuaban con bestialidad solo con el objetivo de procrear. Y en esta ocasión, Draco se estremecía en los gritos, lloriqueos y los arañazos de Harriet. Se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo en no tocarle ni un pelo.

No tardó mucho en que las feromonas de la alfa hicieron que el instinto omega tomará el control de su racionalidad.

-D-Duele... -volvió a susurrar, mordiendo su pulgar.

Ella se sobresaltó cuando sintió unas delgadas manos queriendo separarle las piernas.

-¡¿Qué haces?! -chilló ella intentando cerrarlas, aún conservaba la emoción de sentir vergüenza.

-Calmándote...

-No, M-Malfoy, no debes... digo, no es necesario.

-¿Enserio tratas de mentirme? -cuestionó Draco con seriedad, mientras metía sus manos debajo de la falda.

Harriet se sentó y, con pudor, le dio espacio. Sino fuera por el celo, ella hubiese rechazado inmediatamente la ayuda. Se estremeció en cuanto Draco le bajo la ropa interior, para luego rodear con sus dedos el tronco del miembro junto con el nudo.

Su mano es suave... pensó ella mordiéndose el labio inferior.

C-Carajo, es grande... pensó Draco intimidado.

Sus miradas se cruzaron, los ojos olivas estaban dilatados como si su lado depredadora estuviera alerta. El cabello negro y largo pero desarreglado se veía muy bien en ella, sin mencionar la expresión, se notaba muy atractiva con el sudor.

Tragó en seco cuando se dio cuenta que la Gryffindor le pareció guapa. Se golpeó mentalmente para proseguir en friccionar el pene lentamente.

-Aah... Ah~ E-Espera~ -gimió Harriet ante la nueva sensación.

-Tranquila, no te asustes.

El rubio continuó hasta que segregó un poco de preseminal. La de lentes había apoyado su mano en el hombro del contrario para mantenerse estable.

-¡Aaah! S-Si tocas allí -dijo la alfa, sonrojada al estímulo en su nudo.

Él es bueno en esto, pensó ella por el placer que le daba con apenas esos toques.

De pronto, Harriet se sorprendió al ver que Draco se inclinó con la boca abierta hasta su pene, en el rostro de él se notaba ruborizado y hasta avergonzado sus ojos estaban desviados a un lado.

Apenas los rosados labios del omega tocaron el glande, ella no pudo evitar tirar su cabeza hacía atrás. Él comenzó un poco tímido y nervioso ya que era la primera vez que felaba un pene, pero al ser hombre, más o menos podía deducir lo que a ella le daría satisfacción.

Bajó el prepucio y comenzó a introducirlo en el interior de su boca. Lentamente la cabeza rubia fue subiendo y bajando, logrando llegar hasta la mitad. La pelinegra quedó embelesada por tal imagen. Jamás se le había pasado por la cabeza el imaginar una cosa así con la persona que más le desagradaba.

Su boca es muy húmeda... su lengua se siente bien~

Mi respiración se acelera, esto es tan nuevo~

Cuando masajea mi nudo se siente asombroso, hace que mi cuerpo tiemble~

-Mmmh~ Aaah~ -gimió ella, apoyando su mano en la cabeza rubia-. T-Tu cabello es muy suave~

-¡HNN! -gimió el omega con la boca llena ya que le costaba meterse lo más adentro-. ¡Mnfh!

Harriet, controlada por su celo, empezó a embestir la boca de Draco con necesidad. No podía detenerse, estaba tan enfocada en llegar al clímax.

Su garganta es tan angosta~

Q-Quiero venirme~

Los ojos del slytherin se abrieron como platos cuando sintió que algo se estaba expandiendo. Con brusquedad, se liberó de las manos de la alfa y, con dificultad, recuperó el aire que le estaba faltando.

-¡T-Tú ibas a anudarme la boca! -expresó él con disgusto.

Draco iba a seguir quejándose, pero fue callado en cuanto unos labios se unieron con los suyos. Quedó petrificado cuando la lengua de la Gryffindor invadió su boca; la sentía tan avasalladora.

Su cuerpo tuvo unos cambios durante el delicioso beso, los pezones las sentía sensibles y ni hablar de que estaba duro como piedra.

-Draco~

Él se estremeció al llamado, lo que significaba que su instinto estaba respondiendo a su alfa. Ella tumbó su cuerpo en el suelo. Su raciocinio había desaparecido, solo quedaba la necesidad de sexo.

-Hueles tan bien~ -dijo Harriet con una tonada sensual.

Las manos pequeñas de la joven tomaron la camisa para luego abrirla con brusquedad, y varios botones salieron volando.

-¡¡¡Potter!!!

Ella ya no escuchaba, estaba hambrienta de probar los rosados pezones. Draco no tardó en liberar un ruidoso gemido en cuanto la lengua hizo contacto, esa parte era tan sensible que apenas tenía fuerza para quitársela de encima.

-E-Eso es vergonzoso -dijo él al ver que la Gryffindor mordía una y con la otra lo pellizcaba.

Su parte trasera poco a poco empezó darle un cosquilleo, parecía que su cuerpo pedía a gritos ser penetrado. Acto siguiente, la de lentes dejó las tetillas completamente erectas, para luego hacer un camino de besos hasta el ombligo. Su mano se deslizó hasta el mojado trasero. Aún con pantalón ella estímulo la entrada, lo cual hizo que el rubio entrará en pánico, ya que no tenía pensado entregarle semejante cosa.

-Draco... Estás tan empapado~- expresó con voz lasciva-. Quiero abrazarte~

-¡No! ¡Eso no!

-Draco...

Harriet se posicionó arriba de él y con desesperación tomó la delgado de este para llevarlo a su miembro. Ella uso la mano para friccionarlo con frenesí, ansiaba mucho acabar. Él estaba sonrojado ante la necesidad de la contraría, tenía mucho miedo de consumarlo.

-E-Esto se siente bien~ -dijo ella dando estocadas como si la mano fuera un orificio.

¡S-Su cosa se está volviendo más grande! Pensó él mirando cada detalle del pene femenino, se sentía tan caliente el grosor y las venas daban un cosquilleo en su palma.

R-Realmente estoy deseando eso dentro de mí...

Draco salió de sus pensamientos en cuanto la pelinegra se acostó encima, posicionando su rostro en su cuello, y susurró:

-P-Por favor... Esto duele...~ -dijo ella sonando como una súplica.

-Te comprendo -contestó él, levantando la cara de la alfa para que lo mirará.

Llevó unos mechones negros detrás de la oreja y pudo apreciar una gran belleza en ella. Esos deleitantes ojos olivas, dilatados del celo, se podía ver reflejado en ellos no como una presa ,sino como un anhelo.

Acto seguido le regreso el beso, pero de manera tierna. Debía pensar que su primera vez sería con alguien que amaba.

-Llévame a la cama.

Ambos, con desesperación, se quitaron las prendas para volver a besarse con pasión, en ello Draco se sienta sobre las piernas de ella y así rozar sus miembros. La habitación se llenó de gemidos y los ruidos pegajosos de los besos.

Las manos de la Gryffindor exploraron todo el cuerpo del rubio, su piel era tan suave, tan tersa y blanco cosa que su instinto no tardó en ordenar que debía marcar al omega de todas las formas posibles, que todos los alfas vieran a quien le pertenece Draco Malfoy.

Harriet miró hacia abajo al sentir cómo en sus muslos se derramaba algo cálido, y efecto el cuerpo omega ya se estaba preparando. Por curiosidad, ella deslizó un par de dedos hasta la entrada de él, y sin previo aviso metió los dos.

-¡Aaaaah!~ -gimió el de ojos grises con fuerza, ya que había eyaculado con esa pequeña estimulación.

La alfa quedó impresionada por lo sensible que era. El rubio se acostó tras el clímax momentáneo, aunque él sabía que su cuerpo necesitaba algo más grande que sólo dos dedos.

Harriet miró su estómago y pechos, estaban salpicados de semen. Algo que no pudo evitar fue embarrar sus dedos y llevárselo a la boca, confirmó que no sólo el lubricante era dulce, sino que su esencia también algo que sólo bloqueo su raciocinio.

Draco abrió los ojos en cuanto una sombra lo cubrió.

-Accio varita... -recitó él, y rápidamente apareció en su mano.

Acercó la punta de su varita a su ano y recitó otro hechizo, la de lentes quedó confundida al no ver ningún cambio.

-N-No pienso ser padre a temprana edad -comentó él abriendo sus piernas-. Hazlo...

Ella separó con delicadeza las nalgas, quedó extasiada en lo adorable que era ese anillo todo rosado y mojado. Por una sensación extraña tomó la decisión de levantar la mirada y se encontró a Draco arrugando las sábanas de los nervios, ya que el apenas podía ver como la contraria iba apoyando su pene de alfa.

Draco se ve hermoso...

Sintió su corazón palpitar, verlo sonrojado, su cuerpo perlado de sudor y caliente por recibirla.

-Voy a entrar...

Este asintió con los ojos fuertemente cerrados, junto con su acelerada respiración.

Cómo era de esperarse, el miembro de Harriet entró de una estocada gracias a la lubricación pero eso no evitaba que Draco se sintiera incómodo al punto de perder el aliento.

T-Todo eso entró en mí, pensó Draco haciendo un esfuerzo en ver y por supuesto la pelvis de la chica había chocado con su trasero.

Ella parecía temblar ante las nuevas sensaciones, la deliciosa humedad y lo apretado que era el interior. A pesar de tener unas remotas ganas de embestir a Malfoy como una animal no lo hizo, tenía miedo de que él estuviera lastimado.

-E-Estoy bien... Dame con t-todo~

La pelinegra se acomodó teniendo justamente delante el rostro del contrario, quería ver que expresiones podría sacar de él. Inició las embestidas con lentitud, pero por supuesto ella no tardó en dejarse llevar, los chillidos de Draco lo único que hacían era volverla loca. Buscaba siempre la manera n escucharlo gemir, ya sea lamiendo la enrojecida oreja, chupando los erectos pezones o estimulando la hombría del omega.

-¡P-Potter espera! ¡Ngh!~ -gimió él mientras ella cambiaba la posición a perrito-. N-No esto es vergonzoso...

-¡Lo siento Draco! Pero tu voz es tan linda, que no me puedo contener~ -expresó la alfa con lujuria, dispuesta en darle en el punto dulce.

La habitación estaba inundada no solo por los sonidos lujuriosos de sus pieles chocando sino de la deliciosa unión de sus feromonas los que los hizo poner aún más cachondos. Cada estocada hacía que Draco eyaculara, no podía controlarlo su enemiga lo hacía sentir tan bien.

-Eres tan apretado~

Besala

Besala

BESALA

Su omega interior le exigía el verdadero afecto de la alfa. Harriet se mantenía muy pegada a la espalda del contrario, este le gustaba sentir balanceándose los suaves y grandes pechos.

De manera imprevista giró su cabeza a un lado y logró unir sus labios con los de la alfa.

-H-Harrie, me haces s-sentir tan bien... Lamento haberte odiado p-por tanto tiempo~

-Me llamaste Harrie -dijo extasiada por lo hermoso que se escuchaba.

Ya no pudo contenerse más, se apego más al cuerpo del rubio para luego entrelazar sus dedos con la de él. Entre besos y lamidas, Draco gemia su nombre una y otra vez, rogaba y sollozaba de placer.

Esa sensación tan maravillosa dentro de él que lo dejaba con la mente en blanco, solo podía pensar en ser llenado una y otra vez hasta quedar embarazo o al menos quedar marcado por dentro por la niña que vivió.

-M-Me voy a correr~-expresó sintiendo que la parte baja de su pene iba expandiéndose.

-¡Hazlo dentro de mí! H-Hazme tuyo Harrie~

Sin dudar Harriet liberó toda su semilla en dicha cavidad, Draco dio un gritó agudo al sentir como era llenado de un espeso y cálido esperma. Dicha consistencia lista para embarazarlo de inmediato, pero por suerte el hechizo anticonceptivo evitó que llegará a su útero.

El omega quedó fusilado de tanta relajación, apenas podía abrir los ojos. Harriet admiró la atractivo que era hasta para dormir, arreglo un poco el desordenado y mojado cabello dorado para proporcionar un par de besos en la mejilla.

-Draco... ¿Puedo quedarme así?

-No... por tanto...

-Es que te anudé... -susurró ella esperando una respuesta.

-Abrázame entonces-respondió adormilado.

La alfa sonrió, acomodó sus pechos en la pálida espalda y lo abrazó con mucho cariño.

 

___🦷___

 

-¡Qué irresponsabilidad! -gritó la profesora McGonagall-. ¡¿Tienen idea de lo que pudo pasar?!

Harriet y Draco permanecían parados delante del escritorio, ella con una expresión de culpa y él otro de incomodidad ya que sentía que el collar lo estaba ahorcando.

-Tanto protocolo en cuidarlos, mantenerlos en incógnito, para luego encontrarme con irresponsabilidad de hoy -regañó la señora con frustración -. 200 puntos menos para Gryffindor y Slytherin.

El rubio cerró los ojos unos segundos, asimilando que sus compañeros lo matarían por eso.

-Como castigo, deberán ayudar a los elfos de la cocina-dijo levantándose de su asiento -Pero antes San mungo vendrá a hacerte un chequeo Draco, tus padres temen de que la señorita Potter te haya dejado en cinta.

Los dos asintieron, pero como era de esperarse, después de un conflicto eran de reunirse con su grupo.

-Aah, olvidé mencionar que también tienen como castigo no juntarse con sus amigos, estarán solos hasta que decida que se acabe -vociferó la alfa con seriedad-. Son las 6, apresúrense a servir los cubiertos.

Tras la revisión de Draco, Harriet recibió un castigo menor al enterarse que él no estaba embarazado. Aun así se sentía triste, ya que todo lo que había pasado en ese cuarto había sido algo más que desahogo.

Cada vez que colocaba un plato en la mesa miraba de reojo al slytherin, que mantenía una expresión seria y ni siquiera levantaba la mirada.

Él ya se olvidó de mí... pensó la alfa sintiendo que su instinto se desplomado.

No iba a negar que Draco le había parecido hermoso y muy amable en su primera vez. Pero desde aquella mañana de los resultados, su destino estaba forjado como si debieran quedar juntos. Algo que taladraba tanto a la Gryffindor, no podía imaginar que él fuera cortejado por alguien más.

De la furia uno de los platos estalló, la de lentes se asustó al igual que el rubio.

-Potter...

-Y-Yo no sé qué paso...

-No, tu mano.

-Mi... -ella no termino de hablar ya que al levantar la se encontró con un pedazo incrustado.

Rápidamente se la quitó, pero provocó inmediatamente una hemorragia.

-Demonios-dijo entre dientes por el dolor.

-Espera, sino lo enrollas con algo perderás mucha sangre-dijo Draco mientras subía por la mesa, donde aún no contaba con los cubiertos.

Tomó la mano de la alfa para ver bien la herida, de su bolsillo sacó un pañuelo limpió por supuesto y lo colocó.

-Auch...

-Perdón -respondió él omega sintiéndose mal por tocar de más-. Apresúrate a ver a Madame Pomfrey.

Nuevamente Harriet sintió esa frialdad, esa lejanía sentimental en cuanto vio que Draco se iba a ir. Su instinto no hizo más que tomar un decisión precipitada y fue agarrarlo de la muñeca.

-No te vayas...

Pronto Harriet entrelazó sus dedos con los de él.

-Y-Yo...

-¿Acaso la San Potter quiere cortejarme?

La de ojos olivas miró con un poco de vergüenza al rubio pero éste le regalo una cálida sonrisa.

-¿Puedo?

-Claro que puedes

Harriet sonrió de emoción hasta que el omega dijo lo siguiente.

-Cuatro ojos, mira que no soy alguien sencillo.

-Nunca me gustaron las cosas sencillas.

-Así me gusta -el rubio acunó el rostro de la alfa para unir sus labios.

Fin