Draco Malfoy y el León furioso

Harry Potter - J. K. Rowling
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Draco Malfoy y el León furioso
Summary
La vida nunca ha sido justa para los inocentes, eso lo puede dar por hecho Draco quien ha vivido desde su más tierna infancia en un abismo de dolor, sin embargo, cuando pudo liberarse con secuelas de aquella vida y con esperanzas para el futuro todo se derrumbó cuando descubrió que no era amado por su familia, además de que el colegio a dónde iba a residir no era el lugar seguro que prometían ser.Lo único que le queda es seguir sobreviviendo.Solo sobrevivir o eso creía.
Note
Buen día, tarde o noche. Como podrán ver este fic será un reescritura de la saga, por lo cuál espero poder captar la atención sobre los nuevos sucesos que se vayan agregando con el tiempo.Además de que este capítulo, es como una introducción vago de los sucesos que se van ir desarrollando dentro de la serie.Advertencia de violencia, odio a uno mismo, amor poco saludable a la familia.Gracias.
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Analepsis. Primer mes.

Es algo extraño cómo funciona la mente humana, en ocasiones a veces necesitas un catalizador para poder despertar algunos recuerdos que habías suprimido o que por el tiempo habías olvidado. Por el miedo o shock que te generó. O tal vez solo por la edad.

Eso le pasó a Draco Malfoy.

Por la edad Draco no recordaba como conoció a Voldemort, pero al verlo en ese bosque prohibido fue un catalizador de sus recuerdos.

Draco siempre se ha vanagloriado de tener una mente rápida y habilidosa, debido a que aprende con velocidad, tanto cosas teóricas y prácticas, pero no intenta explotarlo porque solamente pensar en ello le hace recordar como en el laboratorio lo lastimaban para explotar estas habilidades suyas.

Cómo lo lastimaban para que aprendiera técnicas de pelea o sobre conocimientos del mundo, como lo mantenían sentado en una silla especial el cuál tenía sujetado su cabeza y sus ojos abiertos para que analizara diversas situaciones, y buscara sus soluciones.

Era doloroso, sus ojos sufrieron demasiado.

Pero eso es otra historia.

 

Regresando, todo lo sucedido en ese bosque prohibido lo hizo recordar sucesos que le pasaron desde el nacimiento. Según las investigaciones científicas, es difícil que alguien recuerde sucesos que vivieron desde su más tierna infancia, pero no imposible.

Cuando Draco abrió sus ojos por primera vez, el primer rostro que pudo apreciar fue de la partera, una vieja señora que lo ayudó a estar en ese mundo era una mujer de cabellos canos y ojos marrones, todo su rostro tenía muchas arrugas, estaba levemente encorvada, pero tenía una leve sonrisa al verlo y limpiarlo. También recuerda como ninguno de sus padres lo quisieron cargar, era como si fuera una peste, como si su sola presencia fuera una molestia.

Y le dolía.

Le dolía saber que nunca lo quisieron.

“¿Qué nombre le darán a su menor hijo?” decía la partera, con una voz suave y temblorosa, intentando entregar al niño a sus padres, sin embargo, estos lo ignoraron, cómo si no estuviera ahí.

Vio como su padre se acercaba a su madre y le susurraba en el oído, nunca supo que le dijo, tal vez nunca lo sepa. Pero luego de unos minutos se dirigió a la viejita de la habitación que aún lo cargaba “Solo entréguelo al elfo doméstico más cercano que vea. Sabrá qué hacer con esa… esa criatura” habló con asco.

La señora cumplió con lo ordenado y se retiró. Ahora recordaba qué elfo que lo tomó en sus brazos, era Dobby, quien temblando lo tenía en sus delgadas manos y se lo llevó a una pequeña habitación, parecía que era el lugar dónde descansaba estas pequeñas criaturas y ahora, también él.

El espacio era pequeño y limpio, en una habitación por lo menos dormían tres elfos domésticos, quienes no tenían muchas pertenencias, solo parecía que iban a esa habitación para dormir.

El tiempo era extraño cuando eres un bebé, Draco no sabía cuánto tiempo estuvo en esa habitación tal vez fueron horas, días o semanas. Solo sabía que en ningún momento sus padres se dignaron a aparecer a verlo. En ningún momento bajaron a cargarlo cuando lloraba, u ordenaban a un elfo que los subiera con ellos, para que Narcisa lo amantara.

Sus necesidades básicas fueron atendidas gracias a los elfos, porque sus padres se desentendieron completamente de él.

Mientras los elfos limpiaban la casa, él los acompañaba en una pequeña canasta con frazadas hechas de trapos viejos y rotos. El elfo con quién más pasaba el tiempo y lo cuidaba era Dobby. Ese pequeño elfo lo cargaba, alimentaba, cambiaba y dormía; era el encargado de cuidarlo.

En eso mientras dormitaba Draco y el pequeño Dobby estaba limpiando una habitación continúa, se le acercó un niño con pasos tembloroso cargando algunos finos juguetes de dos dragones. Los dos niños se encontraban en el ala sur de la mansión.

Cuando sus ojos se abrieron pudieron ver a un pequeño niño que lo miraba con duda y mucha curiosidad, sus facciones eran difíciles de recordar, pero sentía que lo amaba con tan solo verlo. Así que debía suponer que era su hermano Lesath.

Solo se quedaron mirando por un largo tiempo. El pequeño Lesath no pudo evitar sentirse feliz de ver a otro niño, esperaba que este deseara llevarse bien con él, por lo cual empezó a reírse emocionado de verlo en su casa. Como una ofrenda de amistad, el pequeño niño le dio un pequeño juguete de un dragón que tenía en su mano, obviamente el niño no pudo tomar el juguete, pero lo dejó en su pecho.

Mientras el niño mayor empezaba a hacer volar a su otro dragón encima del niño, generando una mirada de curiosidad en el menor. Pasaron varios minutos juntos jugando, sin embargo, esto fue interrumpido por un grito indignado de la matriarca de la familia Malfoy.

Narcissa había llegado a ver cómo estaba su hijo, verificar si estaba bien, tenía constante miedo de que su hijo sea dañado por algunos invitados en su casa. Al llegar a ala sur de su casa pudo notar como ese pequeño error estaba cerca de su pequeño príncipe, fue corriendo hacia dónde estaba su hijo y lo terminó cargando para alejarlo de la otra criatura.

El pequeño Lesath no entendía el actuar de su madre, pero se dejó abrazar porque no la había visto en horas, seguramente la había extrañado “No espero la hora para que desaparezcas, no entiendo porque Lord Voldemort está tardando tanto en llevarte. Tuviste que desaparecer desde el momento que naciste, ya llevas dos meses en esta casa” decía la matriarca de la familia al niño en la canasta. “¡Dobby!” llamó enojada al elfo, que se apareció inmediatamente frente suyo.

“¿Qué desea ama Narcisa?” dijo mientras inclinaba la cabeza.

“No quiero ver a ese niño cerca de mí hijo o de mi familia, así que mantenlo en el área de los elfos, no lo dejes por aquí” decía mientras se retiraba del salón con su pequeño hijo en brazos “También quiero que quemes ese muñeco que tiene el niño en su pecho”

Esta simple acción permitió notar más a Draco que desde pequeño recibía el desprecio de su familia, nunca fue un niño amado por sus padres, aunque este aún se siga aferrando a ese deseo.

Era lo único que en ese momento tenía, deseaba aferrarse a ese pequeño sueño, ser amado por sus padres.

Por la orden de la señora Malfoy, el menor estuvo encerrado en la pequeña habitación por dos días seguidos, sin embargo, al tercero Dobby lo cargó con una pequeña sonrisa “Creo que ahora sí te quieren ver pequeño” decía un poco emocionado el elfo, seguro pensaba que sus amos al fin iban a amar al pequeño amito.

Que inocente era.

El elfo doméstico lo llevó a una habitación dónde se encontraba Lucius y Narcissa, la última lo tomó en brazos con asco y despidió al elfo “Entonces, ¿al fin es hora?” dijo la mujer mientras empezaba a caminar al par de su esposo hacia el ala norte de la mansión.

“Sí, el señor Oscuro ha decidió que ya puede llevárselo” decía Lucius mientras abría un gran portón.

Draco lo único que podía sentir en ese momento era un aire pesado en toda esa habitación, más adelante, en el futuro entendería que era el aire cargado de magia oscura que rodeaba a Voldemort.

La habitación dónde se encontraban era espaciosa y a la vez lúgubre, en el centro estaba un trono en el cuál estaba sentado Voldemort que miraba diversas estatuas de serpientes de oro.

En ese momento la pareja se acercó y se arrodilló frente al mago oscuro, mientras Lucius levantaba sobre su cabeza al menor, como si lo estuviera entregando en sacrificio.

Tal vez lo fuera.

Este ser con magia oscura lo levitó y lo acercó a él, cuando estuvo en sus manos, el niño empezó a llorar, se sentía asustado, triste, la magia que lo rodeaba lo oprimía, le quitaba el aire. Le impregnaba el alma de sentimientos negativos.

“Oh, el pequeño Malfoy” decía mientras acariciaba su mejilla “Puedo sentir la magia dentro de ti” disfrutaba de los lloriqueos del niño “Servirás muy bien en mi ejército, será un honor para ti. Pero tendrás que recibir algunas modificaciones”

Se levantó con el pequeño y se acercó a los esposos Malfoy “¿No desean despedirse de su criatura?” mientras acercaba al niño a los padres.

“Mi señor solo hemos tenido al menor para que pueda ser parte de su ejército, nos dijo que necesitaba a un niño recién nacido para sus experimentos, y eso le dimos para que vea nuestra devoción a usted” Lucus mantuvo la cabeza gacha, aún arrodillado frente a su Lord “Solo servirá como un soldado, nada más, nunca será una persona”

“Entonces, ¿todavía no le han puesto un nombre?” preguntaba mientras veía como el niño se iba calmando parecía que se iba acostumbrando a su oscura presencia, ante la negativa de sus seguidores caminó de vuelta a su trono. “Uhm… Será interesante nombrarlo” miró a Narcissa “Ustedes los Black tienen la costumbre de nombrar a sus hijos con nombres de constelaciones, ¿verdad?”

“Si mi señor” respondió la aludida.

El señor Oscuro se quedó mirando al menor, que ahora lo miraba con curiosidad “Draco, es el nombre de una constelación. Además de que significa en latín dragón, y en griego serpiente. Y a mí me gusta mucho las serpientes” lo último lo dijo mientras veía a un lado suyo una reliquia de oro en forma de serpiente. “Sí, Draco será. El pequeño Draco Malfoy” habló ocasionando un estremecimiento en los esposos por el uso de su apellido en el nombre de la criatura, al no encontrar más reacción caminó de nuevo a su trono a paso lento “Nos retiramos, tal vez lo vean cuando se vuelva en un arma para nuestro lado. O tal vez nunca lo vuelvan a ver, ya saben, en ocasiones los experimentos son fallidos” dijo lo último viendo a los esposos que no se inmutaron “Aburrido” susurró el Lord, seguro esperando ver un poco de caos de parte de sus seguidores queriendo evitar que se le llevaran. Al no recibir esa reacción solo desapareció.

Voldemort apareció en un bosque, empezó a caminar lentamente hasta llegar a una casa pequeña hecha de madera, por fuera se veía vieja y abandonada, por dentro era otra cosa. El mago ni siquiera tuvo que tocar la puerta para que esta sea abierta. De ahí apareció un hombre con un traje que lo miró con una sonrisa llena de locura, que fue totalmente correspondida por el mago.

“Te he traído a tu nuevo sujeto de prueba” dijo mientras le entregaba al niño como si entregara un objeto, que puede ser que para ellos lo fuera. Los dos seguían hablando, pero para Draco era inaudible, lo único que podía escuchar eran gritos llenos de dolor y varios ruidos que realizaban diversos animales.

Bajaron unas escaleras, y los ruidos se hacían cada vez más fuertes. Estos empezaron asustar al menor, quién empezó a llorar desconsoladamente.

Esto solo provocó que fuera entregado con rapidez a otra persona, seguro una enfermera, que lo empezó a alejar de esos dos hombres, los vio seguir conversando mientras caminaban por un camino opuesto a dónde lo llevaban a él.

Lo último que recuerda de ese momento, es que lo dejaron en una habitación que tenía un pequeño cunero con frazadas viejas y sucias. Además, de extraerle por primera vez sangre. La primera vez de muchas, muchas otras veces. Ese piquete le generó más dolor, y con el miedo que tenía con anterioridad, el llanto fue ruidoso y desconsolado.

Especialmente cuando cerraron la puerta porque todo se volvió oscuro, no podía ver nada, por lo cual, se puso a llorar y llorar y llorar.

Pero nadie se acercó a ayudarlo o consolarlo.

Lo dejaron llorando hasta que se quedó dormido.

Nadie volvió a preocuparse por él.

No tenía a Dobby.

No tenía a nadie.

Al final se quedó solo.

Siempre solo.

 

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