Boca de Miel

Harry Potter - J. K. Rowling
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Selección

Harry buscó con la mirada a Draco, parte de él quería disculparse por lo del tren y empezar a ser amigos, pero cuando lo vio solo recibió una mirada fulminante de regreso. Ansioso, rascó donde sintió su marca cosquillear.

−Bienvenidos primeros años−dijo una mujer con aspecto estricto, con el cabello castaño y anteojos que parecían verlo todo−. Soy la profesora McGonagall. El banquete comenzará pronto, los seleccionaremos a su casa ahí, por favor síganme.

Y los guió a través de pasillos con cuadros que asombraron a Harry, pues estos se movían. También había fantasmas reales y todo parecía tan de la época victoriana (al menos lo poco que sabía y veía de ella, cuando a la tía Petunia le gustaba ver esas novelas). Cuando llegaron a una enorme puerta, Harry se puso nervioso y agarró de nuevo la mano de Hermione, esperaba que en la selección no tuviera que probarse a sí mismos, él simplemente era Harry, no tenía nada especial. Había leído sobre Hogwarts, pero no aparecía nada sobre ese tema, por lo que rápidamente empezó a hacer memoria de todo lo que había aprendido en los libros, esperando que alguna información le sirviera.

Atravesaron la puerta hacia un Gran Salón, donde había cientos de estudiantes con túnicas de diferentes colores, de cada casa supuso Harry. Él se sentía observado por cada uno de los estudiantes presentes, alisó el cabello sobre su frente, en un intento de ocultar la cicatriz y mantuvo la mirada baja.

En el centro de todo el salón había un sombrero viejo que empezó a cantar y todo se volvió claro para Harry. Ese sombrero era el que los clasificaría y sonrió, por lo menos no era ningún tipo de evaluación. Viendo más allá, donde había una gran mesa llena de adultos, Harry encontró al profesor Snape y le sonrió. Recibió un asentimiento como respuesta y eso fue suficiente para él.

Mientras estaba distraído, notó que la selección había comenzado y habían empezado a clasificar a sus compañeros.

−Hermione Granger.

Harry apretó la mano de su amiga en señal de apoyo y la soltó. Observó cómo le ponían el sombrero en la cabeza y pasaron varios minutos en silencio, solo veía como Hermione frunció el ceño en señal de confrontación.

−¡Ravenclaw! −gritó por fin el sombrero y la castaña sonrió, dándole a Harry una última mirada antes de dirigirse hacia la mesa llena de túnicas azules.

−Harry Potter −dijo la profesora McGonagall y todo el salón se quedó en silencio, para luego empezar a susurrar. Harry cerró los ojos mientras avanzaba, eso de ser reconocido no le caía nada bien, se sentía juzgado y observado. Al sentarse, la profesora colocó el sombrero seleccionador sobre su cabeza.

Mmm, que mente tan interesante tienes, Harry Potter. Podrías estar en cualquier casa, dime, ¿qué es lo que tú quieres? Una voz habló dentro de su cabeza.

Quiero hacer amigos por favor, pensó Harry

¿Amigos? Por supuesto, creo que encajarías muy bien en…

−¡Hufflepuff! −Hubo vítores y aplausos de parte de los tejones, ¡tenían al salvador del mundo mágico!

Harry se quitó el sombrero y se lo tendió a la profesora McGonagall, mientras su túnica se volvía amarilla. Sonrió y se dirigió a la mesa de los Hufflepuff, esperando que el sombrero seleccionador estuviera en lo cierto sobre que ahí haría amigos. Aunque estaba triste por no estar junto a Hermione, esperaba que lograran compartir clases.

−Draco Malfoy−

Al escuchar ese nombre, Harry prestó atención inconscientemente.

−¡Slytherin!−aplausos recatados sonaron de la mesa de las serpientes, no había nadie sorprendido.

Harry también aplaudió desde su asiento, ganándose una mirada extraña de sus compañeros Hufflepuff, por lo que dejó de aplaudir. Miró su plato vacío e inmediatamente su estómago rugió, aunque los Dursley no lo habían golpeado los últimos días, tampoco lo habían alimentado seguido, por lo que estaba hambriento.

Después de la ceremonia de clasificación, un hombre anciano de la mesa de los profesores se levantó y dio un discurso extraño, mientras no dejaba de mirar a Harry. Cuando terminó de hablar, por fin apareció la comida. Eran montones y montones de comida, tanta que Harry quería comerla toda, nunca había tenido un banquete similar.

Sigilosamente empezó a guardar comida en su túnica, unas cuantas piezas de pollo y pastel, por si acaso era la única vez con este tipo de banquete. Harry quería estar preparado.

−Hola−le dijo una chica−. Mi nombre es Hannah Abbott. 

Harry le sonrió y saludó con la mano, mientras seguía comiendo.

-Mi nombre es Harry Potter.

***

Severus Snape, a diferencia de la creencia popular, tenía un corazón. Así que cuando vio al hijo de su mejor amiga en Hogwarts (también de Potter, pero Severus evitaba ir a ese tren de pensamientos), su alma vibró; esos ojos verdes tenían una enorme intensidad e inocencia. No se sorprendió cuando lo clasificaron en Hufflepuff.

Mantuvo su mirada sobre Harry durante toda la cena, notando que guardaba comida en su túnica. Maldijo en voz baja, si Petunia le había estado negando la comida al chico, lo iba a conocer en verdad. También noto cómo se comunicaba con sus compañeros, algunos conocían la lengua de señas y se lograban comunicar con él, sin embargo con otros no tenía tanta suerte. Severus pudo ver como corría la voz por todo el Gran Salón sobre la novedad de Harry Potter. Se abstuvo de ver la reacción de Albus, ya habían estado discutiendo todo el verano sobre el niño.

Severus había querido revocar inmediatamente la tutela de los Dursley sobre Harry, sin embargo el director no lo permitió. Excusándose con que es el lugar más seguro en el que puede estar. Él no estaba de acuerdo, había visto el rastro de abuso y Merlín lo castigara si permitía que el próximo verano Harry volviera con su tía.

Severus observó a su ahijado también, esperaba que se hiciera amigo de Harry para así los Malfoy pudieran apoyarlo a ir en contra de Albus, si es que lo necesitara. Sin embargo, se dio cuenta que Draco estaba fulminando con la mirada al hijo de su mejor amiga, no parecía dispuesto a ser amigable. Asumió que algo debía haber pasado entre ellos.

Cuando terminó la cena y todos los primeros años ya iban con los prefectos a conocer sus salas comunes, Severus se acercó a Pomona y le pidió un momento para hablar a solas. Necesitaba que ella estuviera al tanto de las excepciones que se tendrían que hacer este año para Harry, debido a su condición.

***

–Los de primer año, síganme.

Harry terminó de guardar unas últimas piezas de tarta de melaza en su túnica y avanzó siguiendo al prefecto. Los guió a través de pasillos que irradiaban magia entre ellos, cada uno decorado con cuadros hermosos que se movían saludándolos y susurrando emocionados. Llegaron hasta unos barriles.

–Esta es la entrada a la Sala Común de Hufflepuff –dijo el prefecto–. Solo se abrirá a ustedes si tocan al ritmo adecuado.

Les dio una demostración y tocó el segundo barril al ritmo adecuado, haciendo que esta se abriera. El interior era increíble, el lugar estaba repleto de plantas colgantes y había estructuras de madera impresionantes. Todo era de colores tierra y diversos tonos de amarillos, a Harry le encantó a primera vista. Al estar ya todos los de primer año dentro, detrás de ellos entró una bruja regordeta, con pelo corto y canoso, y una gran sonrisa.

–Bienvenidos queridos–dijo la bruja–. Mi nombre es Pomona Sprout y estaré a cargo de ustedes en todos sus años de Hogwarts. Espero que sepan que pueden acudir a mi con cualquier problema y siempre estaré para ayudarles.

Su mirada se fijó en Harry mientras daba su discurso y él se removió incómodo.

–Por último, las habitaciones de las niñas están a la izquierda y la de los niños a la derecha. Encontrarán que sus pertenencias ya están colocadas en cada cama. Pueden entrar, solo Harry Potter quédate conmigo un momento por favor.

Todos los demás niños de primer año le enviaron miradas interrogantes y él esperaba que no fuera nada importante. Cuando no había nadie más que él y la profesora Sprout, ella se le acercó y lo guió hacia un rincón de la sala común. Lanzó un hechizo que Harry reconoció como el de traducción y habló:

–Señor Potter, me han comentado su situación. No se preocupe, a partir de ahora el profesor Snape y yo le estaremos instruyendo en magia no verbal. Así no tendrá problemas con sus materias. Debo advertirle que es un poco complicada, pero con su edad no debería de haber problemas.

Harry se sorprendió, no tenía idea de que existía ese tipo de magia, pero de nuevo, no sabía que existía la magia hace meses. 

Muchas gracias profesora, espero no ser una molestia.

–Tonterías señor Potter, no es molestia en absoluto. Ahora vaya y conozca sus habitaciones. Después discutiremos otro tipo de arreglos.

Harry le asintió, agradeciendo una vez más y se dirigió al lugar donde la profesora le indicó que estaban las habitaciones de los niños. Cuando llegó había otros tres niños que, si no recordaba mal, eran Justin Finch-Fletchley, Ernie Macmillan y Neville Longbottom. Su cama quedó junto a Neville y le sonrió tímidamente, fue uno de los que sabía comunicarse con él.

A la mañana siguiente, Harry fue el primero en despertarse, acostumbrado a la rutina con los Dursley, por lo que resignado se levantó al baño y se preparó para su primer día de clases. Mientras se preparaba se dispuso a comerse la comida que había guardado de la cena de la noche anterior. No sabía si iba a poder tener tanta suerte con la comida otra vez.

Iba saliendo de su Sala Común cuando se encontró a Hermione, emocionado corrió hacia ella y le agarró la mano.

–¡Harry! Me asustaste–le dijo la de pelo castaño, guiando la mano libre hacia su corazón y sonriendo, Harry sonrió con ella.

–Hola, Hermione, ¿qué tal Ravenclaw?

–Oh, es maravilloso. La sala común es preciosa y para entrar debes de resolver un acertijo, lo que me parece muy ingenioso y…

Harry la escuchó sonriente durante todo el camino hacia el Gran Salón.

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