Draco Malfoy y las hienas mellizas

Harry Potter - J. K. Rowling
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Draco Malfoy y las hienas mellizas
Summary
La vida siempre ha sido incierta, eso lo comprende Draco porque el último año había tenido momentos felices y tristes, donde avanzó y retrocedió, donde una sombra de su pasado volvió para sacudirle el mundo, solo espera que este nuevo año sea completamente diferente.Obviamente sus deseos nunca son escuchados cuando de nuevo el bosque prohibido tiene unos habitantes con actitudes sospechosas, la pregunta que le carcome es ¿amigos o enemigos? ¿podría obtener de nuevo a una manada?Solo queda averiguarlo y no seguir sufriendo ante la respuesta que obtenga.
Note
Comenzamos la segunda parte de la serie.Espero les guste.El capítulo presente intenta detallar los días de vacaciones de Draco, los momentos felices antes de la tormenta.
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San Valentín

Cuando se levantó al día siguiente, descubrió que como siempre que se levantaba en la enfermería su padrino estaba descansando a su lado y, sorpresivamente, en la mesa había una gran rebanada de una tarta de manzana para él con una nota del profesor Lockhart dándole buenos deseos de recuperación y una disculpa por no estar ahí.

Ya listo para irse de la enfermería e ir al comedor, su mirada se dirigió a la cama dónde se había quedado Zabini a descansar. Tenía entendido que iba a quedarse una larga temporada en aquel lugar porque revertir los efectos de la poción multijugos iba a durar mucho, mucho tiempo.

Se acercó lentamente a esa camilla y escuchó unos sollozos “Zabini, yo lamento lo que te pasó. No fue mi culpa, pero en serio lo lamento. No te lo merecías” no iba a afirmar que él había sido el culpable, pero al menos deseaba disculparse con el afectado, aunque no le cayera bien. No quería seguir sintiéndose culpable.

Esperó una respuesta que nunca llegó, suspiró y miró en sus manos el postre que le dejo Gilderoy y lo acercó a una silla cercana a la cama tapada de Zabini “Te estoy dejando la tarta de manzana más deliciosa que he probado, tal vez te alegre un poco e día” al no recibir respuesta decidió retirarse, y antes de salir de la enfermería volteó a ver por última vez el lugar dónde se escondía su compañero de clase y no encontró la tarta.

Esperaba que Zabini lo disfrutara.

Afuera lo esperaba su padrino que lo dirigió a su despacho para tener una conversación privada sobre la poción multijgos. Y él pensó que se había salvado sobre esa conversación.

Ya sentados, se sintió intimidado por la mirada que su padrino le dirigía, sabía que no iba a poder salir de esta habitación hasta que dijera la razón del uso de la poción que él no debería saber hacer o tener los ingredientes.

Ante el silencio generado, su padrino decidió hablar “¿Me vas a hacer preguntar, niño problemático?”

Draco miró sus manos pensativo entre cuanto podía decir sin afectar a sus amigos, sabía que ya no podía guardar más secretos. Su padrino estaba preocupado por él. “Solo quería averiguar sobre el heredero de Slytherin” susurró.

“Draco, la situación que está pasando el colegio es un asunto que deben resolver los adultos” él sabía eso, pero no podía mantenerse quieto con todo el caos que se había formado “Al menos que creas que somos unos incompetentes”

Se levantó negando rápidamente la cabeza “¡No! ¡No creo eso!” ¿sus acciones habían hecho creer eso a su padrino? Su padrino no era un incompetente, él era el mejor.

“Cálmate Draco, era una broma”

Se calmó y se sentó pesadamente “¿Desde cuándo tú haces broma? Pensé que había muerto tu sentido del humor” gruñó.

Vio la diversión sobre la conversación en los ojos oscuros de Severus “De que mi humor se direccione ante el sufrimiento de otros, no significa que no lo tenga” eso le hizo reír, su padrino era único.

Toda la tarde se la pasó con su padrino, le contó sobre el plan de la poción multijugo, obviamente ocultando la participación de sus amigos. Sin embargo, pudo descifrar que su padrino sabía que él no había hecho todo este escabroso plan solo, por lo cual levanto una ceja.

“No fue un mal plan, pero solo tengo una pregunta” Draco lo escuchaba mientras almorzaba, solo asintió esperando que siga hablando “¿Por qué Nott y Hélio Parkinson?” se le notaba incrédulo.

Avergonzado intentó defender su decisión “Nott me había amenazado con petrificarme hace unas semanas y…”

“¿Amenazado con petrificarte?” notó que su padrino empezó levemente a enojarse. Decidió calmarlo rápidamente antes de que vaya a asesinar a ese mocoso.

“Pero todo fue una mentira, solo está celoso de mí porque su padre lo compara conmigo y al parecer soy famoso en las reuniones de sangre puras”

“¿Seguro?” asintió “Igual lo mantendré vigilado. Continúa”

Suspiró calmado por evitar una cacería “Y Parkinson porque pensamos que al ser hijo de sangre puras podría tener información predilecta sobre la Cámara de los Secretos, además que Lesath lo había llamado ‘traidor’ y pensamos que fue porque creía que era el heredero”

“¿Pensamos? Creí que solo habías sido tú”

“¡Pensé! ¡Pensé!” gritó, pero luego se calmó al notar que Severus se estaba de nuevo burlando de él “Eres el peor”

Con una muy pequeña sonrisa en sus labios continuó hablando “Hablando seriamente, ¿Por qué le dijo traidor?”

Alzó los hombros “Har…” se calló al verlo levantar la ceja “Fue una discusión de amigos, nada que ver con el heredero de Slytherin” siguieron conversando sobre algunos estudiantes que habían molestado a Draco con anterioridad y sobre algunas teorías de quién podía ser el heredero, pero al final todo fue para distraerse, nunca llegaron a un consenso.

Al final del día, aunque no le había dicho toda la verdad sintió que se había abierto más con Severus, se había acercado mucho más a él.

 

Zabini permaneció encerrado en la enfermería por varias semanas, no permitía que nadie lo viera o visitara por vergüenza a que notaran sus bigotes, su cola y bello gatuno, lo entendía. Esta situación hizo creer a varios estudiantes que él también había sido petrificado por el heredero de Slytherin. Fue interesante notar como los estudiantes sangre puras que habían estado confiados en que no serían atacados ahora también estaban comprando los amuletos de protección, y aunque hubiera estudiantes y profesores que negaban un nuevo petrificado nadie les creía. El caos total se desencadenó.

La supuesta petrificación de Zabini hizo creer a más estudiantes que en verdad él era el heredero, en los pasillos se escuchaba los susurros de “Creevey era un acosador para su grupo, Finch-Fletchley había demostrado abiertamente su odio hacia ellos y desde primer año siempre ha tenido enfrentamientos con Zabini. Está deshaciéndose de los que le estorban”

Si antes cuando caminaba por los pasillos los estudiantes solo se apartaban levemente de él y los sangre pura lo miraban con recelo, ahora todos los estudiantes se iban corriendo lejos de él, huyendo como si él fuera a lanzarles la maldición asesina a cualquiera que lo rose. Ni siquiera querían estar en una habitación junto a él o de sus amigos, en las clases los Hufflepuff y Ravenclaw se iban a la esquina más apartada de él y sus compañeros de casa lo trataban como una peste solo por haber convertido en un gato a Blaise Zabini, eso último no era extraño, siempre fue una paria en las serpientes. Cuando iba al Gran Comedor, la mayoría de los alumnos terminaban de comer con rapidez para irse de ahí, lo mismo pasaba si iba a la biblioteca.

No era una persona muy sociable y dentro suyo aún estaba un poco resentido por el ataque de pánico que le generaron con anterioridad al rodearlo en el pasillo, por lo que este aislamiento le trajo tranquilidad y paz. Se lo agradecía a Zabini y su vanidad.

Pasaron las semanas siguientes buscando si existía algún libro que tratara sobre lo sucedido en Hogwarts hace cincuenta años, sin embargo, su búsqueda como lo habían vaticinado fue un rotundo fracaso. No encontraron nada y eso los estaba frustrando. Ante todo ese pesimismo, Draco decidió darse un respiro para poder organizar una muy pequeña fiesta de cumpleaños para su padrino, que era el 9 de enero. Aunque llamarlo fiesta creía que era demasiado amable, lo más probable sería llamarlo una reunión de dos personas porque sabía que Severus no quería a nadie más ahí, sin embargo, su plan de reunión de dos se transformó de tres cuando no supo como hacerle un buen postre a su padrino. Lockhart al final se unió y aunque su padrino hizo una mueca al ver al profesor de Defensa llevando una tarta de manzana con manjar blanco, disfrutó del postre y los regalos, aunque obviamente este lo negaría hasta el día de su muerte.

A fines de enero Harry se le veía ansioso y le contó que había encontrado un diario en el baño de Myrtle “Estábamos regresando de visitar a Hagrid ya que se sigue quejando de la muerte de sus gallos, cuando escuchamos mucho ruido y nos acercamos”

“Estaba Myrtle gritando que alguien había atorado su baño y encontramos ese diario” se quejaba Ron “Y no había nada, solo es un diario en blanco, pero parece que obsesionó a Harry porque siempre lo para abriendo en nuestra habitación”

“¿Qué esperas encontrar?” Harry solo levantó los hombros.

Hermione también intervino “Y como es antiguo pensamos que podría tener algo escrito, aunque todo fue en vano”

“Tal vez luego te lo enseñe” Aunque pareciera que los dos se olvidaron de aquella conversación porque Harry no volvió a tocar el tema del libro y Draco tampoco ¿Un libro? Decidió que no era de mucha importancia a comparación con su búsqueda de que los hematomas y mordeduras que tenía no sean notorias para los demás.

Las salidas con las hienas seguían una vez a la semana y cada vez que regresaba, encontraba nuevas heridas en su cuerpo, afortunadamente pudo evitar golpes en su rostro que era la zona más visible de su cuerpo, pero a veces regresaba con una cojera por una mordida profunda en su muslo o que su brazo estaba entumecido por los golpes, ello era más difícil disimularlo, sin embargo, tantas veces fue lastimado con anterioridad que podía fingir que en realidad nada le dolía y hasta ese momento nadie lo había descubierto.

A inicios de febrero al fin Zabini pudo salir de la enfermería y con ello los rumores de que fue petrificado al fin se detuvieron, ello no evitó que sigan huyendo de su persona cada vez que lo encontraban en los pasillos.

Lo que si fue de importancia es la planeación que Lockhart tuvo para el 14 de febrero, una sorpresa para dar ‘inyección moral’ a los estudiantes. Al abrir la puerta del Gran Comedor lo que encontró fue rosa, grandes flores de un rosa muy estridente y del techo colgaba adornos de corazón.

Todo era tan horrible y llamativo.

 Al sentarse con las serpientes, se dio cuenta que había varios estudiantes varones que a igual que él estaba mirando todo con asco, a diferencia de las mujeres que se reían tontamente por la decoración del día de hoy. Cuando dirigió su mirada a la mesa de profesores al escuchar unos aplausos notó que el pavo real estaba de pie con una túnica rosa, claramente todo esto era su culpa.

“¡Feliz día de San Valentín!” comenzó gritando “¡Deseo comenzar brindando las gracias a las cuarenta y seis personas que me han enviado tarjetas!” guiñó el ojo, ¿Quién fue la persona capaz de mandarle tarjeta a este hombre tan egocéntrico? ¿No se daban cuenta que le hacían daño al pavo real al inflarle más el ego? “Me he dado la libertad de prepararles esta pequeña sorpresa y… ¡No acaba aquí!” en ese momento entraron decenas de enanos gruñones con alas doradas y arpas. Sí, el pavo real era cruel ante sus planeaciones “¡Aquí están mis amorosos cupidos que tienen sus tarjetas escritas para su ser amado que tuvieron miedo de enviar!” Eso fue una invasión a la privacidad de las personas, notó como los estudiantes se tensaron ante lo dicho por el profesor de Defensa.

No escuchó más a Lockhart porque se distrajo con Hélio Parkison, quien al estar peleado con su hermano estaba sentándose lo más alejado de él y decidió sentarse frente suyo, el pobre estaba tenso y sus ojos estaban teñido de alarma cuando sus miradas se encontraron por unos segundos.

Él no había escrito ninguna tarjeta y no creía que alguien le escribiera una siendo él el enemigo número uno de Hogwarts ese año. Por ello fue sorprendente que, en su clase de Historia de la Magia, mientras estaba haciéndose un masaje en su pierna magullada, entrara uno de esos ‘cupidos’, se acercara a él y empezara a cantar.

 

Es muy temprano para llamarlo amor

Muy pronto para decir que viviré para ti

Sin embargo, quiero ganar valor

Para que sepas que estas hecho para mí

Los días pasan y este cariño es cada vez mayor

Solo vengo a decirte que por ti caí

 

¿Qué? En automático tomó la tarjeta que el enano le extendía en el cuál estaba escrito esas palabras ¿dirigidas a él? ¿Es que acaso el mundo se había vuelto loco? Era la persona más despreciada de Hogwarts, por el amor a Merlín.

Los cuchicheos de los Ravenclaw se escuchaban como si estuvieran bajo el agua, de igual forma las burlas de los Slytherin. Y de un momento a otro, todo le cayó como una bomba. Había recibido una jodida tarjeta en San Valentín donde alguien le confesaba que gustaba de él, su rostro explotó de un color rojo intenso.

No esperó esto ni en un millón de años. ¿Quién era el loco que le había mandado esta…esta tarjeta?

Todos sus pensamientos se vieron interrumpidos al darse cuenta de que todos lo miraban en silencio, por lo que hizo lo único que pudo en ese momento para no perder la dignidad, huyó del salón. Igual solo faltaba unos minutos para que vaya a la clase de Transformaciones.

Y nadie podía culparlo de su decisión.

Intentando calmar su sonrojo en los pasillos, se dio cuenta que el lugar estaba muy concurrido, solo siguió su camino sin darle importancia a ellos. Se quedó sentado leyendo a fuera del salón de Transformaciones esa tarjeta, intentando descubrir quién le había dado la mayor vergüenza de su vida.

Estuvo varios minutos ahí, hasta que notó como salían los estudiantes de Slytherin de tercer año del salón, entre ellos pudo notar a su hermano que solo le dirigió una mirada llena de odio.

Nada nuevo.

Dando un paso para entrar al salón lo llamaron a gritos “¡Draco Malfoy!” al voltear por no reconocer la voz, vio que era otro ‘cupido’ y Draco se quedó parado en ese lugar como si estuviera petrificado ¿Otro, es enserio? “Poema musical para Draco Malfoy” Sí, el mundo estaba loco.

 

Nunca pensé escribir algo así

Pero mírame aquí, esto es para ti

Cada vez que te veo, en tu mirada gris me perdí

Por culpa tuya mi corazón abrí

Y eso no fue malo porque contigo sentí que renací

A tu lado reí

Me divertí

Y ya no sé con que más rimar el í

Eso no rimó, o ¿sí?

Me he dado cuenta de que mucho escribí

Y mi cerebro y corazón exprimí

Hey! Sigo dándome cuenta de que aún rimo con í

Al final, con esta tarjeta deseo explicar el amor que crece en mí

Draco, ¿Quieres ser mi San Valentín?

 

Solo pudo sonrojarse y soltar una leve risa, se notaba que la persona que escribió la tarjeta era la primera vez que lo hacía y al tenerla en sus manos pudo notar que no estaba planeado que él lo escuchara alguna vez porque había varios borrones y tachaduras. Esto era un borrador. La letra era muy temblorosa en algunas partes y en otras se notaba muy prolija como si quisiera que se viera bonita.

Fue un detalle muy lindo.

Aunque igual de vergonzoso que la primera.

Las clases pasaron sin ningún problema luego de ello y cuando estaba libre se encontró con sus amigos que estaban siendo molestados por los gemelos, especialmente Harry era el molestado “Tiene los ojos verdes como un sapo en escabeche” cantaban una y otra vez, haciendo que Harry frunciera el ceño enojado y avergonzado.

“¿Sapo en escabeche?”

“¡No es nada!” habló rápidamente Harry botando lejos a los gemelos que empezaron a carcajearse.

Pero, para Ron eso era todo “Harry recibió una tarjeta por San Valentín” dijo burlón “Y en una parte de este poema compararon sus ojos con un sapo” no podían negar que era divertido que alguien hiciera esa comparación “Aunque se ha esparcido el rumor por la escuela que tú recibiste dos tarjetas” estaba muy curioso.

Sacó las dos tarjetas de su túnica “Son muy distintas, uno me hizo reír más” se quedó mirando justo esa “Creo que me gustó más” sus amigos como los chismosos que eran le quitaron la tarjeta que le gustaba y la leyeron.

“Es una tarjeta sin igual” dijo Hermione divertida por lo escrito.

Ron tuvo una sonrisa descarada “Parece que alguien es un robacorazones” se burló de él, recibiendo un leve empujón de un sonrojado Draco.

Harry se quedó en silencio con un leve sonrojo.

Siguieron hablando sobre las tarjetas más graciosas que habían escuchado hasta el momento y sobre como los estudiantes huían cada vez que un enano cupido se acercaba.

Y aunque hubiera dicho antes que las personas que le escribieron esas tarjetas estaban locas, al leerlas se sintió muy especial. Era muy cálido saber que era querido tanto por alguien que se dio el tiempo de escribir una carta para esta fecha, de pensar en que escribir en ella.

Así de contento se fue a visitar a sus amigas hienas debido a que era noche de correr juntas y de nuevo les iba a explicar sobre el control de la fuerza.

Estando juntos y mientras se iba quitando la túnica, pudo ver que las cartas aún seguían en sus bolsillos y las iba a guardar bien, sin embargo, las hienas fueron más rápidas y la tomaron de sus manos.

“¡Oh! Unas cartas de amor” habló burlona Gabriella.

Gabrielle a su lado empezó a leer una de forma cantarina “Es muy temprano para llamarlo amor. Muy pronto para decir que viviré para ti. Sin embargo, quiero ganar valor…” justo en ese momento se lo quitó de sus manos, no quería que ellos la leyeran.

“Es personal” decía mientras se ponía la túnica, sorpresivamente ya no tenía ganas de correr “Nos vemos luego, creo que estoy indispuesto esta noche”

Al dar los primeros pasos hacia el castillo escuchó la voz agria de Gabrielle “Draco ya no quiere estar con nosotros Gabriella” miraba a su melliza con un fingido rostro triste.

“Sí, se cree muy especial porque recibió dos cartitas de amor” se burló la melliza siguiendo la burla de su hermano.

Apretó los puños con fuerza, decidió no escucharlos más, siguió su camino. “Ahora nos ignora”

Lo interceptaron los dos en su huida “Parece que se olvida que es un monstruo y de que nunca nadie lo va a querer de verdad”

“Cuando descubran la verdad de tu vida ninguno de ellos te va a querer o amar, o crees que ellos perdonarían toda la sangre que embarra tus manos” lo tiraron con fuerza al piso, haciendo golpear su espalda con un tronco. Pero le dolió más las palabras que el golpe.

“Por favor, solo eres un arma que fue usada para matar a otros, eres horrible, eres despreciable” Un asesino, él era un asqueroso asesino que no le importó matar a otros solo para evitar que lo lastimaran. Él mató a su manada, él mató a quienes amaba. Ellos tenían razón, ellos sabían su verdadero rostro.

“Puedes ser la persona más hermosa por fuera, pero por dentro estás podrido” Su vista se iba empañando con cada palabra que escuchaba. Solo era una cáscara vacía, solo bello de ver, pero no de conocer, al menos que quieras morir. Su respiración empezaba a ser cada vez más irregular.

“Eres un monstruo” Quería gritar al momento que lo rodearon con sus brazos contra el tronco, no había salida, nunca hay salida. Especialmente para personas tan podridas como él.

“Un asesino” No merecía ser feliz.

“Una aberración” No merecía amor.

“Un ser que no merece ser amado” Solo un ser que genera asco.

No pudo soportar más, Draco los empujó con fuerza tumbándolos al césped y se fue corriendo hacia el castillo escuchando a lo lejos las risas de las hienas. Las lágrimas fluían por sus mejillas sin parar, el aire empezaba a escasear.

Odiaba a las hienas.

Se odiaba a sí mismo.

Quería llegar a un salón vacío y llorar en paz, pero no pudo más, en medio de un pasillo se desplomó. No supo cuánto tiempo estuvo ahí, pero escuchó algunos pasos rápidos hacia él, al levantar la mirada notó que era Lockhart.

“Sácame de aquí… por favor, sácame de aquí” pudo decir entrecortadamente, no quería que lo vieran llorar en medio del pasillo, ya lo habían visto antes así, no quería que pasara de nuevo. No de nuevo. Sintió como lo cargaban y era tapado con una túnica para empezar a moverse con rapidez, se aferró a los hombros del profesor.

Llegando al despacho del profesor, este lo dejó en su cama y empezó a mirarlo buscando algún golpe, seguro pensando que había sido lastimado físicamente, al no encontrar nada se arrodilló al suelo frente suyo “Draco, ¿Qué es lo que pasó?” susurró dándole espacio para respirar y brindándole un vaso con agua “Respira conmigo, ¿sí?”

Estuvieron algunos minutos así, calmando su agitada respiración.

“¿Qué pasó, Draco?” volvió a preguntar cuando estaba calmado “Estabas feliz y tranquilo en el almuerzo y la cena, estoy preocupado por ti por este cambio tan brusco de sentimientos”

Se le quedó mirando, ¿debía hablar sobre las hienas? ¿Por qué sentía que aún debía protegerlas cuando lo dañaron mucho? No lo sabía y se odió por eso “Unos compañeros empezaron a decir cosas muy horribles sobre mí” ¿Por qué mentía? Las odiaba, las odiaba. Se odiaba. “Y se burlaron sobre… sobre mis cartas y de que yo no merecía ser amado”

“¿Y tú les creíste?” la mirada del profesor se notaba enojada, no con él sino con los que lo dejaron así “Draco, eres el niño más agradable, bueno, leal, cariñoso, gracioso y fantástico que alguna vez haya conocido” le acarició levemente el cabello “Esos alumnos” esa palabra se escuchó llena de veneno “Son unos idiotas que no te conocen, que no merecen ser escuchados, que debes ignorarlos”

“Pero, tienen razón, no debo ser amado”

“Eso es una mentira, una tontería. Tú mereces ser amado” intentó refutar, sin embargo, algo dentro suyo explotó.

Era mentira, él no merecía eso “¡Soy un monstruo! ¡Lastimé a muchas personas!”

El lugar se quedó en silencio.

Lo había dicho y ahora lo odiarían, vio que el profesor se acercaba. Seguro iba a golpearlo, a maldecirlo, a retenerlo y él no tenía la fuerza de evitarlo.

Lo que recibió fue un abrazo “Él niño que tengo abrazado no es un monstruo” susurró sobre su cabello.

“Si lo es, antes de Hogwarts yo no era esto, era diferente. Yo dañé a muchos” susurró contra el pecho del profesor “Y no me importó, y nadie nunca me amará así”

Sintió que apretaron con un poco más de fuerza “Yo te amo y sé que Severus también te ama” las lágrimas regresaron “Dices que hiciste cosas malas, yo también las hice, Severus también las hizo, y estoy muy seguro de que merecemos ser amados” Draco se aferró a su ropa “No podemos cambiar el pasado, pero el futuro está al frente nuestro y debemos seguirlo. Y yo deseo estar ahí contigo en cada paso que des”

“¿Vas a estar conmigo siempre?”

Gilderoy lo alejó de su pecho para verlo y asentir “Siempre”

No sabe cuanto tiempo estuvieron ahí calmándose, cuando de un momento a otro el profesor se levantó “¡Ah! Debo avisar a Severus que estás aquí o sino me matará” sacó su varita “¿Te parece bien?” preguntó mirándolo, solo asintió “Expecto Patronus” y un hermoso pavo real de color azul fantasmal salió de la punta de la varita y fue muy gracioso que justo ese animal saliera siendo que desde que lo conoció siempre lo ha llamado pavo real “Severus, necesito que vengas a mi despacho, Draco está conmigo”

“Es muy hermoso” susurró cuando el pavo real se fue.

Gilderoy en una pose muy engreída le dijo “Lo sé, se parece a mí, hermoso y elegante”

“Ja ja ja, que gracioso” dio un sorbo al agua, deseaba cambiar el tema “Y ¿Cuántas de esas cartas en verdad recibiste?” dijo señalando al escritorio dónde había un acumulado de tarjetas de amor color rosa.

“Me siento ofendido que creas que mentí sobre las tarjetas que recibí. Todos son de mis admiradoras” se rio y le dio un codazo levemente “Y por lo que vi, tu recibiste dos. Parece que eres un imán para niños de cabellos negros, ¿eh?”

“¿Qué? ¿Imán?”

“Ya sabes, a veces nos atraen un tipo de personas”

Con burla le dijo “Así como a ti te atrae Severus”

Un jadeo se escuchó “¿Qué? Mi tipo no son oscuros y enojones, en cambio, son alegres y muy amables” le dijo sonriendo de forma tonta “Así como tus gustos son de cabello negro azabache, bronceados y ojos de color llamativo” se burló.

“¡No me gusta Harry!” gritó indignado que el profesor le dijera eso, Harry solo era su mejor amigo, nada más.

“Nunca mencione a Harry, ¿verdad?” esto lo hizo sonrojar a más no poder. “Estaba bromeando”

Luego empezaron a carcajearse juntos, necesitaba reírse.

Necesitaba relajarse.

Sin embargo, pararon al escuchar un golpe en la puerta, en ese momento entró Severus que al verlo se acercó con rapidez a él. Tal vez vio las lágrimas secas en sus mejillas, y aunque en ese momento ya no se sentía triste cuando vio a su padrino sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y se aferró a su túnica.

Entre lágrimas le contó sobre lo que le había sucedido con algunos ‘compañeros’ del colegio, cómo le habían molestado por las tarjetas y sobre que había lastimado a otros mucho antes de conocerlo, no pudo contar a quién lastimó y su padrino supo que no estaba listo para contar más, pero sintió que al menos fue un paso a la verdad.

Severus nunca dejó de abrazarlo.

Se quedó dormido en sus brazos.

Rodeado de los dos adultos que lo hacían sentir en casa.

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