
CAPÍTULO 16
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CAPÍTULO 16
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—Era tan insistente —dijo Ainsley.
—¡Por supuesto que lo era! —dijo Harry— ¡Es un alcohólico!
—¡Bueno, yo no sabía eso! —dijo Ainsley.
—Cálmense los dos —dijo Bianca.
—¡No tenemos tiempo…!
—No es perder el tiempo averiguar qué sucedió —dijo Bianca— Así que, Malfoy insistió en que necesitaba un trago.
—No solo una bebida. Quería una botella de ron. Cuando le dije que no era seguro para él dejar el departamento, me pidió que fuera a comprarle una.
—¿Y tú estuviste de acuerdo? —dijo Harry.
—¡No al principio! Pero siguió preguntando y fue… persuasivo —dijo Ainsley— Y ansioso. Así que finalmente dije que iría. ¡No pude haberme ido más de cinco minutos! ¡Me aparecí allí y volví directamente!
Los tres miraron alrededor del departamento destrozado de Draco. Había sangre en el suelo.
—Debe haber tenido algún tipo de rastreador de apariciones en el lugar —dijo Bianca.
—¿Revisaron la guarida? —preguntó Harry. Ainsley asintió.
—Es el primer lugar al que fui. Pero no había sido tocado.
—Debe tener otra fortaleza —dijo Bianca— Harry, sé que no te gusta usar tus conexiones en Misterios, pero…
—No, mierda, sí —dijo Harry, y le envió a Hermione un Patronus.
Ella y Ron llegaron unos minutos después, vistiendo abrigos sobre sus pijamas.
—¿Estás con el Departamento de Misterios? —Bianca le preguntó a Ron escépticamente.
—Draco es un amigo —dijo Ron— También me he puesto en contacto con sus padres, Harry.
—Bien —dijo Harry, distradido. Le estaba explicando la situación a Hermione.
—¿Bien? —dijo Bianca— Ya tenemos suficiente con lo que lidiar sin padres ansiosos…
Como si fuera una señal, Lucius y Narcissa Malfoy aparecieron en el departamento de Draco.
—¿Dónde está él? —preguntó Narcissa.
—No lo sabemos —dijo Bianca— Eso es lo que estamos tratando de averiguar.
—Vamos a tener que dispersarnos por todo Londres —dijo Hermione— Traje estos dispositivos de rastreo conmigo; son nuevos. Identificara las huellas de cuchillo encontradas en los cuerpos. Pero tendremos que escanear físicamente las áreas probables.
—No tenemos suficientes personas —protesto Bianca.
—Dean y Luna ayudarán —dijo Harry. Sé pauso— Y alguien debería decírselo a Michael.
—Harry —dijo Bianca— No podemos simplemente reclutar civiles.
—No tenemos tiempo para seguir las reglas —dijo Harry, y afortunadamente Bianca no discutió más con él. Ayudó que fuera el Jede de División más joven desde el Siglo XVIII.
Ron envió tres Patronus mientras Hermione entregaba los rastreadores, y Harry explicaba el protocolo por si encontraban algo. Luna, Dean, Michael y Susan llegaron a la mitad de la explicación y tuvo que empezar de nuevo.
—¿Cuánto tiempo tenemos? —preguntó Dean.
—Por lo general, le gusta jugar con sus juguetes durante unos días antes de matarlos —dijo Bianca— Pero creemos que esta vez podría moverse más rápido porque sabe que nos estamos acercando.
Michael estaba muy pálido. Susan le rodeó la cintura con el brazo y apretó. Los labios de Michael se movieron mientras le decía algo, tan bajo que Harry no pudo entenderlo. Parecía un “gracias”.
Harry, Ron y Hermione se emparejaron automáticamente en un grupo y comenzó la búsqueda.
Tenían una lista de lugares para buscar; pistas basadas en pistas que el Departamento de Aurores había descubierto a lo largo de la investigación. Un rastreo a través de Londres. Harry trató de no pensar. Ron y Hermione hicieron preguntas sobre el “Asesino de Hammersmith”, y Harry explico todo lo que sabía sobre sus tácticas. Con voz distante e imparcial, les contó como el “Asesino de Hammersmith” torturaba a sus víctimas.
—Cree que está haciendo justicia —dijo, mientras avanzaban sigilosamente por un almacén abandonado— Él trata de castigarlos de manera que reflejen sus propios crímenes.
—¿Qué significa eso para Draco? —preguntó Ron.
—¿Veneno? —dijo Harry— ¿Probablemente la Cruciatus? Podría tirarlo de un edificio alto, por lo de Dumbledore.
—Harry —dijo Hermione.
—Solo tenemos que seguir adelante —dijo Harry.
Así lo hicieron. Buscaron y buscaron.
A las cuatro de la mañana, Dean y Luna se habían unido a ellos.
—Hemos revisado todos los lugares en nuestra lista —dijo Luna. Dean no estaba hablando mucho.
Michael se unió a ellos alrededor de las seis.
—Envié a Susan a casa —dijo— Le dolía la espalda.
—Fue amable de su parte salir —dijo Harry.
Siguieron buscando mientras amanecía esa horrible mañana. Solo quedaban tres lugares en su lista.
Las calles de Peckham estaban vacías excepto por un anciano vagabundo que les sonreía mostrando los dientes mientras pasaban.
—Está ahí —dijo Harry, señalando la papelería que estaba bajo ejecución hipotecaria. Es una posibilidad remota, pero fue uno de los lugares que visitó Theo Nott el último día antes de desaparecer, así que…
Luego dejo de hablar, porque la traqueteante puerta de metal se abrió y Draco salió tambaleándose.
Harry se quedó completamente quieto.
Draco sangraba por las cicatrices en su rostro, que evidentemente habían sido trazadas con un cuchillo, aunque no muy profundamente. También tenía un labio partido.
Levantó los ojos y los vio. Su mirada se posó primero en Michael.
—Draco —dijo Michael, moviéndose hacia él. Draco solo asintió con cansancio.
Entonces vio a Harry.
Tropezó hacia adelante, empujando a Michael, y se derrumbó en los brazos de Harry.
—Shhh, cariño —dijo Harry, prácticamente sosteniéndolo— Yo me ocuparé de ti.
Harry había imaginado llevar a Draco a casa y arroparlo en la cama, pero en realidad tenían que seguir el protocolo. Draco se sentó, exhausto, en la sala de interrogatorios del ministerio, mientras Bianca tomaba nota de su declaración y Harry paseaba ansiosamente de un lado a otro detrás de su escritorio.
—Él te llevó a Peckham18 —dijo Bianca.
—Nunca antes había estado en Peckham —dijo Draco— Escuché que está en auge.
—Sí, bien —dijo Bianca— Entonces, ¿Qué hizo él?
—Me hizo beber algo —dijo Draco, y se estremeció. Ya le habían dado un antídoto general contra el veneno, y el sanador que lo revisó dijo que estaría bien si descansaba unos días.
—¿Dijo por qué? —preguntó Bianca.
—Mhm —dijo Draco, vagamente— Venganza.
—Sabes que eso está jodido, ¿Verdad, Draco? —preguntó Harry, haciendo una pausa en su furioso paseo.
—Trata de mantenerlo profesional, Harry —dijo Bianca— ¿Y luego qué paso?
—No tenía mi varita —dijo Draco— No me había buscado nada más. Me hizo un par de Cruciatus… ¿es…? ¿Crucios? ¿Cuál es el plural de eso?
—No me preocupa tanto la gramática —dijo Bianca.
—¿Es la gramática? —reflexionó Draco— ¿O la sintaxis? Nunca lo sé.
Harry se fue a buscar una taza de té a Draco. Cuando regresó, Bianca estaba apretando los dientes y Draco seguía hablando de gramática.
—La cosa es que ustedes deberían saberlo, verdad —dijo— Sobre el plural de Cruciatus. Quiero decir, alguien debería saberlo.
—¿Qué pasó después?
Harry tuvo la clara impresión de que Draco había estado esperando que regresara para no tener que repetirlo. Le entregó a Draco el té.
—Gracias —dijo Draco, tomándolo— Es muy considerado. A continuación, ah. Bueno, ¿Estás familiarizado con el burlesque?
Bianca levantó las manos exasperada.
—No, no, eso es relevante, lo prometo —dijo Draco— Verás, he estado trabajando en este acto de caballero con armadura brillante, y casualmente tenía algunos cubre pezones en mi bolsillo…
—Dime que no derrotaste al “Asesino de Hammersmith” con un par de cubre pezones —dijo Harry.
Draco bostezó y se acurrucó alrededor de su taza de té.
—Eran picudos —dijo— Los clave en sus ojos. No se lo esperaba, no lo creo.
Tenían al asesino bajo custodia. Draco lo había dejado amarrado en la papelería. A juzgar por el caos interior, había sido una pelea bastante dura. Sin embargo, Draco no parecía interesado en describirlo con mucho detalle.
—Oh, no lo sé —dijo adormilado— Quería sacarle los ojos, él no quería que yo le sacara los ojos, así que simplemente no estábamos de acuerdo con el principio del asunto, de verdad.
Bianca lo miró boquiabierta.
—¿Eso fue insensible? —preguntó Draco— Puedo ser bastante insensible; es uno de mis defectos. En realidad, no quería sacarle los ojos. No sé si lo hice, incluso ¿Lo hice?
—No —dijo Harry— Aunque sus ojos definitivamente estás jodidos.
Draco miró con tristeza su taza.
—Sí, pensé que podrían estarlo —dijo.
—Tendrás que encontrar un lugar donde quedarte unos días mientras revisamos tu departamento en busca de pruebas —dijo Bianca— ¿Tienes algún lugar?
Draco miró a Harry con curiosidad.
—Sí, por supuesto —dijo Harry. Bianca parecía confundida— Él se quedará conmigo —aclaró Harry.
Bianca murmuró algo sobre profesionalismo en voz baja mientras garabateaba en su cuaderno. Harry la ignoró.
Después de que los padres de Draco pasaron diez minutos tocándole la cara y el cabello para asegurarse de su hijo aún estaba vivo, Harry interrumpió.
—Necesita descansar —dijo— Tenemos que llevarte a la cama.
—¿Tuya? —preguntó Lucius Malfoy, con un labio fruncido. Draco le lanzó a Harry una mirada agonizante.
—Sí, es ese sexo posterior al intento de asesinato, estoy realmente ansioso por eso —dijo Harry. Draco se rio, aunque se interrumpió con una expresión solemne cuando su padre miró en su dirección.
—Vamos —dijo Harry.
Draco le dio un beso de despedido a su madre, estrechó la mano de su padre (extraño, pero eso fue solo el comienzo de las cosas raras entre Draco y su padre, así que Harry decidió guardarlo para otro momento), y tomó el codo de Harry.
Se aparecieron de vuelta en Grimmauld Place. Draco estaba torpe por el cansancio, seguía golpeando los muebles mientras Harry lo conducía a su dormitorio.
No dijo nada sobre el hecho de que Harry claramente planeaba dormir en la misma cama que él. Simplemente se quitó los zapatos y se metió debajo de las sabanas, todavía con su ropa rota y salpicada de sangre. Harry hizo lo mismo.
Estaba demasiado cansado para sorprenderse cuando Draco lo atrajo hacia sí y lo rodeó con sus brazos, de modo que la cabeza de Harry descansó sobre su pecho. Sin embargo, hizo un pequeño ruido cuando Draco besó la parte superior de su cabeza.
—Deberíamos tener un gato —dijo Draco somnoliento.
Harry respiró profundamente en el cuello de Draco.
—Sí —dijo— De acuerdo.
Harry se despertó de un sueño confuso y estresante en el que intentaba encontrar a Draco, pero no podía ver porque alguien le había quitado las gafas.
—¿Wafles? —preguntó Kreacher, inclinándose alarmantemente sobre él.
—¡Gah! ¡Jesucristo! Kreacher, ¿Qué te he dicho sobre…?
—Wafles suenan bien —dijo Draco somnoliento desde el otro lado de la cama.
—No lo animes —le dijo Harry a Draco.
—Wafles y té, por favor, Kreacher —dijo Draco— ¿Tienes algo de chocolate para untar?
—¡Oh, sí, señor! —dijo Kreacher con entusiasmo— ¡Wafles, té y chocolate para untar en quince minutos, señor!
—Y fresas —dijo Draco.
—¡Por supuesto señor! ¿Algo más, Amo Malfoy?
—Deja de aprovecharte del pobre Kreacher —dijo Harry.
Draco se rio en voz baja en su almohada mientras Kreacher protestaba que…
—El Amo Malfoy no se estaba aprovechando de él, no, señor, al contrario, Kreacher estaba encantado de poder servirle, particularmente a un mago de tan alta educación.
—Tengo mucha hambre, Kreacher —dijo Draco, y Kreacher hizo su salida apresurada.
—Eres una mala influencia para él —dijo Harry.
Draco empujó a Harry hacia abajo en un beso perezoso.
—Wafles, sin embargo —dijo.
—Wafles, sin embargo —dijo.
—Correcto —dijo Harry sin aliento— Waffles.
Draco se estiró. Harry se sentó y se puso las gafas.
—Me siento asqueroso —dijo.
—Toma una ducha.
—Se supone que debes decirme que no luzco asqueroso —dijo Draco.
—No te ves asqueroso —dijo Harry.
—No te creo. Me duchare —dijo Draco, levantándose de la cama. Harry le consiguió una toalla y algo de ropa.
—No combinaran bien —advirtió.
—Haré las paces con eso de los wafles —dijo Draco. Se inclinó lentamente hacia adelante y volvió a besar a Harry.
Harry se separó.
—Eh, Draco —dijo Harry— Entiendo que te estás recuperando de… um… intentó de asesinato, o lo que sea, pero, er… ¿Esto… estas tratando de… volverme loco?
—Oh —dijo Draco, sus ojos recorriendo ansiosamente la habitación, como si estuviera buscando una ruta de escape— Tú… mierda. Pensé… ¿No quieres estar conmigo?
—¿Qué?
—Yo —comenzó Draco. Se pasó la mano por el cabello— Mierda —dijo— He sido un gran idiota, ¿No? Pensé que tú…
—Quiero estar contigo —dijo Harry rápidamente.
—¡Oh! —Draco sonrió y se dirigió a la puerta del baño— Encantador. Entonces hagámoslo.
—De acuerdo. Solo que ayer, tu estabas todo, Mi Corazón Pertenece A Michael.
—¿Quién?
—Draco.
—No quiero hablar de ello.
Harry lo miró fijamente. Draco se mordió el labio.
—Eso fue una estupidez de mi parte, ¿No? —preguntó.
—Un poco, si —dijo Harry.
Draco enrolló un sedoso mechón de cabello alrededor de su dedo.
—Vamos a dar un paseo después de comer —dijo.
—Está bien —dijo Harry.
Hablaron de cosas tontas y ociosas mientras comían los wafles y las fresas. Harry apenas podía saborear algo.
Draco se veía bien con la ropa de Harry.
—Draco —dijo Harry, después de una hora. Draco estaba tratando lánguidamente de raspar los últimos trozos de un tallo de fresa— La comida se ha acabado.
La mano de Draco tembló mientras bajaba el tallo de la fresa. Miró la mesa.
—¿Así? Supongo que sí. ¿Té?
—Llévame a algún lugar de Wiltshire. Iremos a dar un paseo.
—Oh —dijo Draco— Un paseo. Buena idea.
Harry puso los ojos en blanco, pero no dijo nada, porque Draco estaba perdido y confundido mientras se ponían los abrigos y los zapatos para caminar.
Harry tomó por el codo.
—Te conozco bastante bien, Draco —dijo.
—No, no, está bien, tengo un plan en marcha —dijo Draco, moviendo los dedos como lo hacían cuando tenía ansias de recaer— ¿Estás listo? He puesto un temporizador. Vamos.
Draco los apareció en un camino largo y recto. Corría limpiamente a través de los campos adaptados.
—¿Un temporizador? —preguntó Harry.
—Mhm —dijo Draco— y cuando suene, ya no tenemos que hablar de cosas horribles.
—Puede que no todo sean cosas horribles, Draco —dijo Harry.
—El Ridgeway19 —dijo Draco, señalando el camino con la barbilla y avanzando a grandes zancadas con fuerza— Es un camino antiguo. Edad del Bronce, creo. Supuse que podría llevarnos a lugares. Está bien, mira, sabes que soy un terrible cobarde…
—Literalmente detuviste a un hombre ayer, armado con nada más que tu ingenio y un par de cubre pezones —dijo Harry, corriendo para seguirlo.
—Terrible cobarde, siempre lo he sido —dijo Draco, hablando casi tan rápido como lo había hecho esa vez que Harry lo escuchó mientras usaba cocaína. Pero Harry sabía que Draco estaba sobrio, sabía que solo estaba asustado— Creo que es uno de mis peores defectos. ¿Es esa tu primera pregunta?
—¿Disculpa?
—Cierto. Estamos jugando a la verdad. Este es mi plan. Imagina que estamos borrachos en una fiesta, si te ayuda.
—Eso no ayuda —dijo Harry.
—¿No? Me ayuda. Mi turno. ¿Quisiste decir…?
—¡No es justo! —protestó Harry— Mi primera pregunta no hubiera sido “¿Cuáles son tus peores defectos?”
—Oh, lo siento, también soy un tramposo —dijo Draco, metiendo las manos en los bolsillos— Sin embargo, no lo llamaría uno de mis peores defectos, porque soy leal a la gente. En cualquier caso, Señor Potter, el juez ha dado su fallo, su denuncia ha sido anulada; es mi turno ahora. ¿Querías decir las cosas que dijiste en mi juicio, acerca de que yo era un pobre inocente engañado, atado a cosas que estaban más allá de mi control?
—Reduce la velocidad un poco, Draco, tus piernas son más largas que las mías.
Draco aminoró el paso, aunque seguía sin mirar a Harry. Tenía el cuello levantado y los ojos fijos en el camino.
—Yo creía mucho de eso —dijo Harry— No pensé que te merecieras Azkaban, así que dije las cosas que tu abogado me dijo que dijera.
—¿Qué partes no creíste? —preguntó Draco.
—Nop —dijo Harry— Es mi turno.
Draco asintió y esperó pacientemente mientras Harry intentaba formular su pregunta.
—Te amo —dijo Draco de repente.
—Oh, genial —dijo Harry.
—Solo… ah… no quería que desperdiciaras una pregunta en eso.
—Genial, sí, gracias —dijo Harry, cuya mente se había vuelto bastante plana— Está bien, entonces… ¿Todavía amas a Michael?
Escuchó a Draco tomar aire con fuerza.
—Creo que habría dicho que sí, ayer —dijo— Quiero decir, en cierto sentido, sí, por supuesto que lo amo, porque no puedes estar tan agradecido con alguien y no amarlo. ¿Pero estoy enamorado de él? No.
Harry no estaba seguro de qué decir. Se decidió.
—Tu turno.
—Oh —dijo Draco— Bueno… ¿Qué crees que merezco?
—Felicidad —dijo Harry, al instante.
—Vamos Harry. Tienes que pensar realmente en la pregunta.
—Lo he pensado —dijo Harry— Y es mi turno. ¿Qué cambió? Ayer, no sabías lo que querías.
Draco hizo una pausa, como si estuviera tratando de formar una oración.
—Yo… estaba tan seguro de que mis últimos pensamientos serían sobre Michael. Estaba deprimido por eso. Pero, ya sabes, siempre solía pensar que, si podía convencer a Michael de que era una buena persona, tal vez me convertiría en una.
—Él piensa que eres una buena persona —dijo Harry— Aunque creo que tenías razón, de todos modos; la gente no es buena o mala, simplemente.
Draco golpeo su cadera contra la de Harry.
—Bien, cuando Ham me atrapó…
—Disculpa, ¿Qué?
—Él no me dijo su nombre —dijo Draco— Así que simplemente lo llamé Ham. No le gustó.
—Suenas como una pesadilla para secuestrar —dijo Harry.
—Sí, no lo intentes. Entonces, cuando Ham me atrapó, fue extraño, porque no pensé en Michael en absoluto. Ni siquiera una vez, todo el tiempo. Cuando lo vi después, pensé: “Oh, sí, Michael existe”.
Ahora caminaban tan juntos que sus codos seguían tocándose.
—Entonces, ¿En qué pensaste? —preguntó Harry, aunque no era su turno.
—Tú —dijo Draco— Solo tú.
Sus pasos se habían hecho más lentos.
—Y mis padres —añadió Draco— Lo siento. Todavía los amo. Esa es mi pregunta, por cierto; ¿Cómo puedes quererme si odias a mi padre?
—Realmente no he odiado a nadie desde aquella vez que me cuidaste cuando había usado MDMA en la extraña fiesta de campo de Zacharias Smith —dijo Harry.
—¿Crees que heredó esa casa solariega? Nunca pregunté —dijo Draco.
—Era como… antes, veía en blanco y negro, ¿Y después veía a color? —continuo Harry— Porque fuiste tan encantador conmigo. Simplemente… encantador. Y si podías ser encantador, entonces todo era mucho más complicado y variable de lo que había pensado. Y es más difícil odiar a las personas cuando sabes lo complicadas que son.
—No estoy triste por nuestro amigo Ham —dijo Draco.
—Sin embargo, no lo odio —dijo Harry— Él fue una víctima de la guerra, ¿No?
Draco suspiró.
—Su amante muggle se dio a la fuga y fue asesinado por carroñeros —dijo.
—Correcto —dijo Harry— Complicado.
—Mi turno —dijo Draco. Se detuvo y miró a Harry— ¿Creías que yo era guapo? ¿Antes de las cicatrices?
Harry tomó la mandíbula de Draco con ambas manos.
—Quiero decir: ¿Sí? Creo que eres más guapo ahora.
Los ojos de Draco estaban muy abiertos y serios. En su bolsillo, la alarma de su teléfono sonó. Buscó a tientas para silenciarlo, y Harry soltó su rostro.
—Puedes tener una pregunta más —le dijo Draco.
—Está bien —dijo Harry— ¿Qué quieres que pase ahora?
Draco se parecía mucho a como solía verse con las drogas; perdido, aturdido y hermoso. Pero también parecía vívido y despierto de una manera que nunca antes había estado durante esos primeros años borrosos después de la guerra.
—Quiero ser tuyo mientras me tengas —dijo.
Harry se rio.
—¿Mío?
—Si quieres —dijo Draco.
—Sí —dijo Harry— Lo quiero.
Draco sonrió.
—Está bien, entonces —dijo.
—Está bien —dijo Harry.
—Estoy increíblemente avergonzado por todo esto, te das cuenta.
—Una vez a la semana, daremos un paseo de veinte minutos y hablaremos de nuestros sentimientos —dijo Harry.
—¿Lo haremos?
—Sí. Es una de las partes más sanas de nuestra relación. Porque el gato se va a cobrar un alto precio.
Draco se mordió el labio.
—Supongo que puedo hacerlo una vez a la semana, durante veinte minutos —dijo— Si no nos estamos mirando el uno al otro.
—Ya basta de está mierda —dijo Harry— ¿Quieres follar?
Draco se rio.
—Sí, está bien —dijo.
Así que se fueron a casa.
«—D&H—»
«—H&D—»
. DIEZ MESES DESPUÉS.
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DM: ALERTA ALERTA
DM: ÉL 2DO TENIENTE GODOFREDO POMELO PUDO HABER COMIDO UNA PASA.
HP: Mierda, ¿de verdad?
HP: También
HP: ¡¡DEJA DE PONERLE TÍTULOS MILITARES A NUESTRO GATO!!
.
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HP: Draco
HP: ¿Está bien Melo?
HP: las pasas son venenosas para los gatos, Draco
HP: ¿cuántas pasas crees que comió?
HP: ¿debería salir temprano del trabajo?
DM: no
DM: el veterinario dice que está bien
DM: el veterinario también dijo algunos comentarios bastantes mordaces sobre cómo otras personas no traen a sus gatos tres veces a la semana
HP: pues perdónanos por estar PREOCUPADOS con la SALUD de nuestro gato
DM: deberíamos encontrar un nuevo veterinario
DM: el General de Brigada Godofredo Pomelo se merece algo mejor
HP: Segundo teniente a General de Brigada
HP: esa es una gran promoción
DM: gato militar
DM: los rangos son diferentes
HP: LOL te amo
DM: ya sabes cómo el sargento mayor Godofredo Pomelo nos hace
DM: como un
DM: 25 % más feliz en un día cualquiera
HP: si
DM: ¿y si tuviéramos cuatro gatos?
DM: seríamos 100% más felices
HP: esa es una pendiente resbaladiza, Draco
DM: en tu casa podrían caber
DM: como
DM: una docena de gatos cómodamente
HP: o
HP: podrías mudarte
.
.
.
.
HP: Draco
DM: Si, estoy
DM: procesándolo
DM: mudarme, dijiste
HP: si, supongo que
HP: me haces un 50% más feliz en un día cualquiera
HP: entonces si te veo el doble
DM: rendimientos decrecientes
HP: tu arrendamiento finaliza el próximo mes
DM: sé que esto es
DM: algo
DM: jodido de mí parte
DM: pero, sinceramente, encuentro tan excitante cuando sacas mierda de detective Auror sobre mí
HP: vestigios del sexto año
DM: sí, es como una respuesta pavloviana20
HP: entonces
HP: ¿?
DM: déjame pensarlo
«H—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—D»
Draco se entristecía al ver a Dean, pero Harry sabía que lo entristecía más no verlo, así que se aseguraba de que Dean viniera a las funciones de Draco de vez en cuando. Dean y Draco estaban callados el uno con el otro; anhelantes.
—Recuerdos —le dijo Draco a Harry, en uno de sus paseos semanales— Él fue el testigo constante de esos años de mi vida, pero perdió todos los recuerdos. Y yo perdí los suyos.
—Eso es triste —dijo Harry.
—Cuando recuerdo algo de entonces…
—¿De los dieciocho a veintidós?
—Sí. Cuatro años, y son solo un borrón de…
Draco golpeó su pulgar contra sus dedos mientras caminaban por los campos fangosos.
—¿Te hace desear recaer hablar de eso? —preguntó Harry.
—Sí —dijo Draco— Incluso solo pensarlo.
—Tal vez no siempre —dijo Harry.
—Es una pena, porque muchos de mis recuerdos serían lindos, si no me hicieran querer, ya sabes. Esnifar mi peso en coca.
—Apuesto a que podrás pensar en ellos, eventualmente —dijo Harry.
—Bueno, todavía no —dijo Draco.
Draco ya no hacía el acto de los cuchillos tan a menudo. Tenía otros actos, igual de etéreos, encantadores, pero no tan desgarradores. Harry iba siempre que podía. Amaba su trabajo, pero también amaba otras cosas: el almuerzo con Hermione, las noches de pub con Draco y sus amigos, ir a Mars con una multitud de bailarines burlesque muggles, visitar a Luna y Dean en su granja cerca de Winchester. Le encantaba descansar en los cojines del loft estudio de Draco, charlando mierda mientras Draco diseñaba el vestuario.
Había muchas cosas buenas en las que pasar el tiempo.
—Susan me pidió que fuera el padrino —dijo Draco, mientras caminaban a lo largo de un arroyo sinuoso.
—Eso fue raro de su parte —dijo Harry.
—Sí —dijo Draco— ¿Quieres que diga que no?
—Creo que serías un buen padrino. Me encanta mimar a Teddy.
—Sabes que, sabes que Michael no tiene nada contra ti, ¿No? —dijo Draco, vacilante.
—¿Creo que lo sé, la mayor parte del tiempo? —dijo Harry.
—¿Pero a veces…?
—¿Las relaciones trágicas son más, como… conmovedoras? Así que son un poco más románticas, de alguna manera.
—Sí —dijo Draco— Sé lo que quieres decir. Pero prefiero ser feliz que… narrativamente convincente.
—Tú y Michael fueron narrativamente convincentes.
—Creo que sí.
—¿Cuánto tiempo nos queda en el temporizador? —preguntó Harry. Draco revisó su teléfono.
—Tres minutos.
—Puedes hacer lo que quieras, pero personalmente no creo que te haga feliz ser amigo de Michael.
Draco miró a lo lejos.
—Eres amigo de Ginny —dijo.
—Lo que tuve con Ginny fue menos especial que lo que tuviste con Michael.
Caminaron en silencio. La alarma se apagó.
—Les voy a decir que no puedo ser el padrino —dijo Draco.
—¿Sí?
—Sí.
—Porque realmente no me importa —dijo Harry.
—Lo hace, un poco.
—Tal vez, pero no quiero que dejes de hacer las cosas por eso. Serías un buen padrino.
—Nunca he amado a nadie tanto como a ti —dijo Draco.
Siguieron caminando, a pesar de que sus veinte minutos habían terminado.
«D—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—H»
DM: ALERTA ALERTA
DM: EL CAPITÁN GODOFREDO POMELO SE CAYÓ DE LA MESA DE LA COCINA
HP: ¿está bien?????
HP: ¿qué estaba haciendo en el mostrador de la cocina?
HP: no tiene permitido estar en el mostrador de la cocina
HP: también, ¿qué hacías en mi casa?
HP: pensé que no te vería esta noche
DM: el veterinario dice que el coronel Godofredo Pomelo está bien
DM: y que los gatos se caen de los mostradores todo el tiempo
DM: y que no se le rompió la pata
DM: y también me pidió que firmara una exención de que no volvería a menos que fuera una emergencia
HP: um, ¿cómo se supone que vamos a saber si es una emergencia?
HP: ese es el trabajo del VET
HP: FFS21
DM: te amo
HP: ¡Eso es tan conveniente!
HP: ¡También Te Amo!
DM: bruto
DM: He convertido tu segundo mejor dormitorio de invitados en un vestidor
HP: te mudaste
HP: ?
HP: claro que lo hiciste
HP: ¿Por qué decirme que te estabas mudando?
HP: cuando podías hacerlo sin decirme
DM: Planeo comprar Arte
HP: permiso para tener algo que decir en el arte que compras
DM: permiso denegado
HP: joder
HP: que he hecho
DM: solo por comprobar
DM: en realidad no estas
DM: enojado porque me he mudado
HP: LOL no
HP: estoy encantado
HP: esto va a ser lo puto mejor
DM: si, yo
DM: También lo creo
«H—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—D»
Esa noche, Harry observó con cariño como Draco luchaba contra su ridículo y mimado gato en el suelo en un intento por cortarle las garras. Lo bueno, reflexionó Harry, es que todavía era solo el comienzo.
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.
.FIN.