Getaway Car
“There's the silence, there's my last chance
I stand up with shaky hands, all eyes on me” - Taylor Swift
Dicen que no existen las coincidencias, solo lo inevitable. Y si a Nimphadora Tonks le preguntaran sobre como conoció a Fleur Delacourt ella diría que fue un encuentro inevitable.
Todas las cartas del destino daban a entender que no había forma en que dos chicas tan diferentes, con una gran diferencia de edad, con estilos de vida diferentes pudieran encontrarse en medio de una persecución en una iglesia.
La iglesia estaba llena de gente que Tonks no conocía, aunque claro estaba que no había forma de que ella conociera a alguno de los invitados puesto que ella solo había sido la chofer de su vecina que por poco le había rogado que la llevara y luego de hacerse de rogar y de recibir una buena paga terminó llegando a una iglesia similar a un castillo.
Se había estacionado en la calle puesto que su mejor amiga luego necesitaría que la trasladaran a donde fuera que se realizaria la recepción de la boda, y como Nimphadora tenía un descapotable, sabía que era algo de lo que poder presumir con gente desconocida.
Se quedo bebiendo su coca- cola mientras miraba una película en su celular en espera de comenzar a manejar otra vez. Levantó la mirada y se atragantó con la gaseosa al ver que de una limosina salía una muchacha vestida de novia con su cabello rubio recogido y con una sonrisa radiante que engañaria a cualquier persona.
Cualquier persona menos a ella.
Había aprendido a notar cuando las personas fingían sonrisas, estando en una escuela prestigiosa como lo había sido Hogwarts las sonrisas falsas abundaban por montón.
Se limpio la boca con la manga de su chaqueta mientras miraba como la muchacha caminaba hacia la iglesia.
Sus miradas se cruzaron por un par de segundos antes de que la rubia subiera las escaleras hacia la iglesia. Tonks la siguió con la mirada notando como botaba al suelo un papel arrugado, guardó su celular en el bolsillo de su chaqueta de cuero dispuesta ir a reclamarle lo insensible que estaba siendo con el medio ambiente, pero al recoger el papel del suelo notó que tenia un par de palabras escritas con lápiz labial.
“No quiero casarme”
Quizás se arrepentiría de lo que iba a hacer mañana, o quizás no.
Bufó guardando el papel en su bolsillo y con rapidez subió las escaleras de la iglesia, entró en silencio y casi suelta un silbido al ver toda la decoración que tenían los asientos.
Todo parecía haber sido sacado de alguna película de barbie, todo muy rosa pastel y celeste cielo.
Se sentó en la parte de atrás preguntándose si estaba segura de lo que iba a hacer, podría ser que la chica no quería casarse por un montón de razones. Podría ser que estaba siendo obligada, podría ser una broma, podría ser un secuestro o quizás simplemente querían hacer la boda un poco más épica. Pero sin importar cual fuera la razón ella iba a ayudar a la muchacha.
Si que debía estar loca.
La voz del sacerdote retumbo en toda la iglesia o eso le pareció a Tonks porque se sobresalto al escuchar las típicas palabras que había visto en un montón de RomComs.
— Si hay alguien que se oponga a este matrimonio, hable ahora o calle para siempre.
Era un silencio extremadamente ruidoso.
Observó a la novia que tenia la cabeza baja, y como apretaba suertemente el ramo entre sus manos por lo que no necesitó pensarlo dos veces.
Se levantó de su asiento, y se puso en el pasillo captando la atención de todos los presentes, incluso la novia.
— ¡YO ME OPONGO! — Gritó Tonks demasiado fuerte para su gusto.
— ¿Y tú quién eres? — Preguntó el novio. Un muchacho alto de tez morena que parecía ser tres veces más grande que la novia.
— Mira no soy el tipo de chica que interrumpe matrimonios, pero yo creo Rubia que tu no eres el tipo de chica que se casa con el chico incorrecto.
Esperaba que la novia captara la indirecta y que la estaba salvando de quien sabe que cosa.
Y lo hizo.
Porque la chica soltó el ramo y corrió por el pasillo lo más rápido que pudo agarrando la mano de Tonks en el camino ignorando los gritos de parte de los invitados, uno de los tacones de la novia quedó a mitad de las escaleras, pero poco importó porque Tonks la estaba arrastrando hacia el descapotable en medio de risas nerviosas.
La chica de cabello rosa le soltó la mano para poder buscar las llaves del auto en el bolsillo de su chaqueta mientras que la novia estaba corriendo lo más rápido que podía agarrando su vestido con ambas manos para no tropezarse con él.
La rubia entró en el asiento del copiloto lanzando el zapato restante a la parte trasera del vehículo al mismo tiempo en que Tonks entraba en el asiento del conductor.
— ¡Me llamo Fleur! — Exclamó la rubia con un acento francés bastante notorio mientras entraba en el auto de la muchacha — ¡CONDUCE! ¡CONDUCE! ¡AHÍ VIENEN!
Y no era broma porque el novio notablemente molesto corría hacia ellas. Tonks pisó el acelerador y en cosa de segundos la iglesia desapareció tras ellas.
— ¡Oh por dios! — Gritó Fleur tapándose el rostro con las manos —Escapamos… ¡MUCHAS GRACIAS!
— Recibí tu notita… puedes decirme Tonks — Comentó mientras se detenían en un semáforo en rojo — Se notaba que no querías casarte, ese tipo de sonrisa falsa que tenias antes es muy diferente a la que tienes ahora.
Fleur se quitó el velo lanzándolo a la parte de atrás del auto y se soltó el cabello dejando caer una larga cabellera rubia que le quitó el aliento a Tonks en cosa de segundos.
— Era un matrimonio por conveniencia — Respondió ella suspirando — No era como si yo quisiera casarme, pero no encontraba como escapar sin que me siguieran… me salvaste la existencia.
Le besó la mejilla como agradecimiento provocando que Tonks se ruborizara hasta las orejas.
— No… No fue nada — siguió manejando encendiendo la radio del vehículo
—¿Podemos ir por algo de comer?
No esperaba que lo restante de la tarde se lo pasaría en un Burger King devorándose una hamburguesa con una chica vestida de novia, pero quien sabe… quizás podría ser inicio de una buena amistad.
— ¿Cuál es el plan ahora? ¿Tienes que ir a alguna parte? — bebió de su Coca-Cola tratando de ignorar la mirada de todos los clientes del local.
— Pues tengo los pasajes de avión de mi luna de miel porque no pensaba dejárselos a ese bueno para nada… — Golpeó la mesa emocionada y miró su compañera de escapada sonriendo — Tu y yo nos vamos de viaje.
Tonks se ahogó con su gaseosa y miró a Fleur pensando que era algún tipo de broma, pero no parecía estar jugando.
— Si tienes otra cosa que hacer…
— ¿A qué hora hay que tomar el avión?
Lo siguiente que sintió era un abrazo fuerte de parte de la rubia.
Quien diría que ser chofer en una boda podría haber terminado así, pero no se quejaba en lo absoluto porque desde ese momento Fleur y Tonks se habían vuelto inseparables.